EL CASTRISMO ENTRE MOSCÚ, PEKÍN Y CARACAS: UNA ESTRATEGIA DESESPERADA
Por Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
El régimen castrista ha dejado atrás cualquier ilusión de un entendimiento con Estados Unidos que le permita, como en el modelo vietnamita, abrir la economía y mantener el control político. La política de presión de Washington, reforzada desde el regreso de Donald Trump a la presidencia, ha hecho inviable una negociación que combine legitimidad internacional, apertura al capital privado y permanencia en el poder de la cúpula castrista.
Frente a este panorama, La Habana ha optado por una estrategia desesperada: consolidar su alianza con Venezuela, Rusia y China, aunque ello suponga arriesgarse a quedar aislada de Occidente. La cúpula sabe que el desplome del régimen de Nicolás Maduro sería su sentencia de muerte política. Por eso, el mensaje de Diosdado Cabello en Caracas —“el que se mete con Cuba se mete con Venezuela y viceversa”— fue recibido y amplificado por el Partido Comunista de Cuba, en un intento de mostrar unidad de destino.
Mercenarios y Propaganda: El Brazo de Rusia en América Latina
Las revelaciones más recientes confirman que Cuba es el segundo proveedor de combatientes para Rusia en su guerra contra Ucrania, solo detrás de Corea del Norte. Según el portavoz de inteligencia militar ucraniana Andriy Yusov, “tenemos identificados al menos 20.000 cubanos reclutados por Rusia… muchos de ellos murieron sin que sus familias recibieran compensación”.
Estos reclutamientos difícilmente ocurren sin el consentimiento o la complicidad de un régimen que mantiene una de las redes de vigilancia más estrictas del planeta. La Habana contribuye así a la estrategia de Putin, a cambio de apoyo político y militar.
China: Sostén de Inteligencia y Tecnología
Pekín cumple un rol clave en esta ecuación. El ministro de las FAR, Álvaro López Miera, fue enviado a participar en el Foro de Defensa China–América Latina, donde se discutió seguridad global y cooperación militar. Durante el encuentro, el ministro chino Dong Jun afirmó que “los lazos entre China y Cuba son un modelo de solidaridad y cooperación entre países socialistas”.
En paralelo, el jefe de la seguridad estatal china, Chen Yixin, se reunió con el ministro del Interior de Cuba para mejorar el intercambio de inteligencia y “ayudar al vecino de EE.UU. a mantener la estabilidad social”, un respaldo explícito a la permanencia del castrismo.
Washington Responde y la Región se Militariza
Estados Unidos, consciente de esta convergencia, ha intensificado la presión. El jefe de la misión diplomática en La Habana, Mike Hammer, se reunió con el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, para analizar “la situación actual en Cuba” y coordinar esfuerzos en la región.
La administración Trump ha lanzado operaciones militares contra redes de narcotráfico vinculadas a Venezuela y ha enmarcado la lucha en el Caribe como una prioridad de defensa nacional. Esto sugiere que Washington considera la alianza Caracas–La Habana–Moscú–Pekín como un bloque hostil en el hemisferio.
Una Jugada de Todo o Nada
El castrismo se ha atado al destino de Maduro, Putin y Xi Jinping. Si alguno de estos pilares falla, la capacidad de sostener el sistema se desplomará. La apuesta es desesperada: mantener el poder a cualquier costo, incluso alineándose con potencias que hoy enfrentan sanciones y aislamiento internacional.
El riesgo es enorme: si Rusia se debilita en Ucrania, si China prioriza su relación con Occidente o si Venezuela entra en un proceso de transición democrática, el castrismo podría quedarse sin aliados y sin recursos, enfrentando el desafío de su propia supervivencia con una población exhausta y en rebeldía silenciosa.
🇬🇧 English
CASTRISMO BETWEEN MOSCOW, BEIJING, AND CARACAS: A DESPERATE STRATEGY
By Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
The castrista regime has abandoned any illusion of reaching an understanding with the United States that would, as in the Vietnamese model, allow it to open the economy while retaining political control. Washington’s pressure policy, reinforced since Donald Trump’s return to the presidency, has made it unviable to negotiate a deal that combines international legitimacy, openness to private capital, and the continuity in power of the castrista leadership.
In this context, Havana has opted for a desperate strategy: to consolidate its alliance with Venezuela, Russia, and China, even at the risk of becoming isolated from the West. The leadership knows that the collapse of Nicolás Maduro’s regime would amount to a political death sentence. That is why Diosdado Cabello’s message in Caracas —“whoever messes with Cuba messes with Venezuela and vice versa”— was received and amplified by Cuba’s Communist Party in an attempt to project a unity of destiny.
Mercenaries and Propaganda: Russia’s Arm in Latin America
Recent revelations confirm that Cuba is the second-largest supplier of fighters for Russia’s war against Ukraine, trailing only North Korea. According to Ukrainian military intelligence spokesman Andriy Yusov, “we have identified at least 20,000 Cubans recruited by Russia… many of them died without their families receiving compensation.”
Such recruitment could hardly take place without the consent or complicity of a regime that maintains one of the strictest surveillance networks on the planet. In this way, Havana contributes to Putin’s strategy in exchange for political and military support.
China: Intelligence and Technology Support
Beijing plays a key role in this equation. Cuba’s minister of the Revolutionary Armed Forces, Álvaro López Miera, was sent to take part in the China–Latin America Defense Forum, where global security and military cooperation were discussed. During the meeting, Chinese minister Dong Jun stated that “the ties between China and Cuba are a model of solidarity and cooperation among socialist countries.”
In parallel, China’s state security chief, Chen Yixin, met with Cuba’s minister of the interior to enhance intelligence sharing and to “help the neighbor of the U.S. maintain social stability,” an explicit endorsement of the castrista system’s continuity.
Washington Responds and the Region Militarizes
The United States, aware of this convergence, has ramped up pressure. The head of the U.S. diplomatic mission in Havana, Mike Hammer, met with Admiral Alvin Holsey, commander of U.S. Southern Command, to assess “the current situation in Cuba” and coordinate efforts in the region.
The Trump administration has launched military operations against drug-trafficking networks linked to Venezuela and has framed the Caribbean fight as a national defense priority. This suggests Washington views the Caracas–Havana–Moscow–Beijing alignment as a hostile bloc in the hemisphere.
An All-or-Nothing Gamble
Castrismo has tied itself to the fate of Maduro, Putin, and Xi Jinping. If any of these pillars falters, the system’s ability to sustain itself will collapse. The bet is desperate: to hold on to power at any cost, even by aligning with powers that currently face sanctions and international isolation.
The risk is enormous: if Russia is weakened in Ukraine, if China prioritizes its relationship with the West, or if Venezuela enters a democratic transition, castrismo could find itself without allies and resources, facing the challenge of its own survival with an exhausted population in silent rebellion.
🇫🇷 Français
LE CASTRISME ENTRE MOSCOU, PÉKIN ET CARACAS : UNE STRATÉGIE DÉSESPÉRÉE
Par Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Le régime castriste a abandonné toute illusion d’un accord avec les États-Unis qui lui permettrait, comme dans le modèle vietnamien, d’ouvrir l’économie tout en conservant le contrôle politique. La politique de pression de Washington, renforcée depuis le retour de Donald Trump à la présidence, a rendu inviable toute négociation combinant légitimité internationale, ouverture au capital privé et maintien au pouvoir de la direction castriste.
Face à ce panorama, La Havane a opté pour une stratégie désespérée : consolider son alliance avec le Venezuela, la Russie et la Chine, quitte à s’isoler de l’Occident. La direction sait que l’effondrement du régime de Nicolás Maduro équivaudrait à une condamnation politique à mort. C’est pourquoi le message de Diosdado Cabello à Caracas — « qui s’en prend à Cuba s’en prend au Venezuela, et vice-versa » — a été reçu et amplifié par le Parti communiste cubain, afin de projeter une unité de destin.
Mercenaires et propagande : le bras de la Russie en Amérique latine
Les révélations récentes confirment que Cuba est le deuxième fournisseur de combattants pour la guerre de la Russie contre l’Ukraine, derrière la Corée du Nord. Selon le porte-parole du renseignement militaire ukrainien, Andriy Yusov, « nous avons identifié au moins 20 000 Cubains recrutés par la Russie… beaucoup sont morts sans que leurs familles reçoivent de compensation ».
Un tel recrutement pourrait difficilement avoir lieu sans le consentement ou la complicité d’un régime qui maintient l’un des réseaux de surveillance les plus stricts de la planète. Ainsi, La Havane contribue à la stratégie de Poutine en échange d’un soutien politique et militaire.
La Chine : appui en renseignement et en technologie
Pékin joue un rôle clé dans cette équation. Le ministre des Forces armées révolutionnaires, Álvaro López Miera, a été envoyé participer au Forum défense Chine–Amérique latine, où ont été abordées la sécurité mondiale et la coopération militaire. Lors de la rencontre, le ministre chinois Dong Jun a affirmé que « les liens entre la Chine et Cuba sont un modèle de solidarité et de coopération entre pays socialistes ».
Parallèlement, le chef de la sécurité d’État chinoise, Chen Yixin, a rencontré le ministre cubain de l’Intérieur afin d’améliorer l’échange de renseignements et « d’aider le voisin des États-Unis à maintenir la stabilité sociale », un soutien explicite à la permanence du castrisme.
Washington répond et la région se militarise
Conscients de cette convergence, les États-Unis ont intensifié la pression. Le chef de la mission diplomatique à La Havane, Mike Hammer, a rencontré l’amiral Alvin Holsey, commandant du Southern Command, pour évaluer « la situation actuelle à Cuba » et coordonner les efforts dans la région.
L’administration Trump a lancé des opérations militaires contre des réseaux de narcotrafic liés au Venezuela et a présenté la lutte dans les Caraïbes comme une priorité de la défense nationale. Cela suggère que Washington considère l’alignement Caracas–La Havane–Moscou–Pékin comme un bloc hostile dans l’hémisphère.
Un pari du tout ou rien
Le castrisme s’est lié au destin de Maduro, Poutine et Xi Jinping. Si l’un de ces piliers flanche, la capacité du système à se maintenir s’effondrera. Le pari est désespéré : conserver le pouvoir à tout prix, quitte à s’aligner sur des puissances aujourd’hui sous sanctions et en situation d’isolement international.
Le risque est immense : si la Russie s’affaiblit en Ukraine, si la Chine privilégie sa relation avec l’Occident, ou si le Venezuela entre dans une transition démocratique, le castrisme pourrait se retrouver sans alliés ni ressources, confronté au défi de sa propre survie avec une population épuisée et en rébellion silencieuse.
🇮🇹 Italiano
IL CASTRISMO TRA MOSCA, PECHINO E CARACAS: UNA STRATEGIA DISPERATA
Di Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Il regime castrista ha abbandonato ogni illusione di raggiungere un’intesa con gli Stati Uniti che, come nel modello vietnamita, gli consentirebbe di aprire l’economia mantenendo il controllo politico. La politica di pressione di Washington, rafforzata dal ritorno di Donald Trump alla presidenza, ha reso impraticabile qualsiasi accordo che unisca legittimità internazionale, apertura al capitale privato e permanenza al potere della dirigenza castrista.
Di fronte a questo scenario, L’Avana ha scelto una strategia disperata: consolidare la propria alleanza con Venezuela, Russia e Cina, anche a rischio di isolarsi dall’Occidente. La leadership sa che il crollo del regime di Nicolás Maduro equivarrebbe a una condanna politica a morte. Per questo il messaggio di Diosdado Cabello a Caracas — « chi tocca Cuba, tocca il Venezuela e viceversa » — è stato accolto e amplificato dal Partito Comunista di Cuba, nel tentativo di mostrare un’unità di destino.
Mercenari e propaganda: il braccio della Russia in America Latina
Le rivelazioni più recenti confermano che Cuba è il secondo fornitore di combattenti per la guerra della Russia contro l’Ucraina, dopo la Corea del Nord. Secondo il portavoce dell’intelligence militare ucraina, Andriy Yusov, « abbiamo identificato almeno 20.000 cubani reclutati dalla Russia… molti di loro sono morti senza che le famiglie ricevessero un indennizzo ».
Un tale reclutamento difficilmente potrebbe avvenire senza il consenso o la complicità di un regime che mantiene una delle reti di sorveglianza più rigide del pianeta. In questo modo L’Avana contribuisce alla strategia di Putin in cambio di sostegno politico e militare.
Cina: sostegno d’intelligence e tecnologico
Pechino svolge un ruolo chiave in questa equazione. Il ministro delle Forze Armate Rivoluzionarie, Álvaro López Miera, è stato inviato a partecipare al Forum della Difesa Cina–America Latina, dove si è discusso di sicurezza globale e cooperazione militare. Durante l’incontro, il ministro cinese Dong Jun ha affermato che « i legami tra Cina e Cuba sono un modello di solidarietà e cooperazione tra Paesi socialisti ».
In parallelo, il capo della sicurezza di Stato cinese, Chen Yixin, ha incontrato il ministro dell’Interno di Cuba per migliorare lo scambio di informazioni e « aiutare il vicino degli Stati Uniti a mantenere la stabilità sociale », un sostegno esplicito alla permanenza del castrismo.
Washington risponde e la regione si militarizza
Gli Stati Uniti, consapevoli di questa convergenza, hanno intensificato la pressione. Il capo della missione diplomatica a L’Avana, Mike Hammer, ha incontrato l’ammiraglio Alvin Holsey, comandante dello U.S. Southern Command, per valutare « la situazione attuale a Cuba » e coordinare gli sforzi nella regione.
L’amministrazione Trump ha avviato operazioni militari contro le reti di narcotraffico legate al Venezuela e ha inquadrato la lotta nei Caraibi come una priorità di difesa nazionale. Ciò suggerisce che Washington consideri l’allineamento Caracas–L’Avana–Mosca–Pechino come un blocco ostile nell’emisfero.
Una scommessa “tutto o niente”
Il castrismo si è legato al destino di Maduro, Putin e Xi Jinping. Se uno di questi pilastri dovesse vacillare, la capacità del sistema di mantenersi crollerebbe. La scommessa è disperata: conservare il potere a ogni costo, anche allineandosi con potenze oggi sottoposte a sanzioni e isolamento internazionale.
Il rischio è enorme: se la Russia si indebolisse in Ucraina, se la Cina privilegiasse i rapporti con l’Occidente o se il Venezuela intraprendesse una transizione democratica, il castrismo potrebbe ritrovarsi senza alleati né risorse, di fronte alla sfida della propria sopravvivenza con una popolazione sfinita e in silenziosa ribellione.
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