lunes, 2 de septiembre de 2024

Sin la sangre de venezuela el castrismo morirá

 

 


La supervivencia del castrismo en Cuba depende de la permanencia de Nicolás Maduro en el poder en Venezuela. Sin el subsidio venezolano la economía cubana se acabaría de paralizar y la industria turística, que ya está en crisis, se desplomaría. Los millones de cubanos que no podrán huir de Cuba, que con dificultad se alimentan una vez al día, no encuentran en los hospitales medicinas, alimentación, ni servicios confiables, no tendrán muchas alternativas: morirán de hambre y enfermedades, se suicidarán o se lanzarán a las calles a protestar sin armas contra un régimen que no tiene ningún respeto a la vida. 

 

Así las cosas, es de suponer que Maduro, un fiel castrista incluso antes de llegar con Hugo Chávez al gobierno, no va a renunciar al poder en Venezuela a menos que desde La Habana se lo ordenen, porque consigan de, por ejemplo los Estados Unidos, alguna seguridad que les permitirá mantenerse como dueños de Cuba.  De lo contrario Maduro estaría traicionando a sus patrocinadores, que como buenos mafiosos, no perdonan las deslealtades. 

 

En realidad, sin la sangre de Venezuela el castrismo moriría.  Venezuela en el año 2000 enviaba a Cuba 100.000 barriles diarios de petróleo, cuando según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) de Cuba el consumo diario era de 125.000 barriles de gasolina de motor, diésel y fueloil para la generación de electricidad.  En esas fechas la producción de petróleo en Venezuela era de aproximadamente 3 millones de barriles diarios.  Actualmente, cuando esta ha bajado entre 700 a 800 mil barriles diarios, todavía envían a Cuba 40.000 barriles diarios, que sumado a los 60.000 de producción cubana evita el colapso de una economía en ruinas. 

 

Que el castrismo lo pague teniendo en Venezuela miles de cubanos sirviendo de represores, de espías, en la protección personal de sus dirigentes, en labores de contrainteligencia,  brindando servicios médicos etc., no importa.  Ningún otro país de este continente aceptaría ese trueque que implica la pérdida de la soberanía nacional y hasta el control del propio gobierno. Nadie medianamente informado sobre la historia reciente de Venezuela puede negar que en la consolidación del narco estado actual el castrismo ha tenido un papel fundamental. 

 

Un poco de historia nos ayudaría a recordar que en 1992 el teniente coronel venezolano Hugo Chávez Frías fracasó en un intento de golpe de estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, en el conato murieron casi 150 civiles y militares. Chávez fue detenido pero el presidente Rafael Caldera le otorgó un sobreseimiento. Dos años después, el 13 de diciembre de 1994 el ex prisionero golpista llegó por primera vez a Cuba, Fidel Castro lo esperaba. Chávez describió aquel momento en términos muy dramáticos: “Me asomo y veo al Caballo allá parado… les confieso que ahí me entró un frío… cuando veo a Fidel parado en la puerta, al pie de la escalerilla. Yo cargaba un maletincito, lo puse en el suelo, para darle el abrazo”.  

 

Antes o desde entonces, Chávez fue un pupilo de Castro que gobernó Venezuela durante 14 años, desde el 2 de febrero de 1999 hasta su muerte el 5 de marzo de 2013.  Como hemos visto, durante su vida más los once años de Nicolás Maduro, Venezuela ha suplido a la dictadura castrista con una sustancial parte de los combustibles que la han mantenido a flote, también con una enorme cantidad de recursos secretos.  El castrismo ha estado involucrado hasta en la emisión de los pasaportes venezolanos. 

 

Nicolás Maduro, que nunca ha brillado por su inteligencia, formó parte de organizaciones de izquierda y fue influenciado por la ideología revolucionaria castrista.  En los años 80 parece haber recibido entrenamiento político en Cuba. Cuando Maduro fue ministro de relaciones de Chávez su afinidad y cooperación con La Habana fue total. En su anillo de seguridad personal se entiende que hay cubanos. 

 

Fidel Castro vio en Venezuela, el país con la mayor reserva de hidrocarburos del mundo, la fuente de recursos que salvaría de la bancarrota a su régimen en Cuba.  También consideró a esa nación como un trampolín  político en Latinoamérica.  Ya la URSS no existía y Putin no era garantía. China estaba muy lejos y en estrechas relaciones comerciales con los Estados Unidos.  En Chávez, Castro encontró un discípulo y una especie de heredero, con Maduro el castrismo tomó las riendas de Venezuela.  Riendas que la perseverancia, la visión y el valor de María Corina Machado ha puesto en grave peligro porque sin la sangre de ese país, el castrismo morirá. 

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Agosto de 2024

 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Mensajes

ok

Follow me on Twitter

Archivo del Blog

Snap Shts

Get Free Shots from Snap.com