martes, 31 de enero de 2012

EL PARTIDO SE QUEDA


Los resultados de la reunión del Partido Comunista en Cuba no debieran decepcionar a los demócratas cubanos. Por el contrario, para nuestro beneficio los campos han quedado claramente definidos.

Los miembros de la nomenclatura que albergaban alguna esperanza en que la gerontocracia iniciaría una apertura política deben haberse convencido de que este no será el caso. Raúl y su grupo tienen toda la intención de controlar el poder hasta que mueran y luego dejarlo como herencia a sus familiares e incondicionales.

El pueblo también lo habrá entendido. El Partido se queda con el poder y no piensa compartirlo ni discutirlo con nadie. La comunidad y la prensa internacional, que han estado queriendo ver una transición donde no la hay, tienen ahora menos base para seguir presagiando la próxima novedad política en Cuba.

Ni el actual presidente en Washington, ni el que triunfe en las próximas elecciones, podrá alegar que los turistas, como embajadores de la libertad, van a lograr la democratización de Cuba; ni tampoco los pequeños empresarios financiados desde el exterior. Si levantan el embargo, los dólares van primero a reforzar el aparato de seguridad para que el partido siga mandando por la eternidad. Exactamente como en China.

El país que proponga mejorar las relaciones con el gobierno de Cuba está bien alertado de que, haga lo que haga, en la isla no habrá multipartidismo, sino una dictadura totalitaria. Los empresarios que quieran invertir en Cuba también saben lo que hacen, se convierten en socios directos o indirectos del régimen, y con ello de todas sus tropelías, sean cubanos o extranjeros, aunque digan públicamente que tienen las mejores intenciones.

Esto lo sabia el pueblo cubano mejor que nadie. Por esa razón no le prestó ninguna atención a la reunión del Partido. Quien se haya sorprendido, debe analizar por qué razón albergó esperanzas.

La gerontocracia castrista ha tomado una decisión muy parecida a la que tomó Deng Xiaoping en China en los años ochenta: el comunismo es un fracaso, es cierto, pero no se puede admitir públicamente porque nosotros, el Partido Comunista, nos quedaremos con el poder.

En China decidieron que en lugar del comunismo iban a cohesionar a sus miembros y al pueblo con la temática del nacionalismo. De ahí la reflexión del dictador Castro: La fruta que no cayó y los recientes comentarios anti yanquis de Raúl Castro.

Xiaoping decidió que ante el fracaso económico se invitaría a los capitalistas a reconstruir la economía; así se neutralizaría el descontento del pueblo y la gente eventualmente aplaudirá la sabiduría del partido.

Empezaron a desmantelar todas las barbaridades de Mao evitando criticarlo, como en Cuba están haciendo con las de Fidel Castro. Así lo han hecho desde entonces en China y así pretenden hacerlo en Cuba también.


Continuará…

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Los que creyeron en que el gobierno cubano iba a cambiar, son ingenuos. un cambio significa libertad de expresion , esto jamàs lo pueden permitir quienes tienen tanto cochino guardado. Los castros que desde antes de gobernar ya eran asesinos , despuès lo han sido mucho mas ,sacar a la luz todas sus tropelias los llevarìa a un tribunal y eso ello lo saben , por tanto no pueden aceptar nada que sea democràtico . ¡ya lo saben no hay que pensar que los chanchos vuelan!

1 de febrero de 2012, 7:09

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