YEVGUENI PRIGOZHIN ES UN FIEL PEÓN DE VLADIMIR PUTIN


Prigozhin es el supuesto dueño del ejército privado “Grupo Wagner”, en honor a su músico preferido, el compositor alemán Richard Wagner. Antes de ser famoso fue condenado a diez años de prisión por ladrón. Es conocido como el “chef de Putin” por sus negocios de restaurantes y su estrecha relación con Putin, bajo cuya sombra se ha enriquecido.  A este personaje se le ha atribuido una independencia irreverente de los jefes de las fuerzas armadas rusas, él parece decidir cuando se va o cuando se queda en un área de combate.  Quizás no es así y Prigozhin no es más que un fiel peón que Putin mueve dentro de una estrategia de supervivencia ante el eventual fracaso de la guerra contra Ucrania.  

 

El Grupo Wagner está formado por mercenarios siempre alineados con los intereses del Kremlin. Se atribuyen haber participado en la batalla de Debaltseve (enero-febrero 2015), en la del aeropuerto de Donetsk (2014) y recientemente haber tomado la ciudad de Bajmut en Ucrania. Sus mercenarios intervinieron en la guerra de Siria junto a las tropas de Bashar al-Assad y protegiendo activos estratégicos. También en la República de África Central y en Libia en apoyo de las fuerzas de Khalifa Haftar. En Sudán tuvieron a cargo la protección de minas de oro y otros servicios.  Estados Unidos lo busca por su intervención en la política norteamericana.

 

Periodistas y analistas han tomado literalmente las repetidas acusaciones e insultos de Prigozhin contra el Ministro de Defensa Sergei Shoigu  y el  General  Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor General de las fuerzas armadas rusas. Como en Rusia quien manda es Putin y no hay ejércitos “privados” ni supuestos jefes que no obedezcan al pie de la letra sus instrucciones precisas tal vez sea más lógico asumir que en este caso, como en otros, Prigozhin hace y dice lo que le ordena Putin.

 

Es conocido que Putin es un experto dividiendo a unos contra otros pero siempre teniendo el control absoluto. Quienes lo critican o no le obedecen son castigados con crueldad.  Antes y después de la invasión a Ucrania la lista de víctimas es aterradora, asesinados en la calle, envenenados dentro o fuera de Rusia,  se han suicidado solos o con sus familias, o se han lanzado de edificios, etc.

 

Para Putin la prisión o el asesinato de quienes lo impugnan es práctica común, posiblemente aprendida como oficial en la KGB en el período soviético.  Desde la invasión a Ucrania aproximadamente 20,000 rusos han sido enviados a prisión por expresarse contra esa acción.  En Rusia hoy se vive un clima de terror y vigilancia donde se castiga cualquier expresión de disidencia o que pueda interpretarse como tal.

 

Ante tales evidencias, es difícil sostener que las acusaciones e insultos de Prigozhin son de su propia autoría. En Rusia la primera y la última palabra la tiene Putin, dentro y fuera del ejército.  Hasta el punto de que no hay decisión de cierta importancia que se pueda tomar sin su visto bueno.  Incluso en el ámbito civil y administrativo, Andrey Pertsev, en un artículo publicado por el Carnegie Endowment for International Peace afirma que: “Con el inicio de su guerra, Putin tomó el manejo del país enteramente en sus propias manos. Se han reducido las funciones de los antiguos centros de toma de decisiones”.

 

Es probable que las ofensas y comentarios denigrantes de Prigozhin contra las dos figuras militares más importantes de la invasión a Ucrania (Shoigu y Gerazimov) van dirigidos a culparlos a ellos ante un sector de la población rusa por el fracaso de la guerra y en consecuencia a exonerar a Putin del desastre. El “triunfo” del Grupo Wagner en Bajmut se presenta como una muestra de la incompetencia del Ministro y el Jefe del Estado mayor en su dirección de la guerra.

 

Ante el fracaso en Ucrania, Putin tendrá a quien responsabilizar para poder presentarse como el héroe que evitó que los Estados Unidos y la NATO invadieran a Rusia.  Su narrativa se impondrá con terror y con la ayuda de ese sector de la población rusa que hoy aplaude a Yevgueni Prigozhin y a su Grupo Wagner.  Es una lástima que periodistas y analistas de occidente refuercen esa estrategia dándole credibilidad a un sujeto al que, a pesar de sus acusaciones,  se le dieron todos los recursos para que convirtiera a Bajmut en una verdadera ruina, incluyendo la autoridad para que enviara a la muerte a más de 20.000 rusos.

 

Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Mayo 28 de 2023


 

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LA MEMORIA SELECTIVA DE LOS RUSOS DE PUTIN

 

 

Septiembre 22 de 1939. De izquierda a derecha los oficiales alemanesTeniente General Mauritz von Wiktorin, el General de la Fuerza Blindada Heinz Guderian y el Brigadier soviético Kombrig Semyon Krivoshein en la ciudad de Brest-Litovsk en un desfile militar que demarcaba la repartición de Polonia entre Alemania y la URSS.  

 

Este 9 de mayo los rusos celebraron en la Plaza Roja en Moscú el Día de la Victoria. El 78 aniversario de la derrota de Hitler. En realidad la rendición incondicional de Alemania se concretó el 7 de mayo de 1945 en la sede del Comando Supremo Aliado en Reims, Francia.  Ese día el documento fue firmado por el General Alfred Jodl en representación del Alto Comando Alemán y por los Aliados el General Dwight D. Eisenhower, Comandante Supremo de la Fuerza Aliada Expedicionaria y representantes de Francia, el Reino Unido y la Unión Soviética.  Pero, accediendo al capricho de Stalin, otro acto de rendición de Alemania ante la Unión Soviética fue firmado dos días después en Berlín entre el general alemán Wilhelm Keitel, y el mariscal ruso Georgy Zhukov. Fue una maniobra de Stalin para que la URSS pudiera celebrar su victoria contra Alemania como el Día de la Victoria. 

 

Casi ocho décadas después, este 9 de mayo de 2023, aquel ardid de Stalin le sirvió a Putin para celebrar otro Día de la Victoria en el que habló escasamente 10 minutos.  No hubo, por supuesto, de su parte ninguna mención al hecho de que la URSS y Hitler fueron aliados a principios de aquella terrible II Guerra Mundial, en la que murieron 80 millones de personas, ni tampoco que una vez rota esa alianza por decisión de Hitler, la ayuda de los Estados Unidos a la URSS fue la que le permitió, ya fortalecida, luchar contra Alemania.

 

Sin los Estados Unidos la URSS habría tenido un papel diferente en aquel conflicto. La invasión alemana a la URSS, la operación Barbarossa, fue una acción masiva que involucró inicialmente a tres millones de soldados alemanes. A los seis meses los alemanes ya habían capturado tres millones de prisioneros rusos, el Ejército Rojo había sufrido 4.3 millones entre muertos y heridos.  Desde los binoculares de los tanques los oficiales alemanes podían ver las esferas del Kremlin. Hitler escogió ese nombre por su admiración a Frederick Barbarossa, emperador romano del siglo 12, famoso por sus hazañas militares.

 

Los estadounidenses modernizaron las fuerzas armadas de la URSS con tanques de guerra, aviones, armas, vehículos etc., que los rusos usaron en el frente oriental.  También fueron claves en reponer y modernizar la industria soviética por el daño sufrido durante la ofensiva alemana. Maquinaria, materias primas y experiencia estadounidense mejoró y aumento los niveles de producción de la URSS. Además, Estados Unidos envió cantidades sustanciales de alimentos y suministros para sostener a la población y al ejército soviético.

 

Putin, que lanzó una invasión a Ucrania con el propósito de “desnazificarla”, haciéndole creer a los rusos que él es el gran anti nazi, ha silenciado el hecho de que la Unión Soviética como aliada de Hitler facilitó la invasión alemana contra varios países de Europa a cambio de obtener parte del botín.

 

Mientras a principios de 1939 Stalin conversaba con Inglaterra y Francia un acuerdo militar para contener el expansionismo de Hitler, secretamente negociaba con Hitler lo que llegó a ser el Pacto Molotov-Ribbentrop entre Alemania y la Unión Soviética firmado ese mismo año, que permitió a Alemania evitar una guerra en dos frentes y le facilitó a Hitler sus conquistas militares iniciales.  

 

Bajo la sombra de ese pacto la URSS cometió uno de los crímenes más repulsivos de la Segunda Guerra Mundial.  Entre marzo y mayo de 1940 fueron asesinados, uno a uno, 22.000 polacos, la flor y nata del ejército de Polonia, incluyendo políticos, artistas e intelectuales. La matanza de los Bosques de Katyn fue ordenada por Stalin a su jefe de la NKVD, Laurenti Beria.

 

El pacto fue traicionado por Hitler en Junio de 1941 cuando lanzó  la operación Barbarosa. Fue entonces que la URSS cambió su actitud hacia Hitler y eventualmente se unió a los Aliados contra Alemania.  Si Hitler por ambición, no hubiera invadido a la URSS, la alianza entre estos dos regímenes sanguinarios pudo haber sido mucho más desbastadora para la humanidad.

 

En este Día de la Victoria en la Plaza Roja Putin no pudo esconder la preocupación por sus fracasos. Los de la invasión a Ucrania y su aislamiento del mundo Occidental, donde se le trató como un estadista moderno. En su corto y cansón discurso describió con todo cinismo a Rusia como la víctima de una confabulación de los Estados Unidos y todos los grandes intereses que se oponen a la independencia y la libertad de los pueblos.  El acto que tradicionalmente duraba hasta tres horas no paso de 45 minutos y fue cerrado al público. 

 

En 24 ciudades de su imperio fueron canceladas las celebraciones, dicen que por temor a ataques, pero hasta en Siberia, lejos del alcance de los drones se suspendió la actividad.  Tal vez Putin temía que hubiera manifestaciones honrando o protestando por los miles de muertos de la invasión a Ucrania, donde, ese mismo día, el de la Victoria, en lugar de la toma definitiva de Bajmut en Ucrania,  la brigada 72ª del ejército ruso se replegó en el frente sur, sufriendo considerables daños, ante el intenso ataque de las fuerzas ucranianas.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Mayo 11 de 2023

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¿SE PODRÁ DERROCAR AL RÉGIMEN CON MANIFESTACIONES PACĺFICAS?

 


El pasado sábado 6 de mayo en Caimanera, Guantánamo, Cuba, cientos de compatriotas salieron a las calles de este pueblo, de aproximadamente 10.000 habitantes, a protestar pacíficamente por la falta de comida y de libertad.  Los videos publicados son prueba indiscutible de lo que realmente sucedió, como también lo son de la injustificada represión de la dictadura.  Pero, ¿Se podrá derrocar al régimen con manifestaciones pacíficas? O la resistencia pacífica es solamente una táctica antes de pasar a otra.



Sería un error creer que las protestas públicas en años recientes no han sido muy importantes.  Por medio de estos desafíos los ciudadanos se han sentido parte de un frente común contra el régimen. Ya saben que no están solos en su desencanto sino que son parte de la mayoría que aspira a una democracia.  Han sido claras señales de un cambio en la correlación de fuerzas entre el pueblo y la tiranía. 



Este cambio ha impactado a miles de funcionarios, miembros las fuerzas armadas, del Partido Comunista y otras esferas que forman parte de la estructura de poder.  Algo así como ustedes son una minoría  fracasada y el pueblo no quiere lo que ustedes representan.  Otro beneficio considerable es que estas demostraciones de descontento han puesto en duda en el exterior las supuestas bondades del régimen castrista.  



El pueblo en las calles rechazando a la dictadura ha llevado a muchos a creer que la solución para lograr un cambio de régimen es un levantamiento popular en todo el país.  Desde el exilio se espera el levantamiento final y en Cuba se repite que “algo tiene que pasar”.  Hay que tener cuidado de que el entusiasmo en unos y la desesperación en otros nos lleven a conclusiones equívocas.  Es una forma para el exilio de lavarse las manos sobre la solución del problema y para los que están en Cuba es una manera de esperar el milagro. 



Al régimen la preocupan estas explosiones de protesta. Primero porque se pueden salir de control y segundo porque perjudican su imagen dentro y fuera de Cuba.  Durante las manifestaciones del 11 de julio de 2022 la dictadura reconoció que en sus filas hubo disgusto por la represión que se usó contra el pueblo, especialmente contra jóvenes desarmados.   



Entonces, para cambiar la narrativa dominante del momento (el descontento y la protesta nacional)  y para enriquecer a corruptos en Nicaragua y en Cuba,  la cúpula castrista ingenió una migración masiva de los más interesados en huir de la Isla. Creyeron que la válvula de escape hacia Nicaragua funcionaría como en el pasado (Camarioca y Mariel).  Se equivocaron porque los que no pudieron comprar su huida, que fueron y son la mayoría, han reaccionado con mayor disgusto que, sumado al deterioro constante en el país, se han convertido en un tormento para la mafia castrista. 



En estas circunstancias, como nosotros los demócratas estamos ganando y ellos los corruptos y represores están perdiendo, hay que meditar el rumbo a seguir, teniendo en cuenta las experiencias de Hong Kong, Irán, Venezuela, Birmania y Nicaragua, donde las protestas, algunas pacíficas y otras violentas, no han podido triunfar. 

 

Hay momentos históricos en los cuales, por una visión equivocada, se pierde o pospone la oportunidad de alcanzar la libertad.  Los cubanos, que tanto han sacrificado por un porvenir democrático, pueden ahora estudiar y poner en marcha una estrategia que conduzca finalmente a una patria “Con todos y para el bien de todos.” 

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica


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LOS ERRORES DE PUTIN Y XI JINPING GRAVITARÁN EN LO QUE RESTA DEL SIGLO

Poco se ha comentado de lo que conversaron Putin y Xi Jinping sobre la inminente invasión de Rusia a Ucrania cuando se reunieron en China, 20 días antes del ataque.  En esas reuniones en marzo de 2022 tiene que haber habido una conversación a fondo sobre el tema. De no haberlo hecho Putin habría cometido un gran error y Xi Jinping se habría ofendido. 

 

Después del encuentro se hicieron importantes declaraciones públicas de una amistad entre los dos estados expresando que no tenía límites, ni había áreas prohibidas de cooperación.  Putin, sin duda, convenció a Xi de que su formidable ejército tomaría la capital ucraniana, Kiev, en cuestión de días. La decisión errada de ambos tendrá consecuencias que gravitarán en lo que resta del siglo XXI. 

 

Putin y Xi creyeron en un triunfo seguro no solo por el poderío ruso sino porque los Estados Unidos había decidido no interferir contra la invasión rusa a Ucrania.  Ahora se ha conocido que pocos días antes del ataque Washington comunicó al gobierno ucraniano que el triunfo ruso era inevitable y que no se podía hacer nada por evitarlo.  Por esta razón, públicamente cerraron la embajada estadounidense en Kiev y le ofrecieron un escape inmediato al presidente ucraniano Volodímir Zelenksy.

 

Para Xi Jinping el triunfo de Rusia en Ucrania dejaría a un Estados Unidos desacreditado y haría en extremo difícil justificar una futura participación norteamericana contra las fuerzas chinas cuando decidieran invadir a Taiwán.  Si Estados Unidos en ese febrero de 2022 no frenó con una advertencia y su poderío la invasión a Ucrania, como podría hacerlo en el futuro a favor de Taiwán, una pequeña isla en el Pacífico a menos de 200 kilómetros de China que cabe 16 veces en Ucrania.

 

Las consecuencias del error de Putin están por verse.  Su coqueteo entre los líderes demócratas del mundo, del que tanto se benefició, parece haber terminado para siempre. Es muy probable que las fuerzas rusas sean expulsadas de Ucrania, incluyendo de la península de Crimea, donde la pérdida de su base en Sebastopol representaría un fuerte golpe para la proyección del poderío naval ruso en el Atlántico.  La economía rusa demorará años en recuperarse y hasta Putin podría estar en peligro.

 

Xi Jinping también pagará el precio de haber creído en Putin.  Descubrir que China era un riesgo para las empresas occidentales debido a los trastornos logísticos causados por la epidemia de Covid, sumado al apoyo del régimen chino a la invasión de Putin ha hecho evidente a Occidente que confiar en el régimen chino es una apuesta peligrosa.   Depender del mayor enemigo de la democracia, tanto en el campo de los negocios como en el de la seguridad mundial ha sido un grave error.

 

Aunque ahora Xi Jinping quiera jugar un falso papel pacifista en el conflicto la realidad es que sigue apoyando la invasión a Ucrania y la reciente movilización militar alrededor de Taiwán es parte del chantaje a Estados Unidos. El viaje de Lula da Silva a China es también otra acción contra los Estados Unidos y los 52 países aliados en defensa de Ucrania. 

 

Otra víctima de los acontecimientos es la hipótesis de que el capitalismo amansa a las dictaduras y eventualmente conduce a la democracia.  El capitalismo se ha convertido en un instrumento de las élites comunistas con el que fortalecen sus dictaduras.  Cuando este binomio logra éxito material los pueblos aceptan la opresión y llegan a renunciar o posponer sus ansias de libertad.

 

En esta guerra genocida contra Ucrania, la ilimitada crueldad demostrada por Putin y sus asociados no es lejana a la del partido comunista chino durante su historia.  En el presente la terrible persecución de las minorías en Xinjiang y Tibet y la aplicada contra quienes defienden la libertad dentro y fuera del territorio chino no entran dentro de los códigos legales de crímenes de guerra pero son crímenes contra la humanidad ante los cuales Occidente no puede ser indiferente.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Abril 21 de 2023

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ENTREGAR A UCRANIA PUDO HABER SIDO UN ERROR HISTÓRICO

 

Cuando en febrero de 2022 el ejército ruso se alistaba para la invasión de Ucrania el gobierno de los Estados Unidos y la mayoría de los de la OTAN ya habían aceptado que a Ucrania no se le podía defender y que pasaría bajo el control de Putin en cuestión de horas, días o semanas. Decisión que habría sido uno de los errores estratégicos más graves de la historia contemporánea.  

 

En aquellos cruciales momentos los Estados Unidos inmediatamente retiró la mayor parte del personal de su embajada en Kiev y le ofreció públicamente ayuda a Zelenzky para sacarlo con urgencia del país. La respuesta heroica de Zelenzky: “la lucha está aquí” y "necesito munición antitanque, no un aventón” no solamente salvó a Ucrania sino también a Occidente.  Un triunfo de Rusia en Ucrania la habría alentado junto a China a retar nuevamente a los Estados Unidos y sus aliados en Taiwán u otro lugar con consecuencias muy graves o incluso apocalípticas.  

 

Una vez demostrada la eficacia del apoyo aliado a soldados y civiles ucranianos hubo un cambio en el Pentágono y en la Casa Blanca (El Secretario de Defensa Lloyd J. Austin III y el Secretario de Estado Antony Blinken) sobre la oportunidad de expulsar a los rusos de Ucrania  y asestarle un golpe de tal magnitud a Rusia que la dejaría incapaz de intentar otra aventura militar por muchos años.  La dictadura en China ha estado atenta a esta posibilidad. 

 

Se ha hecho popular en las más altas esferas la idea de que una vez que el ejército ruso tenga que retirarse de Ucrania, Putin estaría obligado a negociar. Puede ser una conclusión demasiado optimista.  Putin desde hace meses está justificando su aventura militar como una guerra de Occidente contra Rusia.  Ucrania en su retórica es solo un instrumento.  

 

Sería prudente  contemplar que Putin tiene otras alternativas que la de negociar con Ucrania.  Estas lo ayudarían a ganar tiempo y a mantener un estado de guerra en Rusia que justifique cualquier número de atrocidades.  Su historial es espeluznante: crímenes contra opositores y periodistas, oligarcas que se suicidan después de dejar de serle incondicionales, crímenes de guerra en Ucrania, secuestro de miles de niños ucranianos, lanzar al combate a reclutas sin entrenamiento ni el equipo necesario, etc. Ante su falta de escrúpulos hay que prever los peores, no el mejor escenario:

 

1)    1)    Obligado a retirar sus ejércitos de Ucrania Putin puede declarar que el estado de guerra continúa a menos que se cumplan ciertas condiciones que podrían ayudarlo a ganar tiempo, a evitar perder el poder y su vida, a reivindicar su fracaso ante sus seguidores.

 

2)   2)    O Putin puede provocar militarmente a una nación miembro o no de la OTAN para negociar con esta organización y no con Ucrania.  El misil dirigido a Ucrania que recientemente voló por encima de Moldavia es una muestra de su desprecio por los límites cuando cree que algo le conviene.

 

3)  3)     Puede amenazar o lanzar un ataque táctico nuclear en territorio ucraniano con el mismo propósito de sentarse a conversar con la OTAN.  Pensar que Putin no va a usar este tipo de armamento por las advertencias de los Estados Unidos es un error. 

 

Los gobiernos que han ayudado a Ucrania parecen haberse dado cuenta de que la gradualidad en la asistencia a esa nación no logró evitar que Putin escalara la guerra.  Pudo haber sido una táctica para no alarmar a los pueblos de esos paises, pero haber dado a Ucrania estrictamente lo que necesitaba para defenderse, a veces tardíamente, lejos de apaciguar a Putin lo ha envalentonado.  Esa estrategia no evitó la destrucción de ciudades ucranianas y parte de su infraestructura. Tampoco la muerte de miles de militares ucranianos, ni el asesinato y tortura de cientos o miles de civiles.  

 

El fin de la guerra y la seguridad de Ucrania no van a depender de la retirada de los ejércitos rusos, sino del poder militar que llegue a tener Ucrania y del apoyo que brindaría su integración en la OTAN, sumado a la capacidad y la decisión de esta organización y de Estados Unidos para frenar a Putin y a sus radicales en forma urgente y contundente. 

 

El pueblo y los militares rusos deben saber lo antes posible que la guerra es contra Putin, no contra los soldados ni el pueblo ruso. Los Estados Unidos y la OTAN deben prepararse política y militarmente para defender la democracia y dejar de tratar como gente civilizada a  dictadores y asesinos.  No solamente Putin es responsable de los cientos de miles de muertos, heridos, secuestrados y desplazados de esta guerra (rusos y ucranianos), los líderes de Occidente que confiaron o negociaron con él, también tienen su cuota de responsabilidad en esta tragedia.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Febrero 18 de 2023

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PUTIN ES TAN MAL ESTRATEGA COMO HITLER

 




La torpeza de Putin para cometer errores es sorprendente, actúa como  Hitler, que trastornado por los fracasos alemanes en la Segunda Guerra Mundial, tomó él mismo las riendas de la guerra.  El desastre que provocó es historia.  Putin creyó que la invasión a Ucrania sería un paseo militar y nunca se preparó para un peor escenario como haría un estratega. Ahora parece creer que una guerra de desgaste contra Ucrania le dará resultados, sigue equivocado.

 

Cuando el ejército de Ucrania demostró ser un contrincante superior,  Putin creyó que atacando objetivos civiles con drones iraníes y misiles rusos desmoralizaría la voluntad de los ucranianos.  Cualquier persona que no fuese un engreído habría previsto que esos ataques iban a lograr todo lo contrario. Otra vez falló Putin, como lo hizo Hitler con sus bombardeos a Inglaterra que lejos de debilitar a los ingleses los motivaron aun más en su guerra contra Alemania.

 

Putin tampoco previó que ante los ataques constantes contra objetivos civiles  los países aliados de Ucrania comenzarían a enviarle el armamento necesario para dotarla de un escudo antiaéreo,   equivalente a un “no-fly zone” (zona de prohibición de vuelos).  Exactamente lo que había pedido una y otra vez Zelensky desde inicios de la guerra y que tanto la OTAN como Washington rechazaron.

 

La potencialidad militar de un no-fly zone sobre Ucrania no es estrictamente defensiva sino que estará limitado por cuán lejos se encuentre su radio de acción de la frontera con Rusia.  Mientras más próximo a esa frontera Ucrania podrá derribar sobre territorio ruso los aviones o cohetes dirigidos contra su territorio.

 

Si en un momento de desesperación Putin lanzara armas nucleares tácticas, los ucranianos podrían  interceptarlas en territorio ruso con graves consecuencias para las tropas y población rusa, que serían víctima de la radiactividad. Circunstancia que convierte la opción o las amenazas nucleares veladas de Putin en un boomerang.

 

Una de estas armas  es el sistema anti misil Patriots de los Estados Unidos, que ya están entrenando a aproximadamente cien ucranianos para recibir el primero.  Alemania y Japón también se han comprometidos a enviar cada uno una batería de Patriots a Ucrania.  Polonia se está armando con estos sistemas y Alemania tiene ya 14 baterías.

 

La reacción pública de Putin en la tercera semana de diciembre fue burlarse de los Patriots y alabar la superioridad de los antimisiles S 300 rusos: “Quieren tener sistemas Patriots, que los tengan, pero los vamos a destruir", Y sobre las  capacidades técnicas de los Patriots dijo que: "es un sistema bastante antiguo que no funciona tan bien como nuestro S-300", asegurando que "el antídoto siempre se encontrará".

 

La fanfarronería de Putin quedó al descubierto cuando varias bases aéreas rusas en la que se encontraba parte de su flota de bombarderos estratégicos fueron atacadas por Ucrania bien adentro del territorio ruso con viejos cohetes rusos modificados por Ucrania.   Los supuestos S 300 no protegieron esas bases.  Como resultado los bombarderos estratégicos rusos fueron trasladados miles de kilómetros al este de Rusia.

 

Estos errores parecen no haber hecho entender a Putin de que está en una guerra contra Occidente que tiene como escenario a Ucrania.   Cree que va a dividir a los países europeos en su apoyo lo que le permitirá arrodillar a Ucrania y obligarla a negociar.  Otra vez está equivocado, la guerra es principalmente contra los Estados Unidos y contra Polonia, vecina de Ucrania que sabe que sería la próxima víctima. La guerra es en esencia entre la democracia y la dictadura, pero eso será razón para otro comentario.

 

Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Enero 20 de 2023

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