¡QUE COMAN PASTELES!
Cuando en la víspera de la revolución francesa, alguien informó a la reina María Antonieta, que el pueblo se quejaba porque no tenía pan, la soberana francesa de origen austríaco exclamó, -Bueno, ¡que coman pasteles!
Esta respuesta superficial y desconsiderada ha tenido su réplica moderna más de dos siglos después, con el océano por medio. Cuando en Cuba escaseó el pan, hace algunas semanas, los medios al servicio del gobierno explicaron que ‘como hay frío, la gente come más…’
Esto da la medida de que el dislate en que incurrió el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés en su ya célebre referencia a ‘Papa Estado’, no fue tal. Se trata de una abstracción o realización que la élite de gobierno y su sector favorecido comparten sobre el pueblo y sobre sí mismos. Una visión ciertamente superficial y desconsiderada que trae a colación aquella frase genial que el escritor norteamericano Ernest Hemingway escogió para una de sus novelas: Tener y no tener.
Sobre esto, Hemingway solía decir que dos linajes pueblan la tierra. Uno de ellos sería ‘tener’ y el otro, ‘no tener’. Según el escritor, los intereses entre ambos linajes son irreconciliables.
Como en la Francia pre revolucionaría, en Cuba existe una élite y un sector favorecido que detenta todas las ventajas y prerrogativas. El resto nada tiene, sólo obligaciones, miseria y limitaciones. Se habla del odio que se incuba contra los detentadores en el seno de la mayoría desfavorecida. Pero este hoy se revierte retroalimentado desde una actitud de insufrible pedantería, superficialidad y cruel diletantismo desde el sector favorecido. Hoy se muestran más inclinados a no perder sus prebendas que a encontrar el equilibrio para una convivencia ciudadana armónica.
Esta creciente insensibilidad de vez en vez muestra sus frutos corrompidos. Se ha llegado al punto de no retorno en que la clase privilegiada cubana, vive el espejismo o la falsa ilusión de creer que sus prebendas son legítimas.
Se vive entre el odio que sube y la indiferencia y el desprecio que descienden. El poder se sostiene con el auge represivo y recetas de gobernabilidad excluyentes, de franco corte fascista. Al menos en Cuba, cincuenta años de permanencia deslavaron definitivamente las cosméticas populistas.
La opulencia escandalosa en que viven los llamados ‘Comandantes de la revolución’, los miembros prominentes del partido único, el estamento militar superior y sus familiares y miñones, ofende la sensibilidad de todos los cubanos. El pueblo dice: No queremos pasteles. Queremos pan, pero lo queremos con libertad.
Editorial de Primavera Digital
1 comentarios:
Asimismo es apreciado Huber. Veremos y no una amenaza, sino que a veces los hechos históricos se repiten. Lo más probable es que a esta repuesta ladina y humillamente de Ramiro Valdés "papá estado..." muy similar a la de que "pues que coman pasteles" de Mariantonieta, el resultado sea el mismo : que le cueste la cabeza.
13 de febrero de 2010, 12:10Publicar un comentario