jueves, 8 de marzo de 2012

EL PARTIDOSE QUEDA (GORBACHOV (III)


Conclusiones


En China no había rival que Deng Xiaoping no pudiera neutralizar y luego enviar a retiro.


Gorbachov tuvo una situación completamente diferente: Se enfrentó a militares dogmáticos, que aliados a los más reaccionarios de la nomenclatura del Partido y del gobierno soviético trataron de sacarlo del poder por la fuerza.


Boris Yeltsin, un opositor político radical que exigía cambios con urgencia y era una figura muy reconocida y popular en Rusia, fue quien hizo fracasar el golpe de estado. Su manejo de la crisis, y la renuncia de Gorbachov a la secretaría general del Partido Comunista de la Unión Soviética, elevó su prestigio a tal nivel que quedó en posición de propiciar -sin carnicerías ni guerra civil- la disolución de la URSS.


En China el Partido Comunista se quedó con el poder porque dejó de ser marxista- leninista y maoísta, aunque siguió y sigue pretendiendo que lo era y lo es, mientras que la URSS se desintegró y cada república que la conformaba tomó su propio camino.


Mijail Gorbachov tiene el mérito histórico de haber propiciado la libertad de muchas naciones. Pueblos que después de varias décadas de una destructiva dictadura han ido alcanzando diferentes niveles de desarrollo económico, político y social, y de respeto a los derechos humanos. Unos más que otros, como es natural.


Con excepción de dos ex-satélites, Cuba y Corea del Norte, donde sobreviven tiranías y sus pueblos viven en la pobreza y la humillación, hay decenas y decenas de millones de seres humanos y sus descendientes que tienen vidas diferentes gracias a la actuación de Mijail Gorbachov.


Rusia ha quedado en manos de una autocracia disfuncional, que todavía depende de la riqueza petrolera. El país se dirige a una crisis sistémica que solo podrá superar con una modernización de su sistema político y la eliminación de la “autocracia democrática”.


Pero los rusos, afortunadamente, ya no viven bajo el comunismo, y podrán eventualmente superar sus problemas y su situación actual sin necesidad de una revolución sangrienta.


Gorbachov tiene el mérito también de haber sido un hombre clave en poner fin al peligro atómico, creando condiciones para la simplificación, reducción y eventual desaparición de un sistema de armas nucleares con la capacidad de destruir muchas veces a la civilización humana o, en el mejor de los casos, reducir a una prehistoria aterradora a los pocos que pudieran sobrevivir. Es el premio Nóbel con más meritos en la historia de ese galardón.


En China los planes de Deng Xiaoping fueron exitosos. Un país que siempre tuvo un potencial de desarrollo económico, ha podido alcanzar niveles de progreso material impensables tres décadas atrás.


La dictadura en China no fue lo que garantizó su fenomenal progreso económico. Ni esa dictadura puede evitar una crisis económica tampoco.


Japón alcanzó el desarrollo mucho antes que China, y lo hizo dentro de un contexto democrático. Otros países asiáticos con menos recursos también lo han logrado, en diferentes niveles.


Los chinos viven bajo una dictadura con raíces milenarias, que aunque haya propiciado el progreso material a una parte de la población, niega a todos los derechos fundamentales. En China el cambio hacia la democracia requerirá una transición, pacífica o violenta. Nadie lo sabe.


Este breve análisis, “El Partido se queda”, comenzó como reacción a las declaraciones de Raúl Castro en Cuba, en las que negaba la posibilidad del multipartidismo en la Isla. Cualquiera puede declarar lo que quiera, pero la historia no es el resultado de lo que se dice, sino de lo que se hace y de lo que puede suceder y sucede dentro de determinadas circunstancias.


El castrismo puede intentar tomar el camino de Rusia y convertirse en una autocracia nacionalista apoyada por un brutal capitalismo puro y duro, feroz y descontrolado, o el camino de China, una dictadura igualmente asociada al capitalismo mundial, pero con una camisa de fuerza que en algún momento habrá que romper.


Las opciones del castrismo en Cuba requieren un análisis que se salga del esquema de que “Cuba no es China”. Por supuesto que no lo es en muchas formas. Tampoco Cuba es Rusia.


Hasta ahora, el castrismo ya se ha aliado con el capital español para explotar la industria turística y algunas actividades de la industria ligera, y con el canadiense en la producción minera, fundamentalmente el níquel. Los hidrocarburos parece que siguen el mismo esquema con varias empresas transnacionales, mientras que las instalaciones portuarias, la industria del azúcar y parte de la agricultura se negociaron y negocian con diferentes transnacionales brasileñas.


Sin embargo, es muy difícil que cualquiera de las estrategias del castrismo para tratar de sobrevivir pueda tener éxito sin la cooperación del gobierno de los Estados Unidos.


Quienes desde el exilio esperan una revuelta popular en Cuba o algún tipo de movimiento colectivo que resulte en un cambio de sistema, tal vez no se han percatado que la libertad de Cuba pudiera depender en buena parte de lo que hagan o dejen de hacer sus exiliados en el exterior.

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