martes, 23 de marzo de 2010

El mito se derrumba


El saldo de las últimas semanas ha sido casi catastrófico para el castrismo. La muerte de Orlando Zapata conmovió al pueblo cubano y al mundo; la huelga de Guillermo Fariñas no permitió que el tema se diluyera; el atropello a las Damas de Blanco alimentó la indignación de millones de personas y sus continuas protestas provocaron admiración.

Con la condena del Parlamento Europeo, el gobierno español ha perdido su capacidad para influenciar sobre el tema cubano en el seno de la Unión Europea. El hecho es irreversible: el castrismo se quedó sin su principal aliado en el viejo continente.

Las repercusiones de la decisión casi unánime del Parlamento Europeo van bastante más allá de quitarle a España su autoridad en este asunto. Es la primera vez que en esa parte del mundo se condena tan fuertemente los desmanes de esa fracasada, arcaica e inflexible tiranía.

Ni el propio Congreso de los Estados Unidos hubiera podido articular una denuncia como la del Parlamento Europeo. Quienes defienden la normalización de las relaciones con la dictadura castrista, como por ejemplo el senador John F. Kerry, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, se hubieran opuesto a una condena así.

Mientras Europa asume la defensa de la democracia en la isla, el gobierno de Obama ha quedado en el limbo por su propia inexperiencia e ingenuidad ante el castrismo, y por haberse dejado ilusionar por los cantos de sirena del gobierno de Zapatero respecto de Cuba.

Las repercusiones de la nueva posición europea fueron reforzadas por las contundentes denuncias del presidente Oscar Arias, sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, y por la condena de los socialistas chilenos y el presidente de ese país. México no quiso quedarse fuera y también hizo sus críticas.

Ante las posiciones diáfanas y valientes de europeos y latinoamericanos, las declaraciones de Lula da Silva tratando de justificar la muerte de Orlando Zapata en Cuba fueron tontas y ridículas. El liderazgo moral de Lula en la región quedó maltrecho y su respaldo incondicional a la tiranía castrista ha perdido importancia.

Como si todo esto no fuera suficiente, la preocupación expresada por el Secretario General de la ONU por la muerte de Zapata demuestra cuán serio ha sido el revés para Raúl Castro.

Antes de estos acontecimientos había una actitud hacia la tiranía en Cuba que iba desde la cobardía, la indiferencia y la tolerancia hasta la complicidad. Esto ya no es igual. Incluso la prensa internacional, que reportaba o comentaba sobre Cuba desde esas mismas posiciones, ha dado un giro.

Estamos en presencia del fin de lo quedaba del mito del castrismo en el mundo.

2 comentarios:

Lori dijo...

Era hora ya. Más vale tarde que nunca. El negro plomero puso a temblar a sus verdugos.

23 de marzo de 2010, 22:10
Lori dijo...

Si tuviera que poner un nombre a esta colección de fotos la titularía "La infamia"

31 de marzo de 2010, 16:22

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