UNA MUJER EXTRAORDINARIA


Editorial de La Nación, Costa Rica, Julio 31 2009

Yoani Sánchez desafía la censura y la represión para abrirle al mundo una ventana hacia la realidad cubana

Nunca antes el Moors Cabot había sido otorgado al autor de un “ blog” y pocas veces a periodistas tan sufridos


“Una cubana común y corriente hace cosas extraordinarias con el periodismo digital”, dice Josh Friedman, director del premio María Moors Cabot, el más antiguo de la profesión en el ámbito internacional. Se refiere a Yoani Sánchez, una filóloga de 34 años cuyas extraordinarias realizaciones parten de un inquebrantable compromiso con el periodismo, en un país donde los informadores independientes suelen terminar en la cárcel.

Nunca antes el premio había sido otorgado al autor de un blog en Internet y pocas veces a periodistas tan sufridos. Sánchez se sobrepone al temor, pero también a las limitaciones existentes en su isla natal, donde las computadoras y conexiones de Internet son tan extraordinarias como ella.

Cuba vive aislada y Sánchez aprovecha uno de los pocos vínculos existentes con el mundo exterior para desarrollar su trabajo. Se hace pasar por turista para lograr acceso a las computadoras instaladas en los hoteles como servicio exclusivo para extranjeros.


Paga altas tarifas por minuto, con tal de abrirle al mundo una ventana desde donde echar un extraordinario vistazo a la realidad cubana.

El blog Generación Y (www.desdecuba.com/generaciony/) existe desde abril del 2007 y ya le valió a su autora el prestigioso premio Ortega y Gasset. Sánchez no pudo viajar a la ceremonia de entrega en Madrid y es dudoso que pueda asistir al homenaje en Nueva York. El Gobierno le impidió la salida a España, y Fidel Castro aprovechó para acusarla de socavar la revolución con sus comentarios sobre la vida cotidiana. Visto de cierta forma, ese también es un reconocimiento extraordinario.

Harriet Beecher Stowe, autora de La Cabaña del Tío Tom, visitó la Casa Blanca en 1862, en medio de la guerra civil libertadora de los esclavos estadounidenses. Se dice que Abraham Lincoln la recibió con una frase de reconocimiento para el poder de las letras y, en particular, de la denuncia de la esclavitud contenida en la obra de la novelista. “Así que usted es la pequeña mujer que inició esta gran guerra”, habría dicho el Presidente. Las intenciones de Lincoln y Castro no podrían ser más disímiles, pero el reconocimiento es el mismo.

Es extraordinario, también, que un editorial de este periódico sea escrito por la persona cuyas acciones se comentan, pero Yoani Sánchez tiene bien ganado el derecho a hablar con voz propia, y el artículo publicado en Generación Y a raíz del María Moors Cabot dice cuanto es necesario.

“Hace años que di un portazo al mundo académico e intelectual, hastiada de ver –tan frecuentemente– la máscara colgada en los rostros de mis profesores y de mis condiscípulos. Hoy empieza mi viaje de retorno al recinto universitario, de la mano de la mención especial en los premios de periodismo María Moors Cabot, que me ha otorgado la Universidad de Columbia. Un galardón que he obtenido –entre otras cosas– por negarme a asumir esa complicidad ‘cultivada’, que tanto me frustró descubrir en una parte de las letras cubanas.

“Escapando de una erudición libresca –desapegada de la realidad– fui a parar al extremo contrario: el de los circuitos y el código binario. No obstante, hay caminos que nos llevan siempre al mismo lugar y pueden hacer que una filóloga renegada vuelva a abrazar los hábitos de la academia. Especialmente, si este regreso al mundo de las togas y los diplomas ocurre por haberme comportado como una persona libre en el ciberespacio.

“Pienso usar el prestigio y la protección que trae aparejado el premio Cabot, para seguir haciendo crecer la blogósfera cubana. El alternativo itinerario que nos une cada semana ha llegado a un punto en que debe volverse una auténtica academia blogger.

“Como no pienso esperar a que esté permitido abrir una escuela de periodismo digital para realizar este proyecto, voy a comenzarlo incluso al margen de formalismos burocráticos y legales.

La distinción que he recibido hoy puede contribuir a que nazca aquí un nuevo tipo de instrucción sin condicionantes ideológicos, sin aquellos feos disfraces que me hicieron alejarme –una vez– del mundo académico.”

Hecha la cita de la valiente periodista cubana, a este editorial solo le resta reafirmar su compromiso con el ejemplo de Yoani.
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LOS APUROS DE INSULZA


Por Luis Israel Abreu, expreso político cubano.

El Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza cometió hoy, 26 de julio, uno de los errores más grandes de su vida. Asistir al programa Al Punto que dirige el incisivo y sagaz periodista de Univisión Jorge Ramos todos los domingos a las 10:00 AM. He tratado de transcribir lo más literalmente posible fragmentos de la entrevista. En ella se pueden ver los apuros que pasó Insulza para parecer democrático y no atraerse la furia de los Castro, Hugo Chávez y demás dictadores. A continuación dichos fragmentos.

Ramos.- Sr. Insulza, para usted lo sucedido en Honduras fue un golpe de Estado, ¿no?

Insulza.- Absolutamente, fue un golpe de Estado

Ramos.- Sr. Insulza, si el Sr. Manuel Zelaya no es restituido presidente legitimo de Honduras como ustedes quieren, ¿ reconocerían ustedes al ganador en las elecciones de noviembre?

Insulza.- Mire, pues yo tengo la impresión y lo digo con toda franqueza, que no, la Asamblea General no, no estaría disponible para reconocer a ese gobierno... Ahora, quiero decir lo siguiente, yo conozco a los candidatos, son gente de mucho valor, de cuyas convicciones democráticas no tengo ninguna duda, ojala, si con flexibilidad tanto el Sr. Micheletti como el presidente Zelaya les permiten unas condiciones de normalidad para competir en estas elecciones de noviembre, si esto ocurre así, por supuesto, por cierto que se levantaran las sanciones, por cierto que ir a una comisión de observación de la OEA también. Ojala que lo hagan, el acuerdo de San José permite todo eso.

Ramos.- Sr. Insulza, ¿Por qué está usted peleando tanto por la democracia en Honduras y no está haciendo nada por la democracia en Cuba y en Venezuela?

Insulza.- Perdón, yo, respecto a la democracia en Cuba. Quiero aprovechar para aclarar lo siguiente: la decisión que se tomo con respecto a Cuba fue que Cuba podía retornar a la organización de Estados Americanos después de un dialogo sobre la base de la política, principios y prácticas de la institucion. Eso en pocas palabras es lo mismo que se está diciendo respecto de Honduras.

Ramos.- Si pero, Insulza, usted está defendiendo la democracia en Honduras pero en Cuba usted (Insulza trata de interrumpir a Ramos para que no siga hablando)

Insulza.- También, también pero también, también la apoyo, apoyo, apoyo la democracia en Cuba, por cierto pues...

Ramos.- ¿Cual democracia en Cuba? (lo interrumpe Ramos)

Insulza.- Bueno, la que, pues, por eso que Cuba no es parte de la organización pues, Jorge. Por eso es que Cuba no es parte de la organización, pues. Ahora, déjeme decirle algo más, como que ya termino el cuento, creo que se aclaro bastante el doble estándar entre Honduras y Cuba vamos ahora al doble estándar de de, de (murmullo) Venezuela.

Ramos.- No, antes que se entre, (Insulza interrumpe, pero Ramos insiste) no, creo que ha quedado aclarado (Insulza trata de detenerlo, pero Ramos insiste) creo que no ha quedado aclarado. Usted dijo el 27 de noviembre del 2006 en Madrid (Insulza trata de callarlo pero no lo logra) usted dijo lo siguiente: yo creo que una de las grandes fuentes de legitimidad del sistema cubano se llama Fidel Castro y esto lo digo con mucho respeto y casi con admiración del personaje. Aquí está usted claramente apoyando la dictadura cubana, por que no (Insulza interrumpe nuevamente)

Insulza.- y por que no, esa cita trunca en una conferencia académica en que estoy usando el, el, el, termino, el, el termino cientifico, podía haber usado en vez de legitimidad más precisamente autoridad. Lo que yo digo es que el sistema cubano es un régimen de autoridad carismática que desaparecido Fidel Castro va a perder toda oportunidad de crecer esa autoridad (Ramos trata de frenarlo, y lo logra)

Ramos.- Pero usted dice que usted respeta a Fidel Castro, usted (Insulza trata de interrumpirlo, y lo logra)

Insulza.- No, no, no, mire, mire yo respeto a Fidel Castro porque ha hecho algo en su país (Ramos trata de interrumpirlo pero el persiste) no mire, yo tengo tantos años de lucha ...

Ramos.- Pero usted lo dijo Sr. Insulza que usted admira a un dictador

Insulza.- No, no, pero mire, yo no admiro a un dictador yo, yo, yo, yo tengo tantos años de lucha contra las dictaduras que esa pregunta sobre frasecitas truncas.

Ramos.- Pero usted dijo esa frasecita, ese es su problema Sr...

Insulza.- Jorge, Jorge (y paro a Jorge en seco, cosa que no es fácil) yo he sido canciller, profesor, aspirante presidencial, ministro de varios gobiernos durante muchos años. Mi record en materia democrática es impecable, a diferencia de otros que les gusta apoyar a unos y no les gusta apoyar a otros, yo...

La transcripción la termino aquí ya que esto es lo más importante sobre Cuba. Que cada cual saque sus propias conclusiones. Lo importante es que el Sr. Insulza no sea reelegido como Secretario General de la OEA ya que ha sido funesto y con él ha crecido lo que se llama Socialismo del Siglo XXI. Ruego encarecidamente que este segmento sea retransmitido a todos los gobiernos integrantes de la OEA y a sus contactos en la red pues es necesario que todos sepan las pocas convicciones democráticas que posee quien dirige al organismo regional supuestamente democrático.
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Comandante Castro: infórmese bien antes de repetir disparates y no falsifique la historia


La verdad histórica
Farid Ayales, Ex ministro de trabajo

Los marxistas leninistas como el déspota Fidel Castro Ruz, se han encargado de falsificar la historia con la complicidad de los demócratas en muchos casos, quienes no han hecho las rectificaciones que corresponde, ni en su momento oportuno, ni después. Para no incurrir en el mismo error, mi comentario.

El editorial de Castro, cuyo extracto publica La Nación el jueves 23 de los corrientes, falsea la verdad histórica.

Los hechos. En enero de 1987, el dictador Daniel Ortega, quien había llegado al poder precisamente por un movimiento insurreccional armado contra Somoza, llenaba de insultos a Costa Rica y al presidente Arias. Daniel Ortega no tenía ningún interés en participar en las conversaciones que ya impulsaba el presidente Arias.

Desde mediados del 86, después de Esquipulas I, el presidente Arias intentaba normalizar las relaciones con el régimen sandinista, deterioradas a partir del incidente de la embajada de Costa Rica en Managua por el caso Urbina y se me había ofrecido la embajada en Managua.

Los insultos de Ortega al presidente Arias, impidieron que las relaciones se normalizaran desde esa época. Recordemos aquellas frases insultantes del dictador por lo de la huelga en Limón.

El Presidente congeló mi nombramiento, ¡antes de haberlo hecho! Al respecto, decía don Alfredo Vargas Fernández que era el nombramiento más breve que había existido en la historia diplomática de Costa Rica.

Cuando el presidente Arias presentó a los centroamericanos su Plan de Paz en el teatro Melico Salazar, los sandinistas se excluyeron, por totalitarios, y porque no querían hablar de paz ni reconciliación

En marzo de 1987, el presidente Arias me envió a Nicaragua en compañía de los distinguidos señores Enrique Obregón y Abel Pacheco.

Estuvimos tres días en Managua presentándoles el Plan de Paz a los sandinistas, quienes nos recibieron, pero nunca nos escucharon. En esa oportunidad, me entregaron el beneplácito como embajador, hecho insólito en la historia de la diplomacia.

Comencé mis conversaciones con los sandinistas, con el objeto de darles a conocer el Plan de Paz y que quitaran la demanda que tenían contra Costa Rica en La Haya, por el supuesto apoyo que nuestro país brindaba a la “contra”.

La reunión de Esquipulas II, prevista para finales de junio, se suspendió, aduciendo los sandinistas que el Gobierno de Estados Unidos había invadido Panamá, lo que resultaba inaceptable. Me entrevisté con Ortega y le hice ver la importancia de que participaran en Esquipulas. El mensaje que llevé del presidente Arias sobre la participación de Ortega en Esquipulas II fue tan enfático, que cuando lo transmití a los nueve comandantes en la Casa de Gobierno, temí por mi seguridad personal.

Al final, convencimos a Ortega de asistir a Esquipulas II en Guatemala y preparé la llegada del presidente Arias a Nicaragua, quien recorrería Centroamérica el 26 de julio (ironía o coincidencia), impulsando el Plan de Paz.

Cuando llegó el presidente Arias el 26 de julio, después del agravio de Ortega, quien, manejando su propio jeep , lo pasó por barrios pobres que le gritaban a Arias que dejara en paz a Nicaragua, nos reunimos en una casa de protocolo en las afueras de Managua.

El presidente Arias les preguntó a Ortega, Borges, Sergio Ramírez y Bayardo Arce, acompañados por la embajadora Chamorro, qué les había parecido el Plan de Paz. Los sandinistas, después de cinco meses, no lo habían leído, lo que llevó al presidente Arias a pedirle a mi amigo Álvaro Ramos, que les leyera en voz alta el Plan de Paz.

Ortega siguió insultando al presidente Arias. Cuando llegamos a Guatemala, el Presidente me dijo: “¿No es que tenías esto arreglado? No parece que vaya a salir nada. Ocupate de lo de la demanda en La Haya.” Me dio mucha pena, pero seguimos adelante.

Humberto Ortega me había prometido que contra el criterio de D’Escoto, quitarían la demanda en La Haya y yo confiaba en la palabra de Humberto. Al final tuve razón.

Boicot sandinista. No fue como dice Castro citando a Ortega, que el presidente Arias excluyó a los sandinistas. Ellos torpedearon el Plan de Paz desde el principio y solo la inteligencia y tenacidad del Nobel hicieron posible la participación de Ortega. Esquipulas I fue en agosto del 86 y no del 87, como señala Castro.

El presidente Arias se opuso al Plan Reagan e hizo prevalecer el Plan de Paz. Arias impidió la aprobación de cientos de millones de dólares para la “contra” en Honduras. Los sandinistas se vieron obligados a firmar porque, como hoy, fracasaron en su intento de imponer un régimen totalitario en Nicaragua.

Así que, comandante Castro, infórmese bien antes de repetir disparates y no falsifique la historia. Óscar Arias, es un intelectual de fuste, demócrata convencido y premio Nobel de la Paz. Usted, un simple tirano.
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El fracaso de TV Martí: las nuevas realidades y la Voz del CID


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En el Estado Mayor me encontré a un personaje agradable a quien agradecí la forma en que me habían tratado. Me dijo que desde el primer momento el Presidente había autorizado toda la ayuda posible. Cuenten con nosotros y salúdenos a su padre, queremos conocerlo. Carro sí, chofer sí, le vamos a prestar un generador eléctrico de 250 Kw y las armas que necesiten para su protección.
Todo demasiado bueno para ser verdad, pero así era. Teníamos resuelto no sólo donde instalar los transmisores que usábamos en Miami sino también el que se estaba construyendo y que nos permitiría entrar en toda Cuba con una señal muy fuerte.
Este transmisor se fabricaba en Costa Rica; era uno de los más sofisticados de su tiempo, diseño de Roy Jiménez, un ingeniero brillante, un personaje positivo y un aliado incondicional de cuanta causa democrática necesitara su apoyo en Latinoamérica. Roy era el dueño de Electronic Corporation, (ELCOR) una fábrica de transmisores de radio que exportaba sus equipos a todas partes del mundo.
Había conocido a Roy muchos años antes por medio de Jorge Vilaplana, un español-costarricense que era el jefe de comunicaciones del Banco Nacional de Costa Rica. Jorge estaba casado con una cubana, Olga, amiga de mi madre de Manzanillo. Yo tenía en aquel entonces 16 años, aunque me sentía que andaba por los cuarenta. Él era un anti-norteamericano furibundo, que con la misma intensidad rechazaba a Fidel Castro por haber traicionado los ideales democráticos de la revolución. Jorge y Olga insistieron que me viniera a vivir con ellos, y ante tanta espontaneidad acepté. No compartí su anti-yanquismo exento de odio, que con el tiempo me pareció que, aunque sincero, le divertía.
Desde el primer día en aquella casa me di cuenta de que quien no supiera de comunicaciones y de transmisores de radio estaba perdido. Todos sus amigos eran o parecían expertos. Yo no me sentía ignorante sino estúpido. Me compré tres libros y los leí varias veces hasta que los entendí y dejé de sentirme incómodo en sus tertulias. En una de ellas conocí a Roy Jiménez. Inmediatamente me di cuenta de que estaba en presencia de un personaje excepcional. Quince años después le pedí un transmisor para la Voz del CID, un aparato muy potente, 50 Kw en onda corta, que pudiera cambiar de bandas y frecuencias en cuestión de segundos o minutos. Mi preocupación era la interferencia con que los castristas tratarían de bloquear la señal. No lo pensó dos veces y sonriendo me dijo: “Yo lo diseño y aquí lo fabricamos; ni a putas los rusos van a poder interferirlo”.
Cuando se hicieron las pruebas el transmisor funcionaba de maravilla y trasmitió por años durante 24 horas los siete días de la semana. La antena fue fabricada por una empresa en California, que era consideraba la mejor del mundo en ese campo. Cuando desde Cuba nos trataban de interferir, en cuestión de segundos cambiábamos un poco la frecuencia, burlando así la interferencia. Entonces la dictadura debe haber pedido ayuda a los rusos, porque empezaron a usar unos transmisores muy potentes de Radio Moscú, pero igualmente no podían bloquearnos. Roy había cumplido su palabra.
Después de casi diez años de transmisiones, la Voz del CID tenía una audiencia importante en Cuba. La disidente María Elena Cruz Varela había dicho que nuestra programación le gustaba más a la gente que la de Radio Martí. Era completamente lógico. Radio Martí era una emisora del gobierno norteamericano que tenía que seguir las directrices de su país. Nosotros, por el contrario, analizábamos con toda libertad la realidad cubana y responsabilizábamos a la dictadura por sus fracasos y abusos. Además, alentábamos y orientábamos políticamente a quienes nos escuchaban.
Ahora, la dictadura temía que replicáramos con la televisión lo que habíamos logrado con la radio. Lo que estaba en juego era la formación de opinión pública en Cuba. Si con las transmisiones seguíamos avanzando en ese sentido, reduciríamos la capacidad del régimen para mantener aislados a unos cubanos de otros. Tarde o temprano se presentaría una crisis que aceleraría el proceso. Tele CID era clave. Con la diferencia de que las imágenes unidas a las palabras eran mucho más persuasivas. Ellos harían lo imposible por detenernos.
Pero no solo ellos, lamentablemente, sino también otros cubanos del exilio, a quienes nuestro éxito les resultaba amenazante. Entendía el agresivo acoso de la FCC en la Florida como parte del esfuerzo de la Fundación para neutralizarnos. Era gente con mucho dinero, relaciones y ambiciones. Ahora no podía ignorar la información de Silvino Rodríguez, ni podía pasar por alto las preocupaciones de Robert Wilkinson. La Seguridad del Estado había entrado en la guerra contra nosotros en Washington, o tal vez lo estaba haciendo desde hacía mucho tiempo. Jeanne Kirkpatrick también me había hecho una advertencia.

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Antes de la Revolucion

Por Armando González, editor de opinión, La Nación, San José, Costa Rica


Hugo Chávez y sus socios del Alba apenas disimulan la antipatía hacia Costa Rica. Nuestro país es ejemplo de desarrollo en democracia por virtud de su pueblo y oportunas decisiones de sus gobernantes, pero los heraldos del Socialismo del Siglo XXI –y los pocos que quedan del Siglo XX– insisten en presentarlo como un simple artificio de los Estados Unidos.

Las más recientes “reflexiones” de Fidel Castro en el diario Granma exponen la tesis con cruda franqueza: “Desde los primeros años del triunfo de la Revolución Cubana, el Gobierno de Estados Unidos utilizó a Costa Rica y le asignó recursos para presentarla como una vitrina de los avances sociales que se podían lograr bajo el capitalismo.”

En esa tesitura, Costa Rica es una versión de Disneylandia, fabricada para servir los fines del imperialismo. El desarrollo económico, social y político se lo debe, en última instancia, a la Revolución Cubana, sin cuya existencia el Departamento de Estado no se habría visto en el compromiso de contrarrestar los miles de millones con que los soviéticos intentaron, sin éxito, montar una vitrina socialista en el Caribe.

La penumbra histórica en que se desenvuelve el Alba, empeñada en prolongar la vida de modelos anacrónicos en todas partes fracasados, impide a sus proponentes franquearse con el pasado. Si lo hicieran, abonarían a Tomás Guardia la proeza de abolir la pena de muerte nueve décadas antes de que la Revolución Cubana estrenara sus paredones en La Habana.

Con un siglo de ventaja, Castro Madriz cimentó una reforma educativa cuyos frutos rivalizan, sin esfuerzo, con los de la revolución isleña. Fidel Castro, dueño de un formidable aparato militar, jamás comprenderá la virtud implícita en la abolición del ejército una década antes de que su gobierno emprendiera planes de expansión y conquista dolorosamente costosos para la juventud cubana.

Años antes del invento de la democracia directa –un sí a todo coreado por las masas congregadas en la Plaza de la Revolución– José Figueres estableció un sistema electoral capaz de producir resultados impolutos y garantizar la alternancia en el poder que Cuba no disfruta desde hace cinco décadas, cuando se entronizó el partido único de la Revolución Cubana.

Más de quince años antes de la revolución, Calderón Guardia sembró las semillas de un sistema de seguridad social cuyo resultado se mide, sin complejos, con los índices de salud del mundo desarrollado. Es un sistema que no obliga a los asegurados a pedir el envío de medicinas a sus familiares en el extranjero. Esa es una circunstancia afortunada, porque Costa Rica no tiene exiliados
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EL COMANDANTE VAQUERO: "ESTE NO TIENE LOS HUEVOS DONDE DEBE"


No me perdí ni un instante del anunciado regreso de Zelaya a Honduras, pero una cosa es en avión y otra caminando. El intento de ayer viernes julio 25 fue una repetición, ahora más gráfica y demostrativa, de aquel “regreso” de hace 20 días, en un jet de Petróleos de Venezuela, que Fidel Castro describió como “heroico” y que en verdad fue un teatro orquestado a prudente altura del suelo hondureño. Ayer, la cobardía y la demagogia de Manuel Zelaya quedaron demostradas una vez más, en la frontera hondureña.

El supuesto regreso aerotransportado del Comandante Vaquero, como lo ha bautizado su titiritero venezolano, tenía el propósito de provocar violencia para que el mundo viera cómo la gente era asesinada por el régimen golpista, cómo se inmolaba por la democracia y por su lealtad al legítimo presidente.

El joven asesinado en el aeropuerto dio ímpetu al argumento de medio planeta, de que la única solución para evitar un baño de sangre en Honduras era restituirle la presidencia a Manuel Zelaya. Lo que el mundo no quería aceptar era que su regreso, impuesto por le OEA, la ONU y quienquiera que fuera, lo único que podía provocar era el famoso baño de sangre que hasta ahora se ha podido evitar. Respóndase usted mismo, ¿quién, en verdad, lo ha evitado?

De la caravana que acompañaba a Zelaya por las carreteras de Nicaragua desapareció el representante del titiritero, el canciller venezolano maduro Nicolás Maduro. Los chavistas no lo dejan solo un minuto, pero ya se dieron de cuenta que su manipulación del depuesto presidente ha sido demasiada evidencia de sus planes en Honduras.

¿Cuál era el propósito de la incursión?: "El pueblo me rodeará y los soldados bajarán sus fusiles'' había declarado por la mañana. Quería un show mediático y provocar algunas víctimas más, para que el mundo volviera a gritar: Hay que devolverle su silla presidencial a Zelaya para evitar más muertos y para salvar la democracia.

A prudente distancia de la frontera, la escasa y desordenada comitiva frenó y comenzó el segundo acto del teatro: “Zelaya y la telefonitis aguda”. Le hablaba al mundo entero de que la ONU y la OEA habían ordenado su restitución, y de que había venido a acompañar al pueblo agredido por la dictadura golpista. Que los golpistas estaban aislados.

Entonces vi a su canciller, Patricia Rodas, acercársele con cara de conspiradora y hablarle al oído. Parece que ella había convencido al Coronel hondureño Luis Ricarte de que escuchara al presidente. No sé que habrá pensado el Coronel, pero imagino algo así como: ¿Yo en CNN? ¿Por qué no? Ahora o nunca.

Zelaya caminó inseguro hacia la frontera y se hicieron dos filas, con un espacio en medio en el que, en un extremo, en la frontera hondureña estaba el Coronel Ricarte y en la otra, en territorio nicaragüense estaba el héroe bolivariano del día.

Entonces empezó algo que había que verlo para creerlo. Zelaya con las manos le hacía gestos al Coronel que viniera hasta donde estaba él, es decir que atravesara la frontera y caminara hacia el territorio nicaragüense. El Coronel, inmutable, no se movió.

A Zelaya no le quedó más remedio que, visiblemente preocupado, caminar a paso lento hacia el Coronel, mientras su canciller, Patricia Rodas, por primera vez sonreía feliz de la trampita que le había puesto al oficial hondureño.

El periodista de La Nación de Costa Rica cita hoy los comentarios de dos zelayista impacientes por la indecisión de Zelaya: “Que cruce, ya estamos cansados” y el otro que decía: “Este no tiene los huevos donde debe.”

El líder de la insurrección cruzó la cadena que divide los dos países, dio unos pasos y punto. Después de unas cuantas declaraciones repetitivas, levantó con otros las cadenas que dividían la frontera para que el mundo viera que estaba en Honduras. Aquello daba pena. Según el New York Times estuvo en lado hondureño unos treinta minutos; a mí me pareció una eternidad tanto ridículo.

Parece que, por el nerviosismo o por la conveniencia en ese momento, olvidó su repetitivo llamado, desde el exterior, al pueblo para que se levantara insurreccionalmente. También olvidó su promesa de acompañarlos en el martirologio.

Chávez debe haber sufrido un ataque de cólera y Fidel desde su cama de enfermo debe haber gritado: “Maricón, con todo el dinero que te dio Chávez has hecho un papelazo.” Zelaya dio marcha atrás, de regreso al territorio bolivariano de Daniel Ortega y camino a Washington para continuar con su comedia mediática.

Ahora Hillary Clinton, José Manuel Insulza y Oscar Arias dicen que su intento de regreso fue una imprudencia y que este tipo de acción puede acarrear el baño de sangre que hay que evitar en la mesa de negociaciones. Tienen razón, pero también ha sido una imprudencia tratar de imponer su regreso a la presidencia.

El baño de sangre que los miembros de la OEA quieren evitar es el baño de sangre que Zelaya,Chávez, Daniel y Castro no han podido provocar. ¿Por qué? Porque este comandante vaquero no tiene ni la razón ni “…los huevos donde debe”; los huevos y la razón de Honduras están en el otro lado.

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