EL APOYO DEL CASTRISMO A PUTIN ES UN ERROR SIN RETROCESO
Estamos viviendo un dramático capítulo de la historia: el intento sistemático, ilegal e inhumano por destruir a Ucrania. Todo por el mal juicio y la ambición de Vladimir Putin, quien después de entronizarse en el poder en Rusia utilizando la represión y el crimen, decidió invadir a un país vecino, apoderarse de sus recursos, borrar su identidad nacional y exterminar a quien se le opusiera en el camino. Ante este panorama que ha conmocionado al mundo civilizado el apoyo total y público del régimen castrista a Putin es un error sin retroceso.
Putin está imitando al maniaco de Hitler que violentando fronteras y pueblos provocó la Segunda Guerra Mundial. Cuba apoyó a los Estados Unidos declarando la guerra a Japón, a Alemania e Italia inmediatamente después del ataque japonés contra la flota y la base militar estadounidenses en Pearl Harbor, Hawái, el 7 de diciembre de 1941. Los gobiernos de esos tres países habían firmado el Pacto del Eje el 27 de septiembre de 1940 para luchar contra las naciones aliadas.
Aquella conflagración mundial terminó con la rendición incondicional del gobierno y del ejército alemán el 7 de mayo de 1945, la capitulación de Japón el 15 de agosto de 1945 y el colapso del gobierno fascista de Italia ante la invasión aliada a Sicilia en 1943 que provocó la orden de arresto de Mussolini de parte del Rey Víctor Manuel III.
Si algo podemos aprender de aquella guerra que pueda reflejarse en el resultado final de la invasión de Putin a Ucrania es útil recurrir al estudio de Paul Kennedy, que en su libro “The Rise and Fall of the Great Powers” analizó el poder económico y tecnológico de las naciones que participaron en conflictos militares durante cinco siglos. Una de sus conclusiones fue que el poder económico y los avances tecnológicos son determinantes para ganar o perder una guerra.
Vladimir Putin no cuenta ni con el poder económico ni con los avances tecnológicos necesarios para triunfar en su invasión a Ucrania, nación que tiene el apoyo de la NATO y la voluntad y los recursos de los Estados Unidos para evitar un fracaso.
Los aliados de Putin: Irán, Corea del Norte y China no pueden igualar ni superar el apoyo que recibe Ucrania; los dos primeros porque no tienen los recursos y el dictador chino, Xi Jinping, (quien sin su visto bueno, Putin no se habría lanzado a semejante aventura) tiene demasiado que perder si se enfrenta a Occidente en Ucrania. Por esta razón el régimen chino, que creyó que Putin barrería a Ucrania en poco tiempo, ha sido cuidadoso de abiertamente intervenir apoyándolo.
No ha sido el caso de la dictadura en Cuba, quien en otra demostración de incompetencia diplomática y política, se ha solidarizado con Putin, creyendo que él estará en condiciones de resucitarla económicamente. Rusia quedará en una situación muy difícil al final de este conflicto en Ucrania, sin importar como esta guerra termine; además el gobierno de Putin hace bastante tiempo que ha limitado los préstamos al régimen castrista por incumpliendo de pagos.
Apostar a Rusia, el agresor que va a perder la guerra contra Ucrania, es lo peor que pudo haber hecho el castrismo. Ha sido un error garrafal apoyar una agresión que además de ser una violación de las leyes internacionales, se ha caracterizado por un número asombroso de crímenes de guerra, el ataque contra civiles y la destrucción sistemática de objetivos no militares. Para la dictadura de la Isla este error tendrá sus consecuencias negativas de parte de los gobiernos que apoyan a Ucrania y el repudio de los pueblos que viven en democracia.
Huber Matos Araluce
San Jose, Costa Rica
Diciembre 9 de 2022