miércoles, 19 de octubre de 2011

La revolución y el factor imprevisible (1 de 3)

Archiduque Franz Ferdinad

Las guerras y las revoluciones se desatan por muchas razones. Una de ellas puede ser un suceso inesperado que provoque una reacción en cadena. La reacción puede ser inmediata o diferida.

El acontecimiento puede elevar el grado de oposición o de tendencia a la violencia a un nivel superior, en el cuál otros factores u otro acontecimiento inesperado provoquen mayor descontento o la decisión a la acción colectiva.

El suceso inesperado más famoso de la historia fue el asesinato del Archiduque Franz Ferdinad el día 28 de junio de 1914, en Sarajevo, por Gavrilo Princip, un nacionalista yugoeslavo de 19 años de edad. El crimen desató las ambiciones imperialistas de las potencias europeas. La Primera Guerra Mundial ha sido una de las experiencias más terribles de la historia moderna.

En Túnez, el 17 de diciembre de 2010, el joven universitario Mohamed Bouazizi se prendió fuego como protesta porque la policía le había confiscado su puesto de venta de frutas dejándolo sin trabajo. Lo menos que se imaginaban Hosni Mubarak en Egipto y Moammar Gadafi en Libia, es que en menos de un año la muerte de Mohamed cambiaría el mundo árabe.

El pasado 7 de octubre fue asesinado en Qamishli, una ciudad en el noreste de Siria, el dirigente de oposición kurdo Mashaal Tammo. Un día después, cincuenta mil personas asistieron a su funeral. Cinco kurdos fueron asesinados durante el entierro. Hasta este momento la minoría kurda que forma el 10% de la población de Siria se había mantenido relativamente al margen de las protestas contra Bashar al-Assad.

El mismo día, otro disidente y ex preso político Riad Seif fue salvajemente golpeado en Damasco y tuvo que ser hospitalizado. Tanto Riad Seif como Mashaal Tammo eran miembros del Consejo Nacional Sirio, un frente de oposición que acaba de formarse. La Unión Europea ha protestado en ambos casos. Estos sucesos inesperados ya tienen consecuencias. Dos millones de kurdos se han polarizado contra el régimen de Bashar al-Assad y la Unión Europea se ha involucrado aun más.

El asesinato de Orlando Zapata Tamayo en mayo de 2010, es un caso relativamente reciente. Los presos conocidos como los “75”, probablemente estarían en la cárcel todavía, si el régimen no le hubiera quitado el agua a Orlando Zapata para provocar su muerte. Luego de este primer error la dictadura cometió dos adicionales.

1) Acusó a Zapata de ser un delincuente común. La acusación además de falsa tenía una connotación claramente racista. La mayoría de los presos comunes en Cuba son negros.

2) Agredi
ó a las Damas de Blanco que protestaban por la muerte de Zapata. La tiranía, creyendo que daba un escarmiento, transmitió por televisión la forma violenta en que trató de neutralizarlas. La población no vio con agrado la agresión contra estas mujeres cubanas, una de las cuales era la madre de la víctima.

Anteriormente y debido a la estricta censura, las marchas de las Damas de Blanco no eran un tema de conocimiento de toda la población. Para quienes las conocían, no eran algo dramático. Noticias esporádicas de mujeres que marchaban en paz pidiendo la libertad de sus familiares presos. El gobierno, por su propio error, se encargó de que todo el pueblo fuera testigo de sus atropellos.

El rechazo internacional no se hizo esperar, incluso de parte de personas y agrupaciones que habían sido defensoras o simpatizantes del socialismo castrista. La muerte de Orlando Zapata les brindó a muchos la oportunidad de declarar su distancia de lo que estaba sucediendo en Cuba.

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