CUBA: EL PRESIDENTE RAJOY TIENE LA OPORTUNIDAD (2 de 3)
Durante más de medio siglo España ha sido uno de los socios comerciales más importante de la tiranía castrista. Esta relación ha beneficiado a la dictadura en el campo económico y le ha brindado un manto de legitimidad política. El régimen ha utilizado esto para demostrarle al pueblo que es el representante genuino de la nación. Quienes se le oponen – los demócratas – son terroristas, parias y traidores.
La defensa de esa estrecha relación comercial y política ha consistido en señalar el presunto fracaso del embargo estadounidense. Se ha argumentado que el embargo no había logrado el respeto de los derechos humanos en Cuba; perjudicaba a la población cubana; le daba una justificación al régimen para reprimir y no propiciaba una relación que permitiera influir en el castrismo. La solución era una política diametralmente opuesta a la del embargo: una de amistad y negocios.
Los países que como España, por medio siglo han practicado una política de amistad y negocios con el castrismo, nunca han podido demostrar que lograron avanzar la causa de los derechos humanos en Cuba.
No obstante, lo enemigos del embargo siguen insistiendo en que este ha fracasado, pero no juzgan la falta de éxito de la política contraria. Se insiste en que las buenas relaciones comerciales con el castrismo conducirán a un eventual buen comportamiento en el campo de las libertades. Es un sofisma con el que se quiere justificar el lucro y los intereses políticos particulares, ambos desprovistos de cualquier indicio de solidaridad humana.
La dictadura castrista, consciente de la contradicción ética de un gobierno democrático que apoya a uno tiránico, ha sabido ayudar a justificar la conducta española con algunas concesiones. Por ejemplo, la liberación de presos políticos.
La última de estas maniobras, y la más famosa, fue orquestada con la ayuda de la Iglesia católica cubana. La tiranía dio la libertad a los presos políticos conocidos como el grupo de los 75 que todavía se encontraban en prisión. La realidad es que estos hombres están libres como consecuencia de una crisis provocada por el asesinato del preso político Orlando Zapata Tamayo.
El triunfo del Partido Popular en España representa una oportunidad para rehacer las relaciones entre demócratas cubanos y españoles. En este esfuerzo el requisito indispensable es la sinceridad. Los cubanos debemos plantear con franqueza nuestro punto de vista.
El nuevo gobierno español puede tratar de manejar esta situación con dosis de retórica en defensa de los derechos humanos en Cuba, acompañada de algunas acciones que demuestren que no está repitiendo la política de los gobiernos que le precedieron. Al mismo tiempo puede continuar apoyando los negocios con Cuba.
O, el Presidente Rajoy puede convertirse en el artífice de una estrategia que ayude eficazmente a la oposición democrática y al pueblo cubano a deshacerse de la dictadura y dar los primero pasos hacia la consolidación de una democracia en la Isla.
¿Qué puede hacer?
Continuará…
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