EL DILEMA DE PUTIN: GANAR O DESAPARECER
La guerra en Ucrania: la supervivencia política de Putin como prioridad absoluta
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022, Vladímir Putin ha mantenido una postura desafiante ante las sanciones internacionales, las bajas militares y el creciente aislamiento global de su país. Pero más allá de los objetivos territoriales y estratégicos que Rusia persigue en Ucrania, hay una motivación más personal que podría estar guiando las decisiones de Putin: su propia supervivencia política y, posiblemente, física.
Un líder en la cuerda floja
En sistemas autoritarios como el que Putin ha consolidado en Rusia, la percepción de éxito y fortaleza es crucial para mantener el control. Cualquier señal de debilidad puede desencadenar revueltas internas entre las élites políticas y militares que lo sostienen, o incluso provocar un levantamiento popular. El historiador Edward Fishman, exfuncionario del Departamento de Estado de EE. UU., señaló que las sanciones internacionales han dejado a la economía rusa tambaleándose, con una inflación persistente, escasez de mano de obra y tasas de interés históricamente altas del 21%. Aunque Rusia ha logrado sortear algunas sanciones y adaptarse a su nueva realidad económica, los costos son cada vez más evidentes.
En este contexto, el fracaso en Ucrania no sería simplemente una derrota militar, sino una amenaza directa a la posición de Putin en el Kremlin. En un país donde los líderes que pierden el poder rara vez disfrutan de una jubilación tranquila, el destino de Putin podría ser mucho más oscuro si es percibido como responsable del declive de Rusia.
La guerra como mecanismo de control
Desde su inicio, la guerra en Ucrania ha sido presentada al pueblo ruso como una lucha existencial contra Occidente y una defensa de los intereses nacionales. Esta narrativa no solo ha ayudado a Putin a consolidar el apoyo interno, sino que también ha justificado la transformación de Rusia en una economía de guerra y la imposición de medidas autoritarias más estrictas.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los costos de esta guerra son cada vez más difíciles de ocultar. Rusia ha sufrido decenas de miles de bajas militares, y su economía enfrenta una recesión prolongada debido a las sanciones y la pérdida de mercados clave. Según datos del Censo de EE. UU., las exportaciones rusas a Estados Unidos se redujeron de $29.6 mil millones en 2021 a apenas $2.9 mil millones en 2024. Si bien Putin ha logrado mantener una cierta estabilidad interna a través de propaganda y represión, una derrota en Ucrania podría desencadenar una crisis interna que pondría en peligro su permanencia en el poder.
El dilema de Putin: ganar o desaparecer
Las demandas rusas para poner fin al conflicto son claras: el reconocimiento internacional de los territorios anexados, la neutralidad de Ucrania y la desmilitarización del país. Estas condiciones son casi imposibles de aceptar para Ucrania y sus aliados occidentales, lo que perpetúa el estancamiento del conflicto. Pero para Putin, retroceder no es una opción. Reconocer una derrota significaría admitir que ha malgastado recursos nacionales y vidas humanas, debilitando la narrativa de invulnerabilidad que ha construido en torno a su liderazgo.
Además, los sistemas autoritarios como el de Rusia no permiten transiciones de poder suaves. Si Putin pierde el control, los mismos aliados que hoy lo apoyan podrían volverse contra él para proteger sus propios intereses. En este sentido, su supervivencia está intrínsecamente ligada a la percepción de éxito en Ucrania.
La respuesta de Occidente y el margen de maniobra de Trump
El reciente anuncio del presidente Trump sobre posibles sanciones y aranceles adicionales a Rusia subraya la presión internacional para poner fin al conflicto. Trump declaró que si Putin no llega a un acuerdo, no tendrá otra opción que imponer "altos niveles de impuestos, aranceles y sanciones a cualquier cosa que Rusia venda a los Estados Unidos y a varios otros países participantes". Aunque estas amenazas reflejan una estrategia de presión, también ponen de manifiesto la complejidad de encontrar una solución diplomática que sea aceptable para ambas partes.
Para Putin, estas amenazas internacionales son un recordatorio de que su margen de maniobra está disminuyendo. Si bien ha logrado eludir algunas sanciones al diversificar sus socios comerciales hacia países como China e India, las grietas en la economía rusa son cada vez más profundas. Analistas como Alexandra Prokopenko, exfuncionaria del banco central ruso, señalan que, aunque las sanciones aumentarán los costos económicos para Rusia, es poco probable que hagan cambiar los objetivos de Putin en Ucrania, ya que considera que estos objetivos son esenciales para su legado y su supervivencia.
Conclusión
Para Vladímir Putin, la guerra en Ucrania no es solo una lucha por el control geopolítico, sino también una batalla por su propia supervivencia. Mientras Rusia continúe enfrentando presiones internas y externas, el líder ruso buscará formas de consolidar su poder y evitar cualquier percepción de derrota. Sin embargo, con la economía rusa tambaleándose y las bajas militares acumulándose, el margen para maniobrar se reduce día a día. En este contexto, la supervivencia de Putin podría depender de su capacidad para presentar cualquier desenlace como una "victoria", independientemente de los hechos sobre el terreno.
Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Enero 22 2025
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