Obama apoyaba el embargo

Obama en la Fundación Cubano Americana
 el 23 de mayo de 2008


A muchos simpatizantes de Barack Obama puede parecerles absurdo y falso que el expresidente de los Estados Unidos apoyara el embargo a Cuba, pero así fue. Obama respaldaba la política que muchos pensaban y piensan que es un error porque no ha logrado un cambio en Cuba.  Los que están contra el embargo han querido creerse ese argumento para desacreditarlo - que no ha logrado un cambio en la Isla - pero Obama pensaba lo contrario.  

En mayo de 2008, durante su campaña por la presidencia, el senador Barack Obama visitó Miami en busca del voto cubano.  Allí dijo que él haría cambios en la política hacia Cuba, pero aclaró que mantendría el embargo porque era un instrumento útil, estas fueron sus palabras:

“No se confundan sobre esto.  Yo mantendré el embargo… porque nos da la palanca para presentarle al régimen actual una clara alternativa: Si ustedes dan pasos significativos hacia la democracia, comenzando con la liberación de todos los presos políticos, nosotros daremos pasos para comenzar a normalizar las relaciones”. *

No había ni hay espacio para distorsionar el mensaje de Obama.

Primero, él aprobaba el mantenimiento del embargo como una carta de negociación.  Obama creía que ésta había sido y era una política inteligente de parte de los Estados Unidos y la continuaría si llegaba a la presidencia.

Segundo, el gobierno castrista tenía que dar pasos significativos hacia la democracia,  no hacia el capitalismo.  No pueden decir que la Isla va hacia la democracia quienes crean que en Cuba hay cambios porque las personas puedan vender o comprar una casa, o porque  se permiten negocios pequeños  o medianos o de cualquier tamaño, siempre y cuando sea bajo el estricto control o en sociedad con la dictadura.  El capitalismo ha existido bajo muchas dictaduras y existe en regímenes brutalmente represivos.

Tercero, según Obama, el régimen en la Isla tenía que empezar primero con la liberación de los presos políticos.  Esta condición tenía sus consecuencias pues solo era posible si ese gobierno dejaba de perseguir a los cubanos por razones políticas; no podía el castrismo liberar los presos políticos un día y al siguiente continuar encarcelando a los cubanos por expresar sus opiniones contra el gobierno.  La liberación de los presos políticos no era liberar a unos para empezar a llenar la cárceles con otros, la liberación de presos políticos implicaba la libertad de expresión en Cuba.

Cuarto, si el gobierno castrista daba pasos hacia la democracia, entonces  él,  Obama, si era electo presidente, comenzaría a dar pasos para normalizar las relaciones entre ambos países.

El senador Barack Obama ganó las elecciones y trató de muchas formas de llegar a un entendimiento con el régimen castrista que le permitiera quedar para la historia como el presidente de los Estados Unidos que restableció relaciones diplomáticas con el gobierno de Cuba.  Obama fracasó en su estrategia de pasos de una parte y pasos de la otra. Ante el fracaso Obama capituló y en diciembre de 2014, sorprendió a todo el mundo anunciando que después de 18 meses de conversaciones secretas con el gobierno de la Isla, había decidido normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba.  

Obama se olvidó de su promesa al exilio cubano porque ninguna de las condiciones con las que se comprometió en mayo de 2008 fue cumplida por la dictadura castrista.   Sucedió todo lo contrario, después del restablecimiento de relaciones diplomáticas la represión aumentó en la Isla. 

La acción de Obama trajo beneficios inmediatos e importantes para Raúl Castro y su dictadura.  Millones de personas en el exterior se convencieron que los cambios en Cuba ya habían comenzado y que el restablecimiento de relaciones por parte de Obama era el reconocimiento y la garantía del esperado cambio hacia la democratización del país.  

El turismo a la Isla aumentó y muchos periodistas se dieron a la tarea de demostrar que estábamos en la antesala de una nueva Cuba. Empresarios de diferentes países empezaron a llegar a la Isla para explorar los negocios que podrían hacer.   Mientras tanto el régimen ha seguido insistiendo en que no habrá cambios políticos en Cuba.

¿Qué sucedió con los pasos de Obama que llevarían la normalización entre ambos países y a la democratización de Cuba? 

Continuará…

Huber Matos Araluce, junio 22 2017, San José, Costa Rica
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Maduro no es chavista, es castrista


Maduro siempre se ha presentado con una máscara chavista pero él es castrista. A la hora de obedecer y decidir, su lealtad está en La Habana. Hay evidencias para afirmarlo pero la última es irrebatible: la decisión de liquidar el más importante  legado de Hugo Chávez - la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela - adoptada el 15 de diciembre de 1999 mediante un referéndum popular. 

Esa constitución garantiza elecciones regionales y presidenciales, entre otros derechos, como el de manifestarse en las calles. La narco dictadura  ha pospuesto las elecciones y no se ha podido hacer mucho al respecto, pero le ha sido imposible frenar las protestas populares y estas tienen en crisis al régimen que Maduro preside. Por esta razón él, su camarilla y Raúl Castro, están empecinados en borrar del mapa la constitución de Chávez.  

Si tiene duda sobre la decisión de Raúl Castro, lea sus declaraciones del 6 de marzo pasado en la XIV cumbre de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que se celebró en Caracas, allí advirtió: "En Venezuela se libra hoy la batalla decisiva por la soberanía, la emancipación, la integración, y el desarrollo de nuestra América".  Es decir la batalla decisiva de toda América y por supuesto, en especial, la de su dictadura en Cuba.

Descartar la actual constitución es una decisión equivocada por varias razones. En su intento por desmantelar la herencia constitucional de Chávez, Maduro ha creado un frente de oposición en el sector de la población aun leal al chavismo, que aunque es minoritario es de este grupo del que proviene su único respaldo popular. 

En este nuevo frente están incluidos miles de militares y de funcionarios públicos, como es el caso de la Fiscal General Luisa Ortega. Si antes de llamar a esta constituyente Maduro confrontaba a la oposición organizada y la mayoría de los venezolanos lo rechazaba, ahora también se enfrenta a los chavistas que no están de acuerdo con el procedimiento inconstitucional de convocar a una constituyente que va a barrer con el legado intelectual de Hugo Chávez. Además, esta ruptura le da la oportunidad de apartarse a los chavistas que quieren desligarse del régimen actual, sin que los puedan acusar de pasarse al bando de la oposición. 

Con este paso radical y desesperado con el que piensan que van a evitar su final, el castrismo y Maduro lo están acelerando. Tratando de liquidar la constitución vigente le han facilitado a los chavistas descontentos un espacio ideológico, político y moral hacia el cual pueden migrar.  Así, al enfrentar a Maduro, tienen la oportunidad de ganarse el derecho a seguir viviendo en una Venezuela post castrista sin cargar con las responsabilidad de un régimen represivo y corrupto que dilapidó una fortuna, arruinó al país y asesinó a hombres, mujeres y niños.

¿Por qué Maduro y su grupo actúan de esta forma?  Porque cuando el miedo y la soberbia se juntan es fácil equivocarse. Sin la subvención petrolera de Venezuela la dictadura en la Isla  difícilmente podrá sobrevivir.  Pero si lo hiciera, Cuba quedará mucho peor de lo que ya está y el impacto de la caída de la dictadura venezolana puede ser un ejemplo tentador para el pueblo cubano. Además, los narcotraficantes y los corruptos que se han enriquecido al amparo de los gobiernos de Chávez y Maduro, difícilmente encontrarán un lugar seguro para vivir, a menos que decidan irse a Irán, a Rusia, o a China, donde ni ellos como fugitivos tendrán garantías aseguradas.

¿Entonces por qué la constituyente?  Primero, porque no valoraron la reacción adversa en el sector chavista “auténtico”.  Segundo, porque ellos creen que invitando a la minoría chavista a respaldar una nueva constitución tendrán su apoyo incondicional.  Esta nueva constitución será a una declaración de guerra total contra quienes se les opongan y por esta razón necesitan el respaldo popular que les queda. 

Los castristas en Venezuela y en Cuba han llegado a la conclusión de Raúl Castro: “En Venezuela se libra hoy la batalla decisiva…” y por eso están dando los pasos para aniquilar a la oposición aunque tengan que asesinar a miles de personas en las calles y ciudades de Venezuela.  Ese será su error final y fatal. 

Huber Matos Araluce, junio 16 2017, San José, Costa Rica





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