Como intenta sobrevivir el castrismo (III)
¿Es tan loco Hugo Chavez?
La opinión generalizada entre mucha gente es que Hugo Chávez es un gobernante desastroso y que Venezuela está sumida en un caos por su mal gobierno. Mientras más anti-chavista es la persona, su opinión de Chávez se radicaliza: es un estúpido, un vulgar y un loco que no sabe lo que hace.
Sin embargo Hugo Chávez lleva diez años controlando a Venezuela y cada vez acapara más poder. Una forma de explicar este fenómeno es responsabilizar a la oposición por estar dividida. Alguien tiene que tener la culpa de que el “loco” siga gobernando. Es un argumento cómodo. Cuando los problemas son complejos las simplificaciones están siempre a la mano.
Todavía más incompresible, en especial para los cubanos, es que Hugo Chávez se autoproclama “hijo” de Fidel Castro y su heredero político. Para nosotros Venezuela sigue el modelo que ha llevado a Cuba a la ruina. Como allí todavía existe una oposición, la situación económica es un desastre y la criminalidad incontrolable, tenemos la tendencia a creer que los días de Chávez están contados.
Es que estamos viendo la parte de la realidad que nos conviene, creemos además, que con la caída de los precios del petróleo, Chávez casi no puede mantener la subvención que sostiene a la tiranía castrista en el poder. Siempre nos ilusiona el rumor de que entre Chávez y Raúl Castro no hay química. Como si la relación entre ambos gobernantes fuera una cuestión de simpatías.
¿Una locura con un propósito?
No niego que Hugo Chávez sea un megalómano, es decir un fantasioso, presumido, jactancioso, vanidoso y maniático personaje. Chávez ha logrado mantenerse en el poder a pesar - o con la ayuda - de su megalomanía. Me inclino a pensar que gracias a ésta.
¿Por qué?
Desde el principio Chávez ha sido aconsejado por Fidel Castro. Sigue visitando Cuba con mucha frecuencia. Fidel le debe haber advertido que en Venezuela tenía que desarticular a los sindicatos opositores, como él lo hizo en Cuba. También que tenía que depurar las Fuerzas Armadas de los oficiales que no le fueran incondicionales y, neutralizar el poder de la burguesía rompiéndoles su columna vertebral hasta llevarlos a la quiebra sino lo obedecían.
Además tenía que concentrar en él mismo, los poderes tradicionales de una estructura democrática. Chávez es el presidente, el legislador y el juez. Todo lo anterior es fundamental para un ególatra, pero falta un requisito adicional que Chávez ha alcanzado gracias a su “locura”.
Cuando Chávez habla no lo hace para el porcentaje de venezolanos que prefiere una democracia, sino para los que necesitan seguir ciegamente a un predestinado o aprovecharse de él. Chávez lo ha logrado con sus payasadas y desfachatez. Sencillamente lo aman.
Ninguna tiranía populista puede gobernar si no tiene un sector de la población fanatizado. Hugo Chávez tiene en Venezuela suficientes venezolanos dispuestos a tirarse a la calle, y con el amparo de las Fuerzas Armadas, aplastar a la oposición democrática cuando ésta intente tomarlas.
Para gobernar en una dictadura no hace falta la mayoría, sino la represión, el espionaje, la vigilancia, las armas y el populacho listo para romper cabezas a quien desafié al sistema.
La receta no la inventó Fidel Castro. Había que ser un “loco” como Hitler o Mussolini, un demagogo como Castro o un payaso como Hugo Chávez para ponerla en práctica. Chávez es un “celebrity” para el porcentaje y el tipo de venezolanos que él necesita.
El castrismo le ha brindado a Chávez los consejos y la experiencia represiva y subversiva. Ha puesto a su disposición a miles de cubanos con las más variadas experiencias a su servicio, desde médicos y entrenadores de deportes hasta militares y policías políticos.
El hecho es que la tiranía castrista hoy controla –directa o indirectamente- al país con las reservas energéticas más grandes del continente y una de las más grandes del mundo. Con la ayuda de la dictadura castrista -que se hace la tonta mirando para otro lado- Chávez está a unos meses de consolidarse en el poder. Si lo logran, el escenario será muy diferente al actual. Tal vez por eso Raúl Castro está en Cuba disfrazado con piel de oveja y asistiendo a misa.
Continuará…