EL DILEMA DE PUTIN: GANAR O DESAPARECER


La guerra en Ucrania: la supervivencia política de Putin como prioridad absoluta

 

Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022, Vladímir Putin ha mantenido una postura desafiante ante las sanciones internacionales, las bajas militares y el creciente aislamiento global de su país. Pero más allá de los objetivos territoriales y estratégicos que Rusia persigue en Ucrania, hay una motivación más personal que podría estar guiando las decisiones de Putin: su propia supervivencia política y, posiblemente, física.

 

Un líder en la cuerda floja

 

En sistemas autoritarios como el que Putin ha consolidado en Rusia, la percepción de éxito y fortaleza es crucial para mantener el control. Cualquier señal de debilidad puede desencadenar revueltas internas entre las élites políticas y militares que lo sostienen, o incluso provocar un levantamiento popular. El historiador Edward Fishman, exfuncionario del Departamento de Estado de EE. UU., señaló que las sanciones internacionales han dejado a la economía rusa tambaleándose, con una inflación persistente, escasez de mano de obra y tasas de interés históricamente altas del 21%. Aunque Rusia ha logrado sortear algunas sanciones y adaptarse a su nueva realidad económica, los costos son cada vez más evidentes.

 

En este contexto, el fracaso en Ucrania no sería simplemente una derrota militar, sino una amenaza directa a la posición de Putin en el Kremlin. En un país donde los líderes que pierden el poder rara vez disfrutan de una jubilación tranquila, el destino de Putin podría ser mucho más oscuro si es percibido como responsable del declive de Rusia.

 

La guerra como mecanismo de control

 

Desde su inicio, la guerra en Ucrania ha sido presentada al pueblo ruso como una lucha existencial contra Occidente y una defensa de los intereses nacionales. Esta narrativa no solo ha ayudado a Putin a consolidar el apoyo interno, sino que también ha justificado la transformación de Rusia en una economía de guerra y la imposición de medidas autoritarias más estrictas.

 

Sin embargo, con el paso del tiempo, los costos de esta guerra son cada vez más difíciles de ocultar. Rusia ha sufrido decenas de miles de bajas militares, y su economía enfrenta una recesión prolongada debido a las sanciones y la pérdida de mercados clave. Según datos del Censo de EE. UU., las exportaciones rusas a Estados Unidos se redujeron de $29.6 mil millones en 2021 a apenas $2.9 mil millones en 2024. Si bien Putin ha logrado mantener una cierta estabilidad interna a través de propaganda y represión, una derrota en Ucrania podría desencadenar una crisis interna que pondría en peligro su permanencia en el poder.

 

El dilema de Putin: ganar o desaparecer

 

Las demandas rusas para poner fin al conflicto son claras: el reconocimiento internacional de los territorios anexados, la neutralidad de Ucrania y la desmilitarización del país. Estas condiciones son casi imposibles de aceptar para Ucrania y sus aliados occidentales, lo que perpetúa el estancamiento del conflicto. Pero para Putin, retroceder no es una opción. Reconocer una derrota significaría admitir que ha malgastado recursos nacionales y vidas humanas, debilitando la narrativa de invulnerabilidad que ha construido en torno a su liderazgo.

 

Además, los sistemas autoritarios como el de Rusia no permiten transiciones de poder suaves. Si Putin pierde el control, los mismos aliados que hoy lo apoyan podrían volverse contra él para proteger sus propios intereses. En este sentido, su supervivencia está intrínsecamente ligada a la percepción de éxito en Ucrania.

 

La respuesta de Occidente y el margen de maniobra de Trump

 

El reciente anuncio del presidente Trump sobre posibles sanciones y aranceles adicionales a Rusia subraya la presión internacional para poner fin al conflicto. Trump declaró que si Putin no llega a un acuerdo, no tendrá otra opción que imponer "altos niveles de impuestos, aranceles y sanciones a cualquier cosa que Rusia venda a los Estados Unidos y a varios otros países participantes". Aunque estas amenazas reflejan una estrategia de presión, también ponen de manifiesto la complejidad de encontrar una solución diplomática que sea aceptable para ambas partes.

 

Para Putin, estas amenazas internacionales son un recordatorio de que su margen de maniobra está disminuyendo. Si bien ha logrado eludir algunas sanciones al diversificar sus socios comerciales hacia países como China e India, las grietas en la economía rusa son cada vez más profundas. Analistas como Alexandra Prokopenko, exfuncionaria del banco central ruso, señalan que, aunque las sanciones aumentarán los costos económicos para Rusia, es poco probable que hagan cambiar los objetivos de Putin en Ucrania, ya que considera que estos objetivos son esenciales para su legado y su supervivencia.

 

Conclusión

 

Para Vladímir Putin, la guerra en Ucrania no es solo una lucha por el control geopolítico, sino también una batalla por su propia supervivencia. Mientras Rusia continúe enfrentando presiones internas y externas, el líder ruso buscará formas de consolidar su poder y evitar cualquier percepción de derrota. Sin embargo, con la economía rusa tambaleándose y las bajas militares acumulándose, el margen para maniobrar se reduce día a día. En este contexto, la supervivencia de Putin podría depender de su capacidad para presentar cualquier desenlace como una "victoria", independientemente de los hechos sobre el terreno.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Enero 22 2025

 

 

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HAY QUE SEGUIR INTENTANDO HASTA ALCANZAR LA LIBERTAD

 






Ayer, los cielos de Cuba fueron testigos de un evento inusual: los restos del cohete Starship, tras su fallido intento de prueba, cruzaron la atmósfera, dejando un espectáculo luminoso que asombró a quienes lo observaron desde el suelo. Para muchos, pudo ser simplemente un hecho curioso, pero este suceso encierra una poderosa lección sobre cómo abordar los retos y el fracaso.

 

En los últimos 65 años, los cubanos hemos vivido bajo una dictadura que ha marcado generaciones con un pesado sentimiento de pesimismo y parálisis social. La incertidumbre, la represión y las promesas incumplidas han minado la esperanza, llevando a muchos a creer que el cambio es imposible. Sin embargo, eventos como el de ayer y la filosofía de personas como Elon Musk nos ofrecen una nueva perspectiva.

 

Aprender del fracaso para avanzar

 

Elon Musk, CEO de SpaceX, Tesla y otras compañías visionarias, es conocido no solo por sus éxitos, sino también por su capacidad de aprender de los fracasos. "El éxito es incierto, pero el entretenimiento está garantizado", dijo tras el reciente lanzamiento fallido de Starship. En otro momento, ha afirmado: "Quien no fracasa, no avanza". Estas palabras no son simples frases motivadoras; son una guía para enfrentarnos a situaciones adversas.

 

En Cuba, donde la lucha por la libertad ha enfrentado innumerables obstáculos, esta filosofía podría convertirse en una herramienta poderosa para superar el pesimismo. Si bien cada intento de cambio puede parecer un "fracaso" inmediato, es fundamental recordar que cada acción deja lecciones valiosas y allana el camino para futuros intentos.

 

Romper el ciclo del pesimismo

 

El pesimismo paraliza porque alimenta la creencia de que el esfuerzo no vale la pena, de que nada cambiará. Pero, ¿qué pasó con los restos de Starship? A pesar de no haber alcanzado su objetivo, dejaron una huella visible y memorable en el cielo. Esa imagen podría simbolizar que incluso en los intentos fallidos hay algo que vale la pena: la posibilidad de inspirar, de aprender y de construir sobre lo que se ha intentado.

 

Adoptar esta mentalidad implica:

 

Aceptar el riesgo: Enfrentar la posibilidad del fracaso con valentía es el primer paso para lograr algo significativo.

 

Aprender de cada caída: Cada protesta, cada idea y cada esfuerzo que no logra su meta es una oportunidad para identificar errores y mejorar estrategias.

 

Celebrar los pequeños avances: Cada paso hacia adelante, por mínimo que parezca, es una victoria en sí misma.

 

Unir fuerzas: Ningún cambio trascendental ocurre en soledad. Al igual que SpaceX es el esfuerzo de un equipo comprometido con una visión común, el cambio en Cuba también requerirá la colaboración de muchas voces.

 

Inspiración para el futuro

 

El paso de los restos del Starship sobre los cielos de Cuba es un recordatorio de que incluso los momentos que parecen ser fracasos tienen un significado. Si los cubanos pueden adoptar la filosofía de que cada acción, cada intento y cada pequeño avance es un paso hacia un futuro mejor, el pesimismo podría transformarse en acción y esperanza.

 

Es hora de mirar hacia el cielo, no con resignación, sino con determinación. Así como Musk sigue apostando por sus cohetes a pesar de los reveses, los cubanos también pueden seguir apostando por un futuro de libertad. Porque no importa cuántas veces se caiga, lo importante es seguir intentando y, eventualmente, alcanzar las estrellas.

 

Nota:  Video desde Guantanamo. El 16 de enero de 2025, durante el séptimo vuelo de prueba del cohete Starship de SpaceX, se produjo una falla en la etapa superior de la nave. El cohete impulsor fallo pero regreso a tierra y automaticamente.

 

Huber Matos Araluce

Enero 17 de 2025

San José, Costa Rica

 

 

 

 

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BIDEN ECHANDO AGUA A UN BALDE ROTO

 


La reciente decisión de la administración Biden de retirar a la dictadura en Cuba de la lista de patrocinadores estatales del terrorismo a cambio de la liberación de 553 presos políticos plantea serias preguntas sobre su impacto real y el costo diplomático de este gesto. Aunque la liberación de prisioneros es sin duda un alivio para las familias afectadas, el trasfondo de este acuerdo deja en evidencia un intercambio desigual y, en muchos aspectos, simbólico, que beneficia más al régimen castrista que al pueblo cubano.

 

Un gesto vacío en un contexto represivo

 

El régimen castrsita, conocido por su aparato de represión sistemática, utiliza la detención arbitraria como una herramienta para mantener el control social y perpetuar el miedo entre la población. Las estimaciones sugieren que más de 1,000 presos políticos permanecen encarcelados, y cada mes se detienen a docenas de personas por expresar su descontento con el gobierno. Además, el número de detenciones arbitrarias diarias por "protestas menores" o "comportamientos inapropiados" refleja la naturaleza constante y abrumadora de la represión.

 

En este contexto, liberar a 553 presos es como vaciar un balde de agua que se sigue llenando sin cesar. Cada uno de estos presos puede ser reemplazado en cuestión de días o semanas, gracias a un sistema que criminaliza cualquier acto de disidencia o simple protesta ante los abusos cotidianos de las autoridades. Mientras el aparato represivo permanezca intacto, el impacto real de esta liberación será mínimo, tanto para la población cubana como para el panorama político internacional.

 

El costo diplomático del acuerdo

 

El régimen cubano obtiene un triunfo significativo con esta decisión. Ser retirado de la lista de patrocinadores estatales del terrorismo no solo reduce el estigma diplomático, sino que también abre la puerta a la posibilidad de alivios financieros y comerciales. Bancos e instituciones internacionales, que antes evitaban cualquier vínculo con Cuba por temor a sanciones, podrían reconsiderar sus políticas.

 

Sin embargo, Estados Unidos, a cambio de este gesto, recibe poco más que una liberación simbólica de presos que ni siquiera representa un compromiso real con el respeto a los derechos humanos. El castrismo mantiene intacto su aparato represivo, y no hay indicios de que este acuerdo marque el inicio de reformas estructurales o un cambio de dirección política.

 

Beneficios para el castrismo, no para el pueblo

 

La decisión también refuerza la narrativa del régimen, que puede presentarse como una víctima de las sanciones y al mismo tiempo como un "negociador eficaz" en la arena internacional. Para el pueblo cubano, que enfrenta la peor crisis económica en décadas, la escasez de alimentos y medicinas, y apagones constantes, este acuerdo no trae alivio tangible. El miedo sigue siendo la herramienta principal del gobierno para mantener el control, y el mensaje es claro: el régimen puede negociar a nivel internacional sin ceder ni un ápice de su poder interno.

 

Un error estratégico de la administración Biden

 

Desde la perspectiva de Estados Unidos, este acuerdo representa una concesión diplomática significativa sin garantías de progreso real. Al "premiar" al régimen con la eliminación de su designación como patrocinador del terrorismo, la administración Biden debilita la presión internacional sobre el gobierno cubano y socava las demandas de democratización y respeto a los derechos humanos.

 

Conclusión: Una gota en un balde roto

 

El generoso acuerdo de Biden con el castrismo es un gesto que, en el mejor de los casos, aporta alivio temporal a 553 familias, pero no aborda las raíces de la represión ni mejora las condiciones de vida del pueblo cubano. Mientras el régimen continúe llenando el balde con detenciones arbitrarias y manteniendo un estado de terror, este tipo de gestos no serán más que una gota en un balde roto: simbólicos, pero ineficaces.

 

Si Estados Unidos realmente busca apoyar al pueblo cubano, necesitaría adoptar una estrategia que combine presión diplomática y económica sostenida, apoyo a los derechos humanos y un enfoque que defienda la integridad física de los cubanos ante la represion por sus exigencias y acciones a favor de un cambio de régimen.  Los gobiernos democráticos del mundo, especialmente los de este continente deben comprometerse a dar la asistencia que sea necesaria al pueblo cubano para que alcance su libertad.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

 

 

 

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CUBA, NICARAGUA Y VENEZUELA EN UN MUNDO EN CAOS

 


En el día de ayer, enero 3 de 2025, un artículo escrito por By Holman W. Jenkins*, Jr. y publicado en el periódico WSJ refleja los comentarios hipotéticos del actual Secretario de Defensa de los Estados Unidos el General Lloyd Austin. El título del artículo es:

 

La guerra en Ucrania en el retrovisor del equipo Biden

Lo que la administración saliente podría estar pensando sobre un mundo que deja en caos.

 

Este discurso hipotético de despedida del Secretario de Defensa ofrecería un resumen franco y quizás deliberadamente provocador sobre los principales temas de seguridad global desde una perspectiva estadounidense. Aunque el editorial no menciona a las dictaduras en Cuba, Nicaragua y Venezuela, hemos creído oportuno agregar el papel que podrían jugar estos tres regímenes en los planes contra Estados Unidos y el mundo democrático.

 

1. Contexto del discurso

 

    Tono y lugar: El escenario en la cafetería del Pentágono y el humor inicial establecen un tono casual pero reflexivo, sugiriendo que el Secretario habla de manera informal pero con un propósito claro.

    Significado de la despedida: La "charla de despedida" implica una reflexión personal y estratégica sobre los desafíos actuales de defensa y el legado percibido del Secretario.

 

2. El conflicto entre Rusia y Ucrania

 

    Fracasos de Putin: Se enfatiza el error de cálculo de Putin en la invasión de Ucrania, destacando sus fallas estratégicas, como las grandes pérdidas de tropas y la falta de recursos.

    Papel de EE. UU. y la OTAN: Se reconoce que, aunque la guerra es costosa para Rusia, beneficia a los intereses estadounidenses al debilitar a un rival geopolítico.

    Ambivalencia estratégica: EE. UU. parece estar satisfecho con un "resultado de segunda mejor opción": prolongar el conflicto para agotar los recursos rusos, sin buscar una derrota definitiva.

 

3. Críticas a la política de EE. UU.

 

    Oportunidades perdidas: El discurso critica a la administración por no aumentar el presupuesto de defensa, lo que el Secretario considera una oportunidad perdida para proyectar fuerza y disuadir a los adversarios.

    Frustración con el Congreso: Se mencionan los retrasos bipartidistas en los paquetes de ayuda como puntos de frustración.

 

4. El papel de China y la lucha por el poder global

 

    Desafíos de China: El Secretario percibe el apoyo de China a Rusia y Corea del Norte como un arma de doble filo, que arrastra a Pekín a complicaciones que quizás no desee por completo.

    Riesgos nucleares emergentes: Se insinúa la complejidad del panorama nuclear moderno, contrastándolo con la dinámica más sencilla de la Guerra Fría.

 

5. Amenazas emergentes y lecciones de la historia

 

    Amenazas no tradicionales: El discurso subraya riesgos no convencionales, como sistemas de entrega nuclear disfrazados en contextos civiles, y llama a medidas defensivas innovadoras.

    Lecciones históricas: Las referencias a Pearl Harbor y Barbarroja recuerdan que los ataques sorpresa pueden desbaratar incluso las estrategias mejor planificadas.

    Forenses nucleares: Se enfoca en identificar y responder a "ataques nucleares sin dirección de retorno", enfatizando los desafíos de atribución en la guerra moderna.

 

6. Consejo final y reflexión

 

    Precaución ante la complacencia: El Secretario insta a la vigilancia, particularmente contra regímenes que tienen poco que perder y podrían actuar de manera imprudente.

    Disuasión compleja: La disuasión multinacional en el mundo actual se presenta como más precaria e impredecible que el enfrentamiento EE. UU.-URSS durante la Guerra Fría.

    Optimismo y sobriedad: Aunque el tono es mayormente sobrio, el saludo de Año Nuevo cierra el discurso con una nota personal y esperanzadora.

 

Comentario sobre la importancia estratégica de Cuba, Nicaragua y Venezuela

 

En este panorama global, los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela juegan un papel estratégico como satélites de influencia para actores globales como Rusia y China en el hemisferio occidental. Su importancia radica en varios factores clave:

 

    Proyección de poder ruso y chino:

       

Estos regímenes ofrecen a Moscú y Pekín puntos de apoyo cerca del territorio estadounidense. Esto incluye potenciales plataformas para operaciones de inteligencia, influencia política y, en escenarios más extremos, actividades militares o logísticas.

 

    Desafíos a la doctrina Monroe:

        La presencia activa de Rusia y China en estos países socava la tradicional hegemonía de EE. UU. en América Latina, obligando a Washington a dispersar recursos para contener su influencia en su propia "esfera de influencia".

 

    Narcotráfico y crimen organizado:

 

        Venezuela y Nicaragua, en particular, están vinculados al tráfico de drogas y redes criminales que representan amenazas de seguridad indirectas pero significativas para EE. UU. La inestabilidad generada puede ser explotada por rivales para distraer y debilitar la atención estadounidense.

 

    Base de apoyo en organizaciones internacionales:

 

        Cuba, Nicaragua y Venezuela a menudo actúan como aliados automáticos de Rusia y China en foros internacionales, como la ONU, bloqueando resoluciones o respaldando iniciativas contrarias a los intereses occidentales.

 

    Potenciales bases militares o logísticas:

 

        La alianza militar entre estos regímenes y Rusia (e incluso China) plantea la posibilidad de bases de avanzada en el Caribe o Centroamérica, recordando las tensiones de la Crisis de los Misiles de 1962.

 

    Desinformación e influencia ideológica:

 

        Estos regímenes sirven como centros para campañas de desinformación dirigidas contra EE. UU. en la región, promoviendo narrativas antioccidentales que debilitan el respaldo público a las políticas estadounidenses.

 

Conclusión

 

Cuba, Nicaragua y Venezuela son activos estratégicos para potencias rivales de EE. UU., y su relevancia aumenta en un contexto global multipolar y competitivo. Aunque no representan amenazas militares directas inmediatas, su alineación con Rusia y China complica la postura estratégica de EE. UU. en el hemisferio y subraya la necesidad de una política más proactiva en América Latina.

 

* Holman W. Jenkins  es un miembro del Consejo Editorial del WSJ.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Enero de 2025

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DEBE TERMINAR LA IMPUNIDAD DE PUTIN


Durante años Vladimir Putin ha actuado con impunidad en el escenario mundial, utilizando una mezcla de guerra híbrida, desinformación y agresión directa. Las respuestas de Occidente a menudo han sido tímidas, reflejando una reticencia a escalar tensiones con una potencia nuclear. Putin, como lo haría cualquier matón, ha interpretado esas débiles reacciones recurriendo cada vez con más frecuencia a la estrategia de amenazas. Sin embargo, los eventos recientes sugieren que la era de las acciones rusas desenfrenadas podría estar llegando a su fin.  El rechazo contundente del presidente de Azerbaiyán ante la media excusa que Putin le expuso por el trágico derribo de una aeronave civil de ese país, marca un posible punto de inflexión.


El incidente: Un catalizador para el cambio


El 25 de diciembre de 2024, un trágico incidente ocurrió cuando un Embraer 190 operado por Azerbaijan Airlines fue derribado en el espacio aéreo ruso, resultando en 38 muertos. Investigaciones preliminares apuntan a una interferencia rusa, incluyendo interrupciones electrónicas y disparos de misiles. En un marcado alejamiento de la deferencia habitual de las repúblicas ex soviéticas, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, condenó públicamente las explicaciones de Moscú como “tontas y deshonestas” y exigió rendición de cuentas, compensación a los familiares de las víctimas y llevar a la justicia a los culpables.


Esta confrontación es significativa. Históricamente, Azerbaiyán, al igual que otras naciones en la órbita de Rusia, ha procedido con cautela para evitar provocar a Moscú. La crítica desenfrenada de Aliyev señala un cambio en el equilibrio de poder y una creciente disposición entre los vecinos de Rusia para desafiar su autoridad.


El declive de la influencia rusa en la región


La guerra en Ucrania ha drenado los recursos militares y económicos de Rusia, dejándola menos capaz de mantener su influencia sobre los territorios ex soviéticos. Esta erosión es evidente en el Cáucaso Sur, donde Azerbaiyán se ha alineado cada vez más con Turquía, aprovechando sus lazos étnicos y estratégicos. Mientras tanto, Armenia, tradicionalmente aliada de Rusia, ha recurrido a Occidente, aislando aún más a Moscú.


La incapacidad de Rusia para prevenir la ofensiva de Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj el año pasado, junto con su débil respuesta a la muerte de pacificadores rusos, subraya su poder menguante en la región. La estrategia anterior del Kremlin de jugar con sus vecinos en contra unos de otros está fallando a medida que naciones como Azerbaiyán y Armenia buscan socios alternativos.


Otro golpe significativo a la influencia de Putin es la reciente caída de Bashar al-Assad en Siria, un hecho en el que Turquía desempeñó un papel vital. La retirada de las fuerzas rusas de Siria tras este evento marca una pérdida estratégica para Moscú, ya que sus bases militares en Siria habían sido un punto clave para proyectar su poder en el Mediterráneo y África. Este retroceso subraya cómo el enfoque de Putin en Ucrania está debilitando su capacidad para mantener posiciones clave en otros frentes.


Implicaciones y oportunidades para Occidente


La desafiante postura de Azerbaiyán ofrece una rara oportunidad para que Occidente recalibre su enfoque para contrarrestar la agresión rusa. Esto es lo que podría hacerse:


Apoyar las demandas de Azerbaiyán de rendición de cuentas refuerza el compromiso de Occidente con la soberanía y el derecho internacional.


Un mayor compromiso en el Cáucaso Sur puede ayudar a contrarrestar la influencia rusa y china, fomentando la estabilidad en una región estratégicamente vital.


Dar a Ucrania todo el apoyo que necesite para expulsar al ejército ruso de su territorio.


Exponer las vulnerabilidades de Rusia:


Destacar la influencia menguante de Moscú y su mal manejo de incidentes como el accidente de Azerbaijan Airlines socava la narrativa de fortaleza de Putin.


Amplificar estos momentos mediante diplomacia internacional y medios de comunicación puede erosionar la credibilidad del Kremlin.


Aprovechar el papel de Turquía:


La creciente influencia de Turquía en el Cáucaso Sur, particularmente sus estrechos lazos con Azerbaiyán, presenta tanto desafíos como oportunidades para la OTAN.


Los esfuerzos coordinados con Ankara podrían garantizar que las ambiciones regionales de Turquía se alineen con los intereses más amplios de Occidente.


El contexto más amplio


La postura firme de Azerbaiyán surge en un momento de creciente conciencia global sobre las tácticas agresivas de Putin, incluyendo sabotajes contra infraestructura europea, ciberataques e interferencias políticas. La respuesta históricamente cautelosa de Occidente a tales acciones ha envalentonado a Moscú. Sin embargo, a medida que países como Azerbaiyán toman represalias, la narrativa puede estar cambiando.


La disputa también pone de manifiesto la fragilidad de la posición de Putin. En el ámbito doméstico, su régimen enfrenta un creciente descontento por la prolongada guerra en Ucrania y el estancamiento económico. En el ámbito internacional, el aislamiento de Rusia se profundiza a medida que sus antiguos aliados buscan nuevas asociaciones. El poder menguante del Kremlin subraya la necesidad de una estrategia occidental decidida y unificada para contener su agresión.


¿Un punto de inflexión?


Aunque está por verse si la audaz reacción de Azerbaiyán inspirará movimientos similares en otras naciones, representa una grieta en la fachada de la dominación rusa. Si Occidente aprovecha este momento para reforzar sus alianzas y contrarrestar las acciones de Rusia, podría marcar el comienzo de una nueva era en el orden global, una que comenzaría con la derrota de Putin en Ucrania y se obligue a Rusia a pagar por los daños causados a ese país.


Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Diciembre 2024

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LOS DISPARATES DE PUTIN


Este jueves 19 de diciembre Putin apareció en un orquestado programa de televisión dando su conferencia de fin de año. Su exposición reveló varias contradicciones evidentes en sus narrativas. Al abordar temas que van desde la guerra en Ucrania hasta la estabilidad económica de Rusia, Putin intentó justificar sus políticas mientras proyectaba una imagen de fuerza. Sin embargo, sus declaraciones a menudo chocaron con la realidad e incluso se contradijeron entre sí.  Así que para gusto de nuestros compatriotas aquí están sus disparates.

 

1. El momento y la preparación de la invasión a Ucrania

 

Putin admitió que Rusia debería haber invadido Ucrania antes y haberse preparado mejor para el conflicto. Comentó: “Con retrospectiva, debería haber habido una preparación sistémica para la invasión de 2022”, a pesar de retratar constantemente la invasión como una operación meticulosamente planificada.

 

Este reconocimiento socava sus afirmaciones reiteradas de que la guerra—oficialmente denominada "operación militar especial"—era una necesidad estratégica para proteger la soberanía rusa. Si estaba tan justificada y era necesaria, ¿por qué la falta de preparación? La contradicción plantea preguntas sobre los verdaderos motivos y la disposición del Kremlin.

 

2. Llamados al compromiso en medio de la escalada

 

Durante el maratón, Putin declaró estar “abierto a compromisos” para poner fin a la guerra en Ucrania. Sin embargo, esta declaración contrasta bruscamente con su negativa a negociar cuestiones clave, como la anexión de territorios ucranianos. Además, su respaldo a una doctrina nuclear ampliada—que permite ataques incluso en escenarios no nucleares—señala una postura más agresiva en lugar de una disposición al compromiso.

 

3. Estabilidad económica vs. Inflación alarmante

 

Putin afirmó que la economía rusa era “estable”, alardeando de un crecimiento mayor en comparación con países como Alemania. Sin embargo, admitió que una inflación del 9,1% era “alarmante” y reconoció la fuerte dependencia de la economía en la producción militar. Esta dependencia del “complejo militar-industrial” contradice la imagen de salud económica y diversificación que busca proyectar.

 

Además, las sanciones occidentales han forzado a Rusia a un aislamiento económico, una realidad que Putin describió como un logro en la "recuperación de la soberanía". Este encuadre parece pasar por alto el impacto negativo en los ciudadanos comunes y en la economía general.

 

4. Infraestructura en territorios ocupados

 

Putin afirmó que la infraestructura, como las carreteras, había mejorado enormemente en regiones como Luhansk desde que las fuerzas rusas tomaron el control en 2014. Esta descripción optimista está en desacuerdo con la destrucción generalizada causada por la guerra en curso, que ha devastado ciudades y desplazado a millones. La afirmación no solo ignora el sufrimiento de los civiles ucranianos, sino que también tergiversa el estado actual de los territorios ocupados.

 

5. Doctrina nuclear ampliada vs. afirmaciones de estabilidad

 

En noviembre, Rusia amplió su doctrina nuclear para incluir escenarios donde ataques no nucleares podrían justificar una respuesta nuclear. Durante el maratón, Putin destacó esta política y enfatizó las capacidades de nuevos misiles balísticos de alcance intermedio como el Oreshnik. Incluso sugirió probar el poder del misil contra las defensas aéreas ucranianas.

 

Esta retórica agresiva contrasta fuertemente con sus afirmaciones de buscar estabilidad y compromiso. Las contradicciones entre amenazar con una escalada nuclear y abogar por la paz reflejan las inconsistencias en su estrategia.

 

6. La soberanía como arma de doble filo

 

Un tema recurrente en el discurso de Putin fue la “soberanía rusa”. Argumentó que una menor dependencia de socios internacionales—resultado de las sanciones—era un logro significativo. Sin embargo, esta narrativa choca con la realidad de la creciente dependencia de Rusia en China y otros aliados no occidentales para el apoyo económico y geopolítico.

 

La afirmación de que se ha recuperado la soberanía también contradice su admisión de sobrecalentamiento económico y dependencia de la producción militar, lo que destaca vulnerabilidades en lugar de fortalezas.

 

Conclusión: Una narrativa fragmentada

 

La aparición televisiva de Vladimir Putin reveló una narrativa fragmentada llena de contradicciones. Desde la guerra en Ucrania hasta la estabilidad económica y las relaciones internacionales, sus comentarios a menudo socavan sus afirmaciones más amplias de fuerza y estrategia. Estas inconsistencias no solo plantean preguntas sobre la coherencia de sus políticas, sino que también destacan los desafíos que enfrenta Rusia bajo su liderazgo.

 

Mientras Putin intenta presentarse como un líder decisivo, las contradicciones en sus declaraciones sugieren una desconexión entre su retórica y la realidad—una brecha que resulta cada vez más difícil de ignorar en el escenario mundial.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Diciembre 2024

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PUTIN Y LAS ARMAS QUĺMICAS EN RUSIA Y SIRIA


Los ataques con armas químicas en Ucrania y Siria: la responsabilidad de Putin, las víctimas y las implicaciones internacionales

 

Desde la devastación causada por las armas químicas en Siria hasta las recientes acusaciones de su uso en Ucrania, el papel del presidente ruso Vladimir Putin ha sido central, ya sea como facilitador o actor directo en la violación de las prohibiciones internacionales sobre armas químicas. Estos ataques han provocado miles de muertes y heridos, erosionado las normas internacionales y expuesto las debilidades del sistema de justicia global, especialmente debido al uso del poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

 

1. Armas químicas en Siria: la sombra de Rusia sobre Assad

 

El conflicto sirio, que comenzó en 2011, se convirtió en un ejemplo emblemático del uso de armas químicas en el siglo XXI. El gobierno de Bashar al-Assad, respaldado militarmente y políticamente por Rusia, fue responsable de múltiples ataques:

 

El ataque en Ghouta (21 de agosto de 2013): El uso de gas sarín en el suburbio de Damasco provocó aproximadamente 1.400 muertes, en su mayoría civiles, incluidos niños.

 

El ataque en Khan Sheikhoun (4 de abril de 2017): Un bombardeo químico mató a al menos 89 personas en Idlib.

 

El ataque en Douma (7 de abril de 2018): Se informó de 43 muertes debido a una exposición química masiva, lo que desató indignación mundial. El informe concluyó que al menos un helicóptero Mi-8/17, que habría despegado de la base aérea de al-Dumayr, lanzó dos cilindros con agentes químicos sobre edificios residenciales en Douma. Esta operación estuvo bajo el control de las Fuerzas del Tigre, una unidad de élite respaldada por Rusia.

 

Estas acciones fueron documentadas por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y organismos independientes. Sin embargo, en cada intento de la comunidad internacional por sancionar o investigar al régimen sirio, Rusia intervino:

 

Utilizó su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para bloquear resoluciones.

 

Desacreditó investigaciones, promoviendo desinformación para confundir a la opinión pública global.

 

Rusia, aunque no desplegó directamente armas químicas, es cómplice al haber protegido al gobierno de Assad de rendir cuentas.

 

2. Ucrania: acusaciones directas contra Rusia

 

Desde la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, han surgido acusaciones creíbles de que Rusia ha empleado armas químicas directamente contra tropas ucranianas. Según el gobierno de Ucrania, se han documentado más de 4.800 casos de uso de armas químicas:

 

Cloropicrina y agentes asfixiantes: Utilizados para expulsar a soldados de posiciones fortificadas.

 

Estos ataques han resultado en la hospitalización de más de 2.000 soldados ucranianos y la muerte confirmada de al menos 3 combatientes.

 

La responsabilidad principal recae en Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia, sancionado por el Reino Unido en 2024 por supervisar el uso de armas químicas en el campo de batalla.

 

3. Prohibición internacional de las armas químicas

 

El uso de armas químicas está prohibido desde hace casi un siglo:

 

Protocolo de Ginebra (1925): Prohibió el uso de armas químicas en conflictos armados.

 

Convención sobre Armas Químicas (1993): Prohíbe su desarrollo, producción, almacenamiento y uso.

 

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) supervisa el cumplimiento de la convención.

 

Rusia es signataria de la Convención, pero ha sido acusada de violar sus obligaciones tanto en Siria como en Ucrania.

 

4. Las consecuencias: sanciones y poder de veto

 

A pesar de la gravedad del uso de armas químicas, las repercusiones han sido limitadas debido al poder de veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU:

 

Rusia ha bloqueado resoluciones para sancionar a Siria y ha interferido en investigaciones.

 

Esto ha paralizado la capacidad de la ONU para actuar con eficacia.

 

Sin embargo, la comunidad internacional ha buscado alternativas:

 

Sanciones unilaterales: Países como Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea han sancionado a individuos y entidades rusas.

 

Investigaciones independientes: La OPAQ y otros organismos continúan documentando violaciones.

 

Tribunales internacionales: Se están evaluando denuncias contra Rusia por crímenes de guerra.

 

5. Víctimas y responsabilidad histórica

 

Las cifras de víctimas son desgarradoras:

 

Siria: Más de 1.500 muertes confirmadas por armas químicas, aunque la cifra real podría ser mucho mayor.

 

Ucrania: Miles de casos documentados de soldados afectados por agentes químicos.

 

La responsabilidad de Vladimir Putin en ambos conflictos es innegable:

 

En Siria, respaldó al régimen de Assad, protegiéndolo políticamente.

 

En Ucrania, Rusia ha sido directamente acusada de usar armas prohibidas, en flagrante violación del derecho internacional.

 

Conclusión

 

El uso de armas químicas en Siria y Ucrania refleja no solo la brutalidad de los conflictos modernos, sino también las fallas del sistema internacional para garantizar justicia y rendición de cuentas. Mientras Rusia continúe utilizando su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, la posibilidad de sanciones globales efectivas seguirá siendo limitada. No obstante, las investigaciones independientes, las sanciones unilaterales y la opinión pública mundial siguen siendo herramientas cruciales para enfrentar estas atrocidades y asegurar que los responsables, incluido Putin, sean juzgados por estos crímenes atroces.


Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Diciembre 2024

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La Doctrina Estrada en México: ¿Neutralidad o complicidad?


LA DOCTRINA ESTRADA Y LOS DERECHOS HUMANOS

 

La política exterior de México ha estado tradicionalmente guiada por la Doctrina Estrada, que enfatiza la soberanía y la no intervención. Sin embargo, las posturas actuales de México hacia Venezuela y Cuba generan interrogantes sobre la coherencia de esta política con los principios democráticos y los derechos humanos establecidos en la Carta de la OEA y en tratados internacionales como la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

 

Al mismo tiempo, México enfrenta desafíos internos profundos, como la corrupción, la desigualdad y la violencia, que limitan su capacidad de influir eficazmente en el ámbito internacional. Comparar su situación con la de Costa Rica destaca la necesidad de priorizar el bienestar interno en lugar de intentar asumir un liderazgo regional.

 

La Doctrina Estrada: ¿Neutralidad o contradicción?

 

La Doctrina Estrada busca evitar que México tome partido en los conflictos internos de otros países, manteniendo relaciones diplomáticas con gobiernos tanto de facto como legítimos. No obstante, esta política se enfrenta a varias contradicciones:

 

    Democracia como pilar regional: La Carta de la OEA compromete a sus miembros a defender la democracia representativa. Apoyar o ignorar regímenes autoritarios, como los de Venezuela y Cuba, contradice este principio fundamental.

    Derechos humanos como obligación: México está obligado por tratados internacionales a condenar violaciones graves. La neutralidad no exime de esta responsabilidad.

    Neutralidad no es inacción: Si bien la Doctrina Estrada prohíbe la intervención, esto no justifica la pasividad frente a abusos que afectan a millones de personas.

 

Venezuela: Un régimen cuestionado

 

El régimen de Nicolás Maduro, en crisis por elecciones fraudulentas y represión, ilustra las tensiones en la política exterior de México:

 

    Apoyo implícito: Al criticar las sanciones internacionales pero no cuestionar los resultados electorales, México es percibido como un aliado del chavismo.

    Silencio ante abusos: México no ha condenado las torturas, detenciones arbitrarias y otras violaciones denunciadas por organismos internacionales.

    Incoherencia con la OEA: Como miembro, México está comprometido a defender la democracia, pero su inacción contradice este compromiso.

 

Cuba: Ayuda que genera dudas

 

En Cuba, el régimen de partido único enfrenta una creciente oposición interna, con demandas de libertad y elecciones plurales. Sin embargo, la postura mexicana ha sido controvertida:

 

    Envíos humanitarios polémicos: Los envíos de petróleo y alimentos han sido vistos como un respaldo indirecto al régimen.

    Críticas al embargo, pero no al régimen: Aunque México condena el embargo estadounidense, guarda silencio sobre las represiones y restricciones impuestas por el régimen castrista.

    Ignorar la oposición democrática: México desatiende las demandas de la sociedad civil, lo que contradice su compromiso con los valores democráticos.

 

Costa Rica: Un modelo a seguir

 

Costa Rica representa un modelo en la región por su enfoque en resolver problemas internos antes de asumir roles internacionales. Algunas lecciones importantes para México incluyen:

 

    Invertir en desarrollo humano: Costa Rica prioriza la educación, la salud y la sostenibilidad, logrando altos índices de bienestar. México, con mayores recursos, podría transformar su calidad de vida al enfocarse en combatir la corrupción, la violencia y la desigualdad.

    Neutralidad auténtica: Sin ejército, Costa Rica ha mantenido una política de no intervención coherente, sin apoyar regímenes autoritarios.

    Defensa activa de los derechos humanos: Costa Rica es firme en denunciar abusos y promover la democracia, lo que le ha ganado respeto internacional.

    Inspirar desde el ejemplo: Costa Rica demuestra que un país pequeño puede ser un faro de esperanza. México, con su peso económico y político, tiene aún más potencial para liderar si prioriza su transformación interna.

 

Priorizar lo interno para liderar lo externo

 

México tiene el potencial de ser un ejemplo, pero primero debe abordar sus propios desafíos. La corrupción, la violencia y las desigualdades no solo afectan la calidad de vida de sus ciudadanos, sino que también debilitan su autoridad moral en el ámbito internacional.

 

Asumir un papel internacional mientras enfrenta crisis internas es percibido como contradictorio. Al igual que Costa Rica, México puede convertirse en un modelo si se enfoca en ser un ejemplo de transformación interna. Un México más justo, seguro y próspero no solo beneficiará a su población, sino que será una fuente de esperanza en América Latina.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Diciembre 2024

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