El freno al Referendo Revocatorio no es un fracaso sino un triunfo de la oposición


La oposición venezolana no puede interpretar el freno al Referendo Revocatorio como un fracaso sino como una victoria más en una contienda que tan hábilmente ha sabido conducir.  Es cierto, cualquiera se desalienta cuando se le escapa la cucaracha que ya iba a aplastar y con sus últimas fuerzas nos sorprende escapando hacia un agujero.  

La MUD no pudo ridiculizar a la dictadura recogiendo mucho más del 20% de las firmas reglamentarias, ni la pudo sentenciar a muerte con los resultados abrumadores de un revocatorio en este o en el próximo año.   Eso habría sido la pelea del burro amarrado –la dictadura- contra el tigre suelto –la oposición- y el burro, como la cucaracha, salió corriendo. 

Nicolás Maduro y su pandilla han tenido que quitarse la última máscara que les quedaba y reconocer ante el mundo su hipocresía como actores auténticos en un juego democrático.  Ya no pueden engañar ni a sus propios seguidores y aunque no lo parezca, tendrá graves consecuencias.

En Miraflores se impuso la visión de La Habana de que no se puede perder el poder pacíficamente porque el castrismo, que tiene la esperanza de que los Estados Unidos los salve, todavía necesita seguir chupando los recursos de Venezuela para sostenerse en el poder en Cuba.  No era muy difícil convencer ni a los generales narcotraficantes ni a los ladrones.

 ¿Y ahora qué hacer?

Primero, la oposición debe reconocer su triunfo y así consolidar sus filas, su moral y su imagen ante el pueblo y el mundo;  hay que continuar el trabajo de persuasión política, pacífico y civilista como hasta ahora.  No se debe caer en la trampa del impulso a la violencia, que por falta de recursos y respaldo internacional, podría favorecer al chavismo castrista con una victoria fácil en ese terreno. Si hay un sector que quiere prepararse para este tipo de enfrentamiento, la MUD no debe estar involucrada para que pueda seguir trabajando en el país, donde todavía hay mucho que hacer, hasta que se pueda.  

Segundo, hay que consolidar la solidaridad internacional dedicando aún más esfuerzos.  Es importante lograr el respaldo de los gobiernos, pero sobre todo de los pueblos. Hay que asegurar la aplicación de la Carta Democrática y cerrarles el paso a las empresas capitalistas que negocian con la dictadura y a la banca internacional que en busca de ganancias pueda ayudarla.

Tercero, es necesario tocar las puertas y el corazón de cada soldado del ejército venezolano para que sepa que el pueblo espera que ellos defiendan la Constitución que ha sido pisoteada por una banda de corruptos y narcotraficantes que han hundido al país y han arrendado la soberanía a la mafia que llevó a Cuba a la miseria.

Cuarto, las dictaduras de Rusia, China, Irán y Cuba deben saber que su ayuda a la dictadura en Venezuela tendrá un precio. Nadie es inmune al repudio mundial ni a las consecuencias presentes y futuras por su actual complicidad. 

Nunca olvidemos que las luchas por la libertad no son fáciles ni rápidas y: el que se cansa pierde.


Por Huber Matos Araluce 

Patria, Pueblo y Libertad


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