lunes, 15 de septiembre de 2025

EUROPA ROMPE CON LA ENERGÍA RUSA Y LA LECCIÓN PARA EL RÉGIMEN CASTRISTA

 


Por Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

 

La experiencia europea cortando su importación de gas y petróleo a Rusia es, en el caso del régimen castrista, mucho más grave, por no decir terminal.

 

El golpe estratégico

 

La reducción coordinada de importaciones por parte de la UE es, probablemente, el golpe no militar más poderoso asestado a Moscú desde la invasión. Esto no es solo un cambio económico; es uno estratégico. Restringe el presupuesto ruso, limita su capacidad de financiar la guerra y la obliga a vender con descuento: una herida auto-infligida amplificada por la acción colectiva europea.

 

Europa desmonta la palanca energética de Moscú

 

En 2021, Rusia era el mayor proveedor de petróleo y gas de la Unión Europea: casi un tercio del crudo y la mitad del gas provenían de allí. Desde la invasión de Ucrania, la UE ejecutó una estrategia acelerada de sustitución:

 

Petróleo: del 29 % (2021) a ≈2 % (2025) en la cesta de importaciones.

 

Gas: de casi 50 % de participación a ≈11 % en gasoductos; el total de importaciones rusas ronda hoy 45 bcm/año, mucho menor que antes de la guerra.

 

Resultado: Europa logró mantener el suministro con GNL, nuevas rutas y renovables, a un costo económico elevado pero con un beneficio estratégico enorme: la principal fuente de divisas de Rusia quedó severamente debilitada.

 

Golpe a las finanzas rusas

 

Perder el mercado europeo significó para Rusia vender su crudo y gas con descuentos de 10–15 USD por barril a compradores asiáticos, asumiendo mayores costos logísticos. El resultado: caída de 30–40 % en ingresos por hidrocarburos, aun manteniendo volúmenes similares de exportación. Moscú es ahora más dependiente de China e India y tiene menos margen fiscal para financiar la guerra. Es China, sobre todo, la que mantiene la economía de guerra rusa en funcionamiento, comprando energía con descuentos y proporcionando apoyo económico y tecnológico.

 

La lección para el régimen castrista

 

El régimen castrista está en una situación mucho más frágil que Rusia: depende en mayor medida del subsidio de petróleo de Venezuela y México de lo que Rusia dependía de las ventas de gas y petróleo a Europa. Su producción interna es de ≈26–40 mil b/d de crudo pesado, apenas un tercio de su consumo. El resto llega en forma de envíos de Venezuela (≈32–55 mil b/d) y México (≈21 mil b/d).

 

Si ambos países suspendieran los suministros:

 

Déficit diario: 80–95 mil b/d quedarían descubiertos.

 

Compra mínima necesaria: al menos 40–50 mil b/d para evitar un apagón total; idealmente 60–80 mil b/d para estabilizar el país.

 

Costo anual: USD 1.8–2.2 mil millones, cifra que coincide con la estimación de Jorge Piñón y que sería prácticamente impagable para el régimen.

 

Consecuencias directas para el régimen castrista

 

Prácticamente el país quedaría sin electricidad en forma permanente. Lo que equivaldría a un paro nacional.

 

Transporte y turismo: colapso del transporte público y caída del turismo por falta de combustible.

 

Economía: contracción drástica de agricultura, industria y servicios.

 

Tensión social: descontento popular y presión sobre el régimen, mucho peor que durante el “Período Especial”.

 

Conclusión

 

Europa demostró que cortar la dependencia energética puede transformar un conflicto. Reduciendo en más de 80 % sus compras de energía a Rusia, la UE debilitó de forma estratégica la economía del Kremlin.

 

En el caso del régimen castrista, la suspensión de petróleo de México y Venezuela tendría un efecto aún más dramático: parálisis económica casi total, necesidad de gastar al menos 2.000 millones de dólares anuales para evitar el colapso y un escenario de crisis política mucho más grave que la de los años 90.

 

A diferencia de Rusia, que cuenta con China para sostener su economía de guerra, el régimen castrista no tendría quién lo rescate si pierde el petróleo de sus dos únicos aliados. Esa vulnerabilidad hace que el corte de suministros sea, en términos prácticos, un golpe terminal.

DATO CLAVE:

Para evitar un colapso energético total, el régimen tendría que importar entre 60 y 80 mil barriles diarios, con un costo anual estimado de 2.000 millones de dólares, dinero que no tienen, y el que tienen robado y escondido se lo llevarán con ellos cuando escapen.

 

ENGLISH


EUROPE BREAKS WITH RUSSIAN ENERGY AND THE LESSON FOR THE CASTRO REGIME

By Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Europe’s experience cutting its imports of gas and oil from Russia is, in the case of the Castro regime, much more severe—if not terminal.

The strategic blow

The EU’s coordinated reduction of imports is probably the most powerful non-military blow dealt to Moscow since the invasion. This is not just an economic change; it is a strategic one. It restricts Russia’s budget, limits its ability to finance the war, and forces it to sell at a discount—an essentially self-inflicted wound amplified by Europe’s collective action.

Europe dismantles Moscow’s energy leverage

In 2021, Russia was the largest supplier of oil and gas to the European Union: nearly a third of crude oil and half of the gas came from there. Since the invasion of Ukraine, the EU executed an accelerated substitution strategy:

Oil: from 29% (2021) to ≈2% (2025) in the import basket.

Gas: from nearly 50% to ≈11% in pipelines; total Russian imports now hover around 45 bcm/year, much lower than before the war.

Result: Europe managed to maintain supply through LNG, new routes, and renewables—at a high economic cost but with enormous strategic benefit: Russia’s main source of hard currency has been severely weakened.

Blow to Russian finances

Losing the European market meant Russia had to sell its oil and gas at discounts of $10–15 per barrel to Asian buyers, assuming higher logistical costs. The result: a 30–40% drop in hydrocarbon revenues, even while maintaining similar export volumes. Moscow is now more dependent on China and India and has less fiscal margin to finance the war. It is China, above all, that keeps Russia’s war economy functioning, buying discounted energy and providing economic and technological support.

The lesson for the Castro regime

The Castro regime is in a much more fragile situation than Russia: it depends more heavily on subsidized oil from Venezuela and Mexico than Russia ever did on its sales to Europe. Its domestic production is ≈26–40 thousand b/d of heavy crude, barely a third of its consumption. The rest comes via shipments from Venezuela (≈32–55 thousand b/d) and Mexico (≈21 thousand b/d).

If both countries suspend supplies:

Daily deficit: 80–95 thousand b/d would go uncovered.

Minimum purchase needed: at least 40–50 thousand b/d to avoid total blackout; ideally 60–80 thousand b/d to stabilize the country.

Annual cost: USD 1.8–2.2 billion, a figure matching Jorge Piñón’s estimate, practically unpayable for the regime.

Direct consequences for the Castro regime

The country would be left almost permanently without electricity—equivalent to a nationwide shutdown.

Transport and tourism: collapse of public transport and decline of tourism due to lack of fuel.

Economy: drastic contraction of agriculture, industry, and services.

Social tension: popular discontent and pressure on the regime, much worse than during the “Special Period.”

Conclusion

Europe proved that cutting energy dependence can transform a conflict. By reducing its energy purchases from Russia by over 80%, the EU strategically weakened the Kremlin’s economy.

For the Castro regime, suspending oil from Mexico and Venezuela would have an even more dramatic effect: near-total economic paralysis, the need to spend at least $2 billion annually to avoid collapse, and a political crisis worse than in the 1990s.

Unlike Russia, which has China to keep its war economy afloat, the Castro regime would have no one to rescue it if it lost oil from its two allies. This vulnerability makes a supply cutoff, in practical terms, a terminal blow.

KEY FACT:

To avoid total energy collapse, the regime would have to import between 60 and 80 thousand barrels per day, at an annual cost of $2 billion—money it does not have, and what it does have, stolen and hidden, its leaders would take with them when they flee.

 

FRANÇAIS


L'EUROPE ROMPT AVEC L'ÉNERGIE RUSSE ET LA LEÇON POUR LE RÉGIME CASTRISTE

Par Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

L'expérience européenne de couper ses importations de gaz et de pétrole de la Russie est, dans le cas du régime castriste, beaucoup plus grave, voire terminale.

Le coup stratégique

La réduction coordonnée des importations par l'UE est probablement le coup non militaire le plus puissant porté à Moscou depuis l'invasion.
Ce n'est pas seulement un changement économique ; c'est un changement stratégique. Il restreint le budget russe, limite sa capacité à financer la guerre et l'oblige à vendre à prix réduit : une blessure auto-infligée amplifiée par l'action collective européenne.

L'Europe démonte le levier énergétique de Moscou

En 2021, la Russie était le plus grand fournisseur de pétrole et de gaz de l'Union européenne : près d'un tiers du pétrole brut et la moitié du gaz en provenaient. Depuis l'invasion de l'Ukraine, l'UE a exécuté une stratégie accélérée de substitution :

Pétrole : de 29 % (2021) à ≈2 % (2025) dans le panier d'importations.

Gaz : de près de 50 % à ≈11 % dans les gazoducs ; les importations russes totales tournent aujourd'hui autour de 45 bcm/an, bien moins qu'avant la guerre.

Résultat : l'Europe a réussi à maintenir l'approvisionnement grâce au GNL, à de nouvelles routes et aux renouvelables, à un coût économique élevé mais avec un bénéfice stratégique énorme : la principale source de devises de la Russie a été gravement affaiblie.

Coup porté aux finances russes

Perdre le marché européen a obligé la Russie à vendre son pétrole et son gaz avec des rabais de 10 à 15 USD le baril à des acheteurs asiatiques, en assumant des coûts logistiques plus élevés. Résultat : une chute de 30 à 40 % des revenus provenant des hydrocarbures, malgré des volumes d'exportation similaires. Moscou est désormais plus dépendante de la Chine et de l'Inde et dispose de moins de marge budgétaire pour financer la guerre. C'est surtout la Chine qui maintient l'économie de guerre russe en marche, en achetant de l'énergie à prix réduit et en fournissant un soutien économique et technologique.

La leçon pour le régime castriste

Le régime castriste est dans une situation beaucoup plus fragile que la Russie : il dépend davantage des subventions pétrolières du Venezuela et du Mexique que la Russie ne dépendait de ses ventes à l'Europe. Sa production interne est d'environ 26–40 000 b/j de brut lourd, à peine un tiers de sa consommation. Le reste provient d'expéditions du Venezuela (≈32–55 000 b/j) et du Mexique (≈21 000 b/j).

Si les deux pays suspendaient leurs livraisons:

Déficit quotidien : 80–95 000 b/j resteraient non couverts.

Achat minimum nécessaire : au moins 40–50 000 b/j pour éviter une panne totale ; idéalement 60–80 000 b/j pour stabiliser le pays.

Coût annuel : 1,8–2,2 milliards USD, chiffre correspondant à l'estimation de Jorge Piñón, pratiquement impayable pour le régime.

Conséquences directes pour le régime castriste

Le pays se retrouverait pratiquement sans électricité de façon permanente — l'équivalent d'un arrêt national.

Transports et tourisme : effondrement des transports publics et chute du tourisme par manque de carburant.

Économie : contraction drastique de l'agriculture, de l'industrie et des services.

Tension sociale : mécontentement populaire et pression sur le régime, bien pire que pendant la « Période spéciale ».

Conclusion

L'Europe a démontré que couper la dépendance énergétique peut transformer un conflit. En réduisant de plus de 80 % ses achats d'énergie à la Russie, l'UE a affaibli stratégiquement l'économie du Kremlin.

Dans le cas du régime castriste, la suspension du pétrole du Mexique et du Venezuela aurait un effet encore plus dramatique : paralysie économique quasi totale, nécessité de dépenser au moins 2 milliards USD par an pour éviter l'effondrement et crise politique plus grave que celle des années 90.

Contrairement à la Russie, qui compte sur la Chine pour soutenir son économie de guerre, le régime castriste n'aurait personne pour le secourir s'il perdait le pétrole de ses deux seuls alliés. Cette vulnérabilité fait que l'arrêt des livraisons est, en termes pratiques, un coup terminal.

DONNÉE CLÉ :

Pour éviter un effondrement énergétique total, le régime devrait importer entre 60 et 80 000 barils par jour, pour un coût annuel estimé à 2 milliards USD — argent qu'il n'a pas, et celui qu'il a, volé et caché, serait emporté par ses dirigeants lors de leur fuite.

 

ITALIANO


L'EUROPA ROMPE CON L'ENERGIA RUSSA E LA LEZIONE PER IL REGIME CASTRISTA

Di Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

L'esperienza europea di interrompere le importazioni di gas e petrolio dalla Russia è, nel caso del regime castrista, molto più grave, se non terminale.

Il colpo strategico

La riduzione coordinata delle importazioni da parte dell'UE è probabilmente il colpo non militare più potente inflitto a Mosca dall'inizio dell'invasione. Non si tratta solo di un cambiamento economico; è un cambiamento strategico. Restringe il bilancio russo, limita la sua capacità di finanziare la guerra e la costringe a vendere a sconto: una ferita auto-inflitta amplificata dall'azione collettiva europea.

L'Europa smantella la leva energetica di Mosca

Nel 2021, la Russia era il principale fornitore di petrolio e gas dell'Unione Europea: quasi un terzo del greggio e metà del gas provenivano da lì. Dall'invasione dell'Ucraina, l'UE ha eseguito una strategia accelerata di sostituzione:

Petrolio: dal 29 % (2021) a ≈2 % (2025) nel paniere delle importazioni.

Gas: da quasi il 50 % a ≈11 % nei gasdotti; le importazioni totali dalla Russia oggi si aggirano intorno a 45 bcm/anno, molto inferiori rispetto a prima della guerra.

Risultato: l'Europa è riuscita a mantenere l'approvvigionamento tramite GNL, nuove rotte e rinnovabili, a un costo economico elevato ma con un enorme beneficio strategico: la principale fonte di valuta estera della Russia è stata gravemente indebolita.

Colpo alle finanze russe

Perdere il mercato europeo ha significato per la Russia vendere il proprio petrolio e gas con sconti di 10–15 USD al barile agli acquirenti asiatici, assumendo costi logistici più elevati. Il risultato: un calo del 30–40 % delle entrate da idrocarburi, pur mantenendo volumi di esportazione simili. Mosca è ora più dipendente da Cina e India e ha meno margine fiscale per finanziare la guerra. È soprattutto la Cina che mantiene in vita l'economia di guerra russa, acquistando energia scontata e fornendo sostegno economico e tecnologico.

La lezione per il regime castrista

Il regime castrista si trova in una situazione molto più fragile della Russia: dipende in misura maggiore dal petrolio sovvenzionato di Venezuela e Messico rispetto a quanto la Russia dipendesse dalle sue vendite all'Europa. La sua produzione interna è di ≈26–40 mila b/g di greggio pesante, appena un terzo del suo consumo. Il resto arriva tramite spedizioni dal Venezuela (≈32–55 mila b/g) e dal Messico (≈21 mila b/g).

Se entrambi i paesi sospendessero le forniture:

Deficit giornaliero: 80–95 mila b/g resterebbero scoperti.

Acquisto minimo necessario: almeno 40–50 mila b/g per evitare un blackout totale; idealmente 60–80 mila b/g per stabilizzare il paese.

Costo annuo: 1,8–2,2 miliardi USD, cifra che coincide con la stima di Jorge Piñón, praticamente impagabile per il regime.

Conseguenze dirette per il regime castrista

Il paese resterebbe praticamente senza elettricità in modo permanente — equivalente a un blocco nazionale.

Trasporti e turismo: collasso del trasporto pubblico e calo del turismo per mancanza di carburante.

Economia: drastica contrazione di agricoltura, industria e servizi.

Tensione sociale: malcontento popolare e pressione sul regime, molto peggiore rispetto al “Periodo Speciale”.

Conclusione

L'Europa ha dimostrato che interrompere la dipendenza energetica può trasformare un conflitto. Riducendo di oltre l'80 % i suoi acquisti di energia dalla Russia, l'UE ha indebolito strategicamente l'economia del Cremlino.

Nel caso del regime castrista, la sospensione del petrolio da Messico e Venezuela avrebbe un effetto ancora più drammatico: paralisi economica quasi totale, necessità di spendere almeno 2 miliardi USD all'anno per evitare il collasso e una crisi politica molto più grave di quella degli anni '90.

A differenza della Russia, che ha la Cina per sostenere la sua economia di guerra, il regime castrista non avrebbe nessuno a salvarlo se perdesse il petrolio dei suoi due unici alleati. Questa vulnerabilità rende l'interruzione delle forniture, in termini pratici, un colpo terminale.

DATO CHIAVE:

Per evitare un collasso energetico totale, il regime dovrebbe importare tra 60 e 80 mila barili al giorno, con un costo annuo stimato di 2 miliardi USD — denaro che non ha, e quello che ha, rubato e nascosto, verrebbe portato via dai suoi dirigenti quando fuggiranno.




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