De Trípoli a La Habana
Hace seis meses, cuando el mundo occidental no acababa de tomar una decisión respecto a la frágil revuelta contra Gadafi, escribimos “Los pueblos esclavizados por dictaduras y los pueblos que pasan hambre necesitan ayuda. Unos para lograr su libertad, otros para sobrevivir las enfermedades y la miseria. Occidente tiene que redefinirse claramente o pagar las consecuencias”.(1)
Si Occidente no hubiera apoyado la rebelión contra Gadafi, el movimiento antidictatorial conocido como la Primavera Árabe habría sufrido un golpe desmoralizante. Las juventudes árabes se habrían resentido contra las naciones que proclaman la solidaridad pero habían sido indiferente a sus aspiraciones democráticas. Se habría perdido una gran oportunidad en la lucha contra el terrorismo y por la libertad.
Hoy aplaudimos el respaldo de Occidente al pueblo libio. Es justo reconocer la visionaria iniciativa del presidente francés Nicolas Sarkozy y la de otros líderes europeos en este sentido. También la de tres mujeres que se opusieron a la recomendación del entonces Secretario de Defensa Robert Gates contra la participación de los Estados Unidos en ese conflicto.
Samantha Power, Susan Rice y Hillary Clinton persuadieron al presidente Obama de que no se podía abandonar a los rebeldes libios. La influencia de estas tres mujeres no resta ningún merito a la audaz decisión de Obama de participar en una nueva guerra. Como toda lucha armada, no se sabía cuándo y cómo iba a terminar ni cuál sería su costo humano y material.
Nada fue improvisado ni fortuito en este triunfo, desde el entrenamiento a los libios hasta el más avanzado sistema de inteligencia, comunicaciones y poderío aéreo disponibles en los arsenales de Occidente jugaron un papel clave. El asalto a Trípoli fue coordinado con centenares de rebeldes que se encontraban dentro de la capital y que habían sido debidamente pertrechados con armas y municiones.
Los valientes revolucionarios avanzaron hacia la ciudad por el este, el oeste, el sur e incluso por mar después de haber tomado la ciudad de Zawiyah, y con esto haber cortado el suministro de combustible al enemigo. Los aviones de la OTAN apoyaron ese avance las veinticuatro horas, destruyendo los puntos estratégicos de las fuerzas de Gadafi.
Es importante saber todo esto. Los cubanos que piensen que un pueblo desarmado, sin respaldo y sin comunicaciones puede enfrentarse a las tropas de una dictadura dispuesta a afianzarse en el poder deben meditar y estudiar lo que ha sucedido en Libia en estos seis meses. (2)
Quienes crean que en su lugar la desobediencia civil es la estrategia correcta en Cuba también deben ver la realidad diaria en Siria, donde pueblos enteros se han lanzado a las calles una y otra vez con un valor extraordinario. En Cuba, por supuesto, hay solución; pero esta no será el producto de la improvisación ni la fantasía sino el resultado de un plan realista y un trabajo tenaz, inteligente y constante.
1 "En Libia se redefine Occidente"
2 Rebels’ Assault on Tripoli Began With Careful Work Inside (By KAREEM FAHIM and MARK MAZZETTI – The New York Times)
3 comentarios:
tengo serias dudas sobre los "revolucionarios" libios. la mayoria de los partidarios de la disidencia civil en cuba toman de gandhi, king, walesa, sharp y otros el precavido pacifismo y no la insurgencia. luego si la otan y los eeuu han sido decisivos en el derrocamiento de gadafif, como entender que el derrocamiento del castro que queda y del sucesor que vendra sera asunto "solo" de cubanos?
23 de agosto de 2011, 8:59Lazaro pienso que los cubanos tenemos que asumir como propio el derrocamiento del regimen en Cuba, pero conscientes de que el exilio tiene que asumir un papel de respaldo clave y que la comunidad internacional es tambien importante. Mi articulo tiene el proposito de señalar que aquellos que desde el exterior esperan que el pueblo, sin el debido respaldo resuelva el asunto esperan demasiado. En la serie Cuba: revolucion o compromiso voy tratando el tema com mas detalle, saludos
23 de agosto de 2011, 9:25Aunque mi opinión esta contrita debido a que salí de cuba con seis años (vía pedro pan), pienso que el pueblo en mayor parte no tiene el deseo de hacer cambios. No sé si es porque están acostumbrado a ser esclavos, o qué, pero la lastima es que no han visto los éxitos de los polacos en los años ’80 y ahora el pueblo de libia. Que verdadera lástima porque los cubanos del exilio ayudaría en forma fuerte y sin temor…
23 de agosto de 2011, 14:31Publicar un comentario