Los peones del castrismo están desfasados

Carlos Luis Serpa Maceira



El pasado 26 de febrero la televisión estatal transmitió un documental titulado “Los peones del Imperio”.


Esta es la descripción que hicieron en su página Cubadebate:


“El capítulo “Los peones del Imperio” de la serie Razones de Cuba, transmitido este sábado por la Televisión Cuba, devela los estrechos vínculos de la contrarrevolución interna con el gobierno de EEUU.”


En realidad debería titularse - “Los temores del castrismo”. En el programa, dos espías castristas confiesan su labor de espionaje dentro de la oposición democrática. Todo el programa es una diatriba en contra de la oposición y los Estados Unidos, pero en realidad tiene dos propósitos:


Primero: desviar la atención de los cubanos en la isla sobre la ola de protestas populares que están derribando dictaduras en el mundo árabe.


Segundo: hacerle creer al pueblo cubano que aunque esté muy mal y no crea que el gobierno castrista puede resolver sus problemas, la oposición democrática no es una alternativa porque estos son peones de los Estados Unidos.


La trama se desarrolla alrededor de dos agentes del Ministerio del Interior que han infiltrado a la oposición. El que parece ser más importante es Carlos Luis Serpa Maceira, quien infiltró a las Damas de Blanco.


El otro infiltrado, Moisés Rodríguez era un supuesto trabajador de la aduana que se vinculó con Elizardo Sánchez, a quien el gobierno sigue tratando de destruir por todos los medios.


Es demencial que a estas alturas el castrismo piense que el pueblo cubano va a creer que es un gran logro haber infiltrado a las Damas de Blanco.


¿Tienen las Damas de Blanco alguna información secreta que hubiese que descubrir? ¿Quizás una conspiración con los militares para derrocar al castrismo? Por supuesto que no.

El problema para el régimen es la propia existencia de las Damas de Blanco, ese pequeño grupo de pacíficas mujeres que marchan todos los domingos por La Habana con flores en las manos.


Los castristas están fracasados y alucinados pero saben que una revuelta popular comienza con alguien que se suicide, alguien que ellos asesinen, o con un grupito que salga a la calle a protestar pacíficamente.


Por eso es que las Damas de Blanco son un gran peligro. Por eso era necesario que este bufón que se llama Carlos Luis Serpa Maceira tuviera que hacer público los supuestos “secretos” de su labor de espionaje.


El problema del régimen es que sigue creyendo que las fórmulas viejas todavía se pueden aplicar en los nuevos tiempos. Lo tratan de hacer en la política, en la economía y en la represión. Nada les funciona ya. Están como Kadafi...desfasados.
.


Leer más

¿Y Cuba y Venezuela qué?

En política como en otros campos adivinar es arriesgado. Pero Kadafi, como ha comentado Paul Wolfowitz es: “un hombre muerto que camina”.


Kadafi es otra víctima de la juventud árabe. Que se ha lanzado a las calles a protestar contra quienes los han explotado y reprimido por décadas. Las dictaduras han sido respaldadas por el occidente democrático.


Ante las penalidades impuestas a la tiranía de Kadafi por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, uno tendría la tendencia a pensar que ya los dictadores nunca más serán tratados como presidentes.


Es estimulante leer las declaraciones del presidente de los Estados Unidos de que Kadafi no tiene credibilidad y que debe dejar el poder.


¿Será?


¿Seguirá siendo todo exactamente igual? ¿Olvidarán los líderes de las naciones democráticas que trataron a este comprobado terrorista como un gobernante civilizado?


No debemos ser completamente pesimista. Los hombres y mujeres públicos, en cierta forma y en determinadas circunstancias, están obligados a ser consecuentes con sus declaraciones y con sus acciones.


Es de suponer que el día en que los venezolanos se lancen a las calles a reclamar la democracia, y las tropas y los rufianes chavistas asesinen al pueblo, el occidente democrático reaccionará igual que como la ha hecho contra Kadafi.


Esperamos que el presidente de los Estados Unidos haga similares declaraciones. Que suspenda inmediatamente la compra de petróleo a Venezuela y que congele los activos de Chávez y los que controla su gobierno en los Estados Unidos.


Esperaríamos que la Unión Europea, incluyendo España y a pesar de España, proceda de similar manera contra el dictador venezolano. Que ambos, los Estados Unidos y la Unión Europea, condenen el uso de la violencia contra el pueblo venezolano y estén dispuestos a evitarlo con acciones.


De ahora en adelante el gobierno de los Estados Unidos debía reconsiderar su política de acercamiento con la tiranía castrista. Así evitará la responsabilidad que tiene por su acercamiento vergonzoso con la de Kadafi y por su apoyo a Mubarak en Egipto. Negociar con las tiranías creyendo que esta es la forma de apaciguarlas es pasar por alto la historia pasada y la presente; es complicidad.


Ni la Unión Europea ni los Estados Unidos deben ser más condescendiente con el régimen castrista que con el de Kadafi. El castrismo ha asesinado a muchos más cubanos que los crímenes que cometió Kadafi en Libia.


En Cuba el régimen es asfixiante y brutal. A la hora de contar los muertos y las libertades el castrismo sale perdiendo. En Cuba el acceso a Internet es más limitado que en la Libia de Kadafi.


En Libia con 6.3 millones de habitantes hay 9.5 millones de teléfonos celulares, una penetración del 143%, en Cuba, con casi el doble de la población de Libia es mucho menor al 10%.


Esperemos que los cambios que las protestas en el Medio Oriente han logrado en las democracias occidentales sean parte de la nueva política del mundo libre hacia las tiranías. Los cubanos y los venezolanos debemos apelar a los Estados Unidos y la Unión Europea para que sean consecuentes con su reciente conducta.
Leer más

Libia, una vergüenza para el mundo libre


Esta revolución está demostrando al mundo occidental que haber tratado a la mafia familiar de Kadafi, de “tú a tú”, le brindó una credibilidad de la que más de una nación democrática tiene hoy que sentirse avergonzada.

¿Por qué lo hicieron? Unos por conveniencia estratégica y otros por dinero, pero lo hicieron. La idea de que los Estados Unidos o la Unión Europea no tenían y no tienen ninguna influencia con este régimen es debatible y en última instancia es falsa.

Kadafi era un terrorista con dinero, pero era un terrorista, y lo trataron con la condescendencia que no se merecía; con excepción de Ronald Reagan, que ordenó un bombardeo para liquidarlo.

En Europa y en los Estados Unidos se sienten alarmados por la disposición al genocidio que ha demostrado Kadafi, y por las evidencias de asesinatos de civiles indefensos. Alarmarse y limitarse a declaraciones de rechazo es moralmente inaceptable.

Hasta ahora ni la Unión Europea ni los Estados Unidos han hecho nada concreto por evitar este genocidio. Responsabilidad de un demente al que le compran petróleo. Lo menos que podían haber hecho ya es anunciar que se negarán a comprarlo hasta que se respeten los derecho de la población.

Arabia Saudita puede fácilmente suplir el necesario para evitar una crisis y el mundo libre podría, si es el caso, ajustarse los pantalones un poco para evitar que la masacre continúe en Libia.

Occidente podía haber advertido a los responsables del genocidio, y a los ejecutores que cumplen sus órdenes, que serán llevados antes un tribunal internacional desde donde quiera que se escondan.

Suiza por lo menos ha congelado los activos del dictador y suponemos que también los de su familia. Pero todo el mundo democrático debía haber actuado con rapidez y tomar acciones efectivas.

El New York Times ha sugerido que los Estados Unidos interfieran las comunicaciones militares y junto con la Unión Europea se anuncie un embargo de armas y se imponga una prohibición de viajes a los colaboradores de Kadafi.

No puede nadie excusarse en la diplomacia o en las grandes concepciones estratégicas para dejar de asumir una posición moral ante las acciones del Kadafi contra su pueblo. Nadie puede dejar de ser consecuente en palabras y hechos.

El mundo está en la presencia de otro Hitler y no puede ahora, como hizo en la Segunda Guerra mundial, argumentar ignorancia de lo que está sucediendo en Libia. La posibilidad de una masacre de miles de personas puede ser cuestión de horas o de días.

Los días de Kadafi parecen estar contados. La solidaridad internacional está una vez más a prueba. Es la que puede evitar que se sigan masacrando civiles que protestan pacíficamente y se continué sacando personas de sus casas y ejecutándolas en las calles.

Trípoli seguramente será tomada por los rebeldes, pero la asistencia exterior puede frenar los asesinatos antes que despues. Hoy será por el pueblo libio, mañana por los venezolanos y por los cubanos.
Leer más

La revuelta popular en Cuba

Foto cortesía de Rolando Pulido


Una revuelta popular es posible en cualquier país en que haya un régimen sin legitimidad e incapaz de canalizar las aspiraciones del pueblo. Cuba no es una excepción. Es cuestión de circunstancias.


Nadie discute que los jóvenes cubanos quieran emigrar, que la mayoría de la gente tenga miedo y que el escepticismo y la doble moral prevalezcan en muchos.


Con esos argumentos no se puede refutar la transformación de la conducta de un individuo cuando se integra a un grupo que ha perdido los frenos. Las multitudes tienen su psicología propia. La historia presenta muchos ejemplos.


No se puede descartar la potencialidad revolucionaria de un pueblo argumentando características o circunstancias que pueden cambiar en cuestión de horas o días como resultado de sucesos imprevisibles. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán Ayala el 9 de abril de 1948 desató una violencia que cambió la historia de Colombia.


Podemos comparar a Cuba con Egipto, Bahrain, Libia, Tunez y Yemen señalando las diferencias con Cuba. Esto no nos llevará muy lejos. Las hay entre esos países vecinos. Lo determinante es que en todos ellos, incluso en Cuba, hay gobiernos anacrónicos e impopulares.


El grupo que controla el poder en Cuba está convencido de que, si no controlan inmediatamente cada demostración de descontento, una protesta pequeña se puede convertir en una marea humana.


Por eso han lanzado contra Reina Tamayo Zapata turbas oficiales, la policía, la seguridad del estado y hasta el ejército. Por la misma razón han lanzado a los esbirros contra Yoany Sánchez y su esposo. También vigilan y han agredido a las Damas de Blanco. Por la misma razón asedian constantemente a los hombres y mujeres del CID en toda la isla.


Semana tras semana tenemos noticias de arrestos en Cuba. Es el régimen aplicando el freno para evitar que el descontento popular encuentre un motivo y en lugar de arrestar a cuatro o cinco personas tengan que reprimir a cientos o a miles.


En Cuba sí es posible una revuelta popular. El régimen sabe que camina sobre el filo de una navaja. Un día los sumisos cubanos pueden actuar heroicamente. Si algo caracteriza la historia de Cuba es su heroísmo ante difíciles circunstancias.


Esperar que el pueblo cubano actúe la semana que viene como lo hizo ayer el egipcio y hoy el libio es un error y también una injusticia. Los cubanos tenemos todavía que trabajar muy duro y muy inteligentemente para que la perseverancia rinda frutos.


La tarea a seguir no es llamar a una revuelta popular desde el exilio sino asegurarnos de que el día que esta suceda tenga posibilidades de éxito. La tarea no es debatir el cuándo sino el cómo y que nos corresponde a nosotros hacer ahora y en ese momento.
Leer más

Así nos trata el gobierno español

Sr. Huber Matos Araluce
Cuba Independiente y Democrática

Apenas llegados a España, nosotros, los expresos políticos y de conciencia desterrados recientemente de Cuba, tuvimos el privilegio de conversar con su señor padre quien vino a Madrid, entre otros compromisos, para conocernos y estrecharnos las manos. Para nosotros fue gran honor compartir con él nuestras experiencias en las cárceles castristas. Para nada es comparable nuestros pasos por las prisiones de nuestra querida isla con lo que él sufrió en sus casi 20 años de encierro. Su padre, Huber Matos, es un patriota, merecedor de todo honor y respeto. De aquellos encuentros, nosotros guardamos gratos e imborrables recuerdos. Por esto, le pedimos de favor, le trasmita a su señor padre, nuestros saludos y deseos de reencontrarnos en una Cuba Libre y Democrática, a la cual, él, le ha entregado lo mejor de su existir.


Hoy con el paso de los meses, amigos comunes, quienes conocen las dificultades que atravesamos aquí en España, nos sugieren que le hagamos llegar a usted estas líneas, con la intención de recabar su apoyo a nuestros reclamos ante las autoridades españolas, los cuales le detallamos a continuación:


Ya han pasado más de seis meses desde que el primer grupo de exprisioneros políticos y de conciencia cubanos -de un total de 51- llegó a España y, aún, el gobierno de este país, que nos acoge, no ha cumplimentado su promesa de tramitar por vía de urgencia -un plazo no mayor de tres meses- nuestras solicitudes como refugiados políticos, las que hicimos en el tiempo requerido y en la correspondiente instancia del Ministerio de Trabajo e Inmigración.


Este incumplimiento nos condena a permanecer en un limbo jurídico, situación que consideramos inaceptable, debido a que nuestros pedidos están más que documentados. Tal demora, afecta también a nuestros hijos y esposas, la mayoría de ellas Damas de Blanco.

Recientemente, a algunos de nosotros, se les renovó el permiso de estancia temporal en España. Al mismo tiempo se les otorgó el permiso de trabajo, que por ley nos corresponde. Este documento tiene una valides de seis meses, lo que evidencia que el actual gobierno de España no piensa dar, en este periodo, una respuesta tangible a nuestro pedido.


Otra preocupante que enrarece nuestra presencia en este país, es lo referente a la homologación de nuestros títulos y a la continuidad de estudios de los jóvenes que con nosotros vinieron. Es conveniente precisar que la mayoría de nuestros más jóvenes familiares -casi todos en mayoría de edad- interrumpieron, en Cuba, sus estudios medio superior y superior para venir, con nosotros, a España. Aquí, no se les ha dado una opción viable para la continuidad de sus estudios, puesto que a no pocos de ellos les faltan los resúmenes de notas, así como, certificados o títulos de enseñanza. Por la premura con que la mayoría de nosotros vinimos a España y las trabas burocráticas que, intencional o no, se nos impuso en Cuba antes del viaje, nos imposibilito traer estos documentos que nos exigen. En la actualidad no sabemos cómo proceder para que estos certificados nos sean enviados de Cuba.


Con respecto a la homologación de nuestros títulos medios y universitarios, hasta el presente, desconocemos si las autoridades han iniciado algún trámite favorable. Ya han transcurrido más de seis meses de la llegada de los primeros ex carcelados y el compromiso sobre este -para nosotros- importante tema, dado por los funcionarios españoles que nos atendieron antes de nuestra salida de Cuba, sigue sin ser cumplidos.


Por todo, le aseguramos, que entre nosotros, los ex presos políticos y de conciencia y nuestros respectivos familiares, existe una creciente incertidumbre para iniciar un nuevo proyecto de vida. Tememos que al concluir la modesta pero agradecida ayuda económica que durante un año se nos ha garantizado, quedemos en total desamparo. Garantías algunas no tenemos pasado este tiempo. Esto incluye, el alquiler de pisos. A muchos de nosotros se nos ha dificultado el poder conseguir un techo decente que nos abrigue. No son pocas las trabas que se nos presentan. Los propietarios nos piden aspectos que para nosotros resulta imposible. Avales, nominas y seguros, no tenemos.


Para agravar nuestro desaliento, recientemente, funcionarios de las ONG que nos atienden nos comunicaron que la ayuda de salida de los centros de acogidas que se estaba otorgando, nos era retirada. “No se dará más”, nos dijeron. Esta ayuda de salida es importante, pero no es lo que nos preocupa. Ellos nos aseguraron que esta decisión fue dada por la Dirección General de Inmigración (DGI). Sin embargo, otras fuentes confirman que funcionarios del Estado, cuestionados al respecto, aseguraron que tal decisión fue tomada por las propias ONG ¿A quien creer? Los momentos a que nos enfrentamos no son para admitir tales burlas. Nuestra situación no es un juego de niños. Es bastante seria y preocupante, por lo delicada que es, por lo inestable que se torna y por lo inseguro del futuro, todo motivado por el incumplimiento de las promesas que nos fueron hechas. Para nadie es secreto que no todos los pisos a alquilar garantizan todas las condiciones domesticas. No son pocos los que carecen de artículos y bienes de uso que son fundamentales para tener una convivencia familiar decente. Recuerdo que a España llegamos sin recurso económico alguno y son varios los factores que nos imposibilita la autonomía. Poco tiempo llevamos en España y no alcanzamos extender una red sociolaboral que nos apoye en nuestra inserción. Durante estos meses hemos vivido de la caridad del pueblo español que sufre una gran crisis y no del fruto de un trabajo. No nos importa lo modesto que este sea, lo que me importa es que sea digno.


No son estas las únicas dificultades con las que nos enfrentamos, pero sí son las que de forma general afectan a la gran mayoría. Bien conocido es que la vida del desterrado es dura y difícil. No se puede contemplar como se contempla a una rosa. Basta recordar a José Martí, a Antonio Maceo y a su propio padre. Miles y miles de cubanos, por defender la libertad, han sido condenados por el despotismo interno a sufrir el destierro.


A España no vinimos a pedir ayuda material, pero si queremos apoyo y comprensión. Queremos reorganizar nuestras vidas con la familia y retomar la lucha por la democratización de nuestra nación. Aun, en nuestras adversas condiciones, Cuba y su libertad siguen siendo lo primero.


A usted agradecemos toda su atención, no sin antes reiterarle nuestro respeto. Suscriben el documento:



Víctor Rolando Arroyo Miguel Martínez Hernández

Omar Rodríguez Saludes Horacio Julio Piña Borrego

Madrid, febrero 20 de 2011
Leer más

Obama, Mubarak y Raúl Castro


Si algo quedó demostrado en Egipto es que el diálogo con las dictaduras no le abre las puertas a la democracia, a menos que esté acompañado de una presión decidida y eficaz.


Por dos años el gobierno de los Estados Unidos ha querido hacernos creer que con diplomacia y el turismo van a lograr de la tiranía castrista los cambios democráticos que durante treinta años tampoco pudieron conseguir de Hosni Mubarak en Egipto.


Es una posición similar a la del gobierno español respecto a Cuba, que dice que la libertad del pueblo cubano se alcanzará por medio del dialogo. En realidad lo que les interesa es la estabilidad del castrismo porque éste les protege los privilegios e intereses comerciales españoles en la isla.


A los Estados Unidos parece no haberles preocupado mucho que la dictadura egipcia se mantuviera en el poder por la represión y la corrupción. ¿Por qué les habría de preocupar lo mismo en una Cuba dominada por el castrismo?


Washington ha hecho concesiones, pero el castrismo no ha dado ningún paso concreto para iniciar una transición hacia la democracia. Sin embargo, el gobierno de Obama ha insistido en abrirle las puertas al turismo estadounidense para que visite la isla. No lo ha logrado porque los congresistas cubanoamericanos lo han impedido, pero no va a ceder en el intento.


Hasta ahora las medidas tomadas por Obama han mejorado los ingresos de una dictadura en la quiebra. El ingreso de los turistas estadounidenses aliviaría sustancialmente la situación económica del régimen. El castrismo tendría recursos frescos para pagar mejor a sus agentes de espionaje y represión.


Así Raúl Castro tranquilamente pudiera dejar a su descendencia el poder en Cuba. Igual que el Mubarak iba a hacerlo con su hijo. Los Estados Unidos no tenían la intención de impedirlo en Egipto. No veo ninguna razón para que quieran impedirlo mañana en Cuba.


Los millones de estadounidenses que visitaron las momias egipcias no fueron embajadores de la libertad. Ni hablaban árabe ni les interesó la política en ese país. Los que irían a Cuba tampoco serían voceros de la democracia. Esto incluye a los cubanos que van a la isla y se cuidan mucho de no meterse en problemas.


Permitir que el turismo estadounidense visite a Cuba equivaldría a que ante la reciente crisis en Egipto, el gobierno de Obama hubiera hecho público un aumento en el nivel de asistencia a las fuerzas armadas de ese país.


Por el contrario, el presidente Obama, en público y en privado, exigió a Mubarak cambios inmediatos hacia la democracia. Además reiteró que la violencia contra la población era inaceptable. El ejército egipcio lo entendió, primero frenó los vuelos rasantes de los aviones F 16, luego evito las agresiones que había permitido a las turbas oficialistas y finalmente destituyó a Mubarak.


En Cuba la tiranía castrista debe recibir un mensaje muy claro de parte de los Estados Unidos: la represión contra la oposición tiene un precio y si no se inicia inmediatamente una transición hacia la democracia el precio aumentará.


Pero por el contrario hasta ahora Washington insiste en mejorar las relaciones con la tiranía castrista en las aéreas en que se pueda. Los cubanos del exilio deben exigir una redefinición muy clara de la política de Washington respecto a Cuba.

Washington dice que el embargo se queda hasta que haya cambios democráticos en Cuba, pero al mismo tiempo toma medidas que en lugar de presionar a la tiranía hacia esos cambios, le alivian sus problemas económicos. Esta es una contradicción demasiado evidente.


¿Está Obama por la estabilidad del castrismo en Cuba, como lo estuvo por la del régimen egipcio hasta hace algunas semanas, o está Obama por la democracia del pueblo cubano?
Leer más

(Conclusión) Del Cairo a La Habana: el efecto tunecino



“...las fuerzas de seguridad de Cuba están en capacidad de suprimir protestas públicas focalizadas, aún cuando represiones de excesiva fuerza de las protestas podrían disparar un mayor descontento y aumentar la violencia, lo que podría conducir a cierto nivel de inestabilidad política'' James Clapper, Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Febrero 10 2011*


En cuatro breves capítulos anteriores hemos señalado algunos aspectos de la experiencia egipcia que podrían ser relevantes en el caso de Cuba:


Sin el freno de los Estados Unidos, Alemania e Inglaterra al uso de la violencia por parte del régimen de Hosni Mubarack es muy probable que la protesta en Egipto hubiera sido ya ahogada en sangre.


Egipto es importante para Occidente por su influencia entre los 350 millones de habitantes del mundo árabe, por la posición de la dictadura de Mubarack contra el radicalismo musulmán y la teocracia iraní y por su alianza con el estado de Israel.


Ni Cuba ni el castrismo tienen importancia estratégica para los Estados Unidos o la Unión Europea. Como hemos mencionado antes, Hugo Chávez y sus acólitos son una tormenta pasajera en una gota de agua para Washington.


En el caso cubano el gobierno de los Estados Unidos y la Unión Europea tienen una estrategia de espera que le da al castrismo la ventaja de la iniciativa: EU levantará el embargo y la UE suavizará su Posición Común cuando la tiranía en la isla inicie una transición democrática. Pueden pasarse esperando medio siglo más sin que pase nada.


A menos que esta situación cambie, una revuelta popular en Cuba no tendrá el apoyo exterior necesario y probablemente fracasará. Quienes han estado vaticinándola tienen la oportunidad de verse en el espejo egipcio y reconsiderar su optimismo.


En Egipto los medios de comunicación tradicionales y los digitales han tenido un rol fundamental antes de, y, durante la revuelta. En Cuba la penetración de Internet y la telefonía celular es mínima comparada con la de Egipto y los medios tradicionales (radio, televisión y periódicos) están controlados por el estado.


Pasarán muchos años antes de que el pueblo cubano llegue a tener un acceso similar a los medios digitales, aun si el régimen lo permitiera. El acceso a medios tradicionales independientes en Cuba es impensable bajo el castrismo.


Radio Martí refleja la política de los Estados Unidos hacia Cuba, más preocupada por la estabilidad que por un cambio en Cuba.


En Cuba como en Egipto el papel de las Fuerzas Armadas será decisivo, pero no podemos perder de vista que en Egipto la revuelta pacifica combatió violentamente contra la policía represiva y la venció.


Una revuelta popular en Cuba, por pacífica que quiera ser, tendrá que combatir y vencer contra las unidades antimotines del Ministerio del Interior. Mientras que en Egipto la lucha contra la policía dejó un saldo de más de 300 muertos, en Cuba me arriesgo a pronosticar que la cifra será mucho mayor.


El pueblo cubano tiene mucha más razones para protestar que el egipcio. Su situación económica es mucho peor, la represión ha sido mucho mayor. Más de medio siglo de tiranía totalitaria no puede compararse con tres décadas de dictadura egipcia, que no ha limitado la actividad y la empresa privada ni el contacto con Occidente, como lo ha hecho la tiranía castrista.


Un joven cubano desesperado se monta en una balsa improvisada y se juega la vida tratando de llegar a los Estados Unidos, pero tiene más posibilidades de mejorar su situación que enfrentando a un régimen despiadado que ha asesinado y condenado a prisión a miles de personas.


El hecho es que el pueblo cubano está abandonado a su suerte. De la mayoría de los gobiernos latinoamericanos y del de España lo que ha visto hasta ahora, es amistad y tolerancia hacia los hermanos Castro.


El respaldo de los Estados Unidos y de la Unión Europea no se traduce en un factor de apoyo y estímulo a las aspiraciones democráticas del pueblo, con la excepción de la posición de algunos países europeos.


Los cubanos en el exterior que esperan una revuelta interna sin apoyarla con hechos y recursos, pierden una oportunidad histórica.


Tenemos que lograr que la UE y los Estados Unidos cambien su estrategia por una que penalice al castrismo activamente si no inician el cambio político; también los exiliados tenemos que apoyar a los cubanos de la oposición en la isla que demuestren capacidad, honradez y patriotismo.


La experiencia egipcia es una bendición para un pueblo que merece vivir en democracia. Es también una bendición para el pueblo cubano (dentro y fuera de la isla), que tiene la oportunidad de estudiar lo que ha sucedido en Egipto y tomar las acciones que garanticen el futuro éxito de un posible estallido popular en Cuba.


* Statement for the Record on the
Worldwide Threat Assessment of the
U.S. Intelligence Community for the
House Permanent Select Committee on Intelligence

Leer más

(4) Del Cairo a La Habana: el efecto tunecino

Un cambio democrático en Cuba no tiene que ser el resultado de una revolución violenta o pacífica en las calles, pero negar esa posibilidad es tan arbitrario como afirmar que es inevitable.

En Alemania del Este las manifestaciones dieron el empujón final al comunismo en ese país. El ejército en Rumania terminó fusilando al dictador Ceasescu en 1989. En Cuba puede pasar cualquier cosa.

La revuelta popular que ha estremecido a Egipto en las últimas dos semanas nos ha dado la oportunidad de examinar un desenlace similar en Cuba. Hay diferencias y similitudes.

En Egipto Mubarack no entendió la importancia de que el 40% de la población vive en la pobreza mientras él coleccionaba residencias en las capitales más famosas del mundo. Tampoco le importó que cada año un millón trescientos mil jóvenes se sumaran al mercado laboral en busca de trabajo.

En Cuba más de cuatro millones de personas trabajan para el estado. La mayor parte de la población vive en la pobreza. El régimen cree que con cambios cosméticos y la tolerancia que le tiene Occidente podrá seguir en el poder.

Occidente ha advertido al gobierno egipcio que no aceptará la violencia como arma para eliminar las protestas pacíficas. Ha declarado que tampoco acepta el status quo y que los cambios democráticos tienen que iniciarse ya. En buena parte se debe a que Egipto tiene una importancia estratégica, sobre todo para los Estados Unidos, Cuba no la tiene.

En Cuba la crisis económica, política y moral del sistema obliga al gobierno a hacer cambios con el fin de integrarse a la economía capitalista y evitar el desastre final. Esos cambios económicos no son una concesión a nadie sino una estrategia de supervivencia del régimen.

La Unión Europea ha exigido al castrismo una transición hacia la democracia como condición a un mejoramiento de las relaciones políticas; esto es una forma de decir que Cuba tendrá ayuda económica de la UE si el régimen se transforma.

Los Estados Unidos han planteado que sin ese cambio hacia la democracia no se levantará el embargo comercial. No es una política igual a la de la UE, pero en esencia condiciona a la tiranía a hacer cambios políticos fundamentales.

El error de ambas políticas es que han puesto en las manos del régimen castrista la iniciativa. Si la tiranía no cede en lo fundamental - la transición democrática - puede seguir atropellando indefinidamente al pueblo cubano sin ninguna consecuencia adicional.

En estas condiciones la población cubana se siente desamparada. La solidaridad internacional es algo remoto para los cubanos. El pueblo está amordazado y los medios de comunicación, bajo el control de la dictadura.

El gobierno de Obama debe entender que su propósito de acomodarse al castrismo es interpretado como una muestra de debilidad por la tiranía y por un amplio sector de la población.

Washington y Bruselas deben modificar su política de esperar a que el régimen se decida a cambiar, por una estrategia proactiva. La tiranía debe pagar un precio cada vez mayor por no proceder a una transición democrática. Las opciones son múltiples.

Por una cuestión de principios, la solidaridad activa de la Unión Europea y los Estados Unidos hacia la democracia egipcia debe ser replicada en Cuba, aunque la isla no tenga ni remotamente la importancia estratégica de Egipto.

El silencio de las democracias ante la represión contra quienes tienen la audacia de protestar en las calles alienta a los tiranos y desmoraliza a los valientes. Cuando las pequeñas manifestaciones de Reina Luisa Tamayo son reprimidas brutalmente y en Bruselas o en Washington callan, la tiranía se fortalece y se convence de que no tiene que ceder en nada. Esto debe cambiar.

Continuará…
Leer más

DEL CAIRO A LA HABANA: EL EFECTO TUNECINO (3)

En la plaza Tahrir el viernes 4 los manifestantes aplaudieron al político más popular de Egipto: Amr Moussa, Secretario General de la Liga Arabe

Coreaban: "Nosotros te queremos a ti, nosotros te queremos a ti"


El viernes 4 el ministro de Defensa, Hussein Tantawi acompañado de varios generales visitó la plaza Tahrir a supervisar las tropas, también fue aplaudido por los manifestantes


Aunque los acontecimientos en Egipto están lejos de concluir, el éxito de una revuelta popular pacífica requiere mucho más que descontento, audacia y patriotismo

En el caso de Egipto como en el de Cuba, es crucial el papel de las fuerzas armadas. En Egipto los manifestantes han tratado de conquistar al ejército con aplausos y abrazos. Los Estados Unidos, que subvencionan a las fuerzas armadas de ese país, los tratan de persuadir para que apoyen un cambio. Mubarack no se ha quedado atrás, cree que el ejército le debe obediencia.

Las fuerzas armadas egipcias son el peso que inclinará la balanza. Los Estados Unidos tienen una gran influencia] en la oficialidad. El pueblo la tiene entre los soldados. Mubarak ha sido el hombre fuerte entre los oficiales. La ambivalencia en la conducta de las fuerzas armadas se debe a estas influencias en conflicto.

Como el aparato militar egipcio es clave para los Estados Unidos en la zona, Hosni Mubarack creyó que Washington no se arriesgaría a perder a un aliado estratégico. Por esta razón se decidió a sacar a los manifestantes de las calles sin importarle el precio. Cometió un grave error.

Con la represión brutal de los últimos días, documentada por la prensa y la televisión mundial, la reacción internacional ha obligado a Washington a buscar una solución urgente: Egipto sin Mubarack y con un ejército siempre aliado de los Estados Unidos.

El caso de Cuba es diferente. El régimen castrista tiene poca importancia estratégica para los Estados Unidos. Los Castro pueden gobernar a Cuba como una dinastía por todo lo que falta del siglo XXI. No harán diferencia. Para los Estados Unidos Hugo Chávez es una tormenta en un vaso de agua. Una tormenta pasajera. Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales son parte del zoológico latinoamericano.

Además, ni Europa ni los Estados Unidos tienen en Cuba una influencia similar a la que tienen en Egipto. Por esta razón, es sumamente arriesgado el escenario de una revuelta popular en Cuba, sin contar con un compromiso definido por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea.

Si el pueblo cubano se lanza a las calles, la dictadura castrista ordenaría una represión brutal contra los manifestantes. La revuelta puede ser ahogada en sangre.

En Cuba no hay Al Jazeera, ni Internet ni teléfonos celulares en una proporción remotamente comparable con la de Egipto. En la isla todos los medios de comunicación están controlados por la tiranía. Eso hace difícil una explosión simultánea y masiva en toda Cuba. Situación que tendría más posibilidades que protestas aisladas.

No podemos estar seguros de que el ejército cubano saldrá en defensa del pueblo en las calles, como lo ha hecho en una u otra forma el ejército egipcio.

Estas consideraciones nos obligan a resolver dos problemas. El primero es cómo nos aseguramos que el ejército cubano apoye al pueblo cubano en el caso de una revuelta. El Comandante Huber Matos, desde que salió de la prisión en 1979, lo ha repetido con insistencia y visión: “la transición en Cuba depende de una alianza entre el pueblo y los militares”.

El segundo es cómo convencemos a los Estados Unidos y a la Unión Europea de que en una situación similar a la de Egipto, estén en capacidad de persuadir a las fuerzas armadas cubanas de no participar en la represión contra el pueblo en las calles.

Creer que una revuelta en Cuba tendrá éxito sin considerar estos dos aspectos es, en el mejor de los casos, una irresponsabilidad.


Continuará…

Leer más

DEL CAIRO A LA HABANA: EL EFECTO TUNECINO (2)


Nadie puede desconocer la importancia de la influencia internacional en un conflicto como el egipcio, en el caso de una revuelta popular en Cuba también será decisivo.

Si los líderes europeos, como Angela Merkel y el gobierno de los Estados Unidos no hubieran presionado en público y en privado a Mubarak para que evitara el uso de la fuerza contra los manifestantes, la policía habría disparado sin piedad contra una población desarmada y sin organización.

Una agresión así habría profundizado el abismo entre el pueblo y el régimen egipcio. El mundo se habría escandalizado por unas semanas, pero la revuelta habría fracasado.

Este fue el caso de Irán en el 2009, donde quienes protestaban contra el régimen teocrático estaban más organizados que en Egipto y fueron aplastados. Nadie recuerda los muertos, ni los hombres y mujeres violados en las cárceles iraníes.

Aunque Washington ha expresado su preferencia por una transición democrática, respaldando las peticiones de la juventud y exigiendo a Mubarack que inicie en forma inmediata sus promesas de cambio, quizás existan otros planes.

La insistencia de Mubarack en quedarse hasta las elecciones de setiembre es una señal muy seria, agravada por la violencia de grupos “pro Mubarack” que han aparecido de la nada y con la tolerancia del ejército han agredido a los manifestantes pacíficos.

Estos grupos son similares a las “turbas” organizadas por seguridad del estado en Cuba que, con varillas escondidas atacaron a las manifestantes desarmados del Maleconazo en el 1994. Es obvio que esto es un plan de Mubarack con el propósito de crear el caos que justifique la represión contra el movimiento democrático.

Es difícil de explicar la inacción inicial del ejército, a menos que hayan recibido órdenes de no intervenir para que la violencia impere y luego tener una justificación para actuar. El ejército, que ha estado controlando el ingreso de los manifestantes a los lugares de protesta, parece haber cambiado las reglas de juego.

Es difícil creer que el gobierno de los Estados Unidos desconociera la maniobra que preparaba en secreto Mubarack. Seria injustificable que Obama no condene lo que está sucediendo. Debería tomar acciones concretas para respaldar a los manifestantes pro democracia y frenar a Mubarack; sino, Washington se arriesga a ser acusado de tener dos caras.

Esto no debe extrañarnos. En el caso cubano el gobierno de Obama parece más interesado en que el castrismo continúe en el poder y dicte los términos y el tiempo de una transición.

La semana pasada la congresista Ileana Ros-Lehtinen dijo en CNN que Obama era una buena persona y quería la libertad de Cuba pero aclaró que él era “inocente” a la hora de lidiar con ese régimen.

Además de la “inocencia” de Obama hay que tener en cuenta que la “estabilidad” y no la defensa de los derechos humanos es la prioridad de las grandes potencias. El caso de Egipto podría ser otro triste ejemplo, como lo ha sido hasta ahora el de Cuba.

Continuará…
Leer más

Seguidores

Mensajes

ok

Follow me on Twitter

Archivo del Blog

Snap Shts

Get Free Shots from Snap.com