Símbolo de secreto en japonés
La historia de Alan Gross en Cuba es una de ficción. Ahora resulta que el ingeniero estadounidense capituló. Dijo el gobierno de los Estados Unidos lo había utilizado en una maniobra contra Cuba.
Es una pequeña victoria para la dictadura porque muchos cubanos ya se dieron cuenta de que las desgracias de su país no son ocasionadas por Washington.
Pero el tema del imperialismo todavía le sirve al régimen; con él atontan al grupito de represores y cómplices que no ven más allá de sus narices. A falta de comida, ropa y medicinas, por lo menos tienen un enemigo.
Gross ha servido para todo esto y más. Sus actividades son un asunto de importancia relativa porque él es un rehén por el que hay que pagar un rescate. Dicen que cuando Raúl Castro se baña canta aquello de “I've Got the World on a String” (Tengo el mundo de un hilo).
Primero se pensó que el precio de Gross era la libertad de los cinco espías cubanos condenados en los Estados Unidos. Luego cuando el gobierno estadounidense aclaró que no se podían canjear, el monto exigido se convirtió en una incógnita.
Es una extraña coincidencia que exactamente cuando se celebraba el juicio de Gross el gobierno de los Estados Unidos diera permiso a varios aeropuertos de los Estados Unidos para que desde ellos se pudiera volar a Cuba.
El turismo es el petróleo de Cuba y el régimen necesita desesperadamente sus millones de dólares. Ellos esperan que estos futuros “embajadores de la libertad” sean su tabla de salvación.
Es posible que ni el turismo sea suficiente para aplacar sus demandas. Con cada gesto amigable del gobierno de Obama, Raúl Castro parece exacerbar sus exigencias. Lo quieren todo a cambio de nada sustancial y concreto.
Después de dos años con su política de acercamiento al régimen en la isla, a Obama le han secuestrado a un ciudadano, se lo han detenido por más de un año y ahora lo condenan a 15 de prisión.
El panorama es curioso, Washington trata a esta dictadura corrupta, inepta y vulgar, como si fuera una potencia mundial. Como si la isla tuviera la mitad del petróleo del mundo. La más poderosa de las naciones, la patria de Washington, Jefferson y Lincoln, se deja coaccionar por un pequeño grupo de viejitos represores.
Raúl Castro espera el momento en que podrá demostrar cúan condescendiente es con quienes lo respetan. Así que Gross estará en su país antes de las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos.
Mientras tanto, algunos periodistas y expertos aprovechan para comentar sobre la creciente fricción entre ambos gobiernos y de cómo Obama debiera dar más pasos para disminuirlas.-------------------------------------------------------------------------------------
Nota: este comunicado de AFP publicado por el Nuevo Herald le dara una idea de como se analizan estos problemas a favor de una mejora de la relaciones entre la democracia estadounidense y la fracasada tirania castrista.Condena de Alan Gross: un balde de agua helada para nexos con EEUU
By DIEGO URDANETA / AFP
WASHINGTON
La condena en Cuba al subcontratista estadounidense Alan Gross echa un balde de agua fría sobre las relaciones bilaterales, pero hay oportunidades para avanzar si los gobiernos se muestran dispustos a generar la confianza necesaria, estimaron analistas este lunes.
Un Tribunal de La Habana condenó el sábado pasado a 15 años de prisión a Gross, un subcontratista del Departamento de Estado de 61 años que fue arrestado en diciembre del 2009 en La Habana cuando repartía material de comunicaciones a grupos judíos en la isla.
Washington no tardó en reaccionar a la condena por delitos contra ``la integridad territorial'': el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tommy Vietor, calificó la sentencia de ``otra injusticia en el suplicio'' de Gross y el Departamento de Estado defendió su labor en Cuba.
El caso de Gross frenó un período de distensión que se había producido entre Cuba y Estados Unidos, países que carecen de relaciones formales desde hace medio siglo, tras la llegada al poder de Barack Obama, quien levantó algunas restricciones para viajes y envíos de remesas hacia la isla.
Washington ha advertido que no habrá más apertura mientras Gross siga detenido, pero sigue comprometido con la política de contactos entre los pueblos y apoyar grupos civiles en la isla, recordó la semana pasada la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en una interpelación en el Congreso.
En el futuro próximo, ``va a continuar el status quo, una coyuntura que revela una posición ambivalente de parte de Washington'', dijo a la AFP en un correo electrónico John Kirk, especialista en Cuba de la universidad Dalhousie en Nueva Escocia, Canadá.
``La administración ha demostrado un interés en mejorar la relación'' pero por otro lado sigue otorgando dinero para programas que son vistos en La Habana como ``contrarrevolucionarios'', estimó Kirk, quien visita frecuentemente La Habana.
Pero más allá de la retórica, ``si los gobiernos de Cuba y Estados Unidos piensan con claridad, y creatividad, existen soluciones para este incidente'', opinó por su parte Arturo Lopez-Levy, de la universidad de Denver.
La condena a Gross apunta más ``a disuadir a otros de participar en actividades intervencionistas de cambio de régimen'', dijo Lopez-Levy, al destacar que el tribunal afirmó que Gross fue ``manipulado'' por la agencia USAID del Departamento del Estado, que contrató a la empresa de Gross.
La Habana no debería desestimar ``los efectos de un gesto humanitario hacia la familia Gross en el debate interno (estadounidenses) sobre la política hacia Cuba'', dijo Lopez-Levy.
``Ambos gobiernos necesitan comenzar a desarrollar medidas de confianza'', dijo Kirk.
Estados Unidos podría abrir una vía si permite una misión de alto nivel del Congreso o de personas eminentes que estimule a ``aquellos sectores dentro del gobierno cubano favorables a liberar a Gross en un contexto de mejoramiento de las relaciones'', dijo Lopez-Levy.
Washington y La Habana tienen un amplio abanico de iniciativas que podrían tomar, como discutir la posibilidad de explorar petróleo en forma conjunta en el Golfo de México, fomentar eventos deportivos y permitir la venta de medicamentos cubanos en Estados Unidos, entre otros, según analistas.
El ``legado de hostilidad'' que recibió Obama ``no ha sido desmantelado, pero su visión de promover cambios en Cuba a través del intercambio ofrece una oportunidad para una victoria definitiva del nacionalismo cubano sobre el embargo'', agregó Lopez-Levy.
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