CUBA: EL PRESIDENTE RAJOY TIENE LA OPORTUNIDAD (2 de 3)


Durante más de medio siglo España ha sido uno de los socios comerciales más importante de la tiranía castrista. Esta relación ha beneficiado a la dictadura en el campo económico y le ha brindado un manto de legitimidad política. El régimen ha utilizado esto para demostrarle al pueblo que es el representante genuino de la nación. Quienes se le oponen – los demócratas – son terroristas, parias y traidores.

La defensa de esa estrecha relación comercial y política ha consistido en señalar el presunto fracaso del embargo estadounidense. Se ha argumentado que el embargo no había logrado el respeto de los derechos humanos en Cuba; perjudicaba a la población cubana; le daba una justificación al régimen para reprimir y no propiciaba una relación que permitiera influir en el castrismo. La solución era una política diametralmente opuesta a la del embargo: una de amistad y negocios.

Los países que como España, por medio siglo han practicado una política de amistad y negocios con el castrismo, nunca han podido demostrar que lograron avanzar la causa de los derechos humanos en Cuba.

No obstante, lo enemigos del embargo siguen insistiendo en que este ha fracasado, pero no juzgan la falta de éxito de la política contraria. Se insiste en que las buenas relaciones comerciales con el castrismo conducirán a un eventual buen comportamiento en el campo de las libertades. Es un sofisma con el que se quiere justificar el lucro y los intereses políticos particulares, ambos desprovistos de cualquier indicio de solidaridad humana.

La dictadura castrista, consciente de la contradicción ética de un gobierno democrático que apoya a uno tiránico, ha sabido ayudar a justificar la conducta española con algunas concesiones. Por ejemplo, la liberación de presos políticos.

La última de estas maniobras, y la más famosa, fue orquestada con la ayuda de la Iglesia católica cubana. La tiranía dio la libertad a los presos políticos conocidos como el grupo de los 75 que todavía se encontraban en prisión. La realidad es que estos hombres están libres como consecuencia de una crisis provocada por el asesinato del preso político Orlando Zapata Tamayo.

El triunfo del Partido Popular en España representa una oportunidad para rehacer las relaciones entre demócratas cubanos y españoles. En este esfuerzo el requisito indispensable es la sinceridad. Los cubanos debemos plantear con franqueza nuestro punto de vista.

El nuevo gobierno español puede tratar de manejar esta situación con dosis de retórica en defensa de los derechos humanos en Cuba, acompañada de algunas acciones que demuestren que no está repitiendo la política de los gobiernos que le precedieron. Al mismo tiempo puede continuar apoyando los negocios con Cuba.

O, el Presidente Rajoy puede convertirse en el artífice de una estrategia que ayude eficazmente a la oposición democrática y al pueblo cubano a deshacerse de la dictadura y dar los primero pasos hacia la consolidación de una democracia en la Isla.

¿Qué puede hacer?

Continuará…



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CUBA: EL PRESIDENTE RAJOY TIENE LA OPORTUNIDAD (1 de 3)


El resultado de las elecciones en España enfrenta al Partido Popular con importantes retos en el orden interno y en el externo. La oportunidad es única.

En el marco nacional la crisis por la que atraviesa la Unión Europea ha puesto al descubierto las graves deficiencias estructurales de la economía española. Mariano Rajoy podrá manejar el asunto como un estadista o como un político más. Veremos.

En el orden internacional España puede continuar con una política subordinada a los intereses económicos de sus empresarios, o puede poner en vigor una política exterior fundamentada en los mismos principios que practica en su territorio y que son parte de los acuerdos sobre derechos humanos aprobados por todos los miembros de la Unión Europea.

En un mundo que es víctima de la avaricia desmedida de un grupo importante de sus propios hombres de negocios, el nuevo líder de España se arriesga a perder influencia si sigue los pasos de la política exterior de los gobiernos socialistas. En este terreno Rajoy puede hacer la diferencia. También veremos.

Estamos ante una coyuntura en la cual la moralidad de este tipo de capitalismo se encuentra en tela de juicio. ¿Saldrá intacto el capitalismo salvaje español? Ese cuya estrategia es similar a “el fin justifica los medios” del comunismo. Quizás Rajoy aproveche la oportunidad que tiene de contribuir en este asunto.

Por primera vez en mucho tiempo son los pueblos en los países desarrollados los que padecen las consecuencias de una conducta en que las ganancias están por encima de cualquier consideración moral. En muchos países se han perdido riquezas logradas con esfuerzo y honestidad. Hay millones de desempleados.

Quienes hoy se lamentan por la rapacidad y la inmoralidad de las manipulaciones financieras habían cerrado sus ojos al hecho de que sus empresas transnacionales han estado enriqueciéndose en negocios con déspotas asesinos y dictadores ladrones de otros países.

Aprovechando la debilidad o la inexistencia de instituciones y la falta de libertad, las democracias occidentales se convirtieron en aliadas de regímenes tiránicos. Han dado respaldo a negocios que fortalecieron dictaduras.

La primavera árabe ha puesto en evidencia el caso. La política de amistad y negocios con las tiranías árabes sirvió para consolidar a dictadores, empobrecer a los pueblos y enriquecer a las empresas extranjeras.

Si se consolidaran las estadísticas de las atrocidades cometidas por los aliados del occidente democrático en esa región, los datos harían palidecer de vergüenza a más de una nación democrática.

El caso cubano no se queda muy lejos. Durante más de medio siglo España ha sido uno de los socios comerciales más importante de la tiranía castrista. Esta relación no solo ha beneficiado a la dictadura en el campo económico sino que también le ha brindado un manto de legitimidad política.

Continuará…
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¡No, amigo mío, hay otro Dios!




Por Mario Félix Lleonart

Recién acabo de leer la novela El hombre que amaba los perros del talentoso escritor cubano Leonardo Padura Fuentes y he quedado impresionado por el derroche de talento del novelista, lo cual, no obstante, ya tenía confirmado desde mi lectura de sus novelas anteriores.

No ha sido fácil dar con los libros de este escritor de Mantilla. Si relato las peripecias de cómo he logrado encontrarlos podría componer varios post. El mismo Padura tal vez pueda recordar la respuesta que me diera en 2002 en un breve intercambio que sostuvimos vía correo electrónico cuando le solicitaba alguna sugerencia respecto a cómo conseguir sus libros, entonces me respondió: «No sé que hacen con esos libros que escribo para ustedes».

Salgase a recorrer las librerías cubanas y podrían encontrarse tiradas voluminosas de literatura por la que el publico no posee interés alguno, encontrar algo de Padura sin embargo será un verdadero hallazgo ya que sus ediciones cubanas resultan puro símbolo. A pesar de ello me las he ingeniado para conseguirlas, en algunos casos, como en este de El hombre que amaba los perros, en calidad de préstamo formando parte de una larga cola que devora la novela con avidez. Me impresionó tanto la lectura que mi cuenta en Twitter @maritovoz recibió el pasado 8 de noviembre una ráfaga de gorjeos de mis impresiones y de frases extraídas literalmente del libro como una muestra de mi impacto.

El episodio del siglo XX develado en la novela descarna la monstruosidad del stalinismo, y por extensión como lector infiero también su dolorosa metástasis en nuestra versión cubana. No por casualidad el asesino de Trotsky pudo pasar sus temporadas en esta isla que llegó a ser el satélite de la URSS en América, y ahí están como una huella en el tiempo la presencia de sus perros en la película Los sobrevivientes de Tomás Gutiérrez Alea.

Sin embargo, a lo que deseo referirme en este post, independientemente de toda la trama que me atrapara en la lectura de las más de quinientas páginas, y que está a disposición de todos los que se propongan conseguir el libro, es a unas breves palabras con las que Padura habló hondo a mi corazón de pastor. Sobretodo porque siento que es el mismo Padura a través de su personaje Iván quien se me franquea por completo para decirme desde las primeras palabras que conforman la obertura del libro, primera parte, capítulo 1:

-Descansa en paz – fueron las últimas palabras del pastor.

Si alguna vez esa frase gastada, tan impúdicamente teatral en la boca de aquel personaje, había tenido algún sentido fue en ese preciso instante, mientras los sepultureros, con despreocupada habilidad, bajaban hacia la fosa abierta el ataúd de Ana. La certeza de que la vida puede ser el peor infierno, y de que con aquel descenso se esfumaban para siempre todos los lastres del miedo y el dolor, me invadió como un alivio mezquino y pensé si de algún modo no estaba envidiando el tránsito final de mi mujer hacia el silencio, pues hallarse muerto, total y verdaderamente muerto, puede ser para algunos lo más parecido a la bendición de ese Dios con el que Ana, sin demasiado éxito, había tratado de involucrarme en los últimos años de su penosa vida.

Ya casi al final de la novela, en la segunda parte, capítulo 28, se explica el por qué de estas palabras tan sentidas:

Lo que más dolor me producía era ver cómo Ana, a pesar de pasajeras mejorías, se iba apagando entre las cuatro paredes húmedas y desconchadas del apartamentico apuntalado de Lawton. Tal vez por ello, primero como acompañante de la desesperación de mi mujer, y al fin como practicante, me acerqué a una iglesia metodista y traté de cifrar mis esperanzas en un más allá donde quizás encontraría lo que me había negado el más acá. Pero mi capacidad de creer se había estropeado para siempre, y aunque leía la Biblia y asistía al culto, constantemente rompía las reglas de la ortodoxia rígida exigida por aquella fe: demasiadas obligaciones inapelables para una sola vida, demasiados deseos de controlar a los fieles y sus ideas para una religión libremente elegida… Lo que terminó de complicar mi credulidad fue sin embargo, el reclamo de una necesaria humildad cristiana proclamada desde el púlpito por unos jerarcas teatrales, de cuya sinceridad empecé a dudar cuando supe de la existencia de autos, viajes al extranjero y privilegios, adquiridos a cambio del olvido del pasado, complicidad y silencio.

Cuando leo estas palabras de Padura inevitablemente vienen como intertexto otras de Bonhoeffer, el pastor confesante de la Alemania nazi cuando emite la siguiente autocritica respecto al cristianismo al que perteneció y que me martillan tanto por cuanto temo nos esté pasando lo mismo en Cuba:

Hemos sido testigos silenciosos de hechos malvados, hemos aprendido muchos ardides, hemos aprendido las artes de la simulación y el lenguaje ambiguo; la experiencia nos ha enseñado a recelar de otras personas y bastantes veces hemos sido parcos con la verdad y las palabras francas; conflictos insoportables nos han hecho dóciles o tal vez incluso cínicos… ¿Somos todavía de alguna utilidad? (Palabras del ensayo Después de Diez Años, diciembre 1942).

Leyendo tus palabras Padura una vez más me sentí retado a ser un pastor diferente al que aludes, el pastor que Cristo necesita para esta Cuba maltratada y vejada como lo fue la Rusia de Stalin, uno que se pare en la brecha y cumpla con el rol profético que sin dudas, tienes razón, hemos supeditado a intereses más terrenales para ocasionar reacciones tan lógicas como la tuya, y que arrastramos en Cuba desde Hatuey. Por eso, para retarte en esa incredulidad a la que no debieras conformarte te traigo el consuelo de Martí en uno de sus más polemizados y controvertidos trabajos, «Hombre del campo», cuando experimentando una decepción similar a la tuya, se rebeló renunciando a la increencia que se le pretendía presentar como exclusiva alternativa y exclamó:

¡No, amigo mío, hay otro Dios!

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Un castrismo sin comunismo y un fidelismo sin Fidel


No hay mejor clave para entender las acciones de alguien que conocer su personalidad. Por eso para descifrar al castrismo de hoy hay que estudiar la idiosincrasia del hermano menor.

Los dos Castro son astutos y bribones. Pero mientras a Fidel lo ha dominado el exhibicionismo y su enfermedad por demostrar que es el mejor en todo, Raúl siempre ha querido esconder sus inferioridades.

En la guerrilla la comandancia de Raúl Castro era un lugar seguro. Siempre evitó el combate. Cuando alguna vez tuvo cerca el peligro demostró una gran habilidad para desaparecer.

Fidel Castro tampoco fue un combatiente pero trató de simularlo. Raúl ni lo intentó. Raúl Castro prefiere conspirar. Siempre se vale de la intriga para lograr lo que quiere sin arriesgarse.

En los cálculos de Raúl no hay preocupaciones intelectuales ni exigencias ideológicas. A él no le interesa ni el comunismo, ni el capitalismo, ni ningún ismo. Él será lo que tenga que ser con tal de sentirse seguro.

No busca el poder para que lo admiren sino para no sentir miedo. Raúl Castro no tiene las ínfulas de Hitler ni de Mussolini como Fidel. Sabe que no es muy inteligente. Es metódico y no tiene escrúpulos.

Raúl Castro prefiere ahogar en alcohol sus odios y frustraciones que hacerlo en una plaza pública donde la depresión y la falta de control lo pueden hacer quedar en ridículo. Le ha sucedido varias veces.

Cree que en el mundo no hay un lugar donde pueda esconderse. Por esa razón hasta ahora piensa que quedarse en Cuba es menos peligroso que irse a cualquier otra parte.

Para esto tiene que repartir el país en una buena piñata entre sus hombres claves y hacer lo que tenga que hacer para que Washington también quede contento. Se arrima a la Iglesia para que lo ayude a inventar un fidelismo sin Fidel y un castrismo sin comunismo.

Raúl odia profundamente a Fidel. Quiere destruir al fidelismo para complacer a mucha gente pero tiene también la necesidad de borrar todo lo que recuerde a Fidel como alguien que tuvo todo lo que le falta a él.

Raúl será lo que tenga que ser por no perder el poder. Un social demócrata para los brasileños, un galleguito para los españoles, un católico para el Papa y un pragmático para los estadounidenses.
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A un año del cuentapropismo.


Por Aimée Cabrera

“La actualización de nuestro modelo económico persigue, como primer objetivo, garantizar la continuidad e irreversibilidad del Socialismo…No es casual que el Lineamiento No 2 de la Política Económica y Social aprobada por el sexto Congreso del Partido reconozca y promueva… a los trabajadores por cuenta propia y otras modalidades”-exponen reporteras del diario Granma.(1)

Ambas señalan más adelante que “Un año después de aquel día (25 de octubre del 2010), los resultados son elocuentes: el número de adscritos a esta modalidad de empleo se ha más que duplicado” y muestran datos ofrecidos a la redacción como que hasta septiembre habían 338 mil 280 trabajadores cuentapropistas y, que con respecto a igual fecha el año pasado, el incremento es de unos 181 mil.

Estos y otros datos fueron aportados por Idalmys Álvarez, y José Barreiro directora de Empleo y viceministro del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) Los mismos son alentadores, como el incremento de esta nueva variante laboral, y su incremento en provincias como La Habana, Matanzas y Villa Clara.

Otro dato a tener en cuenta según las periodistas es que “más del 65 % de los autorizados no tenían vínculo laboral… y que la lista de las actividades más representativas la encabeza la del transporte de carga y pasajeros, con 54 675 inscritos; le siguen los elaboradores-vendedores de alimentos (51 461), y en tercer lugar la modalidad de trabajador contratado (34 205)”..

“Precisamente, las opiniones de los propios trabajadores por cuenta propia han constituido una guía importante para el perfeccionamiento que durante todo el año se ha realizado a este proceso con el objetivo de lograr cada vez más una mayor correspondencia con el entorno económico y social de cada entorno”-puntualizaron.

Sin embargo, se observan muchos locales y casas o apartamentos ubicados en planta baja y en contacto directo con el público, donde existían cafeterías, o ventas de artículos de ferretería, bisutería o confecciones y calzado, que ya no están.

Y los vendedores ambulantes con licencia continúan sus quejas por el acoso de los inspectores. En una cafetería particular cercana a la heladería Copelia (que se encuentra en el área que comprende las Calles 23, 21, L y K, uno de los puntos más céntricos de la capital) un grupo de vendedoras ambulantes se quejan a la vez que ingieren algunos refrigerios.

“La tienen cogida conmigo, no me dejan vender para donde están los que hacen la cola del Copelia y el Yara (cine)”- dice una vendedora de diversos comestibles empaquetados en sobres de nailon transparentes, y puestos por tipo en un carrito, como aquellos que habían antes en los grandes mercados.

Ella aclara “conmigo sí que no porque yo sí tengo comprobante de que este carrito (y lo toca fuerte) me lo mandaron de afuera y no es robado, pero lo que no resisto es que me tengo que ir para 19 (otra Calle de poco público) y allí no vendo nada”-exclama entre sorbos de jugo. Otras vendedoras que llevan sus mercaderías en grandes bolsos la miran y opinan similares vivencias.

Un carro bien cuidado y de líneas modernas para delante de unas personas que tratan de alquilar, de manera infructuosa, un carro en la esquina de Prado y Neptuno una tarde lluviosa. Su chofer sonríe y escucha los distintos itinerarios y asiente.

Las cuatro personas se sientan en los cómodos asientos y comienzan a escuchar una música bien seleccionada que las relaja y dan pie a la conversación, donde todas se enteran que el chofer cuando va o viene de su trabajo usa esa táctica sin salirse de su recorrido, “y así me gano un diario”-comenta con voz agradable y sin dejar de atender al timón.

Otros como el Chino, siguen montados en trenes cada cierto tiempo, llevando a otros poblados mercancías de alta demanda que consiguen a buen precio en la capital. “Yo tengo mis amistades en los almacenes de las tiendas, ellos me venden y yo pago, después le saco la ganancia sin exagerar, y no me puedo quejar de la vida, pero a esta gente(al Estado) no les trabajo, en la terminal no hay lío, yo conozco a todo el mundo, hasta a los policías”-dice el joven vestido con ropas de marca de color blanco, quien bebe una cerveza en uno de las tantas cafeterías, cuyos precios son en la moneda convertible CUC.

El sistema de tributación es de obligatorio cumplimiento pero se observan aún muchos detalles que no están a favor del contribuyente, además de ciertos procedimientos burocráticos y el no poseer un lugar donde puedan adquirir las materias que necesitan, lo que ha provocado un desurtido visible en todas las redes de tiendas recaudadoras de divisas (shoppings) así como el lucro de quienes desvían dichos recursos, los venden a los cuentapropistas y obtienen considerables ganancias personales.


Nota.
(1) –Trabajo por cuenta propia, un año de ampliación y flexibilización: Socialismo por sendas propias (1). Granma viernes 28 de octubre 2011.
Anneris Leyva y Yaíma Puig.


Se han insertado comentarios de ciudadanos cuentapropistas o no que no desearon ser identificados y solo expusieron sus opiniones.

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Hillary Clinton: ¿Por qué Obama quiere negociar con Raúl? (3 de 3)

Hillary Clinton ha dicho que: en los dos últimos años la prioridad del gobierno estadounidense ha sido lograr la liberación de Alan Gross. Por esa razón, en sus palabras, Washington no han querido "…tomar ninguna medida o decir algo que pueda socavar las posibilidades de que esta persona pueda volver a casa con su familia”.

Es extraño, en la misma comparecencia ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes también dijo: “Nuestra posición ha sido la misma durante más de cincuenta años. Creemos que Fidel Castro debe irse”.

Esto parece una contradicción. Que Estados Unidos afirme que Fidel Castro tiene que irse es un insulto. Para todos los fidelistas y por supuesto para Fidel Castro. Con sus palabras, la señora Clinton estaría socavando las posibilidades de que el régimen libere a Alan Gross.

Es improbable que la Secretaria de Estado haya cometido un grave error. Hillary Clinton es una mujer muy inteligente y de mucha experiencia.

Si no fue un error, ella dijo lo que dijo porque sabe que Fidel Castro no está en capacidad de dirigir o interferir las relaciones entre el gobierno cubano y el de los Estados Unidos.

Si Fidel no tiene esa capacidad, el poder lo tiene Raúl. Y si Raúl no se insulta por lo que dijo la señora Clinton es que Raúl no es fidelista. Ni los fidelistas cuentan mucho en la Cuba de hoy. Eso lo sabemos todos los cubanos.

Como Raúl Castro no es fidelista, él está contento con lo que dijo la señora Hillary Clinton. Aun más contento con lo que calló. Callar que Raúl se tenía que ir dice mucho. Era decir que Raúl era el hombre con quien los norteamericanos están dispuestos a llegar a un acuerdo o lo están conversando sobre la marcha.

¿Está de acuerdo Obama con todo esto? Parece que sí. Incluso antes de que Alan Gross fuera detenido en Cuba el 3 diciembre de 2009 esa era su política. Veamos.

Poco más de un mes antes de Alan Gross fuera arrestado en Cuba, el presidente Obama envió a Raúl Castro por medio del presidente del gobierno español José Rodríguez Zapatero un mensaje que publicó el periódico español El País el 25 de noviembre.

El Nuevo Herald reportó la información de “El País” con este párrafo: “El presidente norteamericano Barack Obama solicitó a España que mediara ante las autoridades cubanas para que éstas hagan más esfuerzos en mejorar las relaciones con Estados Unidos, sostiene el diario español El País en su edición del domingo”.

El País informó que Barack Obama le pidió al Presidente José Luis Rodríguez, durante su visita a la Casa Blanca, que le mandara este mensaje a Raúl: “Decidle a Raúl que si él no da pasos tampoco yo podré darlos‘‘.

Obama insistió en el tema de los pasos: "Nosotros estamos dando pasos, pero si ellos no dan pasos también, será muy difícil que podamos continuar''.

En el mismo artículo se cita a Obama pidiéndole a Rodríguez Zapatero: "Que les diga a las autoridades cubanas que comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios’’.

Ante esta evidencia, tal vez sea una excusa el planteamiento de Hillary Clinton de que los Estados Unidos tenía como prioridad desde hace dos años la liberación de Gross y que por eso no quería hacer o decir nada que el gobierno de Cuba considerara una provocación.

Lo que el presidente Obama tenía como objetivo era que, cuando históricamente se mirara hacia atrás, pasados unos años,” quedara claro que él y Raúl Castro iniciaron cambios. El alcance de esos cambios no importaba. Lo que importaba era el reconocimiento histórico.

Si Raúl Castro convertía a Cuba en una dictadura capitalista sin libertades al estilo chino, o un régimen capitalista, corrupto y despótico como el ruso, eso era secundario. Obama estaba buscando su crédito por el cambio de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba.
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Hillary Clinton: no vamos a irritarlos. Fidel se va, Raúl se queda. (2 de 3)



En el capítulo anterior analizamos las recientes declaraciones de la Secretaria de Estado Hillary Clinton.

El propósito de sus declaraciones era descartar las dudas de que el gobierno de Obama estuviera negociando con la dictadura para lograr la liberación de Alan Gross.

Sin embargo un análisis de las mismas conduce a la conclusión contraria. En primer lugar la Sra. Clinton dijo enfáticamente que Fidel Castro tenía que irse, pero no mencionó a Raúl Castro.

En Cuba hay dos dictadores, independiente de quien manda más o manda menos o si manda uno solo. El silencio sobre Raúl Castro es tan importante como la afirmación de la Secretaria de Estado de que Fidel tiene que irse.

Pero eso no es todo. Cuando comparamos lo que ella dijo ahora con lo que declaró en marzo de 2011 es muy difícil evitar concluir que Washington si ha estado pagando un precio por la liberación de Gross. Un precio altísimo.

Veamos: en marzo de 2011 Hillary Clinton admitió que la política de los Estados Unidos con Cuba estaba condicionada a la situación del contratista estadounidense preso (Alan Gross) en la isla:


" …No queremos tomar ninguna medida o decir algo que pueda socavar las posibilidades de que esta persona pueda volver a casa con su familia''

El pronunciamiento no necesita mucha aclaración. La política exterior de los Estados Unidos respecto al régimen castrista tiene el propósito de no hacer y no decir nada que irrite a la tiranía. Las consecuencias de esta política para los cubanos demócratas son nefastas.

Luego, en las declaraciones hechas este octubre 27 ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes Hillary Clinton es igualmente explícita. En forma precisa indica desde cuando está en pie la nueva política de los Estados Unidos:

“Nuestro principal objetivo en los últimos dos años ha sido asegurarnos la liberación incondicional”.

O sea en los últimos dos años, de los tres que tiene el gobierno de Obama, se decidió que la prioridad no era apoyar a la oposición democrática es su esfuerzo de fomentar un cambio democrático en Cuba, sino lograr la liberación de Alan Gross.

El gobierno de los Estados Unidos está en todo su derecho de decidir cuál es su prioridad respecto a Cuba. Ha dicho cual es su prioridad en el caso cubano: la liberación de Alan Gross. En conformidad con esta política admite que no toma medidas ni dice algo que pueda molestar a la tiranía.

Como hemos visto, la evidencia de que se ha pagado un precio a la tiranía castrista se desprende de las declaraciones de la Sra. Clinton. La decisión puede haber sido un acuerdo sobreentendido, o negociado entre Washington y el régimen en Cuba o una acción unilateral del gobierno de Obama. Puede ser que la tiranía quiera más, o que el compromiso sea más complejo e involucre otros aspectos. No lo sabemos.

El hecho es que la prioridad del gobierno de Obama no es apoyar a quienes luchan por un cambio político en Cuba. Desde hace dos años, ante los desmanes de ese régimen contra el pueblo cubano y la oposición, Washington procede con cautela. No quiere: “tomar ninguna medida o decir algo” que irrite a la dictadura.

Continuará…

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