LOS ERRORES DE PUTIN Y XI JINPING GRAVITARÁN EN LO QUE RESTA DEL SIGLO
Poco se ha comentado de lo que conversaron Putin y Xi Jinping sobre la inminente invasión de Rusia a Ucrania cuando se reunieron en China, 20 días antes del ataque. En esas reuniones en marzo de 2022 tiene que haber habido una conversación a fondo sobre el tema. De no haberlo hecho Putin habría cometido un gran error y Xi Jinping se habría ofendido.
Después del encuentro se hicieron importantes declaraciones públicas de una amistad entre los dos estados expresando que no tenía límites, ni había áreas prohibidas de cooperación. Putin, sin duda, convenció a Xi de que su formidable ejército tomaría la capital ucraniana, Kiev, en cuestión de días. La decisión errada de ambos tendrá consecuencias que gravitarán en lo que resta del siglo XXI.
Putin y Xi creyeron en un triunfo seguro no solo por el poderío ruso sino porque los Estados Unidos había decidido no interferir contra la invasión rusa a Ucrania. Ahora se ha conocido que pocos días antes del ataque Washington comunicó al gobierno ucraniano que el triunfo ruso era inevitable y que no se podía hacer nada por evitarlo. Por esta razón, públicamente cerraron la embajada estadounidense en Kiev y le ofrecieron un escape inmediato al presidente ucraniano Volodímir Zelenksy.
Para Xi Jinping el triunfo de Rusia en Ucrania dejaría a un Estados Unidos desacreditado y haría en extremo difícil justificar una futura participación norteamericana contra las fuerzas chinas cuando decidieran invadir a Taiwán. Si Estados Unidos en ese febrero de 2022 no frenó con una advertencia y su poderío la invasión a Ucrania, como podría hacerlo en el futuro a favor de Taiwán, una pequeña isla en el Pacífico a menos de 200 kilómetros de China que cabe 16 veces en Ucrania.
Las consecuencias del error de Putin están por verse. Su coqueteo entre los líderes demócratas del mundo, del que tanto se benefició, parece haber terminado para siempre. Es muy probable que las fuerzas rusas sean expulsadas de Ucrania, incluyendo de la península de Crimea, donde la pérdida de su base en Sebastopol representaría un fuerte golpe para la proyección del poderío naval ruso en el Atlántico. La economía rusa demorará años en recuperarse y hasta Putin podría estar en peligro.
Xi Jinping también pagará el precio de haber creído en Putin. Descubrir que China era un riesgo para las empresas occidentales debido a los trastornos logísticos causados por la epidemia de Covid, sumado al apoyo del régimen chino a la invasión de Putin ha hecho evidente a Occidente que confiar en el régimen chino es una apuesta peligrosa. Depender del mayor enemigo de la democracia, tanto en el campo de los negocios como en el de la seguridad mundial ha sido un grave error.
Aunque ahora Xi Jinping quiera jugar un falso papel pacifista en el conflicto la realidad es que sigue apoyando la invasión a Ucrania y la reciente movilización militar alrededor de Taiwán es parte del chantaje a Estados Unidos. El viaje de Lula da Silva a China es también otra acción contra los Estados Unidos y los 52 países aliados en defensa de Ucrania.
Otra víctima de los acontecimientos es la hipótesis de que el capitalismo amansa a las dictaduras y eventualmente conduce a la democracia. El capitalismo se ha convertido en un instrumento de las élites comunistas con el que fortalecen sus dictaduras. Cuando este binomio logra éxito material los pueblos aceptan la opresión y llegan a renunciar o posponer sus ansias de libertad.
En esta guerra genocida contra Ucrania, la ilimitada crueldad demostrada por Putin y sus asociados no es lejana a la del partido comunista chino durante su historia. En el presente la terrible persecución de las minorías en Xinjiang y Tibet y la aplicada contra quienes defienden la libertad dentro y fuera del territorio chino no entran dentro de los códigos legales de crímenes de guerra pero son crímenes contra la humanidad ante los cuales Occidente no puede ser indiferente.
Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Abril 21 de 2023