Un paso en falso de “Raúl Maduro” en Venezuela
Ante las exigencias de la mayoría de los países miembros de la OEA de discutir la crisis en Venezuela en el contexto de la Carta Democrática Interamericana de ese organismo, el gobierno títere de Nicolás Maduro dio un paso que no podía haber tomado sin el apoyo y seguramente la iniciativa de su tutor de turno, Raúl Castro: el de deslegitimar los poderes de la Asamblea Nacional con un pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia que la sustituía en sus competencias.
Ante tal acción, la reacción de condena de la comunidad internacional ha sido generalizada, intensa y definitiva: denuncian sorprendidos el golpe de estado en Venezuela. El castro-chavismo, que ante la iniciativa de la OEA pudo seguir alegando intervención en los asuntos internos y acusar a los Estados Unidos de manipulación, proporcionó al Secretario General de la OEA, Luis Almagro y a la oposición venezolana, la prueba irrefutable de que ese régimen nunca tuvo la intención y tampoco la tiene, de buscar una salida negociada o electoral a la crisis. Si hubieran sido más inteligentes el binomio “Raúl Maduro” podía haber esperado una acción más decisiva de la OEA para retirarse del organismo y entonces lanzarse contra la oposición venezolana incluyendo la Asamblea Nacional.
Pero apretaron el gatillo a destiempo y apuntaron mal. A quienes todavía apoyan a Maduro, dentro y fuera de Venezuela, les debe haber caído como un balde de agua fría. Las declaraciones de la Fiscal General de la Republica, Luisa Ortega Díaz, condenando la ruptura constitucional, parecen ser una señal de desacuerdo entre los chavistas por este mal paso. Hasta el presidente colombiano, que se ha cuidado mucho de no mortificar a “Raúl Maduro", se ha pronunciado contra el golpe de estado y la cancillería del gobierno de Rafael Correa ha salido con la pamplina de hablar del diálogo como vía de solución. Ha sido la cancillería porque Correa se ha quedado muy calladito: "Ante los hechos suscitados en los últimos días en la República Bolivariana de Venezuela, que evidencian una profunda fractura entre el Gobierno y la oposición y un impasse entre poderes del Estado, el Gobierno del Ecuador reitera su posición a favor del diálogo".
Al deslegitimar la Asamblea Nacional, el castro-chavismo ha hecho una declaración de guerra contra el pueblo venezolano, la oposición y la comunidad democrática internacional. No debía haber sido una sorpresa para nadie porque el domingo 5 de este mes, durante la XIV cumbre de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que se celebró en Caracas, Raúl Castro declaró que: "En Venezuela se libra hoy la batalla decisiva por la soberanía, la emancipación, la integración, y el desarrollo de nuestra América" y ratificó "el compromiso asumido en nuestra declaración de acompañar la defensa de Venezuela y la posición digna, valiente, y constructiva del presidente Nicolás Maduro".
En realidad lo que se libra en Venezuela es la supervivencia de la dictadura castrista en Cuba y la de los corruptos y narcotraficantes que dominan el estado venezolano. La comunidad internacional cometería una gran injusticia y un gran error en no incluir en su estrategia el hecho de que ambos regímenes, el de Cuba y el de Venezuela, son una mafia sin escrúpulos que debe ser desarticulada como una unidad. Dejar en manos del desarmado pueblo venezolano y del igualmente desarmado pueblo cubano semejante tarea sería un error imperdonable cuyas consecuencias tendrán que pagarse tarde o temprano.
Huber Matos Araluce