El hombre que cambia el paradigma: Marco Rubio y el poder cubanoamericano
Durante los cuatro años de acercamiento infructuoso por parte de Washington hacia el régimen castrista Marco Rubio se convirtió en un fenómeno político en los Estados Unidos. Es un cubanoamericano joven e inteligente, con una personalidad carismática y con un poder de comunicación muy eficaz. Sus atributos personales y una coyuntura política lo favorecen.
Es escogido para presentar a Mitt Romney en la convención del partido y en ese papel, el 30 de agosto pronuncia un discurso que en opinión de muchos, entre ellos el prestigioso analista político Al Hunt, fue el mejor de toda la convención.
En esa intervención Rubio tenía guardada una sorpresa. Aprovechó para plantear, magistralmente, ante más de 22 millones de televidentes, su posición sobre Cuba, y al mismo tiempo pedirles su apoyo. Estas fueron sus primeras palabras:
“Gracias. Antes que yo comience… esta es una noche tan importante para nuestro país… con su permiso quiero tomarles algunos segundos para hablar de otro país… un país que está a algunos cientos de millas de esta ciudad, el país donde mis padres nacieron. No hay libertad en Cuba y esta noche yo les pido sus oraciones para que pronto haya libertad allí también”.
Desde el punto de vista norteamericano podría parecer una declaración “políticamente incorrecta”, pero la respuesta fue muy favorable, provocó aplausos y exclamaciones de apoyo que se repitieron con frecuencia durante su mensaje de aproximadamente 15 minutos. Fue un hecho insólito. La joven estrella del Partido Republicano en los Estados Unido es un cubanoamericano que les recordó a millones de personas en los Estados Unidos, en un evento muy especial, que el pueblo cubano sufre una dictadura y debe vivir en democracia.
Rubio ha tenido la ventaja del prestigio ganado por el grupo de políticos cubanoamericanos electos en los Estados Unidos que le ha precedido. Ciudadanos que por muchos años han demostrado al pueblo norteamericano su capacidad y honestidad en la función pública. A este grupo el senador aporta talento y prestigio y un potencial político que nadie nunca imagino.
Rubio cambia el paradigma de tres formas:
1) Ya no puede achacarse a los “viejos intransigentes” del exilio cubano la política de exigir un cambio democrático en Cuba.
Es escogido para presentar a Mitt Romney en la convención del partido y en ese papel, el 30 de agosto pronuncia un discurso que en opinión de muchos, entre ellos el prestigioso analista político Al Hunt, fue el mejor de toda la convención.
En esa intervención Rubio tenía guardada una sorpresa. Aprovechó para plantear, magistralmente, ante más de 22 millones de televidentes, su posición sobre Cuba, y al mismo tiempo pedirles su apoyo. Estas fueron sus primeras palabras:
“Gracias. Antes que yo comience… esta es una noche tan importante para nuestro país… con su permiso quiero tomarles algunos segundos para hablar de otro país… un país que está a algunos cientos de millas de esta ciudad, el país donde mis padres nacieron. No hay libertad en Cuba y esta noche yo les pido sus oraciones para que pronto haya libertad allí también”.
Desde el punto de vista norteamericano podría parecer una declaración “políticamente incorrecta”, pero la respuesta fue muy favorable, provocó aplausos y exclamaciones de apoyo que se repitieron con frecuencia durante su mensaje de aproximadamente 15 minutos. Fue un hecho insólito. La joven estrella del Partido Republicano en los Estados Unido es un cubanoamericano que les recordó a millones de personas en los Estados Unidos, en un evento muy especial, que el pueblo cubano sufre una dictadura y debe vivir en democracia.
Rubio ha tenido la ventaja del prestigio ganado por el grupo de políticos cubanoamericanos electos en los Estados Unidos que le ha precedido. Ciudadanos que por muchos años han demostrado al pueblo norteamericano su capacidad y honestidad en la función pública. A este grupo el senador aporta talento y prestigio y un potencial político que nadie nunca imagino.
Rubio cambia el paradigma de tres formas:
1) Ya no puede achacarse a los “viejos intransigentes” del exilio cubano la política de exigir un cambio democrático en Cuba.
2) Su ejemplo y su posición influyen en la opinión de las nuevas generaciones de cubanos que llegan de la isla y en las que han nacido en los Estados Unidos.
3) El asunto cubano deja de ser una cuestión de una minoría –la de los exiliados – con la simpatía de muchos estadounidenses. Con Rubio se acabó de convertir en un tema nacional como nunca antes.
Por estas razones, cuando Mariela Castro, la hija del dictador, insultó a Marco Rubio en su reciente viaje a los Estados Unidos, acusándolo de que él era parte de la mafia cubana de Miami, cometió un error garrafal. No solo estaba calumniando a los más de dos millones de cubanos y sus descendientes que viven en los Estados Unidos. Estaba insultando al sistema político de los Estados Unidos y a los millones de norteamericanos que respetan a los cubanoamericanos y son solidarios con sus deseos de que Cuba viva algún día en democracia.
Los insultos de Mariela Castro no fueron un hecho aislado. La dictadura castrista ha creído que atacando a los cubanos de Miami disminuye su influencia en la política de Washington hacia Cuba. Han estado logrando lo contrario. Lo menos que necesitaba el castrismo en su desesperación por reciclarse como una nueva clase en Cuba, era enfrentarse a un individuo como Marco Rubio.
Esto nos ayuda a entender la influencia del exilio cubano en los Estados Unidos. Sin dudas es completamente desproporcionada con su número. Quienes crean que los Estados Unidos y el exilio cubano no son un factores decisivos en el tipo de transición que se materialice en Cuba, no han comprendido el inmenso poder político y económico que tienen los cubanos en ese país.
Quienquiera que sea el próximo presidente, a la hora de tomar decisiones sobre Cuba, tendrá en cuenta la opinión del grupo de cubanoamericanos en el Congreso. Y tendrá especial interés en saber lo que piensa el senador Marco Rubio. No sabemos cuál será el futuro político de Marco Rubio, pero su presente y su presencia, para efectos de la libertad de Cuba, no podían ser más oportunos.
|
0 comentarios:
Publicar un comentario