domingo, 25 de julio de 2021

EL EXORCISMO CUBANO, EL DIABLO TAMBIÉN TIENE MIEDO

 


La represión desatada contra la población cubana el pasado 11 de julio fue un acto desesperado de la dictadura que se convenció que si no paraba el movimiento popular en la calles el régimen sería derrocado.  Para evitarlo cortaron el internet, declararon la guerra civil a la población, dieron la orden de linchar a quienes se encontraran manifestando y de buscar y arrestar a quienes hubieran participado.  Ese acto desesperado tendría consecuencias dentro y fuera de Cuba, que no previeron. En ellos dominó el pánico y el pueblo se dio cuenta que el diablo también tiene miedo.

 

Con igual torpeza manejaron las medidas que habían tomado previamente para evitar las protestas populares.  Sabían que el pueblo estaba descontento y creyeron que lo que había que hacer era meterle miedo, pensando que el temor paralizaría a la población como siempre había sucedido.  Con la excusa del covid empezaron a paralizar el movimiento de los cubanos entre provincias y pueblos.  Dieron órdenes de multar abusivamente a cualquiera por cualquier razón, o aunque no la hubiera. Confiscaron los alimentos que los campesinos trataban de vender, los intermediarios distribuir y los cuenta propistas vender al detalle.

 

Querían que el pueblo supiera que para no morir de hambre dependerían del estado omnipotente. No les importó la transmisión del covid por las largas filas que hacia la población por horas, el objetivo era doblegar a los cubanos.  La vigilancia y los abusos aumentaron.  Pensaron que el miedo se impondría al enfado, se equivocaron, todas esas medidas aumentaron el disgusto hasta que la olla explotó.

 

Y cuando explotó no sabían que hacer, en el bunker el abuelo Raúl y sus cómplices vieron que el fin se acercaba y la solución fue la del “Maleconazo”, a dar golpes y a arrestar, que al pueblo lo tenían condicionado.  Se equivocaron, este pueblo no era el de aquel tiempo, ni las razones de las protestas eran las mismas, ni tan intensas ni tan profundas.  En Cuba una parte de la población sentía que estaba llegando el fin del mundo.  Por semanas las delegaciones del CID lo advertían: “aquí va a pasar algo, la gente va a tomar las calles”.   No era el hambre ni el desastre sanitario solamente, era el aumento del abuso y los castigos.  El robo de los dólares a quien los recibía del exterior, el aumento de los precios.  

 

Perdieron por partida doble, se echaron al mundo en contra y hasta los gobernantes aliados de ayer y la prensa internacional cómplice de siempre, han tenido que expresar su descontento por la violencia contra un pueblo desarmado.  No importa que muchos todavía aprovechen la oportunidad para lavarse las manos y culpar las medidas de Estados Unidos.  Hasta estos Poncio Pilatos han tenido que denunciar los abusos.   La pérdida de imagen del castrismo en el mundo es inconmensurable. No se puede medir y no se podrá recuperar.

 

Pero la que ha sucedido a la población es lo más importante.  En Cuba ha habido un exorcismo. Los cubanos se sacaron el diablo del cuerpo. No es solo el miedo el que perdió sino mucho más. Los cubanos vieron que el diablo no era tan diablo, que también se asustaba y eso les ha gustado.  Los cubanos del exilio también se sometieron a un exorcismo.  Se dieron cuenta que toda la habladuría de que los cubanos de Cuba no servían, que eran cobardes, chusma y oportunistas se fue abajo.  Los cubanos del exilio que decían que había que olvidarse de Cuba, que ya estaba perdida se dieron cuenta que estaban equivocados.

 

Así que en resumen, ésta ha sido una batalla ganada, muy bien ganada y muy importante. Ha sido una batalla ganada por el pueblo, por todos los que durante años predicaron que Cuba no estaba perdida, por todos aquellos que se sacrificaron durante más de seis décadas, por los que perdieron su vida y por lo que contra viento y marea, derrotismo y acomodo, han seguido luchando.  Los famosos plantados de prisión, los que nunca claudicaron ni adentro ni en el exilio, nuestros héroes olvidados pueden hoy caminar con más orgullo que nunca. Su sacrificio no fue en vano y por generaciones se aplaudirá.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica, julio 2021

1 comentarios:

Carlos Francisco dijo...

Excelente análisis. Pone los puntos sobre las íes con clara perspectiva histórica y política. Estamos ante un punto de giro en la vida de la nación cubana.

26 de julio de 2021, 6:22

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