Un arresto en La Habana
Estimado Huber el día 17 habíamos convenido en celebrar una reunión con los representantes de las delegaciones del partido en La Habana. Al día siguiente, cuando me dirigía hacia la casa de Katia, vi un grupo de personas en medio de la calle sin razón aparente, pues había un sol terrible. Era un operativo de la Seguridad del Estado con el propósito de evitar la reunión del CID.
Al llegar a la esquina, me salió al encuentro un capitán “con uniforme” de la PNR y me pidió el carné de identidad. Al darse cuenta de que desde la azotea de la casa de Katia se podía ver que me estaban deteniendo, me dijo que me pusiera para otro lado, oculto de la vista de la azotea, lo que dio lugar a esta conversación:
Yo: ¿Estoy detenido o eso es rutina?
Oficial: No, no está detenido.
Yo: Pues si no estoy detenido es mi derecho decidir donde me paro.
En ese momento se acercó uno de los tantos agentes vestidos de civil que se encontraban en el lugar y, al ver mi carné de Camagüey, les dice a los demás agentes de la seguridad.
-¿No se los dije? Es él.
Llamó por teléfono y e informó: “Ya tenemos al camagüeyano.” Le dio órdenes al capitán por lo que supongo que era superior a él en jerarquía. Inmediatamente me metieron en el auto patrullero y escoltado por tres oficiales me llevaron hasta la unidad de la PNR de Zanja y Dragones donde me trataron como a un vulgar delincuente. Me quitaron la cámara fotográfica y el móvil, y me sometieron a un minucioso registro.
Me encerraron en un calabozo con más de treinta personas que daban lástima. Llevaban varios días sin poder bañarse y había una peste tremenda. Los baños estaban llenos de excremento.
Me puse a protestar por la forma arbitraria en que había sido detenido, y aproveché la oportunidad para explicarles a los que estaban en ese lugar lo que son los derechos humanos y lo que debemos hacer para que se respeten. Puedes imaginarte la reacción de aquella pobre gente, que empezaron a apoyar mis reclamos. Allí había detenidos varios vendedores ambulantes. Uno por tener 28 mazos de habichuelas, otro por un saco de aguacates y otro con guayabas y anoncillos.
Enseguida me sacaron de aquel calabozo inmundo y me llevaron a un saloncito donde había un agente de la Seguridad del Estado que se identificó como Juan y alegó ser jefe de no sé qué departamento. Hipócritamente me preguntó como me sentía.
Agente: -Sabemos que tú eres el presidente del CID, y no te vamos a permitir que vengas a la Habana a revolverla más de lo que está con la gente del CID.
Yo: -Son ustedes precisamente los que tienen revuelto el país con sus procederes arbitrarios, la persecución y el hostigamiento que mantienen contra todos los opositores.
Agente: -Bueno tú que eres el presidente del CID y amigo del traidor Huber Matos, qué me puedes decir sobre cuáles son sus nuevos proyectos y qué pretende él.
Yo: -Chico, tú sabes que el Comandante Huber Matos es más que un amigo, él es un hermano de lucha para todos los cubanos que tienen la dignidad de protestar por todas las injusticias que ustedes cometen a diario y acerca de sus proyectos te diré que, si hay tantas personas que se identifican con el Comandante Huber Matos Benítez es precisamente porque él se mantiene firme en los propósitos que lo llevaron a la Sierra Maestra, que son los de ver a Cuba libre de la dictadura y, como todavía Cuba no es libre, pues él sigue fiel a esos proyectos.
Este comentario lo molestó mucho y comenzó a amenazarme con el hecho de que yo tengo un expediente abierto bajo la Ley 88 y que en cualquier momento puedo ser mandado a prisión con 25 años, a lo que le respondí:
Yo: -No me extraña que ustedes estén buscando el relevo en prisión de estos hermanos que se han visto obligados a soltar.
Se puso de pie. Pensé que me iba a agredir, pero empezó a retirarse diciéndome que dentro de un rato sería liberado.
Casi cinco horas después se apareció diciéndome que tenía que prometerle que regresaría a Camagüey. Tuvimos una discusión sobre ese asunto y le dije que no le prometía nada porque cuando yo había salido de Camagüey no le tuve que prometer a nadie que regresaría. Que si ellos querían me podían llevar, así me ahorraban el trabajo porque el transporte por cierto que estaba pésimo.
Y eso es todo Huber, esta gente sabe que han fracasado, que apoyan una dictadura sin soluciones. Nosotros mientras estemos en libertad seguiremos luchando y desde la cárcel también lo haremos. Dales un saludo de mi parte a tu padre y a todos los compañeros y a sus familiares.
Un abrazo
Roberto Marrero de la Rosa
2 comentarios:
Me hace sentir como un cobarde la valentía de la gente que se quedo a pelear aun cuando es de forma pacifica , pues se sabe de lo que son capases ese atajo de hp con uniforme azul . esto se parese a la lucha de Gandhi o al chinito parado frente a los tanque .. le temen a unos hombres que solo van armados con sus ideas .
30 de agosto de 2010, 19:54YO NO SE SI USTEDES RECUERDAN CUANDO LA TIRANÍA DISPUSO QUE TODO CUBANO DE LAS PROVINCIAS OCCIDENTALES TENÍAN QUE SOLICITAR PERMISO PARA VIAJAR A lA HABANA ,PUES ESA MEDIDA NO ES OTRA COSA QUE UNA DE LAS MANIFESTACIONES DEL APARTHEIDQUE SUFREN LOS CUBANOS EN NUESTRA PROPIA TIERRA, SABEN POR QUÉ ?, PORQUE TEMEN QUE SE PROPAGUEN LAS IDEAS DE LIBERTAD Y DEMOCRACIA ENTRE LA POBLACIÓN , SOBRE TODO ENTRE LA POBLACIÓN CAPITALINA ,PORQUE TIENEN MIEDO A LAS IDEAS QUE HEREDAMOS DE NUESTROS MAMBISES ,QUE SON TAN FUERTE QUE NO NECESITAMOS ARMAS PARA QUE NOS DETENGAN , SOLO CON NUESTRAS IDEALES Y NUESTRO CORAJE ,Y SOBRE TODO CON NUESTRO AMOR A LA PATRIA , LOS DESEOS DE VERLA LIBRE DE ESA ODIOSA TIRANÍA QUE DESDE HACE 50 AÑOS TIENE SOMETIDO A NUESTRO PUEBLO A LA SERVIDUMBRE DE UN RÉG QUE NO FUNCIONA .
1 de septiembre de 2010, 19:36Publicar un comentario