martes, 11 de octubre de 2011

Cuba en el escenario internacional (1 de 2)


Albert Einstein en 1919

El mundo ha cambiado, vivimos con una rapidez desconcertante. Acaban de premiar con el Nobel de Física a tres científicos que descubrieron que el universo no se expande a un ritmo estable sino, con cada vez mayor velocidad. En 1917 cuando a Einstein su universo estático no le resultaba lógico, el joven científico trató de meter un gol con lo que hoy se conoce como la constante cosmológica. Parece que la constante se ha desbocado.

Ahora resulta que un 75% de lo que existe es algo llamado energía oscura, más un 20% que es materia oscura y el restante 5%, somos nosotros, el universo con las galaxias que vemos y la infinidad de las que no vemos. Quizás ese 5% refleja lo que sucede en el resto del universo. De lo que sí podemos estar seguros es que todo va cada vez más rápido.

Rápido es pequeño. La llegada al poder de Fidel Castro en enero de 1959 pertenece a la primera década de la segunda mitad del siglo pasado. Parece que fue ayer, pero la mayoría de la población actual cubana no había nacido, o eran muy jóvenes en ese entonces. No recuerdan cómo era esa Cuba y mucho menos como cómo era el mundo de entonces.

En el 2005 Thomas Friedman escribió un exitoso libro: El mundo es plano, en el que describía al planeta como un lugar donde los cambios eran tan rápidos que sus “actores tienen que correr cada vez más para no quedarse atrás”. Ante tal circunstancia, a los seres humanos y sus sistemas políticos no les es fácil ajustarse de una manera estable.

Hace pocos días Friedman sorprendido admitía que, cuando escribió el libro, hace solo seis años, la red social Facebook no era conocida. Hoy con más de 700 millones de miembros Facebook transforma como se relaciona la juventud. Ni los negocios ni muchas actividades más se han escapado de su influencia.

¿Qué tiene que ver todo esto con Cuba? Mucho.

Como planteaba Friedman, las personas y los sistemas políticos están sometidos al reto permanente del cambio para no quedarse en esquemas anticuados. Esto ha impuesto métricas exigentes y concretas sobre los resultados de casi todo y todos.

Aunque los planteamientos ideológicos siguen siendo parte del quehacer humano y las teorías económicas también, importan mucho los resultados. No a largo, sino a corto y mediano plazo. Ni el capitalismo que ha sabido adaptarse a los tiempos con bastante versatilidad lo ha podido lograr a plenitud en esta época. Son muchas y complejas las razones.

En un mundo en que los cambios suceden en forma tan rápida y tienen efectos tan drásticos y transformadores, quien no se adapta a tiempo, se vuelve obsoleto, es decir, inservible.

Fidel Castro y su mensaje eran eficientes en el escenario del siglo pasado. Hoy están completamente desfasados. Antes fue demagogia persuasiva; todos los que la necesitaron se abrazaron a ella. Unos por conveniencia, otros por necesidad.

El problema estriba en que Fidel y su régimen ni satisfacieron las expectativas ni cambiaron con el tiempo. Lo que fue popular ayer, desde hace mucho tiempo dejó de serlo. Las esperanzas se volvieron espejismos inalcanzables o insostenibles. En estos tiempos eso conlleva serias penalidades.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, ya Castro y su sistema ya estan obsoletos, por no decir que siempre lo estuvieron. El mundo ha evolucionado a una velocidad sorprendente, mas, Cuba va al doble de esa velocidad, pero en reversa. Es hora de decir BASTA YA, y que acabe de suceder el CAMBIO que esperamos en nuestra isla.

15 de octubre de 2011, 20:52

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