CUBA Y EL COSTO DE LA INDECISIÓN DE WASHINGTON EN UCRANIA
Uno de los más famosos principios del estratega Carl von Clausewitz fue plantear la guerra como una extensión de la política. Para quienes luchamos contra una dictadura de corte marxista leninista el concepto se invierte: la política es una extensión de la guerra. Ante un régimen que vigila y reprime la actividad política para mantener el control, no hay otra alternativa que enfrentar esa agresión como una guerra, en la cual los principios de la estrategia militar son válidos. En pocas palabras, los cubanos tenemos que ganar la guerra política en lugar de esperar por Washington o que un pueblo, desarmado política y militarmente se rebele.
La doctrina militar: aprovechar la debilidad
Cuando un pueblo o nación enfrentan una agresión, la historia y la doctrina militar enseñan una lección crítica: explotar la debilidad del enemigo antes de que se recupere. Retrasar la acción decisiva con la esperanza de un mejor escenario o evitar una escalada suele resultar en conflictos prolongados, mayor destrucción y oportunidades perdidas. La guerra en Ucrania ilustra los peligros de la indecisión de Washington donde la demora en brindar a tiempo apoyo militar avanzado ha alargado el conflicto, generado costos humanos y económicos masivos y alentado más agresión.
La estrategia militar enfatiza la importancia de actuar de manera decisiva cuando el adversario está en desventaja. Sun Tzu escribió: “Las oportunidades se multiplican a medida que se aprovechan.” Clausewitz abogó por presión constante en momentos de desorganización del enemigo: “La acción defensiva por sí sola no puede llevar a la victoria.”
En Ucrania, los fracasos iniciales de Rusia —problemas logísticos, baja moral y errores estratégicos— ofrecieron una oportunidad para que Ucrania y sus aliados dieran un golpe decisivo. Sin embargo, las demoras en proporcionar armas avanzadas como tanques, misiles y aviones F-16 permitieron a Rusia reagruparse, movilizar reservas y adaptar tácticas. El historiador y estratega británico Basil Liddell Hart afirmó: “Cuanto más demores la acción, más difícil se vuelve.”
Las consecuencias de la indecisión
La precaución inicial de Estados Unidos y sus aliados ha tenido graves consecuencias. Aunque el apoyo militar ha sido significativo, el retraso en entregar armamento avanzado se justificó para evitar una escalada con Rusia. Este cálculo, sin embargo, ignoró los riesgos previsibles:
Rusia usó el tiempo para movilizar cientos de miles de tropas adicionales, solidificar ganancias territoriales y buscar apoyo de aliados como Irán y Corea del Norte. En lugar de disminuir, Rusia intensificó su agresión. El costo humano y la devastación económica de Ucrania etc. han sido terribles.
Ahora parece que Ucrania se verá obligada a entregar parte de su territorio ante un chantaje nuclear improbable pero magnificado por los medios. ¿Tendrá Estados Unidos que también entregar a Taiwán para evitar otro chantaje nuclear? La guerra es destructiva, pero la responsabilidad del liderazgo es minimizar el sufrimiento y buscar una resolución rápida. En Ucrania, la inacción prolongó el conflicto, envió señales de debilidad y fortaleció la determinación del agresor.
Conclusión
El retraso en apoyar decisivamente a Ucrania ilustra los peligros de priorizar el miedo a la escalada ignorando los principios militares. Aunque el objetivo pudo haber sido evitar una guerra más amplia, el resultado ha sido sufrimiento prolongado, inestabilidad global y costos mayores para todos. El triunfo del enemigo, Putin, está en el horizonte.
Para los cubanos la lección es clara: el tiempo para actuar es ahora. Aprovechar las oportunidades con determinación acortará nuestro conflicto triunfando en nuestra guerra política. Tenemos que actuar en lugar de esperar por Washington o por un mejor escenario que puede llegar a ser peor.
Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Noviembre 2024