Cuba en el limbo y el error de Obama (Final)


La auténtica interlocución con el régimen cubano Lo más sorprendente de la revelación del embajador de España en Costa Rica, Arturo Reig, indicando que Washington y Madrid están considerando la eliminación de la “Posición Común” de la Unión Europea, es que en ningún momento el Departamento de Estado de los Estados Unidos, ni su Secretario de Estado Adjunto para Latinoamérica, Arturo Valenzuela, han mencionado que entre Madrid y Washington se haya estado discutiendo o se haya llegado a un consenso para descartar la “Posición Común”, como plantea el embajador. Estamos seguros de que el embajador Reig no ha inventado lo que ha escrito, tiene que haber sido informado oficialmente por Madrid o se lo comunicaron a título personal.

Otro aspecto que no deja de ser un tanto enigmático es que el embajador define a la nueva relación que propone España, como “una autentica interlocución” con el castrismo. Lo que el embajador Reig define como auténtico, parece ser diferente al dialogo “profundo”, forma en que ha definido Moratinos la relación entre Madrid y La Habana durante los siete años de gobierno socialista de España.

En cuanto a la “Posición Común”, Moratinos argumenta que ésta impone al gobierno de Cuba condiciones para mejorar sus relaciones. Según él, ese condicionamiento no funciona, lo que tendrá éxito es un acuerdo por el cual “jurídicamente”, el gobierno castrista se compromete con la Unión Europea a mejorar la situación de los derechos humanos en Cuba. Todo esto parece haberlo sacado Moratinos, como un mago de un sombrero, y pretende venderlo como la última y brillante creación de la política exterior española respecto a Cuba.

En todo caso, este “nuevo” acuerdo con el que España pretende que se sustituya la “Posición Común” de la Unión Europea, no puede pasar por alto la clausula de respeto a los derechos humanos que rige las relaciones de la Unión Europea con todos los demás países desde 1996.

Todo lo anterior nos obliga a algunas observaciones:

1) ¿Por qué razón el “dialogo profundo” que ha llevado a cabo el gobierno del Partido Socialista Obrero Español durante años con la tiranía castrista no fue efectivo y ahora se espera que una interlocución auténtica lo sea? ¿Acaso un juego semántico hará la diferencia?

2) ¿Cómo se va a alcanzar un acuerdo jurídicamente vinculante entre la Unión Europea y un régimen tiránico en Cuba, que se ha negado por medio siglo a negociar absolutamente nada que tenga que ver con sus sistema político interno?

3) ¿Por qué España, que es la que propone una auténtica interlocución y ese acuerdo jurídico con el castrismo, no demuestra con hechos que su relación bilateral con la tiranía ha traído beneficios en el mejoramiento de los derechos humanos del pueblo cubano?

El gobierno español no puede dar respuesta lógica ni persuasiva a estos cuestionamientos. Por el contrario, mientras el Presidente Rodríguez Zapatero dice que con Cuba hay que tener una política exigente, su Ministro de Relaciones y su embajador en Costa Rica hablan otro idioma. La realidad de las relaciones entre el castrismo y el gobierno español no parecen ser tan promisorias. Por meses la tiranía ha retenido arbitrariamente la repatriación de cientos de millones de dólares de ganancias de empresas españolas en Cuba y recientemente, no permitió el ingreso a Cuba de un parlamentario socialista que viajando con su esposa, llegaron de vacaciones a la isla.

Ante la inconsistencia de la posición del gobierno socialista de España y ante la oposición de países miembros de la Unión Europea y del Partido Popular español a cambiar la “Posición Común” respecto a Cuba, el gobierno de Rodríguez Zapatero trata de salvar la cara diciendo que si lo sigue pretendiendo, pero que ahora no es una prioridad, como lo fue hasta hace poco tiempo.

Obama y Zapatero parecen tener más de una coincidencia en su visión del mundo y en su enfoque hacia Cuba. Mientras Zapatero se equivocó y creyó que podía llegar a un acuerdo con los terroristas de la ETA, Obama creyó que él podía llegar a un acuerdo con el castrismo, un régimen que su propio gobierno tiene en la lista de promotores del terrorismo. Ambos presidentes coincidieron con Hugo Chávez que había que devolverle la presidencia a Zelaya en Honduras, pasando por alto que Zelaya había violado la constitución hondureña y que era un estrecho aliado del autócrata venezolano Hugo Chávez y del dictador Fidel Castro.

Como hemos documentado, la coincidencia respecto a Cuba también parece ir más allá de lo que conocemos. Washington no solo se ha servido del gobierno español como intermediario ante la tiranía castrista, sino que ha discutido secretamente con Madrid un cambio de la política de la Unión Europea respecto a Cuba.

Como para España en sus relaciones con Cuba, la prioridad son los negocios por encima del respeto a los derechos humanos, esta asociación entre Obama y Zapatero sobre cómo tratar con el castrismo es en extremo preocupante. A los intereses comerciales españoles les sirve una dictadura en Cuba, en lugar de un estado de derecho donde las empresas españolas no podrían explotar a los trabajadores cubanos como lo hacen en el presente. A los intereses comerciales estadounidenses les será igualmente útil un trato con el castrismo.

La política de “pasos y conciliación” de Obama ha fracasado y en lugar de aliarse con Madrid para insistir en ese error con otro nombre, el gobierno de Obama debía poner las cartas sobre la mesa, admitir su equivocación y reformular una nueva estrategia hacia Cuba. La cortina de humo diciendo que la cuestión de Cuba hay que tomarla con calma es síntoma de desconcierto o confabulación. Pretenden dejar a Cuba en el limbo o esperan las condiciones para pactar con el castrismo.
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Cuba en el limbo y el error de Obama (5)



Obama y Zapatero contra la Unión Europea 

No ha terminado el mes de octubre de 2009, en el cual los presidentes Rodríguez Zapatero y Barack Obama se han reunido en Washington; el periódico español El País unos días después ha publicado los términos de la conversación sobre Cuba entre ambos mandatarios, cuando el 28 de octubre, Arturo Reig, el Embajador de España en Costa Rica, escribe un revelador artículo en el periódico La Nación: “Nueva Política hacia Cuba”. 

En el articulo, además de defender la reciente visita a Cuba de su canciller, Miguel Angel Moratinos, el embajador Reig señala que la política “de puño de hierro” de sucesivas administraciones estadounidenses y la política de la Unión Europea (Posición Común)1 no han logrado cambios en Cuba. 

El embajador resume que ambas políticas han tenido resultados “nulo, repito nulo.” 

El embajador Reig es selectivo en sus críticas de políticas fracasadas hacia Cuba. Lo hace con igual vehemencia contra la política “de puño de hierro” de Estados Unidos y contra la “Posición Común” de la Unión Europea, pero no hace ningún comentario sobre el fracaso de la nueva política de Obama hacia Cuba, que ha sido una política de apertura y conciliación, basada en la premisa de que al ser completamente diferente a la que Washington había puesto en práctica por medio siglo, sería correspondida por el régimen de La Habana con otros pasos igualmente conciliadores.

Esa es la política que el presidente Obama reconoce en su conversación con Zapatero como la que no ha producido resultados, por lo que Obama insiste en que –Zapatero- le haga saber a Raúl Castro, que si él no da pasos, entonces Estados Unidos no puede seguirlos dando unilateralmente. 


Tampoco el embajador Reig critica el fracaso de la política de amistad y negocios que España ha tenido con el castrismo por medio siglo, incluyendo los últimos siete años del gobierno socialista español. Durante los años del gobierno socialista, el canciller Moratinos ha insistido en el éxito de lo que el describía como un diálogo, que cada vez se profundizaba más entre los gobiernos de Cuba y España. 

Relación que ha sido fructífera en términos comerciales para España, pero que no ha logrado avanzar el respeto a los derechos humanos en Cuba.Aplicando el criterio del embajador Reig, de que no se ha avanzado en el respeto a los derechos humanos en Cuba, por las políticas equivocadas de los gobiernos hacia el régimen de la isla, tendríamos cuatro estrategias fallidas en lugar de dos como plantea el embajador Reig.

Dos políticas estadounidenses, una europea y una española: 

1) La política de “de puño de hierro” estadounidense. 
2) La política de “pasos y conciliación” de Barack Obama
3) La política conocida como “Posición Común” de la Unión Europea.
4) La de amistad y comercio (profundización del dialogo) de España, incluyendo los siete últimos años de Rodríguez Zapatero.

El embajador Reig solo crítica a una estadounidense y la europea (1 y 3), pasando por alto el fracaso de Obama y el de su proprio presidente (Rodríguez Zapatero). 


Durante medio siglo, los países hoy miembros de la Unión Europea, en oposición a Washington, tuvieron buenas relaciones comerciales y diplomáticas con el castrismo, facilitándole créditos y asistencia de diferente índole. Esa política, que precedió a la “Posición Común” tampoco logró avanzar el respeto a los derechos humanos en Cuba.

Pero el Embajador Reig nos revela una sorpresa en su artículo. 


Nos habla de una quinta política hacia la tiranía castrista, esta vez como parte de un acuerdo entre Obama y Zapatero. En su artículo dice así:

“Por cuanto antecede y a la vista del callejón sin salida a que han conducido dichas políticas de la UE y de los EE. UU., había que preguntarse si valía la pena persistir en ellas y tanto la actual Administración estadounidense como España se han planteado si no había llegado el momento de establecer una auténtica interlocución con el régimen cubano para intentar que el ya mencionado proceso de reforma, pacífico, ordenado y negociado entre todos los cubanos, pueda iniciarse, contando con la ayuda y el apoyo de la comunidad internacional y, en particular, con los EE. UU., la OEA y la UE, y dentro de esta última, con el país que todos los europeos reconocen como el que tiene el mejor conocimiento de la situación en Cuba; es decir, España”.


Continuara...

 
(1) Impulsada en 1996 por el ex presidente del Gobierno español José María Aznar, la "posición común" de la UE condicionaba la normalización de relaciones con Cuba a los avances que debía dar el régimen comunista hacia la democracia, la liberación de todos los presos políticos y la mejora de los derechos humanos.
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Cuba en el limbo y el error de Obama (4)

Con Irán se fracasó… ¿con el castrismo no?

En sus declaraciones de principios de noviembre de 2009, el Subsecretario de Estado Adjunto, Arturo Valenzuela, pareciera que descifra el enigma de lo que realmente piensa hacer la administración de Obama respecto a Cuba; aunque es evidente, que lo prioritario de su mensaje es no reconocer el error en que han incurrido - por sus expectativas en extremo optimistas – con sus gestos conciliatorios hacia el castrismo.

Según esas declaraciones de Valenzuela, el gobierno de Obama no buscaba un cambio súbito en Cuba, dando la impresión que era por esa razón que había que tomar el asunto cubano con calma. Pero en esas mismas declaraciones admite que Washington pretende "tomar el pulso a la situación'' en Cuba para "ver cómo salir adelante”.

Luego entonces ¿hay que tomar el asunto con calma porque no se ha podido “salir adelante,” o porque “no se busca un cambio súbito”?

La realidad es que no se ha podido “salir adelante,” y hay que tomarlo con “calma” porque el castrismo no ha correspondido a los pasos que por un año ha dado la administración de Obama con su nueva política de apertura.

Otra interpretación, como señalamos con anterioridad, es que Washington haya llegado a un acuerdo con la dictadura, en el que no está condicionado el levantamiento del embargo, al respeto de los derechos humanos en Cuba, y estaría esperando las circunstancias propicias para implementarlo.

Esta retórica de Washington en el asunto cubano, podemos compararla con la crítica que provocó en los Estados Unidos, el tiempo que se demoró Obama para tomar una decisión sobre el envío de más tropas a Afganistán.

Es difícil imaginar a Obama anunciando que lo de Afganistán había que tomarlo con calma y que su administración se iba a dedicar por un tiempo indeterminado, a tomarle el pulso a la situación en Afganistán para “ver cómo salir adelante”.

O como el caso de Irán, donde la política de apertura con Mahmoud Ahmadinejad ha fracasado y el presidente Obama anunciara que la iban a coger on calma para tomarle el pulso a la situación iraní y “ver cómo salir adelante”. Por el contrario, la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha reconocido públicamente que la política de apertura hacia Irán fracasó y considera necesario recurrir a otros procedimientos.

Cuba no es Afganistán ni es Irán, lo sabemos. Ni Latinoamérica es una prioridad para los Estados Unidos y por esta razón y por este error, hoy tienen un grupo de países liderados por el eje castro-chavista que en su alianza con Irán representan un problema potencial para los Estados Unidos en el frente terrorista. Además del perjuicio que ocasiona al desarrollo en Latinoamérica, la amenaza y actividades de este grupo.

En Cuba no mueren estadounidenses como en Irak y Afganistán, quienes mueren o son golpeados en las calles y brutalizados en las cárceles son los cubanos. No se cuestiona aquí tampoco la importancia relativa para los Estados Unidos de Irán y Afganistán con Cuba.


Ni se es
tá juzgando ahora la moralidad de la política estadounidense hacia Cuba. Lo que se critica es haber formulado una estrategia equívoca, fundamentada en prejuicios ideológicos y luego no reconocer su fracaso. Querer cubrirlo con una cortina de humo, en lugar de hacer una revisión para a determinar que sucedió, donde se erró, y qué debe y puede hacerse.

A menos que la intención sea otra y hay indicios de que pueda serlo. En sus conversaciones con Rodríguez Zapatero, Obama parece haber ido bastante más allá de pedirle que intercediera con Raúl Castro para que este correspondiera con cambios en Cuba.

Según el embajador español en Costa Rica, Obama se ha puesto de acuerdo con Zapatero, para tratar de sustituir la “Posición Común” Europea respecto a Cuba y cambiarla por una política que no condicione las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Europea con el régimen castrista, a un respeto de los derechos humanos en la isla. El Embajador de España en Costa Rica, en un artículo “Nueva política hacia Cuba” publicado por La Nación el 28 de octubre de 2009 nos da la pista.

Continuará…
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Cuba en el limbo y el error de Obama (3)


La política de tomarla con calma

No han pasado dos meses desde que Obama le pidió a Rodríguez Zapatero intervenir con Raúl Castro a ver si continuaban dando “pasos”, cuando Arturo Valenzuela, Secretario de Estado Adjunto para Latinoamérica, parece interpretar que hubo una respuesta negativa.

EFE y El Nuevo Herald informan el 11 de diciembre de 2009 que Valenzuela ha declarado:


El Gobierno de EEUU se está tomando con "calma'' el acercamiento y el diálogo que inició la Administración del presidente Barack Obama con Cuba, porque no busca un ‘‘cambio súbito'' en este momento en sus relaciones con La Habana…Washington pretende "tomar el pulso a la situación'' en Cuba para "ver cómo salir adelante''…''Lo que estamos viendo de cara al futuro es cómo seguir avanzando'' en los temas de interés común para EEUU y Cuba, agregó el alto funcionario… Sin embargo, recalcó que se trata de "algo que nos estamos tomando en estos momentos con calma''…''No es una cosa en que se está buscando un cambio súbito en este momento. Estamos avanzando'', subrayó el diplomático.

Así que el acercamiento y el diálogo que inició la Administración Obama hacia el castrismo hace un año ahora hay que tomarlos con “calma” porque Washington en estos momentos no busca un cambio súbito en La Habana.

Valenzuela, igual que Obama en sus comentarios a Zapatero, parece sugerir que en algún momento sí se buscó un cambio súbito, pero por alguna negativa o por un acuerdo con la tiranía se modificó el objetivo.


¿Cuánto dura un cambio que no es súbito? ¿Cuál es el plazo? ¿Cuándo y con cuál criterio se decidió las características del cambio y cómo llegar a alcanzarlo? ¿Le ha aceptado Washington a Raúl el plazo de 20 años que pidió hace años una misión de militares castristas? ¿Se harán públicos los términos en una segunda administración Obama? Son muchas las preguntas sin respuesta.

Señalemos diferentes posibilidades:

1) Se reacciona ante el fracaso de un año de intentos estadounidenses, sin respuesta positiva por parte del castrismo y sin querer aceptar el fracaso de la política de “pasos y conciliación”. Entonces se inventa o se acepta el argumento de la imposibilidad del cambio súbito y se recurre a la figura de la toma del pulso, porque no hay idea de cómo proceder. No se quiere hacer un esfuerzo por pasar a una política más dinámica, por temor a parecerse a la que pusieron en práctica gobiernos republicanos y demócratas antes de la llegada de Obama a la Casa Blanca. En resumen, dejemos a Cuba en el limbo.
2) O se ha llegado a la conclusión de que, por el momento, es mejor no hacer nada en el asunto cubano. Hay que dejar pasar el tiempo hasta que se gane la reelección y entonces, al no necesitar ya los votos del exilio cubano, se puede levantar el embargo unilateralmente, sin condicionarlo al respeto a los derechos humanos en Cuba, y llegar a un acuerdo con la tiranía que facilite las inversiones estadounidenses en la isla.
3) Washington se lavaría las manos dejando en otros (la comunidad internacional) la responsabilidad de lo que pase con Cuba. Como declaró Valenzuela, el asunto es: “cómo seguir avanzando en los temas de interés común para EEUU y Cuba”. Que no son necesariamente los temas de interés del pueblo cubano, sino los temas de interés común entre un gobierno estadounidense que ha demostrado su pragmatismo e inexperiencia, y una tiranía en Cuba que ha demostrado su resistencia a cambios que la alejen del poder y de sus privilegios.

Un acuerdo entre Obama y Zapatero podría diluir en el seno de la “comunidad internacional” el papel de los Estados Unidos en Cuba. Algo parecido a lo que trató de hacer en Honduras cuando, en lugar de ejercer su liderazgo y condenar las violaciones a los Constitución de ambas partes, estuvo de acuerdo hasta con Hugo Chávez en exigir una restitución de Zelaya, objetivo que era un absurdo político, aunque una popular posición demagógica.

Continuará…
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Cuba en el limbo y el error de Obama (2)


Los mensajes entre Raúl y Obama

Pasada la euforia inicial sobre la nueva era entre la administración de Obama y el castrismo, a la primera señal de desacuerdo que se le dio cierta importancia fue a una rectificación del enfermo dictador, que a unas declaraciones de Raúl Castro y su disposición de negociar con Obama sobre cualquier tema, definió públicamente lo que según él, había querido decir Raúl. Castro demostraba su desagrado por la posible conciliación entre ambos gobiernos.

Pero para observadores más atentos al comportamiento del castrismo las declaraciones de Castro no era más que un evento, precedido por otras acciones nada alentadoras que indicaban que el régimen en lugar de flexibilizarse se endurecía, entre ellas: purgas a funcionarios que no se consideraban incondicionales del raulismo; el ascenso de Ramiro Valdez, represor por excelencia, miembro de la vieja guardia y jefe del Ministerio del Interior en sus épocas más siniestras; la ausencia de medidas que respaldaran los cambios implícitos en las críticas de Raúl Castro al sistema; la eliminación de elementos moderados del régimen, que simbolizaban por su juventud y sus experiencias promesas hacia menos estatismo; las sistemática negativa del gobierno a comunicarse con la oposición democrática, la insistencia de medidas represivas contra la disidencia y –en una supuesta antesala a la apertura- la inexplicable persecución de cubanos que recibían señales de televisión vía satélite.

Pero los nuevos inquilinos de la Casa Blanca, convencidos de que podían cambiar el mundo con su nueva política de conciliación con tirios y troyanos, ya habían tomado la iniciativa respecto a Cuba. La eliminación de restricciones a los viajes de los cubanos en el exilio y a los envíos de remesas representaban beneficios económicos por cientos de millones de dólares que, para una economía ruinosa eran una bendición y el inicio de ventajas adicionales sin tener que corresponder con nada por ellas.

Se elimino la restricción a la conexión de banda ancha de Internet entre compañías norteamericanas y Cuba –aunque el régimen se ha negado a hacer uso de esa ventaja. Se restringieron algunas facilidades a los disidentes en la Oficina de Intereses de los Estados unidos en Cuba, ya no podían hacer copias fotosticas ni recibir libros desde el exterior por esa vía.

Pasaban los meses y de la contraparte castrista no había la reacción esperada, por el contrario el régimen parecía actuar más sincronizadamente con Hugo Chávez y su retorica anti imperialista. Se continuaba machando en el tema del “bloqueo” con una demagogia superada por la realidad y por la nueva disposición y acciones de la administración estadounidense.

La administración de Obama no admitía la futilidad de su nueva política hacia Cuba hasta que el 13 de octubre, el presidente de los Estados Unidos recibió al Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero. Entre los temas que conversaron estuvo el de Cuba. Unos días después, el 25 de ese mes, el periódico español El País filtra parte de la conversación que sostuvieron ambos presidentes. Lo que publica el periódico es tan importante como lo que se infiere del contenido. Veamos:

El Nuevo Herald comienza reportando la información de “El País” con este párrafo: “El presidente norteamericano Barack Obama solicitó a España que mediara ante las autoridades cubanas para que éstas hagan más esfuerzos en mejorar las relaciones con Estados Unidos, sostiene el diario español El País en su edición del domingo”.

El País informó que Barack Obama le pidió al Presidente José Luis Rodríguez, durante su visita a la Casa Blanca, que le mandara este mensaje a Raúl: “Decidle a Raúl que si él no da pasos tampoco yo podré darlos‘‘.

Según El País, Obama insistió en el tema de los pasos: "Nosotros estamos dando pasos, pero si ellos no dan pasos también, será muy difícil que podamos continuar''.

En el mismo artículo se cita a Obama pidiéndole a Rodríguez Zapatero: "Que les diga a las autoridades cubanas que comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios’’.

Es obvio que las citas contienen la clave de un intercambio de mensajes entre ambos gobiernos:

Obama le dice a Raúl: “comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios'' .

Si dudas Obama está respondiendo a un mensaje de Raúl Castro en que este le dice que en Cuba no pueden hacerse cambios rápidos. A lo que Obama le responde que comprende que “no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana”.

Por lógica ese mensaje de Raúl Castro tiene que obedecer a uno inicial de Obama, en el cual le planteaba el tema del cambio en términos rápidos, tan rápidos como para que Raúl respondiera que no se pueden hacer los cambios de la noche a la mañana.

Por su grado de comprensión y aceptación, la respuesta de Obama a Raúl es casi “conmovedora”. No obstante Obama pide al dictador que de algunos pasos para que por lo menos quede claro para la posteridad que dentro de unos años, recibirán (ambos) reconocimiento histórico y el mundo sabrá que el cambio en Cuba comenzó ahora.
Pero en sus conversaciones con Rodríguez Zapatero, Obama parece haber ido más allá, hasta discutir un entendimiento con España para tratar de sustituir la “Posición Común” Europea respecto a Cuba, tema que trataremos más adelante.

Ahora nos concierne la evaluación del Departamento de Estado sobre la política de conciliación y pasos hacia Cuba. En las declaraciones de Arturo Valenzuela, Subsecretario de Estado para Latinoamérica no hay una admisión explicita del fracaso, ni se plantea formular un nuevo enfoque. Parecen una cortina de humo detrás de la que se esconde, el fracaso, la ausencia de un nuevo enfoque o una determinación sobre la que no se quiere hablar para no tener que pagar un precio político antes de las próximas elecciones en los Estados Unidos.

Continuará…
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Cuba en el limbo y el error de Obama (1)

La política de la administración de Barack Obama hacia Cuba ha fracasado. Después de un año de iniciar una apertura hacia el castrismo, no ha habido de parte de la tiranía disposición a colaborar hacia un entendimiento. Como la Era de Acuario(1), la de Obama con nuestro país no ha llegado a ninguna parte y para Washington Cuba ha quedado en el limbo, o tal vez eso nos quieren hacer creer.

Durante su campaña política, Barack Obama manifestó su intención de dar un giro total a la política exterior de los Estados Unidos. En un debate con los demás aspirantes a la nominación del Partido Demócrata, Obama planteó que con el fin de iniciar un diálogo él se reuniría sin condiciones con dictadores con los cuales los Estados Unidos tenían conflictos. Hilary Clinton inmediatamente le refutó diciéndole que eso beneficiaría a priori a los tiranos.

Con esa declaración, en el caso de Cuba, Obama anunciaba el fin de la política que “expertos académicos” de izquierda criticaron siempre como una estrategia de “confrontación,” culpable de la conducta agresiva del castrismo contra los Estados Unidos. También esa estrategia fue objeto de crítica permanente por parte del periodismo político que ha sustituido al periodismo informativo en ese país y en el mundo.

Para todos ellos la “confrontación” había impedido el acomodo civilizado entre Washington y “La Habana”. Además, era la causa de la actitud recalcitrante del régimen castrista contra los Estados Unidos y la que justificaba un estado de paranoia permanente en el gobierno en Cuba, que a su vez lo inducía a reaccionar represivamente contra cualquier manifestación de oposición en la isla.

Una vez presidente, Obama puso en práctica la prometida política de apertura y conciliación hacia el castrismo, que provocó una ola de elogios y expectativas entre los críticos de la inoperante y oxidada estrategia de “confrontación”. En todas partes se aplaudió el inicio del inminente e inevitable cambio en las relaciones de ambos gobiernos. Apertura que abriría el camino a una era de transformaciones en Cuba que harían posible su eventual transición hacia la democracia.

Como parte de la nueva visión, Obama había prometido eliminar de inmediato las restricciones de viajes de los exilados a Cuba, y que estos serian una especie de embajadores de la libertad; así como derogar las restricciones de envíos de dinero a la isla. Acciones que, una vez puestas en práctica en el 2009, le garantizaron al régimen castrista un aumento de ingresos de cientos de millones dólares. Para una tiranía que sobrevive con dificultad por la subvención chavista, esos ingresos adicionales representan una tabla de salvación. No obstante, Obama aseguraba que el embargo se levantaría cuando se diera libertad a los presos políticos y se respetaran los derechos humanos.

Para muchos la política anunciada por Obama descansaba en supuestos imaginarios, de cómo se comportaría el castrismo ante gestos conciliatorios del gobierno de los Estados Unidos. Era una especie de “whishful thinking” (ilusión) que había adquirido el nivel de certeza entre muchos partidarios de Obama. Washington debió haber previsto un escenario menos optimista.

Un año después el panorama es diferente. Los presagios y las profecías de la nueva era con Cuba, que también compartía un sector “conciliador” de la oposición democrática cubana, han quedado en el limbo. Obama no solo acepta que las expectativas fueron prematuras sino parece que el presidente estadounidense ha dado un giro enigmático en su visión del futuro de Cuba.

Con una publicación del diario español El País comenzamos a desentrañar el secretismo con que Washington y la tiranía han manejado sus relaciones. En esta publicación se evidencia mensajes entre Raúl Castro y Obama sobre los cambios en Cuba.

 
Continuará...



[1] La Era de Acuario traerá consigo una edad de hermanamiento universal arraigada en la razón, donde será posible solucionar los problemas sociales de una forma justa y equitativa, y con mayores oportunidades para la mejora intelectual y espiritual.


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Al Pueblo de Cuba


“Nuestra lucha es contra el temor que nos divide a unos de otros; y que nos separa a todos de la libertad y del progreso”

Compatriotas, la libertad y la democracia de Cuba no son un ideal sin horizonte, sino una realidad sin retroceso. Igual que otros acontecimientos importantes de nuestra historia, éste será el resultado de factores que, madurando en el tiempo y en espera de las circunstancias propicias, abrirán el camino a una nueva era en la vida de los cubanos.

La historia del hombre es la de su lucha por la libertad. Nunca los viejos esquemas y las carcomidas estructuras de poder que esclavizaron a los pueblos pudieron enfrentarse con éxito al reto del progreso. Los imperios victoriosos y aplastantes se debilitaron y desintegraron. Las dictaduras implacables perecieron ante la obstinación del individuo por hacer valer sus derechos. La marcha de la humanidad hacia nuevas formas de organización social, política y económica siempre se ha impuesto por la creatividad y energía de las nuevas generaciones.

Hace apenas dos décadas el imperio soviético se desplomó por esas mismas razones. A pesar de los tanques y cañones, la simulación, la vigilancia y la represión de un régimen despiadado y al parecer inexpugnable, el espíritu de superación de la humanidad le dio sepultura a ese terrible error intelectual, que convertido en partido y en una maquinaria represiva, ahogó todas las posibilidades que pretendía crear el socialismo marxista.

No fue una invasión armada lo que acabó con el comunismo, sino el patriotismo de los más lúcidos miembros del Partido Comunista de la URSS que, al aceptar que el experimento marxista-leninista había fracasado, iniciaron la rectificación y el cambio desde adentro. Comprendieron que sin libertad no había progreso permanente; que el avance alcanzado a base de coacción y disciplina partidaria era espurio; que tales prácticas habían detenido el progreso de los nuevos tiempos.

El Estado de Derecho demostró que, a pesar de los defectos de la democracia, las oportunidades y la prosperidad que una vez estuvieron limitadas a las capas privilegiadas de la sociedad, llegaron también a la clase trabajadora. Prueba de que solo en un ambiente de libertad, competitividad y solidaridad es posible el verdadero desarrollo de la humanidad.

Compatriotas, Cuba no es una excepción. Su pueblo ansía y merece un cambio hacia la libertad. Quiere salir de una larga pesadilla, llena de promesas incumplidas, de errores innecesarios, de abusos injustificables y de fracasos absurdos. El comunismo como teoría y el castrismo como práctica han sido dos grandes fiascos. Su único triunfo verdadero ha sido sembrar el miedo y la desconfianza entre los cubanos.

La mayoría del pueblo cubano ha comprendido que no se puede continuar justificando medio siglo de desastres y atraso con el presunto “bloqueo de un país enemigo” del cual paradójicamente llegan la mayoría de los alimentos que la población consume y los dólares con que estos se importan.

Los cubanos saben que no se pueden justificar como propios los “logros” que se sostienen por la subvención venezolana. Que no se puede seguir pagando sueldos de esclavos a los trabajadores, ni pensiones infrahumanas a los jubilados. Que es falso el argumento de que el pueblo disfruta de vivienda gratis, alimentación subsidiada, salud inmejorable y educación ejemplar, cuando la mayoría vive miserablemente; se alimenta mal, no tiene medicinas, los centros de salud se deterioran y la educación se ha convertido en un desastre reconocido hasta por la propia tiranía.

Compatriotas, nuestra lucha no es contra el castrismo corrupto y cargado de culpas; eso es el pasado, pertenece al ayer. Nuestra lucha es contra el temor que nos divide a unos de otros, y que nos separa a todos de la libertad y del progreso. Los invito a tener fe en el destino de Cuba, dondequiera que estén: en el exilio, en las cárceles, en el campo, en las ciudades, en las escuelas, en las universidades, en las Fuerzas Armadas, en el Ministerio del Interior, en el gobierno.

Los invito a creer y a retomar los ideales de nuestros mambises, los que se sacrificaron por la Patria - “con todos y para el bien de todos” - que soñó para nosotros José Martí. La Cuba donde, pensemos igual, parecido o diferente, siempre seremos hermanos. Donde compartiremos en paz nuestra historia, nuestra cultura y nuestra bella tierra.

Compatriotas, el futuro está en las nuevas generaciones. Ellos merecen y esperan nuestro apoyo. El de los cubanos en el exilio y el de los compatriotas en la isla. El de los que forman parte del gobierno y el de quienes nos encontramos en las filas de la oposición democrática. Tenemos que respaldar a la juventud porque tiene derecho a vivir sin imposiciones arbitrarias. Todos unidos lograremos que el tránsito hacia la libertad y la democracia sea rápido y pacífico. Medio siglo de atraso es demasiado tiempo.

Los invito a soñar con una juventud que tiene derecho a vivir sin mentiras y sin temor, que merece ser dueña de su presente y su destino. Los invito a ser solidarios con los millones de cubanos desvalidos por la pobreza, las enfermedades y el abandono. Los invito a soñar, porque sin ideales no hay realidad digna del milagro de la vida. Tengamos fe en Dios, en el futuro de nuestra nación y en el de nuestro pueblo.

Entre la esclavitud y la libertad, entre la miseria y el progreso solo nos queda triunfar sobre el miedo y la indecisión. Nosotros podemos y nosotros lo haremos. Somos herederos de las Maceo, los Céspedes y los Agramontes.

Comandante Huber Matos B.

Patria Pueblo y Libertad

Cuba Independiente y Democrática (CID)

San José, Costa Rica, enero 1 de 2010
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