lunes, 8 de agosto de 2011

Cuba: revolución o compromiso (I)

El maleconazo (foto de Karel Poort)


El fracaso económico de la versión castrista del comunismo en Cuba está a la vista. Nadie puede negarlo. Hasta el régimen se ha dedicado a buscar culpables. En todo el mundo ya se acepta que el “paraíso socialista” en Cuba fue una utopía y un timo.

En la isla el pueblo detesta a Raúl Castro porque ha resultado un fraude. El heredero no tuvo los pantalones para afrontar el reto y darle solución. Ante lo que considera un inminente colapso, la oposición dentro y fuera del país se debate en una polémica sobre el camino a seguir: la negociación o la revolución.

La verdad es que no tenemos la posibilidad en estos momentos de proceder por ninguna de las dos avenidas. Si lo decidiéramos, no podemos sentarnos a conversar con un régimen que no quiere negociar con nosotros. Tampoco podemos derrocarlo con una revolución porque en estos momentos no hay las condiciones ni tenemos los medios para hacerla.

Estas circunstancias no invalidan en forma permanente la posibilidad de negociar o la de tomar la vía del enfrentamiento. Simplemente son escenarios hipotéticos. Cuando se analizan estrategias, es aconsejable estudiar el panorama con la mayor objetividad posible. Ahora no, pero pudieran ser opciones reales en algún momento.

El problema cubano es sin duda complejo. Es un sistema de fuerzas, presiones, temores y esperanzas. Lo que pase en Cuba dependerá de actores claramente inidentificables: el pueblo, el régimen, la oposición y la comunidad internacional. Será el resultado de la acción o inacción de cada uno de ellos. Lo que hagan o dejen de hacer influirá en todos los demás y en el resultado final.

El futuro de Cuba dependerá también de lo imprevisible. Del suceso que nadie esperaba. Del hecho aislado o de la cadena de acontecimientos que este puede provocar. El asesinato de Orlando Zapata Tamayo fue un ejemplo. La conducta heroica de un humilde opositor y la estupidez del régimen condujo a una protesta de las Damas de Blanco. Esta pudo haber tenido menor importancia si no es porque el régimen las reprimió y exhibió en televisión el atropello como una especie de escarmiento. Las imágenes indignaron a la gente y a parte de la Nomenclatura. La valiente reacción de Reina Luisa Zapata Tamayo fue clave en esa cadena de acontecimientos.

Que un suceso no esperado pueda convertirse en un factor detonante o propulsor de una crisis nacional nos obliga a incluirlo como una categoría en la ecuación cubana con igual importancia que: 1) el pueblo 2) el régimen 3) la oposición 4) la comunidad internacional

De los cinco factores en juego tratemos de describir al pueblo. El que vive en el exilio y el que está en Cuba.

Continuará…

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