martes, 6 de julio de 2010

¿Puede fracasar el plan castro-chavista?

Como intenta sobrevivir el castrismo (V)

Como hemos descrito en los cuatro artículos anteriores, la prioridad de la estrategia del castro-chavismo ha sido consolidar su poder en Venezuela, un país continental con más del doble de la población de Cuba: 11.4 vs 28 millones de habitantes y más de ocho veces sus dimensiones: 109,886 vs 916,445 km2, donde se encuentra una de las mayores riquezas energéticas del mundo.

Lamentablemente para el castrismo, su victoria en Venezuela no llegó durante su apogeo político, anterior a la desintegración de la URSS en 1990; sin embargo, el ascenso de Chávez al poder ha evitado el colapso económico en Cuba.

El estímulo político de Fidel Castro al chavismo guarda cierta similitud con lo que representó el castrismo para la élite comunista soviética a principios de la década de los sesenta. En la URSS ya había señales de agotamiento y atrofia cuando Fidel Castro llegó al poder en Cuba en enero de 1959.

Para la vieja y frustrada nomenclatura rusa, la adopción que hizo Castro del comunismo soviético fue una transfusión de optimismo. El castrismo les hizo creer que quizás, a la larga, el comunismo triunfaría en el mundo.

El precio de esa seducción fue muy caro para la URSS. Fidel Castro, manipulador extraordinario, comprendió muy temprano que el costo anual de la subvención soviética solo podría justificarse en Moscú, siempre y cuando él y Cuba se convirtieran en peones indispensables en la Guerra Fría, en la cual la URSS se jugaba su prestigio.


El inmenso costo económico de la subvención soviética a Cuba, sumado a los cuantiosos gastos en que incurrieron los soviéticos en el Tercer Mundo, al dejarse entusiasmar en aventuras militares, contribuyeron al deterioro económico de la URSS y en cierta medida a su fin como potencia.

Chávez cae en la trampa

Hugo Chávez parece haber caído en la misma trampa. Reclutado por Castro poco tiempo antes o después de su fracasado golpe militar en Venezuela en 1992, el aspirante a hombre fuerte se enroló en un esquema similar. En este caso sería la conquista de Latinoamérica, el sueño frustrado del Che Guevara.

La tarea asignada a Chávez como conquistador también tenía pocas posibilidades de éxito, pero le convenía a Fidel. Una vez embarcado en el plan, Chávez necesitaría la asistencia de los servicios de inteligencia, el aparato represivo, la oficialidad de las fuerzas armadas castristas, más el apoyo y reconocimiento público del Comandante en Jefe cubano, Fidel Castro, máximo líder de la izquierda latinoamericana.

Castro tiene razones para involucrar a Chávez en un curso de acción que lo vuelve completamente dependiente del régimen de la isla. Por sus servicios al “nuevo libertador”, el castrismo empezará a recibir petróleo venezolano y otras subvenciones imprescindibles. Los triunfos iníciales de Chávez son un aliento a la frustrada nomenclatura cubana, como en sus inicio fueron los de Castro para la dirigencia soviética.

El romance dura ya más de una década, durante la cual otros gobiernos latinoamericanos se han sumado a un proyecto bautizado como el rimbombante apelativo del Socialismo del Siglo XXI, que ni es socialismo ni mucho menos de este siglo, sino un esquema populista – desorganizado y mal administrado - cuyos precursores habían fracasado en el siglo anterior.

En algún momento de estos diez años, los costos políticos y económicos de la aventura castro-chavista comenzaron a debilitar a Hugo Chávez dentro y fuera de Venezuela.

Por las inmensas riquezas de Venezuela, un chavismo autóctono pudo haber tenido un impacto menos negativo y tal vez hasta positivo en este país y en Latinoamérica, siempre y cuando hubiera llegado a un compromiso con las fuerzas democráticas venezolanas. Por haberse plegado al espejismo castrista y a las manipulaciones de Fidel Castro, hoy marcha hacia el fracaso.

¿Cuándo?

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Mensajes

ok

Follow me on Twitter

Archivo del Blog

Snap Shts

Get Free Shots from Snap.com