jueves, 11 de noviembre de 2010

La verdad verdadera: la venta de Cuba



En Cuba el gobierno monopoliza la actividad económica con excepción de la industria turística que comparte con sus socios españoles. Hay un grupo de agricultores tradicionales, más las actividades independientes –ahora legales– en que participan aproximadamente un millón de cubanos conocidos como cuentapropistas. En muchos casos son vendedores ambulantes o fabricantes artesanales que con dificultad sobreviven.

Hace algunas semanas el régimen anunció que, de los cinco millones de empleados estatales que tenían, había que despedir a un millón. El despido de tal porcentaje de trabajadores provocaría una catástrofe en cualquier país del mundo menos en Cuba. En la isla las fuerzas del “orden público” reparten golpes y mandan a la cárcel, al hospital o al cementerio a quien se atreva a protestar contra una disposición del estado sabio y benefactor.

Según el lenguaje oficial, la decisión fue el producto de un análisis serio. Iban a despedir a la fuerza laboral excesiva. En consecuencia, los cuatro millones de empleados que quedaban en la nómina del estado no tenían porqué preocuparse. Aquel anuncio fue una cortina de humo para esconder la verdad verdadera, porque en Cuba casi todas las verdades oficiales son falsas.

¿Cuál es la verdad? Que hay que buscar una forma de entregarle el país al capitalismo, eso sí, sin perder el poder y, con la complicidad de los capitalistas. Que el país es un desastre porque la economía estatizada ha fracasado en todas partes donde se ha puesto en práctica. Que no son un millón de empleados los que sobran sino, los restantes cuatro millones que trabajan para el Estado.

Encubren todo esto haciendo público –a bombo y platillo– el tema de discusión del próximo congreso del partido comunista a celebrarse en abril: los cambios económicos. Los cubanos sabemos que en ese congreso no se va a discutir nada, allí los delegados van a simular y a aprobar lo que ya está dispuesto.

¿A dónde van a parar los cinco millones de cubanos cuando se vayan quedando sin empleo? ¿Quién puede absorber semejante fuerza de trabajo? El truco consistía primero en hacer ruido para desviar la atención legalizando a los cuentapropistas, a los que de paso, asfixian con los impuestos más altos del mundo. Ahora dejan caer solapadamente el tema fundamental, se cerraran las empresas estatales que no sean rentables.

Entonces ¿quién le va a dar trabajo a un pueblo con hambre si el gobierno no es el patrono? Solo hay una respuesta y una solución: van a ser las empresas extranjeras capitalistas que irán a Cuba a hacerse dueñas del país en componenda con la dictadura. Es exactamente el esquema que tiene el régimen con los españoles en la industria turística. ¿Acaso la dictadura no lleva meses proponiendo en el exterior el desarrollo de campos de golf, marinas y la venta de condominios para extranjeros en Cuba?

Cuando apriete el hambre, la tiranía espera que el pueblo la aplauda por decidir lo que ya en secreto ha aprobado. Esa es la verdad verdadera.


Nota: el gráfico es el símbolo de traición en japonés

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