sábado, 11 de septiembre de 2010

FIDEL ES EL ENTERRADOR

Desde que según él mismo “resucitó”, sus declaraciones tienen coherencia, son “meteduras de pata”.

El primer jonrón fue anunciar con toda certeza que los cuartos de final de fútbol en Suráfrica no se jugarían porque estallaría una guerra atómica.

Después de años de silencio denunció que a López Obrador en México le habían robado las elecciones de 2006. De México le preguntaron: ¿Por qué callaste en aquel momento? Se ha dedicado a cultivar enemigos donde no debe.

Confesó también su responsabilidad por los campos de detención de la UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) entre 1965 a 1968. En ellos humillaron, maltrataron y explotaron a miles jóvenes cubanos porque eran católicos, protestantes, miembros de alguna logia, opositores, o porque no tenían el perfil varonil de los revolucionarios.

Recientemente ha recriminado a Irán por insistir en la negación del Holocausto (el exterminio de los judíos) y de paso, para que no queden dudas, ha afirmado que Israel tiene derecho a existir.

Quizás esté molesto porque los iraníes no están dispuestos a venderle el petróleo al crédito, si Venezuela dejara de enviarlo a Cuba. ¿Le estará cobrando a Ahmadineyad su falta de solidaridad con él?

Los comentarios deben haberse escuchado como una remota bomba en Irán, pero los ayatolas no le han hecho caso como no les hicieron a sus profecías de la guerra atómica. ¿Será eso lo que lo tiene molesto?

Puede ser que a estas alturas quiera coquetear con los judíos que no olvidan, porque no pueden olvidar, quiénes han sido sus enemigos.

Recomendarle a Benajamin Netanhayu que se desarme si quiere evitar la proliferación nuclear en la zona, es para provocar la burla de los israelíes y también en nueve de cada diez estadounidenses que piensan que Irán tiene el propósito de desarrollar armas atómicas.

Admitir ante un periodista estadounidense que el modelo cubano no funciona ni en Cuba, para luego decir que no dijo lo que dijo, parece ser su última ocurrencia. Esta casi le ganó en ridiculez al pronóstico de la guerra atómica.

Era una grave afirmación por quien forzó el estatismo soviético en la isla a punta de fusilamientos y prisiones y le hizo perder a la población medio siglo de progreso.

Con su declaración Fidel también le había lanzado un dardo envenenado a Hugo Chávez a pocos días de unas elecciones.

Quizás hace algún tiempo los “reformadores raulistas” lo convencieron de que el régimen no tenía otra alternativa que hacer cambios, porque ya a punta de represión “el modelo” no se podía sostener como siempre se hizo.

Entonces, cuando llegó la ocasión, en lugar de decir que la revolución era cambio permanente y capacidad para adaptarse a nuevas circunstancias, simplemente repitió lo que había escuchado.

Algunos interpretaron que con la declaración original Fidel le había dado un visto bueno a Raúl para que iniciara reformas. A Raúl, además de haberlo hecho quedar en ridículo, su hermano mayor le ha creado grandes problemas con todas sus sandeces.

Fidel antes de casi morir se había convertido en su peor enemigo. Hace unos días Juan Juan Almeida me lo confirmó: “Huber, Fidel estaba loco antes de la enfermedad.”

Fidel no debe morir todavía porque Fidel es el enterrador.

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