domingo, 17 de agosto de 2025

PUTIN INVADIÓ UCRANIA PARA SALVARSE DE RUSIA

 



 Por Huber Matos Araluce, San Jose, Costa Rica

Cuando Putin ordenó invadir Ucrania en febrero de 2022, el Kremlin presentó un abanico de justificaciones: la expansión de la OTAN, la supuesta “unidad histórica” entre rusos y ucranianos, que Ucrania nunca ha sido una nación y que estaba controlada por fascistas. Putin mismo declaró en febrero de 2022 que el objetivo de la “operación militar especial” era la “desnazificación” de Ucrania. Todas esas explicaciones sirvieron como propaganda, pero no resisten un análisis profundo. La verdadera razón estuvo dentro de Rusia: los problemas económicos y políticos que amenazaban la supervivencia del régimen de Putin.

La economía en crisis

Rusia entró en un estancamiento sostenido después de 2014, cuando la anexión de Crimea provocó sanciones internacionales y coincidió con la caída del precio del petróleo. La dependencia de los hidrocarburos como principal fuente de ingresos reveló la fragilidad de un sistema incapaz de diversificar su economía.

El ciudadano ruso común vio cómo su poder adquisitivo se reducía, la inflación golpeaba con fuerza y los servicios públicos seguían deteriorándose. A la par, la corrupción endémica beneficiaba a los oligarcas cercanos al Kremlin, generando una creciente sensación de injusticia social. La promesa putinista de estabilidad y prosperidad, que había sostenido al régimen en los primeros años, se desmoronaba poco a poco.

La política en llamas

En el terreno político, Putin enfrentaba un desgaste acumulado tras más de dos décadas en el poder. Las protestas masivas de 2011–2012 contra el fraude electoral marcaron un primer desafío serio a su autoridad. Luego, el caso Alexéi Navalny dio un nuevo rostro a la oposición: denuncias de corrupción, investigaciones virales en YouTube y capacidad de movilizar a miles de personas en todo el país.

El envenenamiento de Navalny en 2020 y su encarcelamiento posterior, seguido de su muerte en prisión en 2024, no fueron solo crímenes de Estado; fueron un símbolo de la debilidad del régimen, que se vio obligado a eliminar a su opositor más carismático. Cada protesta, cada marcha reprimida, mostraba que bajo la superficie del control autoritario existía un descontento real, difícil de erradicar.

La guerra como válvula de escape

En ese contexto, la guerra contra Ucrania fue un acto de supervivencia política. Putin necesitaba desviar la atención de los fracasos internos y presentarse como un líder fuerte, capaz de restaurar el “orgullo nacional” a través de una guerra imperial. La represión de la oposición se facilitó con leyes de emergencia y censura, justificadas en nombre de la “defensa de Rusia”.

Los falsos argumentos

  • OTAN como amenaza: nunca hubo planes de agresión contra Rusia; fueron los países vecinos quienes buscaron protección tras décadas de agresión rusa.

  • Democracia ucraniana como “peligro.” En tiempos de Internet, el ejemplo democrático ya existía en Polonia, los bálticos o Finlandia. Ucrania no era decisiva en ese sentido.

  • “Un solo pueblo”: una narrativa histórica inventada para negar la identidad ucraniana, que siempre existió a pesar de la represión zarista y soviética.

  • Los recursos de Ucrania: son valiosos (trigo, acero, litio), pero Rusia ya es un país rico en petróleo, gas y minerales; el costo de la guerra supera cualquier beneficio económico.

Conclusión

Putin no invadió Ucrania para defenderse de Occidente ni para recuperar un supuesto pasado glorioso. Lo hizo porque su mayor enemigo estaba en casa: una economía en declive, una población cansada de promesas incumplidas, una oposición que lo desnudaba como corrupto, y la sombra de Navalny convertido en mártir.

La paradoja es que la guerra, concebida para prolongar el poder de Putin, puede convertirse en el detonante de su caída. En su intento de salvarse de Rusia, arrastró al país a un conflicto que profundiza exactamente aquello que trataba de evitar: la ruina económica, la división política y el descrédito histórico.


🇬🇧 English

PUTIN INVADED UKRAINE TO SAVE HIMSELF FROM RUSSIA

When Putin ordered the invasion of Ukraine in February 2022, the Kremlin offered a range of justifications: NATO’s expansion, the supposed “historical unity” between Russians and Ukrainians, the claim that Ukraine has never been a nation, and the assertion that it was controlled by fascists. Putin himself declared in February 2022 that the objective of the “special military operation” was the “denazification” of Ukraine. All of these explanations served as propaganda but collapse under serious scrutiny. The real reason lay inside Russia: the economic and political problems that threatened the survival of Putin’s regime.

An economy in decline

After the annexation of Crimea in 2014, Russia entered a period of sustained stagnation. International sanctions combined with falling oil prices exposed the fragility of a system entirely dependent on hydrocarbons.

Ordinary Russians saw their purchasing power shrink, inflation hit hard, and public services continue to deteriorate. Meanwhile, endemic corruption enriched the oligarchs close to the Kremlin, deepening the sense of social injustice. The promise of prosperity and stability that had once legitimized Putin’s rule was vanishing.

A political crisis

Politically, Putin faced accumulated wear after more than two decades in power. The mass protests of 2011–2012 against electoral fraud were the first serious challenge to his authority. Later, Alexei Navalny became the face of the opposition: exposing corruption, publishing viral investigations, and mobilizing thousands across the country.

Navalny’s poisoning in 2020, his imprisonment, and eventual death in 2024 were not only crimes of state; they symbolized the regime’s weakness, forced to eliminate its most charismatic critic. Every protest, every repressed march, revealed that beneath authoritarian control there was genuine dissent.

War as an escape valve

In this context, the war against Ukraine was a survival act. Putin needed to distract the population from domestic failures and reinvent himself as a strong leader, restoring “national pride” through imperial conquest. Repression became easier under emergency laws, justified in the name of “defending Russia.”

The false arguments

  • NATO as a threat: NATO never planned aggression against Russia; it was neighboring states that sought protection after decades of Russian expansionism.

  • Ukrainian democracy as a danger: the influence of the West was already present through the Internet and open borders with Europe.

  • “One people” myth: a fabricated narrative to deny Ukrainian identity, which has persisted despite czarist and Soviet repression.

  • Ukraine’s resources: valuable, yes, but Russia already has oil, gas, and minerals in abundance. The war’s cost dwarfs any possible gain.

Conclusion

Putin did not invade Ukraine to defend Russia from the West or to recover a glorious past. He did it because his greatest enemy was at home: a declining economy, a weary population, an opposition that exposed him as corrupt, and the martyrdom of Navalny.

The paradox is that the war, meant to prolong Putin’s rule, may well end up accelerating its collapse. In trying to save himself from Russia, he dragged his country into a conflict that deepens the very crisis he sought to escape.


🇫🇷 Français

POUTINE A INVAHI L’UKRAINE POUR SE SAUVER DE LA RUSSIE

Lorsque Poutine a ordonné l’invasion de l’Ukraine en février 2022, le Kremlin a avancé plusieurs justifications : l’expansion de l’OTAN, la prétendue « unité historique » entre Russes et Ukrainiens, l’affirmation que l’Ukraine n’a jamais été une nation et qu’elle était contrôlée par des fascistes. Poutine lui-même a déclaré en février 2022 que l’objectif de « l’opération militaire spéciale » était la « dénazification » de l’Ukraine. Toutes ces explications ont servi de propagande, mais elles ne résistent pas à une analyse sérieuse. La véritable raison se trouvait à l’intérieur de la Russie : les problèmes économiques et politiques qui menaçaient la survie du régime de Poutine.

Une économie en crise

Après l’annexion de la Crimée en 2014, la Russie est entrée dans une période de stagnation prolongée. Les sanctions internationales, combinées à la chute du prix du pétrole, ont révélé la fragilité d’un système totalement dépendant des hydrocarbures.

Les Russes ordinaires ont vu leur pouvoir d’achat diminuer, l’inflation s’aggraver et les services publics se détériorer. Pendant ce temps, la corruption endémique enrichissait les oligarques proches du Kremlin, accentuant le sentiment d’injustice sociale. La promesse de prospérité et de stabilité qui avait autrefois légitimé le pouvoir de Poutine s’effritait.

Une crise politique

Sur le plan politique, Poutine souffrait d’une usure inévitable après plus de vingt ans au pouvoir. Les manifestations massives de 2011–2012 contre la fraude électorale furent le premier défi sérieux à son autorité. Plus tard, Alexeï Navalny devint le visage de l’opposition : dénonçant la corruption, publiant des enquêtes virales et mobilisant des milliers de personnes à travers le pays.

L’empoisonnement de Navalny en 2020, son emprisonnement et sa mort en 2024 ne furent pas seulement des crimes d’État ; ils symbolisaient la faiblesse du régime, obligé d’éliminer son opposant le plus charismatique. Chaque manifestation, chaque marche réprimée, révélait qu’en dessous du contrôle autoritaire subsistait un mécontentement réel.

La guerre comme échappatoire

Dans ce contexte, la guerre contre l’Ukraine fut un acte de survie politique. Poutine avait besoin de détourner l’attention des échecs internes et de se présenter à nouveau comme un dirigeant fort, restaurant la « fierté nationale » par une conquête impériale. La répression fut facilitée par des lois d’urgence et la censure, justifiées au nom de la « défense de la Russie ».

Les faux arguments

  • L’OTAN comme menace : jamais l’OTAN n’a prévu d’agresser la Russie ; ce sont les voisins de Moscou qui ont cherché une protection après des décennies d’expansionnisme russe.

  • La démocratie ukrainienne comme danger : l’influence de l’Occident était déjà présente via Internet et les frontières ouvertes avec l’Europe.

  • Le mythe du « peuple unique » : une construction idéologique destinée à nier l’identité ukrainienne, qui a survécu malgré la répression tsariste et soviétique.

  • Les ressources de l’Ukraine : précieuses, certes, mais la Russie possède déjà du pétrole, du gaz et des minerais en abondance. Le coût de la guerre dépasse tout bénéfice possible.

Conclusion

Poutine n’a pas envahi l’Ukraine pour défendre la Russie de l’Occident ni pour restaurer un passé glorieux. Il l’a fait parce que son plus grand ennemi se trouvait chez lui : une économie en déclin, une population lassée, une opposition qui l’exposait comme corrompu, et le martyre de Navalny.

Le paradoxe est que la guerre, censée prolonger son pouvoir, risque d’accélérer sa chute. En voulant se sauver de la Russie, Poutine a plongé son pays dans un conflit qui aggrave la crise même qu’il voulait éviter.


🇮🇹 Italiano

PUTIN HA INVASO L’UCRAINA PER SALVARSI DALLA RUSSIA

Quando Putin ordinò l’invasione dell’Ucraina nel febbraio 2022, il Cremlino presentò diverse giustificazioni: l’espansione della NATO, la presunta “unità storica” tra russi e ucraini, l’affermazione che l’Ucraina non sia mai stata una nazione e che fosse controllata da fascisti. Putin stesso dichiarò nel febbraio 2022 che l’obiettivo della “operazione militare speciale” era la “denazificazione” dell’Ucraina. Tutte queste spiegazioni servirono come propaganda, ma non resistono a un’analisi seria. La vera ragione si trovava all’interno della Russia: i problemi economici e politici che minacciavano la sopravvivenza del regime di Putin..

Un’economia in declino

Dopo l’annessione della Crimea nel 2014, la Russia entrò in una fase di stagnazione prolungata. Le sanzioni internazionali, unite al calo del prezzo del petrolio, misero in luce la fragilità di un sistema interamente dipendente dagli idrocarburi.

I cittadini russi videro ridursi il loro potere d’acquisto, l’inflazione crescere e i servizi pubblici peggiorare. Intanto, la corruzione endemica arricchiva gli oligarchi vicini al Cremlino, accentuando la sensazione di ingiustizia sociale. La promessa di prosperità e stabilità, che un tempo aveva legittimato il potere di Putin, stava scomparendo.

Una crisi politica

Sul piano politico, Putin soffriva l’usura inevitabile dopo oltre vent’anni al potere. Le proteste di massa del 2011–2012 contro i brogli elettorali furono la prima seria sfida alla sua autorità. Più tardi, Aleksei Navalny divenne il volto dell’opposizione: denunciando la corruzione, pubblicando inchieste virali e mobilitando migliaia di persone in tutto il Paese.

L’avvelenamento di Navalny nel 2020, il suo successivo imprigionamento e la sua morte nel 2024 non furono solo crimini di Stato; simboleggiarono la debolezza del regime, costretto a eliminare il suo oppositore più carismatico. Ogni manifestazione repressa rivelava che, sotto il controllo autoritario, esisteva un malcontento reale e persistente.

La guerra come valvola di sfogo

In questo contesto, la guerra contro l’Ucraina fu un atto di sopravvivenza politica. Putin aveva bisogno di distogliere l’attenzione dai fallimenti interni e reinventarsi come leader forte, capace di restaurare “l’orgoglio nazionale” attraverso una conquista imperiale. La repressione fu facilitata da leggi d’emergenza e censura, giustificate in nome della “difesa della Russia”.

I falsi argomenti

  • La NATO come minaccia: l’Alleanza non aveva mai pianificato un’aggressione alla Russia; furono i vicini di Mosca a cercare protezione dopo decenni di espansionismo russo.

  • La democrazia ucraina come pericolo: l’influenza dell’Occidente era già presente tramite Internet e i confini aperti con l’Europa.

  • Il mito del “popolo unico”: una costruzione ideologica per negare l’identità ucraina, sopravvissuta alla repressione zarista e sovietica.

  • Le risorse dell’Ucraina: preziose, sì, ma la Russia possiede già abbondanti riserve di petrolio, gas e minerali. Il costo della guerra supera di gran lunga qualsiasi possibile beneficio.

Conclusione

Putin non ha invaso l’Ucraina per difendere la Russia dall’Occidente né per recuperare un passato glorioso. Lo ha fatto perché il suo più grande nemico era in casa: un’economia in declino, una popolazione stanca, un’opposizione che lo smascherava come corrotto e il martirio di Navalny.

Il paradosso è che la guerra, concepita per prolungare il suo potere, rischia di accelerarne la caduta. Nel tentativo di salvarsi dalla Russia, Putin ha trascinato il suo Paese in un conflitto che aggrava proprio la crisi che voleva evitare.

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