jueves, 24 de abril de 2025

LA CASTA INVISIBLE QUE SOSTIENEN LA DICTADURA CASTRISTA


En la Cuba de 2025, marcada por la ruina económica, la desesperanza social y el descontento generalizado, hay una figura emergente que pocos conocen, pero que es esencial para el mantenimiento del régimen: el "primer coronel". Este rango militar, intermedio entre el coronel y el general, se ha multiplicado silenciosamente a lo largo y ancho del país como una red de control, represión y obediencia.

El nacimiento de una casta

El grado de primer coronel no existía formalmente antes de la última década. Fue creado como respuesta al envejecimiento de la cúpula militar, la necesidad de ampliar el control territorial sin sobrepoblar el escalafón general y el deseo de mantener una estructura de mando obediente, eficiente y poco visible. Los primeros coroneles actúan como verdaderos gobernadores militares, responsables de ejecutar las directrices del Partido Comunista y de sostener el orden interno, especialmente en momentos de crisis.

 Una estructura militar para un Estado totalitario

Hoy en día, cada una de las 16 provincias cubanas, y el municipio especial Isla de la Juventud, cuenta con una "Región Militar" comandada por un primer coronel o, en algunos casos excepcionales, por un general de brigada. Además, estos oficiales dirigen centros educativos, academias militares, órganos de inteligencia, cuerpos policiales, direcciones del Ministerio del Interior (MININT), organismos de defensa civil y empresas controladas por los militares.

En todos los ámbitos —educación, salud, economía, ciencia, seguridad, defensa— hay un primer coronel a cargo o cerca del centro de decisión. Se trata de una militarización total de la vida civil, que opera con bajo perfil pero con mano de hierro.

Disciplina, obediencia y anonimato

A diferencia de los generales históricos que encabezaron revoluciones, campañas o reformas, los primeros coroneles no buscan protagonismo. Su perfil es técnico, disciplinado, ideológicamente fiel y absolutamente funcional. Son el recurso perfecto para un régimen que necesita estabilidad sin fisuras, mando sin debate y resultados sin exposición.

Este modelo de poder es opaco. La ciudadanía no conoce a sus nombres ni sus rostros. Rara vez aparecen en medios oficiales. Pero están ahí, firmes, controlando los territorios, vigilando a los ciudadanos, ejecutando las políticas de represión y sosteniendo la ficción de gobernabilidad.

¿Por qué importa conocerlos?

El régimen cubano ha logrado construir un sistema de dominación en el que el poder militar no es solo fuerza bruta, sino administración cotidiana. Entender la figura del primer coronel es comprender cómo funciona la dictadura en la práctica: no desde los discursos de La Habana, sino desde las oficinas provinciales, los centros penitenciarios, las academias de formación y las estructuras invisibles del miedo.

En una eventual transición democrática, estas figuras deberán ser identificadas, evaluadas y, en muchos casos, procesadas. No por venganza, sino por justicia y verdad histórica.

El poder que no se ve

Mientras los medios se concentran en las figuras visibles del castrismo o en los jerarcas de la vieja guardia, es urgente mirar hacia abajo: a esa élite emergente, disciplinada y leal que ha sido formada para sostener el régimen cuando los comandantes ya no estén. Ellos son la casta bajo la cúpula. Y hasta que no se desmonte ese entramado, la libertad seguirá siendo un sueño postergado.

 

Artículo inspirado en la investigación de Álvaro Alba publicada en Martí Noticias el 23 de abril de 2025, titulada "La casta bajo la cúpula: ¿quiénes ejecutan las órdenes del régimen de Cuba?

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Abril 24 de 2025

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