martes, 22 de octubre de 2024

“LA LOCURA ES HACER LO MISMO UNA Y OTRA VEZ Y ESPERAR RESULTADOS DIFERENTES” Albert Einstein


El régimen insiste en sobrevivir con sus viejas fórmulas pero todas ellas se han evaporado. Las promesas de la ayuda de Rusia, Irán y China no se han concretado. El flujo de petróleo de Venezuela y México disminuye, las ofertas de otros países y políticos se han vuelto fábulas.  Tantos viajes, fotografías y declaraciones para nada. Nadie quiere tirarles un salvavidas al naufragio de unos ineptos y corruptos que en tres cuartos de siglo han llevado Cuba a la ruina, que fue uno de los países más desarrollados de Latinoamérica. 

 

La dictadura se ha quedado al desnudo, su presidente títere ha tenido la desfachatez de vestirse de militar para meterle miedo e insultar a un pueblo que anda buscando leña para cocinar lo que encuentre y paliar el hambre, o muriendo por enfermedades que no pueden atenderse. Sus ministros hacen promesas porque saben que la gente además de lamentarse está indignada.  Nadie les cree. Nadie los quiere.

 

Hace unos días miembros de las brigadas de Respuesta Rápida de un pueblo se negaron a salir a la calle advirtiendo que ellos no van a darle golpes a la gente.  En el barrio Armando Mestre de Moa cientos se tiraron a protestar. No se atrevieron a reprimirlos y les tuvieron que poner la electricidad para evitar males mayores. En muchas partes de Cuba la gente ha estado decidiendo qué hacer. Es que tanta agua cae a la tinaja que al final se rompe.

 

¿Y qué se ha roto? ¿El miedo? No, el miedo todavía está ahí pero el comportamiento del cubano no es el mismo de antes. El miedo intenso está muriendo ante el embate de la indignación y los sufrimientos.  El pueblo sabe que la casta gobernante no los quiere, que los quiere de rodillas y hay una vocecita que muy baja les dice: ¡Abajo la esclavitud! 

 

Los cubanos tenemos que entender el miedo, cómo se alimenta, cómo se mete en el cerebro de la gente.  Si lo entendemos podremos ayudar a erradicarlo y tenemos que vencerlo.  

 

La primera batalla es la de expulsar el miedo que queda y también que los que viven afuera empiecen a tener fe, porque éstos están vencidos por el castrismo aunque vivan en libertad.  El exilio es muy importante, el exilio es clave aunque no lo sepa y aunque no sepa cómo.

 

Tenemos que entender el temor, su origen, cómo se alimenta y se apodera de nosotros y cómo podemos debilitarlo y extirparlo. 

 

Los expertos dicen que si bien la obediencia y la resistencia están influenciadas en gran medida por factores sociales y psicológicos, algunas investigaciones sugieren que los procesos cerebrales también están involucrados. La corteza prefrontal se asocia con la toma de decisiones, el control de impulsos y el razonamiento moral. Los cambios en el funcionamiento de esta área del cerebro pueden afectar la capacidad de un individuo para obedecer o resistir la autoridad. 

 

Por ese aspecto del temor tenemos que empezar, el miedo se incrusta en el cerebro también neurológicamente. Y por supuesto que esto se puede revertir.  El poder del pensamiento tenaz está más que demostrado científicamente. 

 

La obediencia no es simplemente un cambio en el cerebro, también es un proceso psicológico multifacético influenciado por la conciencia, el razonamiento moral, la dinámica social y las experiencias individuales. Estos factores interactúan para moldear cómo las personas respondemos a la autoridad, especialmente en entornos represivos.

 

La historiadora y filósofa alemana americana Hannah Arendt fue una de las más influyentes teóricas de la política del siglo pasado. 

 

Ella observó que los regímenes totalitarios a menudo deshumanizan a los individuos, reduciéndolos a meros componentes de un colectivo. Este proceso de deshumanización resulta en una pérdida significativa de la individualidad, lo que puede disminuir el sentido de responsabilidad personal de un individuo. 

 

A medida que las personas se vuelven menos conscientes de sus identidades únicas y de su agenda moral, son más propensos a sucumbir a la obediencia, siguiendo y obedeciendo órdenes sin cuestionar las implicaciones de sus acciones.

 

En Cuba ese temor subconsciente se está debilitando. Las muestras son diarias, en todas partes y desde hace bastante tiempo. Cualquier estrategia para liberar a Cuba de la dictadura tiene que apuntar a ayudar primero a liberar al pueblo del miedo.

 

Los llamados al levantamiento popular o las expectativas desde afuera, sin un compromiso de ayuda material inmediata pueden ser catastróficos y extemporáneos, aunque sabemos que el régimen si tiene el temor de que esto pueda suceder en cualquier momento. 

 

Hay que seguir trabajando con disciplina y paciencia.  El día en que otra vez el pueblo se tire a las calles ojalá y todos estemos listos. Adentro y afuera.  

 

Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Octubre de 2024


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