Cuba y Obama : (2009-2012)
Al comenzar su segundo periodo presidencial se desconoce cuál será la política de Obama hacia Cuba.
Pudiera continuar siendo la misma de “tomársela con calma”, definida por el entonces Secretario de Estado Adjunto para Latinoamérica Arturo Valenzuela quien en diciembre de 2009 declaró a EFE y el Nueva Herald publicó:
“El Gobierno de EEUU se está tomando con "calma'' el acercamiento y el diálogo que inició la Administración del presidente Barack Obama con Cuba, porque no busca un ‘‘cambio súbito'' en este momento en sus relaciones con La Habana…Washington pretende "tomar el pulso a la situación'' en Cuba para "ver cómo salir adelante''…''Lo que estamos viendo de cara al futuro es cómo seguir avanzando'' en los temas de interés común para EEUU y Cuba, agregó el alto funcionario… Sin embargo, recalcó que se trata de "algo que nos estamos tomando en estos momentos con calma''…''No es una cosa en que se está buscando un cambio súbito en este momento. Estamos avanzando'', subrayó el diplomático”.
O quizás en estos próximos cuatro años pudieran dejar de tomarla con calma, que es la política de no hacer nada y esperar, mientras se le hace creer a los cubanos otra cosa.
Hay especulaciones sobre si el presidente reelecto insistirá o no en un acercamiento.
Unos argumentan que sí lo hará, señalando que, como Obama no tiene que preocuparse por una reelección, puede intentar un acuerdo sin compromisos concretos sobre al respeto a los derechos humanos.
Otros creen que el grupo de políticos cubanoamericanos en Washington impedirá un acomodo con la dictadura en la Isla a menos que esta se comprometa a una transición hacia la democracia.
Hasta ahora Washington ha declarado en forma repetitiva que no podrá dar un paso más por el camino del acercamiento sin la liberación del ingeniero Allan Gross, preso en Cuba desde el 3 de diciembre del 2009 y condenado a 15 años de prisión por haber introducido a la isla equipos para facilitar la comunicación por Internet.
También el gobierno de Obama ha insistido en su interés de que en Cuba pueda prosperar un sistema democrático sin haber propuesto una solución o estrategia para contribuir a lograrlo.
Sobre el tema cubano en la política de Washington gravita la presencia de tres senadores y cuatro representantes cubanoamericanos.
Con la posibilidad de que el senador demócrata cubanoamericano Bob Menéndez asuma la dirección del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, esta influencia se complementa con la de la representante Ileana Ross Lethiner, líder en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes.
Mientras tanto en círculos intelectuales en los Estados Unidos se discute sobre la oportunidad que tendrá Obama de forjar un legado histórico durante estos próximos cuatro años. Desde este ángulo el asunto cubano es de poca importancia.
Los Estados Unidos tienen por delante un camino tortuoso. Obama, con un poder limitado por el control republicano de la Cámara de Representantes, tendrá que escoger sus iniciativas estratégicas y negociar con empeño.
Sin especular sobre el futuro, este artículo tratará de sacar algunas conclusiones sobre la política de Obama respecto a Cuba en sus primeros cuatro años de gobierno y el significado que tuvo y tiene el triunfo de Obama en la política cubana.
Los resultados positivos:
Aunque no hay encuestas sobre la opinión de la población cubana que midan la importancia política del triunfo de Obama, el efecto que tuvo en el mundo entero no puede haber sido diferente en Cuba.
El impacto en más de la mitad de la población en la isla por la elección del hijo de un negro africano y una blanca estadounidense a la presidencia de los Estados Unidos tiene que haber sido importante.
Por medio siglo el aparato de propaganda del régimen castrista martilló sobre la situación de discriminación y desventaja de la población negra en los Estados Unidos. Era una característica del sistema capitalista que el comunismo combatía.
Cualquier negro o mulato cubano debe haberse sentido muy orgulloso del éxito electoral de Obama en los Estados Unidos. La mayoría de los cubanos blancos también.
Su reelección debe haber reforzado aun más la idea entre los cubanos de que en los Estados Unidos las cosas no son como las afirmó el régimen durante medio siglo.
La insistencia de Obama de un acercamiento con el gobierno cubano es probablemente desconocida por la mayoría de la población, pero entre los que la conocen debe haber debilitado el argumento del régimen de que los Estados Unidos es el país agresor y la causa de los males que padecen los cubanos.
Todo esto sucedió en circunstancias en que la mayoría de la población ya conocía que el bajísimo nivel de vida que tenía no era consecuencia del embargo de los Estados Unidos.
En una encuesta del Instituto Republicano Internacional publicada en junio del 2012 se demostró que solo el 4% de los cubanos creían que el embargo y el aislamiento eran el principal problema de Cuba. Entre los jóvenes el porcentaje era aún menor.
Aunque la encuesta se hizo a principios de 2012 es difícil creer que tres años atrás, en 2009, la mayoría de los cubanos no estuvieran ya convencidos de que no era el embargo la razón de sus males.
En resumen, la elección y la reelección de Obama han perjudicado a la dictadura castrista al demostrar que los argumentos contra los Estados Unidos en el tema racial eran exagerados.
Esto sucede en circunstancias en que la credibilidad del régimen estaba completamente cuestionada por una población cada vez más descontenta e incrédula y cuando Fidel Castro había dado señales visibles de deterioro físico y mental.
Según el Latinbarómetro, Fidel Castro muy pronto sería uno de los dirigentes menos populares en Latinoamérica y Obama el de mayor simpatía.
Resultados negativos:
El Presidente Obama llega a la Casa Blanca convencido de que un diálogo con las tiranías que confrontaban a los Estados Unidos era posible. Según él, esa era la estrategia para disminuir las tensiones y mejorar las relaciones.
En 2008 en uno de los debates por la candidatura del partido demócrata, la precandidata Hilary Clinton le argumentó al precandidato Obama que un diálogo del presidente de los Estados Unidos con un tirano no era recomendable sin negociaciones previas.
En el caso de Irán el propio gobierno de Obama ha aceptado públicamente que la política de acercamiento, lejos de mejorar, empeoró la situación. Hoy Irán está mucho más cerca de tener un arma nuclear que cuando Obama llegó a la Casa Blanca.
Esta política fue interpretada por el régimen iraní como una de debilidad. La Casa Blanca ha tenido que recurrir a sanciones para tratar de convencer tardíamente a la dictadura teocrática iraní de que el precio de continuar su desarrollo nuclear podría llegar hasta al uso de la fuerza.
En el caso de Cuba la política de conciliación también fracasó aunque el gobierno estadounidense no lo haya reconocido públicamente. Tampoco es conocido el nivel de ignorancia al que llegó este gobierno en el trato con la dictadura.
Demostrar el fracaso de la política de Obama hacia el castrismo no requiere mucho esfuerzo.
Desde diciembre de 2009 fue detenido en Cuba el Ingeniero estadounidense Alan Gross y luego condenado a 15 años de prisión. Su delito fue haber llevado a Cuba equipo de internet para facilitar la comunicación a los opositores.
Alan Gross ha sido un rehén sobre el que hasta ahora los Estados Unidos se ha negado a negociar, aunque los secuestradores no han sentido ningún temor en insistir en el pago del rescate.
En resumen, la elección y la reelección de Obama han perjudicado a la dictadura castrista al demostrar que los argumentos contra los Estados Unidos en el tema racial eran exagerados.
Esto sucede en circunstancias en que la credibilidad del régimen estaba completamente cuestionada por una población cada vez más descontenta e incrédula y cuando Fidel Castro había dado señales visibles de deterioro físico y mental.
Según el Latinbarómetro, Fidel Castro muy pronto sería uno de los dirigentes menos populares en Latinoamérica y Obama el de mayor simpatía.
Resultados negativos:
El Presidente Obama llega a la Casa Blanca convencido de que un diálogo con las tiranías que confrontaban a los Estados Unidos era posible. Según él, esa era la estrategia para disminuir las tensiones y mejorar las relaciones.
En 2008 en uno de los debates por la candidatura del partido demócrata, la precandidata Hilary Clinton le argumentó al precandidato Obama que un diálogo del presidente de los Estados Unidos con un tirano no era recomendable sin negociaciones previas.
En el caso de Irán el propio gobierno de Obama ha aceptado públicamente que la política de acercamiento, lejos de mejorar, empeoró la situación. Hoy Irán está mucho más cerca de tener un arma nuclear que cuando Obama llegó a la Casa Blanca.
Esta política fue interpretada por el régimen iraní como una de debilidad. La Casa Blanca ha tenido que recurrir a sanciones para tratar de convencer tardíamente a la dictadura teocrática iraní de que el precio de continuar su desarrollo nuclear podría llegar hasta al uso de la fuerza.
En el caso de Cuba la política de conciliación también fracasó aunque el gobierno estadounidense no lo haya reconocido públicamente. Tampoco es conocido el nivel de ignorancia al que llegó este gobierno en el trato con la dictadura.
Demostrar el fracaso de la política de Obama hacia el castrismo no requiere mucho esfuerzo.
Desde diciembre de 2009 fue detenido en Cuba el Ingeniero estadounidense Alan Gross y luego condenado a 15 años de prisión. Su delito fue haber llevado a Cuba equipo de internet para facilitar la comunicación a los opositores.
Alan Gross ha sido un rehén sobre el que hasta ahora los Estados Unidos se ha negado a negociar, aunque los secuestradores no han sentido ningún temor en insistir en el pago del rescate.
Por el contrario, el gobierno de los Estados Unidos ha declarado el precio que está dispuesto a pagar. Se han comprometido a continuar con la política de acercamiento si Gross es puesto en libertad.
Pero el caso de Gross no es la única medida para determinar el balance de la política de Obama respecto a Cuba.
Durante estos últimos cuatro años la represión contra los defensores de los derechos humanos y los grupos de la oposición política ha ido en aumento en la isla. Varios opositores han sido asesinados y la muerte misteriosa de Laura Pollán ha quedado como una incógnita a resolver.
Es una farsa argumentar que la liberación del grupo de presos políticos conocido como el grupo de los 75 es un logro de Obama, Washington, Madrid o la Iglesia Católica cubana.
Quien provocó la crisis que obligó al régimen a tratar de “lavarse la cara” con tal “liberación” fue el asesinato de Orlando Zapata Tamayo y la valiente conducta de su madre Reina Tamayo y la dirigente de las Damas de Blanco, Laura Pollán.
Han sido purgados del gobierno cubano los elementos moderados que pudieron ser una alternativa de cambio en Cuba.
Raúl Castro se ha dedicado a colocar a sus hombres en todas las posiciones insistiendo en que el cambio en Cuba es para consolidar el sistema y no para cambiar su naturaleza política.
Utilizar los cambios en Cuba orientados a disminuir la planilla estatal y a facilitar que quienes queden sin trabajo puedan convertirse en cuentapropistas para decir que las políticas de los gobiernos de los Estados Unidos, Europa o la Iglesia Católica tienen que ver con esto es confundir la necesidad con el deseo.
El régimen castrista está acorralado por sus propias contradicciones, su incompetencia, una economía en extremo ineficiente, un pueblo que lo desprecia y un mundo que se ha ido transformado a una velocidad excepcional.
Los cambios que intenta hacer y los que ha hecho son para sobrevivir no para respetar derechos y modificar su naturaleza represiva.
Mucho antes de que se permitiera la compra y venta de casas y de automóviles en Cuba, Fidel Castro trajo a Cuba la empresa extranjera, la española, y con ella se repartieron la industria turística cubana. En otras palabras los cambios se hicieron por iniciativa propia y por cuestión de necesidad.
Fue otro sofismo el argumento que se esgrimió relacionado con la importancia transformadora de los viajes de los cubanos a Cuba como una especie de embajadores de la libertad.
Los viajes a Cuba se han convertido en negocios para mucha gente y para el régimen en la Isla. Lejos de provocar un interés en un cambio en Cuba lo que han logrado es reforzar la idea entre los cubanos de que la solución está en escapar de la Isla hacia los Estados Unidos.
En conclusión, la política de Obama hacia Cuba lejos de presentar un saldo positivo hacia la democratización del país, ha implicado un retroceso. El gobierno de Obama perdió la oportunidad de usar su influencia en el mundo y su impacto directo en la economía y la política cubana –la población– para presionar al régimen castrista hacia una conducta más civilizada.
Lejos de mantener una estrategia de presión como hizo con la dictadura en Burma, Obama cedió en los momentos en que el régimen castrista entraba en un ciclo de vulnerabilidad que no ha podido superar todavía.
Sin el salvavidas lanzado por Washington la crisis en Cuba podía haber tomado otro rumbo.
Es diferente al saldo positivo de la presencia de Obama como presidente de los Estados Unidos en el terreno de la percepción de la población cubana sobre el conflicto racial en los Estados Unidos.
Con la simpatía que ha tenido con la población en la isla Obama pudo ser un factor determinante en el curso de los acontecimientos, pero no fue así. Nunca entendió que sus mensajes al pueblo cubano tendrían más impacto que toda la propaganda de la dictadura.
Ese saldo negativo pudo haber sido mucho peor si Obama hubiera logrado que la Unión Europea modificara o eliminara la política conocida como la Posición Común* respecto a Cuba.
El saldo también pudo haber sido peor si la falta de visión de los hermanos Castro no los hubiera cegado. Podían haber comprendido que lo que había que negociar con Obama era simplemente la entrada de turistas estadounidenses a cambio de, por ejemplo la liberalización de la política de emigración de Cuba.
Por el contrario, el régimen castrista, que se ha creído por demasiado tiempo ser el ombligo del mundo, insistió en hacer ceder al gobierno de Obama en temas más fundamentales como el embargo y la liberación de los cinco espías cubanos condenados en los Estados Unidos.
Desde nuestro punto de vista fue la debilidad que interpretaron en Obama lo que les hizo pedir a los Castro más de lo que podían alcanzar y así perder la oportunidad de una negociación en la que habrían logrado el ingreso de otros tantos miles de millones de dólares del turismo estadounidense.
Por último y para documentar lo argumentado respecto a el interés que tuvo el gobierno de Obama en que la Unión Europea cambiara su política de la Posición Común, citamos al embajador español en Costa Rica, Arturo Reig, quien después de criticar como fracasos la política de los Estados Unidos hacia Cuba y la Posición Común de la Unión Europea, en un artículo publicado en La Nación el 28 de octubre de 2009 señalaba que:
“Por cuanto antecede y a la vista del callejón sin salida a que han conducido dichas políticas de la UE y de los EE. UU., había que preguntarse si valía la pena persistir en ellas y tanto la actual Administración estadounidense como España se han planteado si no había llegado el momento de establecer una auténtica interlocución con el régimen cubano para intentar que el ya mencionado proceso de reforma, pacífico, ordenado y negociado entre todos los cubanos, pueda iniciarse, contando con la ayuda y el apoyo de la comunidad internacional y, en particular, con los EE. UU., la OEA y la UE, y dentro de esta última, con el país que todos los europeos reconocen como el que tiene el mejor conocimiento de la situación en Cuba; es decir, España”.
Este artículo (el subrayado es nuestro) informa que el gobierno de Obama y el de José Luis Rodríguez Zapatero ya se han planteado lo que el embajador español define como una verdadera interlocución, es decir una negociación sin condiciones de transición democrática en Cuba.
Esta dejaría sin efecto, o desconoceria a la Posición Común europea y las condiciones que Obama ha hecho públicas de que un arreglo entre el régimen castrista y los Estados Unidos tendría como condición una transición en la isla.
Lo discutido entre Rodríguez Zapatero y el presidente Obama no llegó muy lejos. Es probable que Alemania se haya opuesto, como lo ha hecho hasta estos días, rechazando que la Posición Común fuera modificada o desconocida.
Peor aún, antes de esta revelación del Embajador Español en Costa Rica, el periódico español El País –publicado en El Nuevo Herald– había informado sobre un mensaje del Presidente Obama para que fuera transmitido por Rodríguez Zapatero a Raúl Castro en el que le decía que:
"Que les diga a las autoridades cubanas que comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios’’.
Obama le manda a decir a Raúl:
“comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios’’.
En conclusión, el gobierno de Obama fracasó en su política de acercamiento con el régimen castrista. El hecho de que el 48% de los exiliados lo hayan apoyado en su reelección no valida o redime este fracaso.
El gobierno de Obama estuvo de acuerdo con España en que la Posición Común de la Unión Europea era un estorbo en el acercamiento.
También el cambio que hubo en Latinoamérica respecto a Cuba obedeció al interés de Washington.
Costa Rica restableció relaciones diplomáticas con el régimen de la isla y la OEA levantó las sanciones para facilitar el ingreso de Cuba en esa organización y crear en Latinoamerica un precedente que favoreciera la estrategia de conciliacion hacia el castrismo planeada por Washington.
Ninguna de esas medidas fueron espontáneas sino el resultado de una política concertada entre Madrid y Washington. El castrismo ganó espacio político sin pagar o ceder en nada.
La razón de este fracaso no fue una cuestión de mala fe sino de ignorar la verdadera naturaleza de la dictadura en Cuba.
Obama puede haber aprendido la lección y su futura política tendrá en cuenta el pasado o dependerá de otras circunstancias. Nadie debe descartar que durante su segundo periodo el Presidente Obama se convierta en un aliado crucial y determinante de la oposición democrática cubana. Pero hasta ahora el precio de cuatro años de error e inexperiencia lo ha pagado el pueblo cubano y la oposición.
*) Impulsada en 1996 por el ex presidente del Gobierno español José María Aznar, la "Posición Común" de la UE condicionaba la normalización de relaciones con Cuba a los avances que debía dar el régimen comunista hacia la democracia, la liberación de todos los presos políticos y la mejora de los derechos humanos.
En conclusión, la política de Obama hacia Cuba lejos de presentar un saldo positivo hacia la democratización del país, ha implicado un retroceso. El gobierno de Obama perdió la oportunidad de usar su influencia en el mundo y su impacto directo en la economía y la política cubana –la población– para presionar al régimen castrista hacia una conducta más civilizada.
Lejos de mantener una estrategia de presión como hizo con la dictadura en Burma, Obama cedió en los momentos en que el régimen castrista entraba en un ciclo de vulnerabilidad que no ha podido superar todavía.
Sin el salvavidas lanzado por Washington la crisis en Cuba podía haber tomado otro rumbo.
Es diferente al saldo positivo de la presencia de Obama como presidente de los Estados Unidos en el terreno de la percepción de la población cubana sobre el conflicto racial en los Estados Unidos.
Con la simpatía que ha tenido con la población en la isla Obama pudo ser un factor determinante en el curso de los acontecimientos, pero no fue así. Nunca entendió que sus mensajes al pueblo cubano tendrían más impacto que toda la propaganda de la dictadura.
Ese saldo negativo pudo haber sido mucho peor si Obama hubiera logrado que la Unión Europea modificara o eliminara la política conocida como la Posición Común* respecto a Cuba.
El saldo también pudo haber sido peor si la falta de visión de los hermanos Castro no los hubiera cegado. Podían haber comprendido que lo que había que negociar con Obama era simplemente la entrada de turistas estadounidenses a cambio de, por ejemplo la liberalización de la política de emigración de Cuba.
Por el contrario, el régimen castrista, que se ha creído por demasiado tiempo ser el ombligo del mundo, insistió en hacer ceder al gobierno de Obama en temas más fundamentales como el embargo y la liberación de los cinco espías cubanos condenados en los Estados Unidos.
Desde nuestro punto de vista fue la debilidad que interpretaron en Obama lo que les hizo pedir a los Castro más de lo que podían alcanzar y así perder la oportunidad de una negociación en la que habrían logrado el ingreso de otros tantos miles de millones de dólares del turismo estadounidense.
Por último y para documentar lo argumentado respecto a el interés que tuvo el gobierno de Obama en que la Unión Europea cambiara su política de la Posición Común, citamos al embajador español en Costa Rica, Arturo Reig, quien después de criticar como fracasos la política de los Estados Unidos hacia Cuba y la Posición Común de la Unión Europea, en un artículo publicado en La Nación el 28 de octubre de 2009 señalaba que:
“Por cuanto antecede y a la vista del callejón sin salida a que han conducido dichas políticas de la UE y de los EE. UU., había que preguntarse si valía la pena persistir en ellas y tanto la actual Administración estadounidense como España se han planteado si no había llegado el momento de establecer una auténtica interlocución con el régimen cubano para intentar que el ya mencionado proceso de reforma, pacífico, ordenado y negociado entre todos los cubanos, pueda iniciarse, contando con la ayuda y el apoyo de la comunidad internacional y, en particular, con los EE. UU., la OEA y la UE, y dentro de esta última, con el país que todos los europeos reconocen como el que tiene el mejor conocimiento de la situación en Cuba; es decir, España”.
Este artículo (el subrayado es nuestro) informa que el gobierno de Obama y el de José Luis Rodríguez Zapatero ya se han planteado lo que el embajador español define como una verdadera interlocución, es decir una negociación sin condiciones de transición democrática en Cuba.
Esta dejaría sin efecto, o desconoceria a la Posición Común europea y las condiciones que Obama ha hecho públicas de que un arreglo entre el régimen castrista y los Estados Unidos tendría como condición una transición en la isla.
Lo discutido entre Rodríguez Zapatero y el presidente Obama no llegó muy lejos. Es probable que Alemania se haya opuesto, como lo ha hecho hasta estos días, rechazando que la Posición Común fuera modificada o desconocida.
Peor aún, antes de esta revelación del Embajador Español en Costa Rica, el periódico español El País –publicado en El Nuevo Herald– había informado sobre un mensaje del Presidente Obama para que fuera transmitido por Rodríguez Zapatero a Raúl Castro en el que le decía que:
"Que les diga a las autoridades cubanas que comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios’’.
Obama le manda a decir a Raúl:
“comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios’’.
En conclusión, el gobierno de Obama fracasó en su política de acercamiento con el régimen castrista. El hecho de que el 48% de los exiliados lo hayan apoyado en su reelección no valida o redime este fracaso.
El gobierno de Obama estuvo de acuerdo con España en que la Posición Común de la Unión Europea era un estorbo en el acercamiento.
También el cambio que hubo en Latinoamérica respecto a Cuba obedeció al interés de Washington.
Costa Rica restableció relaciones diplomáticas con el régimen de la isla y la OEA levantó las sanciones para facilitar el ingreso de Cuba en esa organización y crear en Latinoamerica un precedente que favoreciera la estrategia de conciliacion hacia el castrismo planeada por Washington.
Ninguna de esas medidas fueron espontáneas sino el resultado de una política concertada entre Madrid y Washington. El castrismo ganó espacio político sin pagar o ceder en nada.
La razón de este fracaso no fue una cuestión de mala fe sino de ignorar la verdadera naturaleza de la dictadura en Cuba.
Obama puede haber aprendido la lección y su futura política tendrá en cuenta el pasado o dependerá de otras circunstancias. Nadie debe descartar que durante su segundo periodo el Presidente Obama se convierta en un aliado crucial y determinante de la oposición democrática cubana. Pero hasta ahora el precio de cuatro años de error e inexperiencia lo ha pagado el pueblo cubano y la oposición.
*) Impulsada en 1996 por el ex presidente del Gobierno español José María Aznar, la "Posición Común" de la UE condicionaba la normalización de relaciones con Cuba a los avances que debía dar el régimen comunista hacia la democracia, la liberación de todos los presos políticos y la mejora de los derechos humanos.
Visitenos en | cubacid.org |
Desde Cuba | cubacid.blogspot.com |
Ultimo Congreso | elultimocongreso.lavozdelcid.com |
Patria Pueblo y Libertad | patriapuebloylibertad.blogspot.com |
Huber Matos | comandantehubermatos.blogspot.com |
Siguenos en: |
0 comentarios:
Publicar un comentario