viernes, 27 de junio de 2025

EL DERECHO ARREBATADO A UCRANIA

 


Por Huber Matos Araluce – San José, Costa Rica

Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, una verdad militar era evidente para cualquier estratega serio: ningún país puede ganar —ni siquiera sobrevivir dignamente— una guerra moderna sin controlar su espacio aéreo.

Y sin embargo, durante más de dos años, a Ucrania se le negó sistemáticamente la capacidad de hacerlo. No se trata únicamente de la entrega —o la tardanza— en enviar aviones de combate, interceptores o sistemas antimisiles. Se le negó algo más profundo y estructural: el derecho soberano a controlar el cielo sobre su propio territorio.

Ucrania, como cualquier nación libre, tenía —y sigue teniendo— el derecho a defender su espacio aéreo. No pidió invadir cielos ajenos, solo pidió proteger el suyo. Y sin embargo, la respuesta de las potencias occidentales fue condicionada, escalonada, limitada. Lo que Israel ejerce como doctrina natural de seguridad nacional —el dominio permanente y autónomo de su cielo— le fue negado a Ucrania en nombre del equilibrio geopolítico, del temor a Rusia y del cálculo político interno de Washington y Bruselas.

El cielo decide: cómo la historia demuestra que sin control aéreo no se gana una guerra

El caso de Ucrania no es una excepción. Es parte de un patrón estratégico que se ha confirmado en todas las guerras modernas: el control del espacio aéreo es el factor decisivo entre resistir, ganar o ser derrotado. Estos son ejemplos:

  • Guerra del Golfo (1991): EE.UU. destruyó toda la infraestructura militar iraquí desde el aire antes de tocar tierra.

  • Kosovo (1999): La OTAN obligó a la retirada serbia sin enviar una sola tropa terrestre.

  • Malvinas (1982): Argentina perdió pese a tener tropas en el terreno porque el Reino Unido dominó el aire.

  • Segunda Guerra Mundial: Alemania colapsó cuando perdió la supremacía aérea.

  • Israel: Ha ganado sus guerras porque jamás ha cedido el cielo.

La lección es clara:

El país que no controla su espacio aéreo, lo paga con vidas, ciudades y soberanía.

Lo sabían… y no quisieron: las razones políticas detrás del cielo negado a Ucrania

Ucrania no recibió el derecho a controlar su cielo porque los gobiernos occidentales —especialmente EE.UU. y Alemania— no quisieron dárselo. La decisión fue deliberada. Y las razones fueron políticas, no militares:

Miedo a provocar a Rusia: una excusa útil, pero falsa

Durante más de un año, se dijo que si Ucrania recibía misiles de largo alcance, aviones F-16 o autorización para atacar objetivos en territorio ruso, Putin podría escalar el conflicto, atacar otros países europeos o incluso usar armas nucleares tácticas.

Ese argumento no resiste el menor análisis:

  • En 2022 y 2023, Rusia ni siquiera podía avanzar con éxito en Ucrania. ¿Cómo iba a invadir Polonia, Lituania o Finlandia?

  • Su ejército estaba empantanado, agotado, con pérdidas enormes y capacidad logística limitada.

  • Respecto a las armas nucleares, el uso de una bomba táctica habría significado el aislamiento absoluto de Moscú. China, India, y otros aliados se lo advirtieron claramente.

El Kremlin no tenía margen militar ni diplomático para escalar. Y Occidente lo sabía.
El miedo a escalar fue solo un disfraz del miedo a decidir.

Cálculo electoral de Joe Biden

El presidente de EE.UU. no quiso arriesgar su reelección. Temía que los republicanos lo acusaran de “llevar al país a la guerra”.
Por eso se dosificó la ayuda, se impusieron líneas rojas artificiales, y se prefirió una guerra larga pero “controlada” antes que una victoria rápida de Ucrania.

Europa: sin liderazgo ni visión estratégica

A excepción de Polonia, Estonia o Lituania, los grandes gobiernos europeos no lideraron.
Alemania bloqueó los misiles Taurus. Francia habló más de lo que actuó. Otros alegaron “no estar preparados”.
En realidad, no fue falta de medios, sino de voluntad.

Occidente temía que si Ucrania lograba controlar su cielo, podría lanzar ofensivas decisivas, recuperar Crimea o actuar con autonomía estratégica.
Y esa Ucrania libre, decidida y armada con tecnología occidental ya no sería tan manejable políticamente.

El costo: una tragedia evitable

  • Más de 100,000 ucranianos muertos.

  • Mariúpol, Bajmut, Avdiivka y muchas más, convertidas en ruinas.

  • Miles de kilómetros ocupados por el invasor.

  • Infraestructura nacional destruida por misiles y drones que no fueron interceptados.

  • Oportunidades militares perdidas por no tener cobertura aérea.

Y todo eso se pudo evitar si a Ucrania se le hubiese permitido ejercer el control legítimo de su cielo.

Conclusión: el día que negaron el cielo a un país libre

Cuando Ucrania pidió ayuda para controlar su espacio aéreo, no pidió bombardear Moscú ni cruzar fronteras.
Pidió lo que toda nación libre merece: el derecho a defender su cielo.

Y lo que recibió fue cálculo electoral, temor diplomático y excusas geopolíticas.

La historia no juzgará solo al invasor. Juzgará también a quienes, pudiendo evitar la masacre, eligieron no hacerlo.El cielo de Ucrania seguirá siendo el juicio moral de esta guerra.

 
Y un día, los pueblos libres preguntarán:

 
¿Qué hicieron sus gobiernos cuando un país libre pidió ayuda para proteger su cielo?

 

 THE RIGHT DENIED TO UKRAINE

By Huber Matos Araluce – San José, Costa Rica

Since the beginning of the Russian invasion of Ukraine in February 2022, a military truth has been evident to any serious strategist: no country can win — or even survive with dignity — a modern war without controlling its airspace.

And yet, for more than two years, Ukraine was systematically denied the ability to do so. It was not merely a matter of delaying the delivery of fighter jets, interceptors, or anti-missile systems. What was denied was something deeper and more structural: the sovereign right to control the sky over its own territory.

Ukraine, like any free nation, had — and still has — the right to defend its airspace. It did not ask to invade foreign skies, only to protect its own. And yet, the response from Western powers was conditional, delayed, and limited. What Israel exercises as a natural doctrine of national security — permanent and autonomous control of its skies — was denied to Ukraine in the name of geopolitical balance, fear of Russia, and political calculations in Washington and Brussels.

The sky decides: how history shows that without air superiority, no war is won

Ukraine is not an exception. It follows a strategic pattern confirmed in all modern wars: control of airspace is the decisive factor between resistance, victory, or defeat. Here are some examples:

  • Gulf War (1991): the United States destroyed Iraq’s military infrastructure from the air before ground troops advanced.

  • Kosovo (1999): NATO forced the Serbian withdrawal without sending ground troops.

  • Falklands (1982): Argentina lost despite having troops on the ground because the United Kingdom dominated the sky.

  • World War II: Germany collapsed after losing air superiority.

  • Israel: has won its wars by always maintaining control of the sky.

The lesson is clear:

A country that does not control its airspace pays with lives, cities, and sovereignty.

They knew… and chose not to: the political reasons behind denying Ukraine the sky

Ukraine was denied the right to control its sky because Western governments — particularly the United States and Germany — deliberately chose not to grant it. A political decision, not a military one.

The fear of provoking Russia: a convenient but unfounded excuse

For over a year, it was claimed that if Ukraine received long-range missiles, F-16s, or authorization to strike targets in Russian territory, Putin might escalate the conflict, attack other European countries, or even use tactical nuclear weapons.

But that argument does not hold:

  • In 2022 and 2023, Russia could not even advance effectively in Ukraine. How could it invade Poland, Lithuania, or Finland?

  • Its army was bogged down, exhausted, with enormous losses and limited logistics.

  • Regarding nuclear weapons, using them would have led to Moscow’s total isolation. China, India, and other allies had clearly warned them.

The Kremlin had no military or diplomatic margin. And the West knew it.
The fear of escalation was just a pretext for inaction.

Joe Biden’s electoral calculations

The U.S. President did not want to risk his re-election. He feared Republican accusations of “dragging the country into war.”
That is why aid was rationed, artificial red lines imposed, and a “long but controlled” war was preferred over a quick Ukrainian victory.

Europe: no leadership, no strategic vision

Except for Poland, Estonia, and Lithuania, the major European powers did not take the initiative.
Germany blocked the Taurus missiles. France talked a lot, acted little. Others claimed they were “not ready.”
In reality, it wasn’t a lack of means, but of will.

The West feared that a Ukraine capable of controlling its sky might launch decisive offensives, retake Crimea, or act fully autonomously.
A free, determined, and well-armed Ukraine would no longer be politically manageable.

The cost: an avoidable tragedy

  • Over 100,000 Ukrainians killed.

  • Mariupol, Bakhmut, Avdiivka, and many others reduced to rubble.

  • Thousands of square kilometers occupied by the invader.

  • Infrastructure destroyed by missiles and drones that were not intercepted.

  • Missed military opportunities due to lack of air cover.

All of this could have been avoided if Ukraine had been allowed to exercise legitimate control of its sky.

Conclusion: the day the sky was denied to a free nation

When Ukraine asked for help to control its airspace, it did not ask to bomb Moscow or cross borders.
It asked for what every free nation deserves: the right to defend its sky.

What it received were electoral calculations, diplomatic fears, and geopolitical excuses.

History will not judge only the aggressor.
It will also judge those who, knowing what needed to be done, chose not to act.

Ukraine’s sky will remain the moral judgment of this war.
And one day, free peoples will ask:
What did your governments do when a free country asked for help to defend its sky?


 

 

LE DROIT REFUSÉ À L'UKRAINE

Par Huber Matos Araluce – San José, Costa Rica

Depuis le début de l'invasion russe de l'Ukraine en février 2022, une vérité militaire s'impose à tout stratège sérieux : aucun pays ne peut gagner — ni même survivre dignement — une guerre moderne sans contrôler son espace aérien.

Et pourtant, pendant plus de deux ans, l'Ukraine s'est vu systématiquement refuser la capacité de le faire. Il ne s'agissait pas simplement de retards dans la livraison d'avions de chasse, d'intercepteurs ou de systèmes antimissiles. Ce qui a été refusé est plus profond et structurel : le droit souverain de contrôler le ciel au-dessus de son propre territoire.

L'Ukraine, comme toute nation libre, avait — et a toujours — le droit de défendre son espace aérien. Elle n'a pas demandé à envahir des cieux étrangers, mais simplement à protéger le sien. Pourtant, la réponse des puissances occidentales a été conditionnelle, différée, limitée. Ce qu'Israël exerce comme doctrine naturelle de sécurité nationale — un contrôle permanent et autonome de son ciel — a été refusé à l'Ukraine au nom de l'équilibre géopolitique, de la peur de la Russie et des calculs politiques à Washington et Bruxelles.

Le ciel décide : comment l'histoire prouve que sans maîtrise aérienne, on ne gagne pas de guerre

Le cas de l'Ukraine n'est pas une exception. Il s'inscrit dans un schéma stratégique confirmé dans toutes les guerres modernes : le contrôle de l'espace aérien est le facteur décisif entre résistance, victoire ou défaite. En témoignent :

  • Guerre du Golfe (1991) : les États-Unis ont détruit les infrastructures militaires irakiennes depuis les airs avant d'engager leurs troupes au sol.

  • Kosovo (1999) : l'OTAN a forcé le retrait serbe sans déployer un seul soldat au sol.

  • Malouines (1982) : l'Argentine a perdu malgré ses troupes au sol car le Royaume-Uni contrôlait le ciel.

  • Seconde Guerre mondiale : l'Allemagne a chuté après avoir perdu la supériorité aérienne.

  • Israël : a toujours remporté ses guerres en gardant le contrôle total de son ciel.

La leçon est claire :

Un pays qui ne contrôle pas son espace aérien le paie en vies humaines, en villes détruites et en perte de souveraineté.

Ils savaient… et n’ont rien fait : les raisons politiques du ciel refusé à l’Ukraine

L’Ukraine s’est vu refuser le droit de contrôler son ciel parce que les gouvernements occidentaux — notamment les États-Unis et l’Allemagne — ont délibérément choisi de ne pas le lui accorder. Une décision politique, non militaire.

La peur de provoquer la Russie : une excuse commode mais infondée

Pendant plus d’un an, on a prétendu que si l’Ukraine recevait des missiles longue portée, des F-16 ou l’autorisation de frapper des cibles en territoire russe, Poutine pourrait intensifier le conflit, attaquer d’autres pays européens ou même utiliser des armes nucléaires tactiques.

Mais cet argument ne tient pas :

  • En 2022 et 2023, la Russie ne parvenait même pas à avancer efficacement en Ukraine. Comment aurait-elle pu envahir la Pologne, la Lituanie ou la Finlande ?

  • Son armée était embourbée, épuisée, avec des pertes massives et une logistique limitée.

  • Quant à l’arme nucléaire, l’utiliser aurait isolé Moscou internationalement. La Chine, l’Inde et d’autres alliés l’avaient clairement avertie.

Le Kremlin n’avait aucune marge de manœuvre militaire ni diplomatique. Et l’Occident le savait.
La peur d’une escalade était un prétexte pour éviter une décision.

Les calculs électoraux de Joe Biden

Le président américain ne voulait pas compromettre sa réélection. Il craignait les accusations républicaines de « pousser le pays vers la guerre ».
C’est pourquoi l’aide a été rationnée, des lignes rouges artificielles imposées, et une guerre « longue mais contrôlée » préférée à une victoire rapide de l’Ukraine.

L’Europe : sans leadership, sans vision stratégique

À l’exception de la Pologne, de l’Estonie et de la Lituanie, les grandes puissances européennes n’ont pas pris les devants.
L’Allemagne a bloqué les missiles Taurus. La France a beaucoup parlé, peu agi. D’autres ont invoqué un manque de préparation.
Mais en vérité, ce n’était pas un manque de moyens, mais un manque de volonté.

L’Occident craignait qu’une Ukraine capable de contrôler son ciel ne mène des offensives décisives, récupère la Crimée, ou agisse de manière autonome.
Une Ukraine libre, déterminée et bien armée ne serait alors plus aussi docile politiquement.

Le coût : une tragédie évitable

  • Plus de 100 000 Ukrainiens tués.

  • Marioupol, Bakhmout, Avdiivka et bien d'autres réduites en ruines.

  • Des milliers de kilomètres carrés occupés par l’envahisseur.

  • Des infrastructures détruites par des missiles et drones non interceptés.

  • Des occasions militaires manquées faute de couverture aérienne.

Tout cela aurait pu être évité si l’Ukraine avait pu exercer le contrôle légitime de son ciel.

Conclusion : le jour où le ciel fut refusé à une nation libre

Lorsque l’Ukraine a demandé de l’aide pour contrôler son espace aérien, elle n’a pas demandé à bombarder Moscou ni à franchir des frontières.
Elle a réclamé ce que mérite toute nation libre : le droit de défendre son ciel.

Ce qu’elle a reçu : des calculs électoraux, des craintes diplomatiques et des excuses géopolitiques.

L’histoire ne jugera pas que l’agresseur.
Elle jugera aussi ceux qui, sachant ce qu’il fallait faire, ont choisi de ne pas agir.

Le ciel de l’Ukraine restera le jugement moral de cette guerre.
Et un jour, les peuples libres demanderont :
Que firent vos gouvernements quand un pays libre demanda de l’aide pour défendre son ciel ?

 

IL DIRITTO NEGATO ALL'UCRAINA

Di Huber Matos Araluce – San José, Costa Rica

Fin dall'inizio dell'invasione russa dell'Ucraina, nel febbraio 2022, una verità militare è apparsa evidente a qualsiasi stratega serio: nessun paese può vincere — né tanto meno sopravvivere con dignità — una guerra moderna senza controllare il proprio spazio aereo.

Eppure, per oltre due anni, all'Ucraina è stata sistematicamente negata la possibilità di farlo. Non si è trattato semplicemente di ritardi nella consegna di caccia, intercettori o sistemi antimissile. Ciò che è stato negato è qualcosa di più profondo e strutturale: il diritto sovrano a controllare il cielo sopra il proprio territorio.

L'Ucraina, come ogni nazione libera, aveva — e ha tuttora — il diritto di difendere il proprio spazio aereo. Non ha chiesto di invadere cieli altrui, ma solo di proteggere il proprio. Eppure, la risposta delle potenze occidentali è stata condizionata, ritardata, limitata. Quello che Israele esercita come dottrina naturale di sicurezza nazionale — il controllo permanente e autonomo del proprio cielo — è stato negato all'Ucraina in nome dell'equilibrio geopolitico, del timore della Russia e del calcolo politico a Washington e Bruxelles.

Il cielo decide: come la storia dimostra che senza superiorità aerea non si vince una guerra

Il caso dell'Ucraina non è un'eccezione. Rientra in un modello strategico confermato in tutte le guerre moderne: il controllo dello spazio aereo è il fattore decisivo tra resistenza, vittoria o sconfitta. Ecco alcuni esempi:

  • Guerra del Golfo (1991): gli Stati Uniti distrussero le infrastrutture militari irachene dall’alto prima di muovere le truppe di terra.

  • Kosovo (1999): la NATO costrinse il ritiro serbo senza inviare truppe terrestri.

  • Falkland (1982): l’Argentina perse nonostante la presenza di truppe perché il Regno Unito dominava il cielo.

  • Seconda Guerra Mondiale: la Germania crollò dopo aver perso la superiorità aerea.

  • Israele: ha vinto le sue guerre mantenendo sempre il controllo del cielo.

La lezione è chiara:

Un paese che non controlla il proprio spazio aereo lo paga con vite, città e sovranità.

Lo sapevano… e non hanno voluto: le ragioni politiche del cielo negato all’Ucraina

All’Ucraina è stato negato il diritto di controllare il proprio cielo perché i governi occidentali — in particolare Stati Uniti e Germania — hanno scelto deliberatamente di non concederlo. Una decisione politica, non militare.

La paura di provocare la Russia: una scusa comoda ma infondata

Per oltre un anno si è sostenuto che se l’Ucraina avesse ricevuto missili a lungo raggio, F-16 o l’autorizzazione a colpire obiettivi in territorio russo, Putin avrebbe potuto intensificare il conflitto, attaccare altri paesi europei o addirittura usare armi nucleari tattiche.

Ma quell’argomento non regge:

  • Nel 2022 e 2023, la Russia non riusciva nemmeno ad avanzare efficacemente in Ucraina. Come avrebbe potuto invadere Polonia, Lituania o Finlandia?

  • Il suo esercito era impantanato, esausto, con perdite enormi e logistica limitata.

  • Riguardo alle armi nucleari, usarle avrebbe portato all’isolamento totale di Mosca. Cina, India e altri alleati lo avevano chiaramente avvertito.

Il Cremlino non aveva margini né militari né diplomatici. E l’Occidente lo sapeva.
La paura dell’escalation era solo un pretesto per non decidere.

I calcoli elettorali di Joe Biden

Il presidente degli Stati Uniti non voleva rischiare la rielezione. Temeva le accuse repubblicane di «trascinare il paese in guerra».
Per questo l’aiuto è stato razionato, sono state imposte linee rosse artificiali, e si è preferita una guerra «lunga ma controllata» a una rapida vittoria ucraina.

L’Europa: senza leadership né visione strategica

Ad eccezione di Polonia, Estonia e Lituania, le grandi potenze europee non hanno preso l’iniziativa.
La Germania ha bloccato i missili Taurus. La Francia ha parlato molto, agito poco. Altri hanno sostenuto di «non essere pronti».
In realtà non mancavano i mezzi, ma la volontà.

L’Occidente temeva che un’Ucraina capace di controllare il proprio cielo potesse lanciare offensive decisive, recuperare la Crimea o agire in piena autonomia.
Un’Ucraina libera, determinata e ben armata non sarebbe più stata politicamente gestibile.

Il costo: una tragedia evitabile

  • Oltre 100.000 ucraini uccisi.

  • Mariupol, Bakhmut, Avdiivka e molte altre ridotte in macerie.

  • Migliaia di chilometri quadrati occupati dall’invasore.

  • Infrastrutture distrutte da missili e droni non intercettati.

  • Occasioni militari perse per mancanza di copertura aerea.

Tutto ciò si sarebbe potuto evitare se fosse stato permesso all’Ucraina di esercitare il controllo legittimo del proprio cielo.

Conclusione: il giorno in cui fu negato il cielo a una nazione libera

Quando l’Ucraina chiese aiuto per controllare il proprio spazio aereo, non chiese di bombardare Mosca né di attraversare confini.
Chiese ciò che ogni nazione libera merita: il diritto di difendere il proprio cielo.

Ciò che ricevette furono calcoli elettorali, timori diplomatici ed escuse geopolitiche.

La storia non giudicherà solo l’aggressore.
Giudicherà anche coloro che, sapendo cosa andava fatto, scelsero di non agire.

Il cielo dell’Ucraina resterà il giudizio morale di questa guerra.
E un giorno, i popoli liberi chiederanno:
Cosa fecero i vostri governi quando un paese libero chiese aiuto per difendere il proprio cielo?



0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Mensajes

ok

Follow me on Twitter

Archivo del Blog

Snap Shts

Get Free Shots from Snap.com