Obama y Cuba (Los Estados Unidos mantienen la hegemonía mundial III)

 
En el primer capítulo de esta serie comentamos de la superioridad económica y militar de los Estados Unidos sobre cualquier otra nación del planeta y de cómo esa supremacía permanecerá sin rival por un tiempo que no es fácil calcular.  En el segundo capítulo tratamos sobre el cambio del Obama que llegó a la Casa Blanca en 2009. Creyendo inicialmente que podría negociar con los enemigos de Estados Unidos, el joven presidente fue modificando su posición original. 
 
En este capítulo analizamos como el Obama de 2009 también intentó una política de acercamiento al castrismo que fue rechazada por la dictadura, y cómo ante esa situación el nuevo gobierno estadounidense se quedó en el limbo, confundió a la comunidad internacional brindándole credibilidad y otros beneficios al régimen castrista.  Esa estrategia de conciliación inicial fue más allá de lo que se conoce pues el gobierno estadounidense trató de convencer a la Unión Europea de que suavizara sus exigencias al régimen cubano. La Unión Europea había acordado de que una normalización de sus relaciones con el gobierno de los Castro dependería del progreso en cuanto a respeto a los derechos humanos -política europea conocida  como la Posición Común.  
 
Los Estados Unidos, responsables de la represión en Cuba
 
Cuando Obama entró en escena como candidato en 2008 la principal crítica de un sector de académicos, políticos y periodistas de los Estados Unidos en el tema cubano era el mantenimiento del embargo hacia Cuba. Para ellos, la confrontación había impedido el acomodo civilizado entre Washington y La Habana.  Además, argumentaban que el embargo era la razón por la actitud recalcitrante del régimen castrista contra los Estados Unidos y la que justificaba un estado de paranoia permanente en el gobierno en Cuba, que a su vez lo inducía a reaccionar represivamente contra cualquier manifestación de oposición en la isla.   Este razonamiento conducía a una inevitable conclusión: la dictadura castrista era represiva y anti-yanqui por culpa de la “política cubana” de los Estados Unidos.  
 
Obama, el mensajero de la paz
 
Por eso cuando Obama puso en práctica su política de apertura y conciliación hacia “Cuba” provocó una ola de elogios y expectativas entre los críticos de la “inoperante y contradictoria” estrategia de confrontación.  En una buena parte del mundo “expertos” y periodistas aplaudieron el inicio del inminente e inevitable cambio en las relaciones de ambos gobiernos. Apertura que abriría el camino a una era de transformaciones en Cuba que conduciría irreversiblemente a una transición hacia la democracia. 
 
La esperada transición no se materializó, pero la creencia de que se había dando un paso irreversible hacia la democracia en Cuba ha permanecido viva en millones de personas en todo el mundo. Obama no puede exonerase de su cuota de responsabilidad en un error que ha restado credibilidad a la oposición democrática cubana favoreciendo a la tiranía.
 
Por este tipo de beneficio gratuito a las dictaduras Hilary Clinton, en uno de los debates por la nominación a la presidencia en 2008, le contestó a Obama que un presidente de los Estados Unidos no podía hablar con regímenes que violaban los derechos humanos sin que ciertas condiciones se hubieran considerado, porque eso brindaba a las tiranías credibilidad sin costo.

Durante su campaña presidencial en Florida Obama prometió eliminar algunas limitaciones de los viajes de los exiliados a Cuba. También prometió que derogaría las restricciones de envíos de dinero a la isla.  Era una forma de ganar votos entre los cubanoamericanos, quienes según Washington se convertirían en una especie de embajadores de la libertad. Ningún medio de comunicación rebatió que durante muchos años Cuba había sido visitada por cientos de miles de exiliados y millones de canadienses y europeos. Todos estos embajadores de la libertad habían amentado en la isla el deseo de huir al extranjero y una buena parte de ellos habían sido promotores y clientes de la industria de la prostitución en Cuba.

Estas medidas conciliatorias de Obama, una vez puestas en práctica en los primeros meses de 2009, le garantizaron al régimen castrista ingresos de miles de millones de dólares.  Para una tiranía que sobrevivía con dificultad gracias a la subvención chavista, esos ingresos adicionales representaron una bonanza inesperada, y son actualmente una fuente de dólares sin la cual el castrismo estaría en una situación mucho más difícil que la actual.  Según los cálculos de expertos, el exilio envía a Cuba aproximadamente cinco mil millones de dólares anuales entre remesas, viajes, mercadería etc. La importancia y magnitud de estos ingresos puede apreciarse cuando se comparan con la subvención venezolana de 10,000 millones de dólares anuales. Las remesas y mercaderías enviadas por el exilio duplican los ingresos que recibe el régimen castrista por turismo extranjero.

Las evidencias del fracaso

Aunque no lo admitiera públicamente, un año después de llegar a la Casa Blanca el optimismo del nuevo gobierno en Washington sobre sus relaciones con el régimen cubano no era el mismo. Las afirmaciones y esperanzas de la nueva era con Cuba, también compartidas por un pequeño sector conciliador de cubanos en el exterior, no habían prosperado.

El 13 de octubre de 2010 el presidente de los Estados Unidos recibió al Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero. Entre los temas que conversaron estuvo el de Cuba. Unos días después, el 25 de ese mes, el periódico español El País hizo pública parte de la conversación entre ambos presidentes.

Lo publicado era tan importante como lo que se infería de la conversación.

Veamos:

El Nuevo Herald reproduce la información de “El País” con este párrafo:

“El presidente norteamericano Barack Obama solicitó a España que mediara ante las autoridades cubanas para que éstas hagan más esfuerzos en mejorar las relaciones con Estados Unidos, sostiene el diario español El País en su edición del domingo”.

El País informó que durante su visita a la Casa Blanca Barack Obama le pidió al Presidente José Luis Rodríguez, que le mandara este mensaje a Raúl:

“Decidle a Raúl que si él no da pasos tampoco yo podré darlos… Nosotros estamos dando pasos, pero si ellos no dan pasos también, será muy difícil que podamos continuar”.

“Que les diga a las autoridades cubanas que comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios”.

Es lógico deducir que esta petición de Obama a Rodríguez Zapatero está precedida por un intercambio previo de mensajes entre Washington y La Habana.

Lo insólito de esta situación es que ya la dictadura cubana estaba recibiendo beneficios cuantiosos por los pasos que habia dado Obama sin haber llegado primero a algún tipo de acuerdo con el régimen de La Habana. Todo parece indicar lo contrario porque Obama está pidiendo alguna señal de reciprocidad.  Pero ésta es una de las dos sorpresas que nos esperan.

La falta de una estrategia alterna

La respuesta cubana a la intermediación de Zapatero no debe haber sido muy positiva porque dos meses después Arturo Valenzuela, Subsecretario de Estado para Latinoamérica, admite el fracaso. El Nuevo Herald informa el 11 de diciembre de 2009 que Valenzuela ha declarado:

“El Gobierno de EEUU se está tomando con "calma'' el acercamiento y el diálogo que inició la Administración del presidente Barack Obama con Cuba, porque no busca un ‘‘cambio súbito'' en este momento en sus relaciones con La Habana…

Washington pretende "tomar el pulso a la situación'' en Cuba para "ver cómo salir adelante''…''Lo que estamos viendo de cara al futuro es cómo seguir avanzando'' en los temas de interés común para EEUU y Cuba, agregó el alto funcionario…

Se trata de "algo que nos estamos tomando en estos momentos con calma''…''No es una cosa en que se está buscando un cambio súbito en este momento. Estamos avanzando'', subrayó el diplomático.

Así que el acercamiento y el diálogo que inició la Administración Obama hacia el castrismo a principios de 2009 ahora debía ser tomado con calma porque Washington en esos momentos no buscaba un cambio súbito en La Habana.   
¿Era La Habana o era Washington quien no quería un cambio súbito? 

La ambigüedad de Valenzuela demuestra que no existía en Washington una estrategia alterna a una posible negativa del régimen castrista a mejorar las relaciones con el nuevo gobierno de Obama y desistir de continuar violando los derechos humanos en Cuba. Simplemente, había que tomarlo con calma. Valenzuela, igual que Obama en sus comentarios a Zapatero, parece sugerir que en algún momento sí se buscó un cambio súbito, pero por alguna negativa, o por un acuerdo con la tiranía, se descartó el objetivo.

¿Por qué no se dijo la verdad?

Ese mismo mes (diciembre del 2010) la dictadura en Cuba arrestó al ciudadano estadounidense Allan Gross y lo acusó de introducir a la isla equipo de comunicación satelital. Equipo que servía para comunicarse directamente con Internet sin pasar por el control del servicio de inteligencia castrista. Gross fue condenado a 15 años de prisión, que hasta el momento cumple mientras miles de millones de dólares siguen fluyendo a Cuba por decisión de Obama. El gobierno de Obama no quiso admitir públicamente el fracaso de su política inicial. No quería pagar un precio político, y mucho menos decir cuál sería su nueva estrategia, pues no le interesaba definirla.

Obama, Cuba y Latinoamérica

Lo que sí logró Obama es que Latinoamérica se convenciera de que Estados Unidos iba a llegar a un acuerdo con la tiranía castrista. Ante esta situación, los países de la región que no eran parte del grupo chavista no estaban dispuestos a quedar como enemigos de La Habana. En marzo de 2009, en forma inesperada, después de 50 años, Costa Rica restableció relaciones con el gobierno cubano. 

El periódico costarricense Al Día recogió declaraciones de dos importantes analistas costarricenses. Para la politóloga Nuria Marín “el acercamiento se da en un momento propicio, tras la llegada de un nuevo gobierno a los Estados Unidos, en donde se marca un cambio en las relaciones internacionales, de apertura al diálogo”. Eduardo Ulibarri, hoy embajador costarricense en la ONU declaró: “No es una medida que celebre. Costa Rica es el penúltimo país latinoamericano que no tenía relaciones con Cuba”.

En junio de 2009 la OEA suspendió las sanciones a “Cuba” que habían sido impuestas en 1962 porque su:

adhesión al marxismo-leninismo es incompatible con el sistema interamericano y que el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista rompía la unidad y solidaridad continental; que el gobierno de Cuba, identificado con el marxismo-leninismo, es incompatible con los principios y objetivos del sistema interamericano y que esta incompatibilidad excluye al gobierno cubano de participar en el sistema interamericano”.
Parecía que en Cuba había dejado de existir una dictadura marxista leninista, o que si existía ya eso no tenía la menor importancia, porque para Latinoamérica y para Washington el sistema interamericano tenía otras prioridades. El gobierno de Obama no se opuso al levantamiento de estas sanciones a pesar de que desde Cuba Fidel Castro había mostrado su desprecio a la organización:

“24 horas antes de que se pactara el levantamiento de la sanción, el ex presidente cubano Fidel Castro reiteró su indiferencia a pertenecer a la OEA y denunció que la organización ha sido desde su creación "cómplice de todos los crímenes contra Cuba".

Todavía con su fe en resolver los problemas a base de diálogo, Obama no se opuso con firmeza al levantamiento condicionado de las sanciones al régimen castrista en el seno de la OEA, ni planteó con determinación una política regional para obligar al gobierno de La Habana a una transición hacia la democracia. 

Arturo Valenzuela ya había resumido la nueva policía de Washington: había que tomarlo con calma.  Unas horas después del levantamiento de las sanciones en la OEA su Secretario General, José Manuel Insulza, declaró a CNN su convencimiento de que los Estados Unidos iban a levantar el embargo a Cuba. Es muy difícil creer que Insulza afirmara esto sin tener una fuente de información muy confiable en el gobierno de los Estados Unidos.  El panorama desde Washington no debe haber sido muy optimista en cuanto a Latinoamérica. Venezuela estaba en manos de Hugo Chávez y del castrismo. Su influencia en la región era innegable y a Obama no le interesaba confrontarla o contradecirla.  La indecisión que ha caracterizado la política exterior de Obama ya estaba presente en fecha tan cercana del inicio de su primer periodo presidencial en Enero de 2009.

Obama y Zapatero contra la Posición Común de la Unión Europea

Un hecho poco conocido e ignorado es que el presidente estadounidense y el presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero trataron de que la Unión Europea desistiera de su política hacia Cuba conocida como la Posición Común. Esta política fue impulsada en 1996 por el ex presidente del gobierno español José María Aznar. La Posición Común condicionaba la normalización de relaciones con Cuba a los avances que debía dar el régimen comunista hacia la democracia, la liberación de todos los presos políticos y la mejora en el respeto de los derechos humanos.

Sin tener señales de interés de un acercamiento de parte del régimen en Cuba ni tampoco que planeara mejorar el respeto a los derechos humanos, Obama y Rodríguez Zapatero, calladamente, trataron de sustituirla por un diálogo no condicionado con La Habana. El Embajador de España en Costa Rica, Arturo Reig, dio la pista de lo que se había convenido entre ambos mandatarios cuando el 28 de octubre de 2009 publicó un artículo en el periódico La Nación titulado: “Nueva Política hacia Cuba”. En ese artículo el embajador Reig señalaba que la política “de puño de hierro” de sucesivas administraciones estadounidenses y la política de la Unión Europea (Posición Común) no habían logrado cambios en Cuba.  El embajador resumía que ambas políticas habían tenido resultado “nulo, repito nulo.”

En el artículo describe sobre una nueva política hacia Cuba, esta vez como parte de un acuerdo entre Obama y Zapatero, y dice:

“Por cuanto antecede y a la vista del callejón sin salida a que han conducido dichas políticas de la UE y de los EE.UU., había que preguntarse si valía la pena persistir en ellas, y tanto la actual Administración estadounidense como España se han planteado si no había llegado el momento de establecer una auténtica interlocución con el régimen cubano para intentar que el ya mencionado proceso de reforma, pacífico, ordenado y negociado entre todos los cubanos, pueda iniciarse, contando con la ayuda y el apoyo de la comunidad internacional y, en particular, con los EE.UU., la OEA y la UE, y dentro de esta última, con el país que todos los europeos reconocen como el que tiene el mejor conocimiento de la situación en Cuba; es decir, España”.

Después de leer al embajador Reig no hay mucho que demostrar en cuanto a la veracidad sobre el acuerdo entre Obama y Zapatero para tratar de sustituir la Posición Común de la Unión Europea, política que todavía hoy en día se mantiene, en buena parte por la presión de Alemania y otras naciones europeas, y en definitiva porque al régimen castrista no le interesa modificar su poder dictatorial.

Conclusiones

La política de Obama hacia Cuba fracasó porque el diálogo con la tiranía castrista no podía prosperar si a la dictadura no le interesaba. Las concesiones a priori de Obama fueron interpretadas en La Habana como debilidad. Como resultado de esa política, el castrismo se ha beneficiado con el ingreso de miles de millones de dólares. Además, se le brindó a la tiranía una aureola de credibilidad cuyos beneficios llegan hasta la fecha.  A pesar de esos beneficios, y de la sustancial subvención que recibe de Venezuela, la situación del régimen castrista y de la economía cubana ha continuado deteriorándose, y como consecuencia el descontento de la población es cada vez mayor.  Esta crítica situación no tiene nada que ver con el aumento de los viajes de los cubanos del exilio a la isla (los embajadores de la libertad) ni con la indefinida política de Obama. 

Para el pueblo cubano la revolución, como mito y como realidad, ha fracasado. La corrupción corroe todo el sistema, especialmente a la nomenclatura. Los cubanos quieren un cambio, no hacia el capitalismo, sino hacia la democracia.  La población sabe que la causa del fracaso no es el embargo estadounidense, sino la incompetencia de los dirigentes y las contradicciones del comunismo.

Ni el apoyo del gobierno español, el brasileño, el venezolano y otros pueden salvar al castrismo. La revolución cubana ha muerto, sus líderes han envejecido y han perdido toda la credibilidad. La única salvación que tiene el régimen castrista solo la puede brindar Obama levantando la restricción de los ciudadanos americanos para que vayan de turistas a Cuba y permitiendo que empresas de Estados Unidos inviertan en Cuba. Es decir, el levantamiento del embargo. El castrismo está dispuesto a pagar un precio por esas concesiones. No es el precio de la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos que quiere y merece el pueblo cubano, sino un precio que sea políticamente aceptable a Obama.

Aunque ya Obama no necesita los votos de los cubanoamericanos, y por lo tanto podría negociar con el régimen castrista ignorando las aspiraciones democráticas de los cubanos, son los congresistas cubanoamericanos en el Congreso de los Estados Unidos (demócratas y republicanos) la verdadera garantía de que esto no sucederá.  Quizás Obama ya conozca al régimen castrista y no intente cometer un nuevo error. En cuyo caso los cubanos podrán continuar luchando por su libertad y eventualmente alcanzarla. Creemos que el presidente de Estados Unidos desea democracia para Cuba y esperamos que la experiencia de su política inicial le haya sido útil. Obama todavía está haciendo historia, y un juicio anticipado de su legado, en cuanto a Cuba y al mundo, sería precipitado.

Epílogo

Estados Unidos es el país más poderoso del mundo en términos económicos y militares. El conflicto entre los extremistas del aislacionismo y sus contrapartes internacionalistas, sumado a la inexperiencia de algunos presidentes estadounidenses y a la arrogancia que viene con un poder tan superior, los han llevado a cometer errores que empañan sus grandes aciertos y la ejemplar solidaridad del pueblo americano con otros pueblos en el mundo.  La participación estadounidense fue decisiva en dos guerras mundiales que se lucharon por la libertad de otros pueblos. Durante una buena parte del siglo pasado la amenaza soviética contra la democracia fue contenida principalmente por Estados Unidos. Los Estados Unidos han puesto freno y fin a genocidios cuando otras naciones no quisieron asumir responsabilidades. 

La contribución por parte de los Estados Unidos al progreso, la libertad y la justicia en el mundo en el siglo pasado es indiscutiblemente favorable a esta nación. El siglo XXI es un siglo de oportunidades y retos, y Estados Unidos continuará siendo una potencia determinante por mucho tiempo. La democracia estadounidense es un ejemplo de vitalidad y dinamismo que ningún pueblo puede desconocer, y que muchos tratan de imitar dentro del contexto de sus culturas.  En el 2011 había 723,277 estudiantes extranjeros estudiando en Estados Unidos, entre ellos 157,558 de China, 103,895 de India, y 73,351 de Corea del Sur. Millones de profesionales extranjeros han pasado por Estados Unidos, avanzando en sus especialidades o formándose en ese país. La influencia positiva de esa cultura exigente, agresiva pero incluyente y democrática, ha sido, es y posiblemente será durante este siglo más importante que su poder militar.

Su posible sustituto como poder mundial podría eventualmente ser China, un régimen que hoy es el mayor violador de los derechos humanos en el mundo.  El hecho incontrovertible es que durante el siglo pasado y lo que va del presente la ciencia moderna, la economía de mercado y el sistema democrático han ido transformado el planeta hacia una nueva civilización mundial, y la contribución de los Estados Unidos en este proceso ha sido decisiva.

Artículo de Patria Pueblo y Libertad

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