miércoles, 3 de mayo de 2017

Venezuela: elecciones o guerra civil


Caterina Ciarcelluti protesta en las calles de Caracas 

Aunque el pueblo venezolano insiste en una salida constitucional la narco dictadura prefiere un enfrentamiento violento.  No se imaginan que pueden perder la guerra civil que están provocando. Si creen que podrán triunfar con tropas descontentas, con los bandidos de los colectivos y con civiles armados (milicias), no se han dado cuenta de sus propias debilidades ni del formidable enemigo al que tendrán que enfrentarse. 

Entre otros factores, en una  guerra la motivación y los recursos son determinantes. La cúpula gobernante está cometiendo el error de pensar que cuenta con ambos y se va a llevar una desagradable sorpresa. La oposición que ganó la mayoría en la Asamblea Nacional en 2015  obtuvo los votos de un porcentaje significativo de soldados y de sus familiares. Hoy el 78% de los venezolanos rechaza al gobierno.

Los colectivos son sanguinarios pero son algunos miles de cobardes que se dedican a matar y a robar sin correr peligro, cuando tengan que arriesgar sus vidas cruzarán huyendo la frontera colombiana. Las milicias no tienen la cohesión ni la disciplina de un ejército regular y veremos cómo reaccionan frente a un pueblo decidido a luchar el tiempo que sea necesario.

La primera gran derrota del régimen dictatorial sería quedarse sin la exportación de petróleo, de su venta dependerán las compras de recursos para sostener una guerra que puede prolongarse.  Las refinerías son difíciles de proteger y serán objetivo fácil en el conflicto.  Cuando la dictadura venda el oro que le queda para comprar armas, municiones y todo lo demás que se irá agotando, la victoria será cuestión de tiempo. 
A los revolucionarios demócratas les sobrarán patriotas, capacidad y motivación. En las ciudades y en las montañas tendrán miles de hombre y mujeres dispuestos a enfrentarse a un gobierno que les negó una salida pacífica. Tendrán a su lado suficientes ex oficiales de las fuerzas armadas venezolanas para apoyarlos a combatir.

Venezuela tiene dos grandes fronteras terrestres y la narco dictadura tendrá que dedicar la mayor parte de su capacidad militar a vigilarlas y a tratar de contener a los guerrilleros demócratas. Con lo que les quede difícilmente podrán controlar las zonas urbanas.  Maduro  tendrá que rogar por pertrechos a sus superiores castristas y a Irán, Rusia, China y Corea del Norte para que le apoyen con préstamos.  

Los verdaderos revolucionarios tendrán lo que necesiten porque hay millones de latinoamericanos que los apoyarán. La lucha en Venezuela es también por la democracia y la libertad en América porque  la alianza del narcotráfico, el terrorismo y la ambición no se van a detener en Caracas.  

Mientras no sea Estados Unidos quien dirija a los revolucionarios venezolanos, éstos podrán triunfar. La experiencia de los cubanos con la invasión de Playa Girón no puede ignorarse.  El gobierno de Kennedy lanzó unos cuantos cientos de exiliados a un fracaso seguro y en un afán por no parecer involucrados,  los abandonaron.   A Fidel Castro lo consolidó ese fracaso de Playa Girón.  La línea roja de Obama en Siria es otro ejemplo.  .

Las consecuencias de una guerra civil serían desastrosas para un pueblo que mayoritariamente repudia a Maduro.  Si ahora faltan comida y medicinas, una vez iniciada las hostilidades la situación empeorará y el respaldo popular a favor de los revolucionarios demócratas puede ser arrollador. 
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El binomio Raúl-Maduro está equivocado en su plan de neutralizar a la oposición con violencia.  Creen que con redadas sorpresivas de miles de opositores podrán romper la columna vertebral de la resistencia.  No se dan cuenta que aunque tengan algún éxito temporal van a ser derrotados en la guerra civil.  Raúl Castro parece haber persuadido a Maduro y sus asociados de que no hay otro camino que el de la represión, en realidad su problema es que sin el control de Venezuela el castrismo está perdido en Cuba.

Una guerra civil en Venezuela no será una tormenta en un vaso de agua.  En su desesperación el castrismo puede ordenar a los terroristas que tienen en varios países a que lancen ataques  para crear el caos y atemorizar a los pueblos y sus gobernantes.  Las consecuencias económicas y política de tales acciones no pueden subestimarse.  Por esta razón las naciones que quieren un cambio democrático en Venezuela  tienen que actuar en forma decidida y contundente.   Deben hacerle saber a la narco dictadura que, o se celebran elecciones democráticas o apoyarán a la oposición democrática con todo lo que necesite. Simultáneamente deben advertirle a Raúl Castro que si no hay elecciones democráticas en Venezuela, su régimen en la Isla pagará las consecuencias de una guerra en ese país y de lo que intente hacer en otros.

Por Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica, mayo 3, 2017. 

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