domingo, 11 de julio de 2010

¿Esta a la vista la caída de Chávez? Cómo intenta sobrevivir el castrismo (VI)


Una relación simbiótica

Mientras llega el fin de la presidencia de Hugo Chávez, el castrismo como una sanguijuela, se apropia de parte de la riqueza venezolana bajo el esquema de pago de servicios. En Venezuela hay aproximadamente 30,000 médicos y otros profesionales de la salud cubanos. Como contrapartida este país envía a Cuba 100,000 barriles de petróleo diario.

El intercambio comercial entre ambos gobiernos asciende a más de cinco mil millones de dólares anuales y Cuba no tiene otra cosa que exportar a Venezuela más que servicios. Entre ellos personal de asesoría, control y vigilancia de zonas claves para la seguridad del régimen chavista. Este es uno de los aspectos que más disgusta a los venezolanos.

La cuestión de la salud ha sido utilizada inteligentemente por ambos gobiernos, aunque Cuba se ha quedado sin médicos y el costo de este servicio para Venezuela es escandaloso.

¿Gana o pierde Chávez?

Creer que Hugo Chávez va a dejar el poder por perder una elección es desconocer la realidad venezolana. Pero tampoco se puede ignorar que la apariencia de participar en el juego democrático es muy importante para él. Su objetivo es hacer creer a un porcentaje de sus seguidores y sobre todo a los indecisos –un sector clave en Venezuela- de que no hay peligro de caer en un proceso totalitario.

Con una muy limitada solidaridad democrática internacional, la oposición democrática, consciente de que la opción militar no existe por el momento, tiene que jugar el juego electoral para capitalizar el desgaste gradual y aparentemente inevitable del oficialismo. Muchos pueden creer que la oposición venezolana es inocente; no lo es, es valiente y realista.

Tiene que ir recogiendo en sus filas a los disidentes, uno por uno, o aliarse con ellos. Chávez se juega en este septiembre una carta clave en Venezuela: las elecciones de la Asamblea Nacional, en la que tiene que mantener un control mayoritario importante para allanar el camino a su reelección.

A toda costa se propone evitar que la oposición y la disidencia chavista puedan poner en peligro sus ambiciones. En la medida en que Chávez tenga que recurrir al abuso para ganar estas elecciones, su caudal político disminuye y el de la oposición y la disidencia aumentan. No son las mejores noticias para quienes quisieran una solución inmediata o a corto plazo, tampoco son las peores.

¿Qué piensa el castrismo?

Para el régimen en Cuba la situación es de incertidumbre; los recuerdos del fin de la subvención soviética están aun frescos. Rechazaron la apertura inicial con Obama porque ésta implicaba ceder políticamente su férreo control en Cuba. Creyeron que los precios petroleros continuarían haciendo llover el maná venezolano en cantidades cada vez mayores.

Además, pensaron que podían acorralar al nuevo gobierno en Washington creándole un frente unido en Latinoamérica que obligaría al nuevo presidente estadounidense a ceder, levantando el embargo incondicionalmente. Se equivocaron.

Los precios del petróleo cayeron y aunque Chávez maneja el poder como un autócrata, un aumento sustancial de la subvención venezolana al castrismo solo puede ser posible en dos circunstancias:

1) Un incremento importante en los precios del petróleo.

2) Una situación que obligue a Chávez a apartarse de su actual estrategia y en su lugar reprima brutalmente a la oposición y asuma el poder en forma totalitaria.

Si la capacidad mental de Fidel Castro fuera normal, es muy probable que obligaría a Chávez a tomar la segunda opción, pero este no parece ser el caso. En su lugar, Raúl Castro ha demostrado mediocridad y temor.

Si para el castrismo la pérdida del poder de Chávez sería fatal; para Chávez un cambio en Cuba podría acelerar su fin como gobernante. Mientras tanto, el deterioro económico y político de cada uno de estos regímenes influye negativamente en el del otro.

El castrismo se encuentra en su ciclo final, siguiendo los pasos de los regímenes comunistas que conformaron la URSS. Por demasiado tiempo han jug
ado la carta chavista. Como no hay opción china ni vietnamita sin el mercado estadounidense, por imperativo político y económico tiene que llegar a un acuerdo con los Estados Unidos.

Con la complicidad de la OEA, el castrismo fracasó en su primer intento el año pasado.

¿Fracasarán en la nueva ofensiva?


Nota: El politologo Fernando Mires ha hecho dos análisis brillantes sobre Venezuela: La Hibridocracia y Venezuela: la salida será por el centro.

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