El asilo, la constitución y la democracia

Cuando en la lucha contra la dictadura de Batista pude salvar mi vida en una embajada latinoamericana en La Habana, entendí la importancia de la solidaridad democrática, consagrada en este caso en el derecho de asilo a los perseguidos por una dictadura.

Habíamos sido los cubanos víctimas de un golpe de estado, tres meses antes de las elecciones. Aquel pedazo de tierra costarricense en suelo habanero, fue el refugio temporal de la que desde entonces se convertiría en la patria adoptiva de mi familia: la bella y democrática Costa Rica.

Jamás se nos ocurrió a los protegidos en aquella embajada, utilizar la sede tica como tribuna de denuncia contra la dictadura. Habría sido una provocación innecesaria, una falta de respeto a los amables y solidarios costarricenses. Habríamos cerrado la puerta del asilo político, que había salvado ya tantas vidas cubanas y luego continuaría protegiendo a muchos de aquella sanguinaria tiranía.

Vivimos nuevas y preocupantes realidades: Manuel Zelaya ingresó a Honduras, no a refugiarse en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, sino a usarla como una trinchera inexpugnable. Desde allí arenga a sus partidarios a tirarse a las calles a protestar, con el evidente propósito de provocar la violencia.

Simultáneamente el gobierno brasileño solicitó que la seguridad de su sede en Honduras fuese considerada en el Consejo de Seguridad de la ONU. Además, el presidente Lula aclara desafiante que Zelaya se quedará en su embajada el tiempo que sea necesario. ¿Es muestra del compromiso militante de Lula con la democracia Latinoamericana? Si es así, esperamos que retire cuanto antes su embajador en La Habana, hasta que en nuestro país se celebren elecciones democráticas.

Si algo similar hubiéramos hecho en la embajada de Costa Rica en La Habana, con o sin el apoyo del presidente José Figueres, los esbirros batistianos hubieran asaltado la sede costarricense y asesinado a todos los allí refugiados. Con suerte el embajador tico hubiera sido arrastrado al aeropuerto y embarcado en el primer avión a cualquier parte.

Este “subversivo” uso de una sede diplomática es parte de un problema más grave. La dirigencia política Latinoamericana parece haber confundido la necesidad de afianzar la legitimidad democrática en Honduras con la restitución de Manuel Zelaya, aunque con esta condición, tengan los hondureños que violar su propia constitución y en consecuencia deslegitimar la práctica democrática.

Quien violó la Constitución hondureña fue su propio presidente, Manuel Zelaya. No solo la violó repetidamente, sino que irrespetó a las autoridades judiciales encargadas de que su espíritu y su letra se respetaran. Varias veces se le comunicó oficialmente al presidente de sus graves e insistentes faltas. Más que terquedad era evidente que quería provocar un abrupto y espectacular desenlace. Lo logró con una orden legal de arresto y luego en un escenario internacional completamente favorable.

Su deportación a Costa Rica, irrespetando su derecho al debido proceso no se puede defender. Ningún ciudadano en una democracia puede ser privado de tal procedimiento legal. Ni el acusado de robo, el de asesinato o el de violador constitucional.

Un golpe de estado no debe quedar impune en ninguna parte del mundo: ni los que nacen en los cuarteles, ni aquellos que desde el poder y en nombre de la democracia, se llevan a efecto con el siniestro fin de destruirla. Quienes todavía con dolor recordamos los crímenes y torturas de amigos y compañeros de lucha asesinados por una dictadura, sabemos que la única alternativa para los pueblos son los derechos consagrados en una constitución, protegidos por la independencia de poderes y por las instituciones democráticas.

Podría alegar la OEA y los presidentes latinoamericanos, la necesidad de que Manuel Zelaya, por haber sido destituido, tuviera derecho a un juicio y hasta negociar alguna forma de verificación del proceso judicial. Pero ir más allá por la razón que sea, y acusar de golpe de estado militar lo que no fue así, e insistir en el regreso del verdadero golpista, deja fuera de transcendencia la verdadera y única solución a la crisis hondureña: las elecciones donde el pueblo decidirá constitucional y libremente, a quién quiere como presidente.


Comandante Huber Matos

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Por qué no se debe levantar el embargo (7)

Alemania, Francia, Italia, España, Inglaterra y muchas otras naciones han mantenido con la dictadura castrista una política de amistad, cooperación y comercio, al tiempo que claman por los derechos humanos y por la apertura política en Cuba. Si esas naciones hubieran logrado algún avance significativo en estos aspectos, esa sería la política a seguir.


Lo interesante y útil de este caso, es que no tenemos que jugar con escenarios virtuales sobre los resultados de la política de amistad y comercio o de su contraparte, el embargo. Ambas estrategias y sus consecuencias están documentadas. Por tanto no debería haber espacio para la subjetividad o la demagogia. Lamentablemente ambas características dominan y deforman el debate con verdades a medias o mentiras totales.


Exploremos los antecedentes. Hay gobiernos que negocian con el castrismo por puro beneficio comercial, sin ningún interés por cómo viven o sobreviven los cubanos. Otros han usado esa relación comercial y política para demostrar su independencia de los Estados Unidos. Incluso, como es el caso de España, les ha servido para complacer a un sector apasionadamente anti-estadounidense de su electorado.


Pero ninguno de estos gobiernos puede alegar ignorancia sobre los horrores del comunismo. En 1951 Hannah Arendt publicó: “Los orígenes del totalitarismo” y C.J. Friedrich y Z. Brzezinski: “La Dictadura Totalitaria y la Autocracia” en 1956. “Un día en la vida de Iván Denisovich” de Alexander Solzhenitsin se publicó en 1962, diez años antes que su obra maestra el “Archipiélago de Gulag.” Todas eran lecturas obligadas en las ciencias políticas de antes y después de los sesentas.


En el XX Congreso del Partido Comunista en 1956, Nikita Khrushchev, en un discurso de 26 mil palabras, denunció las torturas, los crímenes y la persecución política de la era de Stalin. Ese mismo año, la revolución del pueblo húngaro fue aplastada por las tropas y los tanques soviéticos y los trabajadores polacos escenificaron una revuelta contra el comunismo.


Los gobiernos amigos de Castro siempre supieron que estaban tratando con un individuo al mando de un partido único, que, en su afán de alcanzar el comunismo vía la dictadura del proletariado, estaba dispuesto a justificar cualquier atrocidad. Sabían de los crímenes y atropellos que en nombre del comunismo se cometían en Cuba. Ignorantes no eran.


A pesar de su conocimiento de los hechos, alegaron y alegan que el embargo norteamericano nada más perjudicaba al pueblo cubano y no conducía a cambios en la isla. La política de ellos si funcionaría. Por muchos años España sugirió cambios en Cuba; fracasó totalmente. Aunque dicen que continúan intentándolo por medio de algo que llaman “diálogo constructivo” y que según su canciller, Miguel Ángel Moratinos, siguen profundizando… deben estar ya, cerca del centro de la tierra. España ha hecho magníficos negocios en Cuba, pero la represión política se mantiene.


¿Qué han alcanzado los gobiernos amigos y socios del castrismo?


¿Han logrado avanzar el respeto a los derechos humano en Cuba? NO


¿Se acabaron la vigilancia, la represión, la intolerancia, la prisión contra periodistas y opositores pacíficos? NO


¿Hay medios de comunicación independientes en Cuba, hay partidos políticos independientes? NO


¿Pueden los cubanos entrar y salir libremente de Cuba? ¿Pueden escoger sus gobernantes? NO

Si la política contraria al embargo, después de medio siglo de amistad y comercio con la dictadura, no puede demostrar progreso en el campo de los derechos humanos: ¿con qué credibilidad puede alguien afirmar que el levantamiento unilateral del embargo tendrá resultados diferentes?


Por el contrario, lo que han hecho todos esos países es extenderle legitimidad a la dictadura. Que es una forma velada, pero terriblemente efectiva, de asistirla en su represión contra el pueblo. El régimen ha usado esas relaciones cordiales para demostrarles a los cubanos que sus atropellos no causan la más mínima solidaridad en las democracias occidentales. Algo parecido a lo que sucede cuando un ciudadano honorable le brinda su amistad a un estafador. Gana el delincuente y pierde la sociedad.


Como los que condenan el embargo no pueden presentar a su haber ningún avance democrático en Cuba, responden con la argucia de decir que el embargo tampoco ha logrado nada, que ha perjudicado la imagen del exilio cubano, justificado los atropellos del castrismo y que sin él la dictadura ya habría cambiado.


Tal vez estén equivocados.


Continuará…

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aún me quedaba un poco de confianza en la Revolución

A la izquierda

Yaniza Pérez Valdés y sus dos hijas, frente al Poder Popular en Pinar del Río.





Frente de casa de la que fue desalojada vease puerta no llega hasta arriba








Parte de atras de la casa de donde la sacaron






Casa que tiene que arreglar para ir a vivir. Esta en un area sin drenaje
“Soy una mujer de la raza negra y este acto bárbaro que me han hecho jamás lo esperé, aún me quedaba un poco de confianza en la Revolución.”

Esto me dijo Yaniza Pérez Valdés, madre de dos pequeñas niñas: Asley de 2 años y Bárbara de 8 meses de nacida, ambas asmáticas crónicas y además Asley es epiléptica.


“Estuve 5 años albergada por no tener vivienda y todo era promesa, este año si te resolveremos el problema de vivienda, me decían; cosa que jamás hicieron tuve que decidirme a ocupar una casita en mal estado de madera, fabricada con tablas de costanera, o sea de desechos, situada en calle Fidelina al final del Reparto Cuba Libre, en Pinar del Río. Esa casita quedó vacía al emigrar su antiguo morador, la ocupé hace 2 años y comencé los trámites en la Dirección Municipal de la Vivienda, para legalizarla. Esta gente desalmada, lejos de legalizarme los papeles me declararon ocupante ilegal y el día 16 de setiembre a las 10 y 30 am, se me aparecieron en la casa, un auto patrullero con el No.103, dos camiones Gaz 66, con más de 15 policías más la brigada de desalojo de la vivienda. Entraron de forma violenta, mis niñas comenzaron a llorar y yo nerviosa y asustada también comencé a llorar y grité a los policías: ¡Abusadores!


El capitán con la chapilla No.21317 me arrebató de los brazos a Barbarita de 8 meses de nacida, se la entregó a otro policía y me esposó a la espalda, momento en que la policía con chapilla No.38832 comenzó a golpearme en la cara, propinándome por último una fuerte patada en el abdomen. Mis niñas gritaban despavoridas, los vecinos (más de 100) se congregaron en el lugar y comenzaron a gritarles insultos a la policía, tales como: ¡Abusadores! ¡Asesinos! ¡Esbirros! ¡Batistianos! Y otros más groseros, el capitán jefe del operativo, con la chapilla 21317, le dijo a la brigada de desalojo: “Apúrense en recoger y montar las cosas o tendré que pedir refuerzos para cargar con toda esa gente”. Diosmany Suárez Valdés les gritó tanto que el policía con la chapilla No.29096 lo amenazó con arrestarlo”.


“Hoy me encuentro aquí en el Poder Popular Municipal, exigiendo una solución a mi caso y me plantean que debo aceptar la choza derrumbada que está dentro del pantano para levantarla. Es una burla, mis hijas no pueden vivir allí por su condición de asmáticas crónicas”.


“Por los golpes recibidos me saqué certificado médico y los mismos policías que me golpearon me lo quitaron para que no los acusara”. Ella me mostró las escoriaciones en los antebrazos y el golpe en el ojo derecho que le dio la policía.


“Me desalojaron violentamente, igual lo hacía el anterior régimen, este es tan bárbaro y cruel como el anterior”, refirió finalmente Yaniza.


Sucesos narrados por el comunicador comunitario Raúl Luis Risco Pérez de la Red de Comunicadores Comunitarios


Por medio de Marta Beatriz Roque Cabello


Pinar del Río, 24 de setiembre de 2009.

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Por qué no se debe levantar el embargo (6)

Antes de continuar el análisis sobre el tema del embargo es conveniente resumir algunas de las conclusiones que hemos alcanzado:

1) El embargo es un asunto entre cubanos. No es un instrumento político impuesto por Washington contra Cuba, como comúnmente piensan quienes no conocen la dinámica entre el exilio y la política estadounidense. Los cubanos exilados han logrado que el embargo se convierta en parte integral de la política de Washington hacia la dictadura de Fidel Castro.

2) La decadencia de la economía en Cuba no es producto del embargo. En Cuba, igual que en los países que formaron la URSS, la centralización de la economía condujo a la ineficiencia y la corrupción. En el caso cubano estas circunstancias se agravaron por el medio siglo de decisiones erráticas y arbitrarias de Fidel Castro.

3) Durante tres décadas (1960-90) se presentó una imagen de logros en Cuba que no eran otra cosa que el resultado de la subvención a la economía castrista por parte de la URSS con el astronómico equivalente a 64.500 millones de dólares. Esos “logros” fueron explotados publicitariamente por el régimen y difundidos por los medios de comunicación occidentales sin cuestionamientos.

4) El castrismo ha hecho negocios financieros con todas las potencias industriales del mundo (excluyendo a USA). Por haber excedido su capacidad de pago y ante una declinante economía, se vio obligado a declarar una moratoria sobre sus deudas, aún cuando todavía recibía el subsidio soviético en 1986.

5) Antes del colapso de la URSS el régimen de Castro tenía recursos y mercados donde comprar medicinas y equipos médicos, tal y como el mismo Fidel Castro demostró, vanagloriándose del equipo médico avanzado que compraba a empresas europeas y japonesas. A partir del año 2000, algunas modificaciones al embargo permitieron la exportación de comida, equipo médico y medicinas de los Estados Unidos a Cuba. Los Estados Unidos están hoy entre los principales proveedores del gobierno castrista.

6) Castro se enfrentó a Gorbachov y sus reformas, pero al desaparecer la URSS, en lugar de hacer cambios estructurales en la isla, lo que hizo fue asociarse con grandes empresas capitalistas, principalmente españolas en el campo del turismo y canadienses en la minería. El fin del mundo comunista les dio la oportunidad a países como España y Canadá para hacer inversiones en la isla y controlar industrias estratégicas en Cuba.

7) Al llegar a la presidencia de Venezuela, Hugo Chávez se convirtió en el sustituto de ayuda exterior para el castrismo, tomando el papel de soporte que había tenido la URSS durante tres décadas y evitando con miles de millones de dólares de subvención, el colapso de la economía de la isla.

En consecuencia, mientras no se acepte el fracaso de la economía castrista como resultado de la estatización y centralización de toda la actividad económica en Cuba, sumadas a los grandes errores en la conducción de Cuba por parte de Fidel Castro, el debate sobre el embargo y sobre Cuba estará viciado de subjetividad.

El embargo es el punto focal hacia el cual el castrismo ha tratado de dirigir toda la atención en su conflicto con los Estados Unidos. Fidel Castro ha necesitado un enemigo contra quien combatir y un responsable a quien achacar sus propios fracasos.

De esto se desprende el argumento de que si el embargo se levantara unilateralmente, el castrismo perdería su leitmotiv. No podría usar a los Estados Unidos como enemigo ni culpable. También se argumenta que el embargo ha fracasado porque no ha logrado el fin de la dictadura. Analizaremos estos dos argumentos.

Pero antes es oportuno explorar lo que han logrado en el terreno del respeto de los derechos humanos en Cuba, las naciones que han practicado una política completamente contraria a la de Estados Unidos, es decir una política de amistad y comercio con el gobierno cubano.


Continuará….
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LOS LOGROS DE LA SALUD EN CUBA



En el Hospital Clínico Quirúrgico de la Avenida 26, en Ciudad de La Habana, conocí a la señora Esther Martínez Peña, mestiza, de 73 años de edad; ella me contó que había venido al hospital con el propósito de visitar a una vieja amiga, encontrándose que debía quedarse con ella, porque que no tuvo acompañante para esa noche, chocando varios problemas los cuales expuso a continuación:


“Como tú has podido observar -me dice Esther- las sábanas del hospital que son las que se ponen en cuidados intensivos, se lavan y se tienden en el patio recogiendo todo el polvo. Las ventanas de las salas están desbaratadas, los acompañantes de los enfermos tienen que traer sus propias sábanas, ventiladores, platos y cubiertos para comer. Ayer oí el comentario que para el próximo día no se les podía dar el desayuno a los enfermos, porque se habían robado la leche del hospital. La comida ni hablar, el ingreso lo ha pasado mi amiga comprando jugos en el quiosco de cuc1 de la esquina. “


Ella me contó que hace dos días, un gato mordió a una doctora en el Cuerpo de Guardia. Ese gato duerme en la UCIE (Unidad de Cuidados Intensivos Externos), porque ese es el único lugar donde hay aire acondicionado.


¡Imagínate la cantidad de ratones y cucarachas que hay por doquier! El orine de los baños está por todos los pasillos, todos están tupidos y sucísimos, mi amiga está operada de la vesícula y hay que ayudarla para que vaya al baño, tengo que aguantarla para que no se apoye en la taza haciendo un tremendo esfuerzo, ella prefiere que se le abra la herida a contraer una infección en ese baño. Todo el entorno del hospital está sucio, lleno de basura y hasta heces fecales y si eres observador te darás cuenta que no son de perro u otro animal. Hoy le dieron de alta a una señora y enseguida ingresaron a la otra, sin limpiar el colchón ni desinfectarlo, ¡Ay mi niño! aquí lo que no hay es que caer en este lugar, por eso me cuido muy bien y lo demás no me importa.


1Peso cubano convertible


Ciudad de La Habana, 23 de setiembre de 2009


Suceso narrado por Lázaro Yuri Valle Roca de la Red de Comunicadores Comunitarios



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ANA MARIA Y LA SOLIDARIDAD CASTRISTA


Ana María García García residente en Carretera a Unidad Militar entre Unidad Militar y Carretera Central, Las Minas, Santa Clara, Villa Clara, expone a este comunicador su difícil situación económica ya que tiene dos pequeños niños, un varón de dos años de edad y una pequeña de siete meses. Su esposo se encuentra actualmente preso, su casa es una choza en deprimente estado y para mayor agravante no posee Libreta de Racionamiento.

Refiere ella, que al no poseer dicha libreta, no puede comprar a precios asequibles los pocos productos alimenticios que el citado documento autoriza.

“Solamente, la leche que consumen mis pequeños, tengo que comprarla a sobre precio. No poseo el dinero necesario para pagar trescientos pesos mensuales que me importaría el imprescindible alimento para mis niños.”

“Otros alimentos me son negados como es el caso de la carne que ofertan para niños, pues en Cuba no se puede adquirir este producto como en otros países, y tengo por esta causa una paupérrima situación que me imposibilita la nutrición de mis niños y la mía propia.”

Ana María me comunica que han efectuado incontables gestiones para adquirir la necesaria libreta. Las diversas instancias le piden como requisito imprescindible la propiedad de su vivienda.

“Mi casa, fue fabricada de forma ilegal para el criterio de los funcionarios del Instituto de Vivienda, por lo que me es negado el documento que me adjudica como propietaria.
Estoy al borde de la locura expresa Ana María. Estos señores no son capaces de apiadarse del sufrimiento de una madre”. “Cuando voy a visitar a mi esposo en la prisión puedo observar el sufrimiento del mismo ante la precaria situación que presentamos. Se agrava este crítico estado anímico por la impotencia que siente al no poder hacer nada.”

Me comenta esta señora, que desea que su caso sea conocido, ya que lamenta que otras personas sufran las mismas calamidades que padece su familia al no poseer Libreta de Racionamiento.

Santa Clara, Villa Clara, 19 de setiembre de 2009.

Por Alberto Reyes Morales de la Red de Comunicadores Comunitarios

Por medio de Martha Beatriz Roque Cabello
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Por qué no se debe levantar el embargo (5)

En la Unión Soviética, a mediados de la década de los ochenta se comenzó un examen crítico del comunismo. La era de Gorbachov había comenzado. Eran los tiempos del Glasnost y la Perestroika. Las revistas soviéticas se volvieron populares entre los jóvenes cubanos. Castro reaccionó negativamente.

El dictador cubano sobrestimó su importancia en el mundo comunista. Se creyó indispensable e intocable. También subestimó las consecuencias de las propuestas del nuevo líder soviético. Estúpidamente, se alineó contra Gorbachov.

La URSS lo presionaba a una política de estímulos materiales en la economía, contraria a sus puntos de vista. Entonces Castro eliminó a Humberto Pérez, partidario de implementar las nuevas directrices soviéticas, de la Junta Central de Planificación. Criticó los nuevos enfoques y sustituyó al embajador cubano en Moscú, un comunista de Partido, por un incondicional personal.

Fidel creyó que, independiente de los cambios que ocurrían en Moscú, la URSS mantendría el nivel de asistencia a su régimen. Quizás fue informado de los planes para darle un golpe de estado a Gorbachov. Mientras tanto, se debilitaba el cordón umbilical que lo había alimentado por tres décadas.

En 1991, el golpe de estado contra Gorbachov fracasó. Castro se quedó sin sus amigos en Moscú: Vladimir Kryuchkov perdió la jefatura de la KGB; Oleg Shenin, miembro del Secretariado y del Politburó, terminó en prisión; el jefe del personal del Estado Mayor, Mikhail Moiseyev, también fue remplazado. El primer ministro Valentin Pavlov fue purgado.

Fidel Castro había agotado la paciencia de los soviéticos, e innecesariamente se había ganado la antipatía de los reformadores. Boris Yeltsin proponía el fin de la ayuda a Cuba; era una carga pesada e inútil.

Ahora Castro dependía de los países occidentales con los que había comerciado: España, Francia, Alemania, Inglaterra, Japón etc., los que le habían facilitado préstamos, asistencia técnica y de una y otra forma apoyo político contra el embargo de los Estados Unidos. Pero con estos también tenía dificultades. Su gobierno no les podía pagar las deudas. En 1986 Cuba había declarado una moratoria a los pagos. La suma alcanzaría 12 mil millones de dólares. Según Carmelo Mesa Lago, la deuda externa cubana en 1990 era de 37.600 millones de dólares, la más alta per cápita del hemisferio.

Entonces Fidel Castro, el recalcitrante dogmático, el enemigo de los incentivos materiales y del capitalismo, cambió su política y abrió las puertas de Cuba a la inversión extranjera. El país se abrió al turismo, que había sido rechazado para evitar la contaminación ideológica. La industria turística quedó en manos de sus socios españoles. Eso sí, los cubanos no podían estar en los hoteles donde se hospedaban los extranjeros, ni bañarse en las playas donde ellos estuvieran. En la minería se favoreció la inversión canadiense. Varios cientos de empresas capitalistas se instalaron en Cuba. Se autorizó que los cubanos pudieran ejercer por cuenta propia en grupo seleccionado de oficios, y se le dieron algunas libertades al mercado campesino.

El país navegó “el periodo especial” lleno de privaciones, que no eran causadas por el embargo estadounidense, sino por tres décadas de despilfarro y malas inversiones. También por una política destinada a que los cubanos no tuvieran “independencia económica”, exactamente la respuesta que Fidel Castro le había dado a mi padre en marzo de 1959. De regreso de la inauguración de un molino de trigo en Regla, Fidel le comentaba sobre los problemas laborales que vendrían; mi padre le preguntó:

-¿Tú has descartado la idea de que los trabajadores perciban una participación de las utilidades de de la empresa, tal como expones en tu discurso “La Historia me absolverá”?

-No se puede, Huber. Si posibilitamos que los trabajadores tengan independencia económica, eso conducirá en los hechos a la independencia política.*

La ineficiente economía cubana se resistía a alcanzar los niveles anteriores al de 1989, pero tan pronto el dictador se dio cuenta de que su régimen podría sobrevivir sin la URSS, anuló las medidas que habían relajado el férreo control estatal sobre las actividades de los cubanos. Lo rescató Hugo Chávez, quien sustituyó a la URSS con una asistencia que ha evitado el colapso del régimen.

Cuando se sume la subvención venezolana a la soviética, es muy probable que el castrismo haya recibido un millón de dólares de ayuda por cada kilómetro cuadrado de la isla de Cuba. La economía cubana ha continuado declinando porque es un parásito que consume insaciablemente. El embargo interno, el verdadero bloqueo del castrismo contra el pueblo cubano, es el principal responsable del pobre nivel de vida de los cubanos.

Continuará….

*Huber Matos, “Como llegó la noche”, Tusquets Editores.

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Por qué no se debe levantar el embargo (4)


Descartada, por falsa, la afirmación de los supuestos efectos del embargo en la salud pública de los cubanos, pasemos a otro tema: ¿Habrá golpeado el embargo a Cuba tan seriamente que el desastre económico sea su consecuencia?

No. Esa es la opinión del presidente Jimmy Carter, quien en el 2002, en la Universidad de la Habana, les dijo a los cubanos que las limitaciones del embargo “no son la causa de los problemas económicos de Cuba. Cuba tiene intercambio comercial con más de 100 naciones.”

Es cierto: excluyendo a los Estados Unidos, el castrismo ha tenido relaciones comerciales con más de 100 naciones del mundo. Ha recibido préstamos, donaciones y asistencia técnica de muchos países ricos. Les ha comprado todo lo que ha querido – desde fábricas completas hasta equipos médicos - y les ha vendido lo que ha podido.

Según el economista Carmelo Mesa Lago, desde 1960 hasta el desplome de la URSS en 1990, el bloque comunista dio asistencia al gobierno cubano por 64,500 (sesenta y cuatro mil quinientos) millones de dólares. Castro recibió más de medio millón de dólares por cada kilómetro cuadrado de territorio cubano. Con un trato similar, Costa Rica se habría beneficiado con una subvención de más de 29,000 millones de dólares.

Con esos recursos Fidel Castro se dedicó a desmantelar la economía de mercado en Cuba para modelarla a la imagen de la de la URSS. Esa fue una decisión de Castro y su grupo, en la que los Estados Unidos no tuvieron nada que ver. El propio Castro lo ha aclarado: “la hostilidad de los Estados Unidos no determinó el proceso… porque nuestra revolución habría marchado inexorablemente hacia el socialismo… Nosotros nos considerábamos marxistas-leninistas, partíamos de los principios marxista- leninistas y nos proponíamos una revolución socialista.” Esto no equivalía a otra cosa que a imponer “la dictadura del proletariado.”

Mientras en la década de 1960 el abogado Fidel Castro convertía la economía cubana en una copia de la soviética, otro abogado, Mijaíl Gorbachov, entonces responsable de la producción agrícola estatal en la región de Stravopol, tomaba cursos para graduarse de científico agrícola, mientras su esposa Raisa hacía un estudio sociológico que demostraba serias contradicciones entre la versión oficial soviética y la realidad del campesinado. Mientras Gorbachov ensayaba con cambios hacia la descentralización, Fidel Castro lo concentraba todo en sus manos.

Por tres décadas se construyeron escuelas, intalaciones deportivas, centros de enseñanza técnica, universidades y hospitales. Se modificó la ley de Reforma Agraria para dejar de favorecer a los pequeños campesinos y organizar inmensos conglomerados agrícolas estatales. En 1968 había en Cuba 26,800 tractores; dos años después la cantidad casi se había duplicado a 51,600 tractores.

Mientras duraron los $64,500 millones de dólares de asistencia del bloque comunista, dentro y fuera de Cuba millones de personas aplaudían los “logros” de la revolución en salud, educación, deportes y arte. No eran logros de la revolución, los pagaba la URSS. En realidad el país se había convertido en un insaciable parásito de recursos soviéticos, que lejos de asignarse y administrarse con disciplina, eran manejados caóticamente por el Comandante en Jefe y su camarilla.

A finales de los setentas, casi diez años después de iniciado el proceso de estatización y centralización, el famoso economista agrícola francés René Dumont, miembro del partido comunista de Francia y testigo presencial de lo que pasaba en Cuba, llegaba a la conclusión en su libro “Cuba ¿Es socialista?” de que el personalismo de Castro no podía ser considerado socialismo.

Cuba era gobernada por un faraón que un día decidía eliminar el azúcar como la principal industria exportadora del país, después reconocía el error y daba marcha atrás para luego dar órdenes de desmantelarla completamente. De ser el mayor exportador de azúcar del mundo en la era pre-castrista, Cuba terminó importándola para consumo nacional. En lugar de exportar etanol en cantidades industriales y de suplir una parte sustancial de la energía eléctrica como subproducto de la conversión de la caña en azúcar, el país importa petróleo para producir electricidad.

Año tras año la productividad de la economía cubana declinaba, mientras la URSS soportaba la carga con subsidios. En 1959 Cuba tenía casi tantos habitantes como cabezas de ganado; tres veces el per cápita mundial. En 1974, quince años después, la producción per cápita de carne de res en Cuba era de 8 kilos, la de Honduras 16, la de Panamá 25 y la de Costa Rica 30. En el estudioEl Sector Agropecuario Cubano bajo el socialismo de Estado, Manuel Sánchez Herrero y Arnaldo Ramos Lauzurique indican que: “la escasez de alimentos ha sido después de 1960 un componente básico del “sistema económico cubano.”

Recientemente el ex comunista norteamericano David Horowits, ex asesor político de Bertrand Russel y ex director de la revista radical “Ramparts,” un ícono editorial de la izquierda norteamericana, afirmó públicamente que Castro era un “lunático que ha llevado a Cuba la quiebra.”

Desde 1960 a 1990, los soviéticos iniciaron una transferencia de riqueza a Cuba sin paralelo en el continente americano. Todo se invirtió en el mismo modelo que fracasó en la Unión Soviética. El sistema cuyos pobres resultados persuadieron a la nomenclatura comunista de que no había alternativa que la de iniciar cambios que conduciría a la desaparición de la URSS.

Aquel humilde abogado de Stravopol, convertido entonces en el máximo dirigente de la URSS, no pudo convencer a Fidel Castro de la necesidad de aprender de la historia. Por estas razones el embargo estadounidense no fue, ni es, el responsable del desastre de la economía socialista en Cuba.

Continuará….
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