martes, 22 de marzo de 2011

El error de la exclusión aérea



La decisión de intervenir en Libia en defensa de los rebeldes ha sido tardía, pero aunque nadie planeó el atraso, la demora fue providencial. Esto evitó que se tomara como única solución, la decisión de crear sobre Libia una zona de exclusión aérea. Decisión militar que le habría facilitado la victoria a Gadafi.

En la medida en que las fuerzas del dictador derrotaban a los rebeldes, el peligro a un genocidio era cada vez más inminente. Las presiones para una acción internacional eran mayores. Los países y actores comprometidos con evitarlo querían eludir la responsabilidad de una tragedia que podían haber impedido.

Mientras discutían sobre la declaración de una zona de exclusión aérea, Robert Gates, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, se oponía a cualquier tipo de intervención. Gates alegaba que Libia no era de interés estratégico para los Estados Unidos y que una zona de exclusión aérea no sería suficiente.

Susan Rice, la embajadora de los Estados Unidos en la ONU, partidaria decidida de la intervención militar para frenar a Gadafi, convenció al Presidente Obama de que ella podía conseguir una autorización del Consejo de Seguridad e la ONU para que apoyara un mandato más amplio que una zona de exclusión aérea. La funcionaria lo logró.

Fue así como se evitó lo que muchos creían que era la solución. De materializarse la desesperada petición de los rebeldes libios y de la Liga Arabe para que Occidente declarara solo una zona de exclusión aérea, habría sido fatal. Los hechos han demostrado que no habría sido suficiente para detener a las fuerzas de Gadafi.

Al final el dictador habría continuado su ofensiva y arrasado con las fuerzas rebeldes. Los Estados Unidos y las demás naciones aliadas, habrían hecho el ridículo y, el pueblo libio habría quedado a merced de la venganza de los seguidores del tirano.

El mandato de la ONU fue amplio porque los autorizó a proteger a los civiles de las agresiones del régimen, lo que permitía opciones como atacar a las fuerzas terrestres de Gadafi.

Si las incursiones contra las fuerzas de Gadafi se mantienen, es posible que el dictador quede nada más con el control de Trípoli. Podría ser en la capital libia donde se escenifique el desenlace final. Esto dependerá de la capacidad del tirano para mantenerse beligerante y de los rebeldes para derrotarlo.

Retrospectivamente puede alegarse que pudo haber sido otro el escenario. Un apoyo a tiempo a las fuerzas rebeldes cuando Gadafi estaba prácticamente acorralado en Trípoli, probablemente habría definido la situación. Otros habrían sido los acontecimientos.

Sin embargo, habrá que esperar por el desenlace y sus implicaciones antes de precipitarse con las conclusiones.

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