domingo, 11 de abril de 2010

Sin embargo, señora Clinton…

La Secretaria de Estado Hillary Clinton declaró que los hermanos Castro no querían el fin del embargo porque perderían todas sus excusas ante el pueblo. De esa declaración se podría inferir que si Washington levanta el embargo unilateralmente, los Castro se quedarían sin excusas. Parecería, según la señora Clinton, que ellos llevan medio siglo en el poder a base de excusas, es decir de razones, cuando en realidad ha sido por una eficaz y brutal represión.

Podría pensarse que quienes exigimos condicionar el embargo a compromisos para el mejoramiento de los derechos humanos en Cuba, estamos equivocados y debemos cambiar nuestra posición. Según esta tesis, si se elimina el embargo mientras los hermanos Castro se tambalean en el poder, tendrán que hacer cambios que harán posible una transición hacia el capitalismo, que conduciría inevitablemente a la democracia.

Según esa visión las Damas de Blanco, Guillermo Fariñas, los presos políticos y toda la oposición dentro y fuera de Cuba debían repensar su estrategia. Quizás el camino hacia la libertad capitalista no sea el de los sacrificios, ni el de sentar los fundamentos constitucionales de un Estado de Derecho, sino el de que se levante el embargo sin condiciones y nos sentemos en la gradería de la historia o en un Burger King en La Habana.

Este es el camino tomado por China y el Vietnam capitalistas, bajo el control de una dictadura de partido único. Por esa vía, en Cuba, el Comandante Ramiro Valdés, represor por excelencia, será un prominente capitalista dentro del capitalismo - ya lo es dentro del socialismo - y todos los demás generales se convertirán de castristas a capitalistas, solos o en sociedad con empresas estadounidenses.

Por ese atajo, un día los hijos de los nietos de Yoani Sánchez y los de las Damas de Blanco vivirán en un capitalismo castrista. Cientos de Mc Donald’s, Pricesmarts y otros negocios deleitarán los gustos y apetitos del pueblo cubano y van a agradecer al partido único la salvación y el progreso del país.

Para ser justos con Hillary Clinton, ella nada más ha dicho lo que ha dicho. Yo me he puesto a halar el hilo del carretel para ver hasta dónde llega. Esto es consecuencia de que a veces lo que se calla es más importante que lo que se dice. La Secretaria de Estados debe ser más explícita y decir cuál es la nueva política cubana de Washington. Mientras tanto les recomiendo los seis capítulos de: Cuba en el limbo y el error de Obama.

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