El chavismo está feliz de la relaciones entre Obama y Raúl Castro


John Kerry, Secretario de Estado de los Estados Unidos, afirmó que el gobierno venezolano no estaba contento con las nuevas relaciones entre el presidente de Estados Unidos y el gobierno de Raúl Castro.  El Sr. Kerry no explicó el motivo del descontento chavista.  Hay un punto de vista contrario y estas son las razones:

1) Para el gobierno venezolano es un problema económico y político la subvención con que sostiene al régimen castrista. Algunos expertos la estiman en cerca de los 10.000 millones de dólares anuales. Pasando la economía venezolana por una crisis sin precedentes en la era chavista, cualquier acción que pueda atenuar esa carga debe ser un motivo de alivio, especialmente para Nicolás Maduro.  Obama  ha tomado medidas para que aumente el flujo de dinero a la Isla y para que desde Cuba se puedan importar algunos productos a los Estados Unidos.  Todo esto implica moneda fuerte para el castrismo. El turismo estadounidense a Cuba será un sustancial ingreso adicional. Además el presidente de los Estados Unidos está haciendo presión para que se derogue el embargo que limita –no impide- el comercio entre las empresas de los Estados Unidos y el gobierno cubano. O sea el régimen castrista podría tener más recursos y el gobierno venezolano menos carga.

2) El gobierno de los Estados Unidos ha decidido que la política de alejamiento y de penalidades impuestas al régimen de La Habana no ha funcionado y que lo contrario es lo que le sirve a los intereses de los Estados Unidos y a los cubanos. Creo que el gobierno venezolano debe estar más que contento con estos planteamientos. Si se van a quitar las penalidades al régimen de la Isla por haber sido estas parte de una política errónea ¿porque razón se van a imponer penalidades al gobierno de Venezuela? que está implantando en el país suramericano el mismo sistema que hay en Cuba.  Lo que se le tolera al castrismo debe tolerarsele al chavismo. Obama está muy contento con las reacciones positivas de los gobiernos latinoamericanos por su nueva política hacia Cuba por lo que sería contradictorio que impusiera a Venezuela una política que él mismo ha denunciado como fracasada en Cuba.

3) No hay mejor argumento para persuadir a la fanaticada y a los militares chavistas que el de hacerles ver que el gobierno de los Estados Unidos ha comprendido su error al tratar de penalizar a Cuba por la represión que ha practicado durante más de medio siglo para imponer y mantener un régimen de partido único.  Sería ilógico que el gobierno de Venezuela esté descontento antes esa nueva realidad.

La violenta y recien detención del alcalde Antonio Ledezma y el inmediato apoyo público al gobierno chavista expresado por el régimen castrista son muestras de una gran amistad. Son socios y están muy felices el uno con el otro y ambos muy contentos de la nueva política de Obama hacia Cuba.
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Venezuela, The New York Times y Cuba



El  24 de febrero el New York Times ha publicado un editorial sobre Venezuela que me han dejado pasmado por tres razones.  Primero argumenta que la comunidad internacional ha sido solidaria con los demócratas venezolanos; segundo responsabiliza a la oposición venezolana de no haber sido más efectiva en su lucha y tercero, ignora la participación castrista contra la democracia en Venezuela. 

Refiriéndose  al respaldo internacional con que cuentan los demócratas venezolanos el editorial de este periódico dice:

   “…si la comunidad internacional continúa defendiendo su causa e insisten en que se lleve a cabo una elecciones  justas, podría ser posible”.  

Nada más fuera de la realidad porque si algo caracteriza el problema venezolano es la total ausencia de solidaridad de la comunidad internacional contra los atropellos que se vienen cometiendo contra la institucionalidad democrática en Venezuela.  

El editorial menciona el número de alcaldes opositores que están sujetos a acusaciones de parte del gobierno y cita unas declaraciones del Presidente Juan Manuel Santos de Colombia en que expresa preocupación por lo que está sucediendo en Venezuela y pide que se respeten los principios democráticos.  Pudo haber citado, pero no lo hizo, declaraciones igualmente diplomáticas y nada comprometedoras de Brasil y de Chile, así como las del Secretario General de OEA, que se ha visto obligado a decir algo porque su largo silencio sobre el tema es demasiado comprometedor. 

La realidad es que mayoría de los gobiernos de Latinoamérica, aun antes el violento e injusto encarcelamiento de Antonio Ledezma, el alcalde de Caracas, han guardado silencio o distancia.  En Costa Rica ni la Asamblea Legislativa pudo pasar una resolución pidiéndole al gobierno que le brindara asilo a Ledesma. 

El editorialista del New York Times debía haber leído  -o lo leyó y no le hizo caso-  el artículo de Andrés Oppenheimer publicado hace tres días en el Nuevo Herald, antes de que se escribiera el mencionado editorial: El silencio regional ante la situación de Venezuela,  donde Oppenheimer, un periodista experto en Latinoamérica, claramente define la situación:

“A juzgar por la débil reacción de las instituciones regionales como la OEA y la UNASUR ante el arresto arbitrario del alcalde metropolitano de Caracas Antonio Ledezma y otros líderes de la oposición en Venezuela, es difícil no llegar a la conclusión de que estas organizaciones se han convertido en sociedades de protección mutua para regímenes represivos... En lugar de exigir de la liberación inmediata de Ledezma, al igual que la del líder opositor Leopoldo López y otros prisioneros políticos a los que las Naciones Unidas consideran fueron objeto de “arrestos arbitrarios”, las principales organizaciones regionales y casi todos los presidentes latinoamericanos brillaron por su ausencia”.

Un segundo aspecto de este editorial es que culpa a la división de la oposición venezolana por no haber podido enfrentar con más efectividad a Hugo Chávez ni a Nicolás Maduro.  Dice así:

“Mientras el señor Maduro dice que él está tomando acción contra un golpe de estado potencial, el hecho es que la oposición esta pobremente organizada y que no ha podido movilizarse contra el señor Maduro ni su predecesor, el líder populista Hugo Chávez”.

Es injusto desconocer que con toda la maquinaria del régimen chavista y un mínimo de medios de comunicación, la oposición logró en las pasadas elecciones presidenciales casi sobrepasar el candidato Maduro.  Las tendencias que aparecieron después de ese fraude –porque no fueron elecciones en igualdad de condiciones- son completamente normales antes la falta de apoyo internacional y la maquinaria represiva chavista.

Tercero, el editorial desconoce, más bien ignora,  la grave, importante y decisiva intervención del régimen castrista en Venezuela en el campo de la represión contra la oposición, la censura de prensa y el control sobre las Fuerza Armadas venezolanas, sus servicios de inteligencia y otras áreas de importancia clave del estado Venezolano.

Este editorial deja a cualquiera pasmado, atónito, estupefacto.

Por Huber Matos Araluce

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El castrismo y el arresto de Antonio Ledezma



Ha sido detenido violenta y arbitrariamente Antonio Ledezma el alcalde demócrata de Caracas. Fue arrestado poco después de un corto y no anunciado viaje de Nicolás Maduro a La Habana esta misma semana. Extraña coincidencia y más extraño que no se resalte en la prensa su sorpresiva presencia en Cuba. Todo esto no es más que parte de un plan para eliminar a la dirigencia opositora venezolana antes de que comiencen los disturbios y mucho antes de las elecciones.  Es simplemente parte del fraude.  

El pueblo venezolano marcha solitario y desarmado hacia un enfrentamiento que definirá el destino de sus libertades y su prosperidad por largo tiempo. No hay un solo gobierno de este continente que lo apoye.  Por indiferencia, cobardía o conveniencias todos callan. Según el general Antonio Rivero hay 20.000 efectivos cubanos en suelo venezolano listos para frenar una sublevación militar. Los “colectivos” cuya acción criminal frenó las protestas estudiantiles del pasado año bajo el planeamiento de oficiales cubanos están listos para repetir sus atropellos.  

No importa que los ingresos del petróleo venezolano estén por el suelo, las armas y las balas están compradas, los militares están entrenados y la turba está lista.  En la calles morirán los que no tienen conque defenderse.  La única esperanza de los venezolanos, el gobierno de los Estados Unidos, claudicó el 17 de diciembre cuando el presidente Obama restableció relaciones diplomáticas con la dictadura castrista, el régimen que ha instigado y apoyado la destrucción de la democracia venezolana. Las implicaciones de tal decisión golpearon directo al corazón de la democracia venezolana.  

¿Qué podría decir un alto oficial de las fuerzas armadas chavistas ante esa noticia?:

Que Raúl Castro había triunfado.  Que no importaba cuantos muertos, presos y exiliados hubiera causado el régimen castrista su éxito había sido el resultado de no dar un paso atrás en imponer el régimen de partido único en Cuba.  ¿Por qué no copiar la misma estrategia en Venezuela?  Al final los intereses creados y la conveniencia política de corto plazo obligarían a los Estados Unidos a aceptar el hecho consumado.   

En otras palabras ese 17 de diciembre el General Raúl Castro era el hombre admirado y por los militares venezolanos, seguramente mucho más que Nicolás Maduro o Diosdado Cabello.  Si se hiciera una encuesta en entre los militares venezolanos apostaría a que Raúl Castro la ganaría.  Ahora más que nunca los radicales del chavismo creen que si insisten en la línea dura pueden vencer a la oposición venezolana y al pueblo que la respalde.  

Los venezolanos demócratas no tienen el respaldo de ningún gobierno de este continente y desde ese 17 de diciembre lo que pueden esperar del el gobierno de Barack Obama son declaraciones.  El presidente estadounidense no va a arriesgar su reciente luna de miel con los gobiernos pro chavistas e indiferentes de la región.  

Quizá con un Congreso en control de los republicanos en Washington exista la posibilidad de que ante esta escalada contra la oposición y el pueblo venezolano –en las calles o en las urnas- los Estados Unidos, ahora que los precio del petróleo están en la baja debido a que hay más oferta que demanda, se decida a imponer alguna restricción al petróleo venezolano si desde Cuba se sigue apoyando y dirigiendo al chavismo radical para que continúe atropellando a la democracia venezolana.  Pueden pasar cosas que ni los más siniestros estrategas del régimen castrista ni esperen ni hayan tenido en cuenta.  Quizás los pueblos de América se indignen lo suficiente para brindar el respaldo que los venezolanos necesitan y con este apoyo y el arrojo de los venezolanos se salve la democracia en Venezuela y la pisoteada dignidad  en Nuestra América.


Por Huber Matos Araluce

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