El Cardenal en Harvard, Roberto en Nueva York y Raúl en La Habana
El tema
de la conferencia del Cardenal Ortega en Harvard fue “Iglesia y
Comunidad: el papel de la Iglesia Católica en Cuba”. El Cardenal
habló de la necesidad de reconciliación: “Todos debemos unos con otros
reconciliarnos, y no solamente como personas unas a otras, sino como
grupo humano. Tenemos que encontrar la manera de sentirnos todos
hermanos”. Pero a la pregunta sobre los cubanos opositores que a su
solicitud fueron expulsados de una iglesia y detenidos por la policía
política el Cardenal respondió: que eran delincuentes y personas de poco
nivel cultural.
El Cardenal se negó a comentar sobre Andrés Carrión, el compatriota que gritó ¡Libertad! ¡Abajo el comunismo! en Santiago de Cuba por lo que fue reprimido ante la vista de los presentes y los millones de televidentes que en Cuba y en el mundo le daban seguimiento a la visita de Benedicto XVI. Quizás lo que piense el Cardenal sobre Carrión sea tan negativo que no pueda expresarlo en público.
Por lo visto, la reconciliación que predica el Cardenal no incluye a los cubanos de poco nivel cultural, es decir a la mayoría del pueblo cubano. Tampoco a quienes él y el gobierno considere delincuentes. Como en Cuba las leyes son arbitrarias y asfixiantes, es difícil encontrar a un cubano que no las haya violado.
Con razón el periódico universitario The Harvard Crimson criticó al Cardenal por no haberse opuesto al destierro de los prisioneros políticos cubanos. También el prestigioso periódico Washington Post llamó al Cardenal un socio de facto de Raúl Castro. Sobre el tema sugiero la lectura de Pacto con Mefistófeles del profesor Jose Azel de la Universidad de Miami.
Simultáneamente Roberto Veiga, director de la revista Espacio Laical y un lugarteniente del Cardenal Ortega, también desde otro recinto universitario, La Universidad de New York, definió el papel de la: “Iglesia y Estado en una Cuba cambiante”. La charla de Veiga fue más reveladora o más sincera que la del Cardenal Ortega. Para Veiga, la Iglesia es el “facilitador” de un diálogo entre el pueblo y el gobierno cubano.
El Cardenal se negó a comentar sobre Andrés Carrión, el compatriota que gritó ¡Libertad! ¡Abajo el comunismo! en Santiago de Cuba por lo que fue reprimido ante la vista de los presentes y los millones de televidentes que en Cuba y en el mundo le daban seguimiento a la visita de Benedicto XVI. Quizás lo que piense el Cardenal sobre Carrión sea tan negativo que no pueda expresarlo en público.
Por lo visto, la reconciliación que predica el Cardenal no incluye a los cubanos de poco nivel cultural, es decir a la mayoría del pueblo cubano. Tampoco a quienes él y el gobierno considere delincuentes. Como en Cuba las leyes son arbitrarias y asfixiantes, es difícil encontrar a un cubano que no las haya violado.
Con razón el periódico universitario The Harvard Crimson criticó al Cardenal por no haberse opuesto al destierro de los prisioneros políticos cubanos. También el prestigioso periódico Washington Post llamó al Cardenal un socio de facto de Raúl Castro. Sobre el tema sugiero la lectura de Pacto con Mefistófeles del profesor Jose Azel de la Universidad de Miami.
Simultáneamente Roberto Veiga, director de la revista Espacio Laical y un lugarteniente del Cardenal Ortega, también desde otro recinto universitario, La Universidad de New York, definió el papel de la: “Iglesia y Estado en una Cuba cambiante”. La charla de Veiga fue más reveladora o más sincera que la del Cardenal Ortega. Para Veiga, la Iglesia es el “facilitador” de un diálogo entre el pueblo y el gobierno cubano.
Veiga aclaró que la
Iglesia no busca el poder pero que, en caso de verse obligada por las
circunstancias, podría asumirlo. Con esto dejó abierta la posibilidad de
que en el futuro tengamos en Cuba una teocracia. Después de todo,
teocracia y democracia suenan parecido. En toda su exposición, Veiga no
mencionó la palabra democracia ni una sola vez.
Es lógico, ya que la minoría que representa la Iglesia católica en Cuba y la minoría que representa a la tiranía no pueden arriesgarse a someter su proyecto al mandato del pueblo. Veiga explicó que los cubanos no están preparados para votar. Definitivamente hay que leer a Enrique del Risco, quien estuvo presente en la disertación.
Estos planes son el producto de gente desesperada y delirante. Han sido negociados a puerta cerrada con la dictadura. Si entendemos bien a Veiga, parece haberse discutido hasta el papel de la Iglesia ante el colapso del castrismo. De estas fantasías el pueblo en la isla sabe muy poco.
El pastor Mario Felix Leonar explicó en un programa de Radio Martí que, detrás de todo esto la verdad es que el régimen se ha acercado a las iglesias para que lo salven. En su opinión, hay que tener mucho cuidado para no convertirse en un cómplice o un aliado de la tiranía.
Raúl Castro, quien se vanagloria de ser un conspirador, espera el respaldo para su plan de una parte de la prensa internacional, de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos; de políticos como el senador demócrata Jeff Bingaman, de gobiernos latinoamericanos y posiblemente tiene el visto bueno de alguien en el gobierno de Obama. Además, tiene a su favor una minoría de cubanos en el exterior. Raúl en La Habana nos tiene sorpresas. Esto es un plan y está comenzando.
Es lógico, ya que la minoría que representa la Iglesia católica en Cuba y la minoría que representa a la tiranía no pueden arriesgarse a someter su proyecto al mandato del pueblo. Veiga explicó que los cubanos no están preparados para votar. Definitivamente hay que leer a Enrique del Risco, quien estuvo presente en la disertación.
Estos planes son el producto de gente desesperada y delirante. Han sido negociados a puerta cerrada con la dictadura. Si entendemos bien a Veiga, parece haberse discutido hasta el papel de la Iglesia ante el colapso del castrismo. De estas fantasías el pueblo en la isla sabe muy poco.
El pastor Mario Felix Leonar explicó en un programa de Radio Martí que, detrás de todo esto la verdad es que el régimen se ha acercado a las iglesias para que lo salven. En su opinión, hay que tener mucho cuidado para no convertirse en un cómplice o un aliado de la tiranía.
Raúl Castro, quien se vanagloria de ser un conspirador, espera el respaldo para su plan de una parte de la prensa internacional, de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos; de políticos como el senador demócrata Jeff Bingaman, de gobiernos latinoamericanos y posiblemente tiene el visto bueno de alguien en el gobierno de Obama. Además, tiene a su favor una minoría de cubanos en el exterior. Raúl en La Habana nos tiene sorpresas. Esto es un plan y está comenzando.
7 comentarios:
Magnifico articulo.
25 de abril de 2012, 21:27Marta
Muy bueno Huber!
26 de abril de 2012, 1:59Pancho
Gracias a los dos, aunque se escribe para ayudar a aclarar el panorama siempre queda la preocupacion que por hacerlo montado a caballo, se diga algun disparate
26 de abril de 2012, 6:00Muy buen análisis!!! Realmente es decepcionante; al menos para los que nos sentimos o sentíamos católicos cubanos!!! El papel que esta jugando la iglesia católica en Cuba y en otros países con relación a la tiranía castrista es deleznable...Pobre Cardenal, tiene mas cuidado en cuidar su piel que su alma !!!!
28 de abril de 2012, 13:37Rosa el Cardenal no es la Iglesia, hay que rescatarla y salvarla, Cuba la necesita ahora y siempre, saludos
28 de abril de 2012, 14:00BIEN DICHO, QUE DIOS SE APIADE Y LOS BENDIGA, PORQUE ALIARCE AL GOBIERNO QUE HA DEMOSTRADO QUE EL PUEBLO NO LES INTERESA, PERO LO EXPLOTA Y EL PODER ES SU AMBICION.
22 de mayo de 2012, 22:48OHH CARDENAL, JUZGAR SOLO DIOS PUEDE
LA IGLESIA CATOLICA A LOS INICIOS DE LA REVOLUCION ERA OTRA Y ES LA QUE NECESITAMOS AHORA, UNA IGLESIA QUE GUIA Y DA CONSEJOS A LOS CRISTIANOS QUE TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS, NOS ALERTA DE LOS PELIGROS.
22 de mayo de 2012, 22:53OHH CARDENAL EN LAS UMAP TE CONFISCARON LA BIBLIA
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