RUSIA, EL TIGRE DE PAPEL
Por Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Los cubanos —y en general el mundo democrático— se han acostumbrado a la idea
de que Rusia sigue siendo una gran potencia, comparable con las democracias más
avanzadas del planeta. No es así. Rusia es, en realidad, un país
subdesarrollado que, a pesar de su enorme extensión geográfica, depende casi
por completo de la exportación de combustibles fósiles para sostener su
economía. El ya fallecido senador John McCain comparó a Rusia con “una
gasolinera que se hace pasar por país”.
Economía: una potencia inflada
En términos económicos, Rusia no es una superpotencia. Su PIB ronda los 2,1
billones de dólares, comparable al de Italia (≈2,3 billones) o Brasil (≈2,2
billones), y muy por debajo de Alemania (≈4,5 billones), Japón (≈4,2 billones)
o el Reino Unido (≈3,9 billones). Incluso Canadá (≈2,01 billones en 2021) y
España (≈1,46 billones en 2021) tienen un desempeño más diversificado. Esto evidencia
el atraso de su modelo productivo y la dependencia estructural de su economía
del gas y el petróleo.
Poder militar: muy lejos de la OTAN
La diferencia es aún más clara en el terreno militar. El gasto de defensa de
Rusia en 2024 fue de unos 109 000 millones de USD, mientras que solo los países
europeos de la OTAN sumaron más de 380 000 millones en el mismo año. Aun sin
contar a Estados Unidos, Europa invierte más de tres veces lo que Moscú destina
a su ejército, y lo hace con industrias tecnológicamente más avanzadas y
cadenas de suministro más resilientes.
Energía: el mundo puede prescindir de Rusia
En 2023, Rusia representó el 12,4 % de la producción mundial de petróleo (crudo
y condensados) y fue el segundo mayor productor de gas natural, con cerca del
17 % de la producción global. Sin embargo, el mundo ha demostrado que puede
sustituir gran parte de esa oferta.
- Estados Unidos es el mayor productor mundial de petróleo y gas, con capacidad de seguir incrementando producción gracias al shale oil.
- Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos tienen capacidad excedente para aumentar el bombeo.
- Irak y Brasil continúan expandiendo su producción.
- Canadá posee vastas reservas en arenas bituminosas.
- Qatar, líder en exportaciones de GNL, está ampliando sus proyectos.
- Noruega ha sustituido gran parte del gas ruso que llegaba a Europa, y Australia puede redirigir oferta hacia mercados deficitarios.
Estos países ya demostraron desde 2022 que pueden compensar el déficit ruso sin provocar un colapso energético global. El impacto inicial puede ser un aumento temporal de precios, pero la oferta mundial es suficientemente flexible para reemplazar el petróleo y gas de Moscú sin consecuencias estratégicas de largo plazo.
Rusia empobrece a su propio pueblo
Entre 29 y 36 millones de rusos (20–25 % de la población) viven con menos de 4
USD al día. A diferencia de países europeos como Italia, donde los más pobres
tienen acceso a sanidad pública y subsidios básicos, en Rusia el apoyo social
es desigual y muchas veces ficticio. La mayoría de los pobres no recibe un
ingreso garantizado, y el sistema está marcado por corrupción, burocracia y
falta de recursos.
Diversos estudios estiman que Rusia ha gastado más de 200 000 millones de USD en la invasión de Ucrania y destina entre el 8 % y el 10 % de su PIB a su maquinaria militar, incluyendo propaganda y apoyo a grupos proxi en el extranjero. Mantiene reservas de oro y divisas por más de 500 000 millones de USD y un fondo soberano de otros 130 000 millones. Si esos recursos se hubieran usado de manera transparente para resolver problemas sociales, Rusia podría haber reducido drásticamente la pobreza de sus millones de ciudadanos.
El contraste es aún más escandaloso si consideramos que Moscú ha destinado en los últimos 65 años más de 160 000 millones de USD para sostener al castrismo en Cuba, un régimen que mantiene a su pueblo sin electricidad, comida ni medicinas. Con esa cifra, Rusia habría podido garantizar alimentación, vivienda y servicios básicos a sus ciudadanos más pobres durante décadas.
La guerra en Ucrania: un espejo de su debilidad
Tras tres años de guerra, Rusia solo ha logrado ocupar el 20 % del territorio
ucraniano, a pesar de contar con una economía nueve veces mayor y una población
más de tres veces superior. Esto confirma que su capacidad militar es muy
limitada y que su fama se debe, principalmente, a su arsenal nuclear heredado
de la URSS.
Conclusión: el verdadero rostro del “Tigre de Papel”
Rusia no es la superpotencia que aparenta ser. Es un país con una economía
comparable a la de Italia, con una parte importante de su población viviendo en
la pobreza y una maquinaria militar menos efectiva de lo que su propaganda
sugiere. Su dictador es un criminal de guerra, responsable de asesinatos, del
secuestro de 20 000 niños ucranianos y de la promoción del terrorismo en el
mundo.
La realidad es que
Rusia es un tigre de papel, que mantiene su influencia a través del miedo
nuclear y la represión interna, pero que está cada vez más aislada en la escena
internacional. Si Occidente mantiene su unidad, la maquinaria de Putin puede
agotarse. Un futuro sin el imperialismo ruso permitiría redirigir los recursos
de ese país a resolver sus propios problemas sociales, abrirse al mundo y dejar
de sostener regímenes dictatoriales como el cubano.
🇬🇧 English
RUSSIA, THE PAPER TIGER
By Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Cubans—and, in general, the democratic world—have grown accustomed to the idea that Russia remains a great power, comparable to the most advanced democracies on the planet. This is not the case. Russia is, in reality, an underdeveloped country that, despite its vast geographical expanse, depends almost entirely on the export of fossil fuels to sustain its economy. The late Senator John McCain compared Russia to “a gas station masquerading as a country.”
Economy: an inflated power
In economic terms, Russia is not a superpower. Its GDP is about $2.1 trillion, comparable to Italy (≈$2.3 trillion) or Brazil (≈$2.2 trillion), and far below Germany (≈$4.5 trillion), Japan (≈$4.2 trillion), or the United Kingdom (≈$3.9 trillion). Even Canada (≈$2.01 trillion in 2021) and Spain (≈$1.46 trillion in 2021) have a more diversified performance. This reflects the backwardness of its productive model and the structural dependence of its economy on oil and gas.
Military power: far behind NATO
The gap is even clearer in the military sphere. Russia’s defense spending in 2024 was about $109 billion, while European NATO countries alone totaled more than $380 billion in the same year. Even without the United States, Europe invests more than three times what Moscow spends on its army, and it does so with more advanced industries and more resilient supply chains.
Energy: the world can do without Russia
In 2023, Russia accounted for 12.4% of global oil production (crude and condensates) and was the second-largest producer of natural gas, with about 17% of global output. Yet the world has shown it can replace much of that supply.
-
The United States is the world’s largest oil and gas producer, with capacity to keep increasing production thanks to shale oil.
-
Saudi Arabia and the UAE have spare capacity to pump more.
-
Iraq and Brazil continue to expand production.
-
Canada holds vast reserves in oil sands.
-
Qatar, the leading LNG exporter, is expanding its projects.
-
Norway has replaced much of the Russian gas that once flowed to Europe, and Australia can redirect supply to deficit markets.
These countries have already proven since 2022 that they can offset Russia’s deficit without triggering global energy collapse. The initial effect may be temporary price increases, but global supply is flexible enough to replace Moscow’s oil and gas without long-term strategic consequences.
Russia impoverishes its own people
Between 29 and 36 million Russians (20–25% of the population) live on less than $4 a day. Unlike in European countries such as Italy, where the poorest have access to public healthcare and basic subsidies, in Russia social support is uneven and often fictitious. Most of the poor receive no guaranteed income, and the system is marked by corruption, bureaucracy, and lack of resources.
Studies estimate that Russia has spent more than $200 billion on the invasion of Ukraine and allocates between 8% and 10% of its GDP to its military machinery, including propaganda and support for proxy groups abroad. It holds over $500 billion in gold and foreign currency reserves and another $130 billion in a sovereign wealth fund. If those resources had been transparently used to address social problems, Russia could have drastically reduced poverty among millions of its citizens.
The contrast is even more outrageous if we consider that Moscow has spent more than $160 billion over the last 65 years to sustain Castroism in Cuba, a regime that keeps its people without electricity, food, or medicine. With that figure, Russia could have guaranteed food, housing, and basic services for its poorest citizens for decades.
The war in Ukraine: a mirror of its weakness
After three years of war, Russia has managed to occupy only 20% of Ukrainian territory, despite having an economy nine times larger and a population more than three times greater. This confirms that its military capacity is very limited and that its reputation rests mainly on its nuclear arsenal inherited from the USSR.
Conclusion: the true face of the “Paper Tiger”
Russia is not the superpower it pretends to be. It is a country with an economy comparable to Italy’s, with a large portion of its population living in poverty, and a military machine less effective than its propaganda suggests. Its dictator is a war criminal, responsible for murders, the abduction of 20,000 Ukrainian children, and the promotion of terrorism worldwide.
The reality is that Russia is a paper tiger, maintaining its influence through nuclear fear and internal repression, but increasingly isolated on the international stage. If the West remains united, Putin’s machinery may collapse. A future without Russian imperialism would allow the country’s resources to be redirected to solving its own social problems, opening to the world, and ceasing to sustain dictatorial regimes such as Cuba’s.
🇫🇷 Français
RUSSIE, LE TIGRE DE PAPIER
Par Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Les Cubains—et, en général, le monde démocratique—se sont habitués à l’idée que la Russie demeure une grande puissance, comparable aux démocraties les plus avancées de la planète. Ce n’est pas le cas. La Russie est en réalité un pays sous-développé qui, malgré son immense territoire, dépend presque entièrement de l’exportation des combustibles fossiles pour soutenir son économie. Le défunt sénateur John McCain a comparé la Russie à « une station-service déguisée en pays ».
Économie : une puissance gonflée
Sur le plan économique, la Russie n’est pas une superpuissance. Son PIB est d’environ 2,1 billions de dollars, comparable à celui de l’Italie (≈2,3 billions) ou du Brésil (≈2,2 billions), et bien en dessous de l’Allemagne (≈4,5 billions), du Japon (≈4,2 billions) ou du Royaume-Uni (≈3,9 billions). Même le Canada (≈2,01 billions en 2021) et l’Espagne (≈1,46 billion en 2021) ont une performance plus diversifiée. Cela met en évidence le retard de son modèle productif et la dépendance structurelle de son économie au gaz et au pétrole.
Puissance militaire : loin derrière l’OTAN
La différence est encore plus évidente dans le domaine militaire. Les dépenses de défense de la Russie en 2024 ont atteint environ 109 milliards de dollars, tandis que les seuls pays européens de l’OTAN ont totalisé plus de 380 milliards la même année. Même sans les États-Unis, l’Europe investit plus de trois fois ce que Moscou consacre à son armée, et le fait avec des industries plus avancées et des chaînes d’approvisionnement plus résilientes.
Énergie : le monde peut se passer de la Russie
En 2023, la Russie représentait 12,4 % de la production mondiale de pétrole (brut et condensats) et était le deuxième producteur mondial de gaz naturel, avec environ 17 % de la production mondiale. Pourtant, le monde a montré qu’il pouvait remplacer une grande partie de cette offre.
-
Les États-Unis sont le premier producteur mondial de pétrole et de gaz, avec la capacité d’augmenter encore grâce au pétrole de schiste.
-
L’Arabie saoudite et les Émirats arabes unis disposent d’une capacité excédentaire pour accroître leur production.
-
L’Irak et le Brésil poursuivent l’expansion de leur production.
-
Le Canada possède d’immenses réserves de sables bitumineux.
-
Le Qatar, leader des exportations de GNL, développe ses projets.
-
La Norvège a remplacé une grande partie du gaz russe qui arrivait en Europe, et l’Australie peut réorienter son offre vers les marchés déficitaires.
Ces pays ont déjà démontré depuis 2022 qu’ils peuvent compenser le déficit russe sans provoquer un effondrement énergétique mondial. L’effet initial peut être une hausse temporaire des prix, mais l’offre mondiale est suffisamment flexible pour remplacer le pétrole et le gaz de Moscou sans conséquences stratégiques à long terme.
La Russie appauvrit son propre peuple
Entre 29 et 36 millions de Russes (20–25 % de la population) vivent avec moins de 4 dollars par jour. Contrairement aux pays européens comme l’Italie, où les plus pauvres ont accès à la santé publique et aux aides de base, en Russie le soutien social est inégal et souvent fictif. La majorité des pauvres ne reçoit aucun revenu garanti, et le système est marqué par la corruption, la bureaucratie et le manque de ressources.
Diverses études estiment que la Russie a dépensé plus de 200 milliards de dollars dans l’invasion de l’Ukraine et consacre entre 8 % et 10 % de son PIB à sa machine militaire, y compris la propagande et le soutien à des groupes proxi à l’étranger. Elle détient plus de 500 milliards de dollars en réserves d’or et de devises, ainsi qu’un fonds souverain de 130 milliards. Si ces ressources avaient été utilisées de manière transparente pour résoudre les problèmes sociaux, la Russie aurait pu réduire considérablement la pauvreté de millions de ses citoyens.
Le contraste est encore plus scandaleux si l’on considère que Moscou a consacré, au cours des 65 dernières années, plus de 160 milliards de dollars pour soutenir le castrisme à Cuba, un régime qui maintient son peuple sans électricité, sans nourriture ni médicaments. Avec cette somme, la Russie aurait pu garantir alimentation, logement et services de base à ses citoyens les plus pauvres pendant des décennies.
La guerre en Ukraine : un miroir de sa faiblesse
Après trois ans de guerre, la Russie n’a réussi à occuper que 20 % du territoire ukrainien, malgré une économie neuf fois plus importante et une population plus de trois fois supérieure. Cela confirme que sa capacité militaire est très limitée et que sa réputation repose principalement sur son arsenal nucléaire hérité de l’URSS.
Conclusion : le véritable visage du “Tigre de Papier”
La Russie n’est pas la superpuissance qu’elle prétend être. C’est un pays dont l’économie est comparable à celle de l’Italie, avec une part importante de la population vivant dans la pauvreté et une machine militaire moins efficace que ne le suggère sa propagande. Son dictateur est un criminel de guerre, responsable d’assassinats, de l’enlèvement de 20 000 enfants ukrainiens et de la promotion du terrorisme dans le monde.
La réalité est que la Russie est un tigre de papier, qui maintient son influence par la peur nucléaire et la répression interne, mais qui est de plus en plus isolée sur la scène internationale. Si l’Occident maintient son unité, la machine de Poutine peut s’épuiser. Un avenir sans impérialisme russe permettrait de rediriger les ressources de ce pays vers la résolution de ses propres problèmes sociaux, de s’ouvrir au monde et de cesser de soutenir des régimes dictatoriaux comme celui de Cuba.
🇮🇹 Italiano
RUSSIA, LA TIGRE DI CARTA
Di Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
I cubani—e, in generale, il mondo democratico—si sono abituati all’idea che la Russia sia ancora una grande potenza, paragonabile alle democrazie più avanzate del pianeta. Non è così. La Russia è, in realtà, un paese sottosviluppato che, nonostante la sua immensa estensione geografica, dipende quasi interamente dall’esportazione di combustibili fossili per sostenere la propria economia. Il defunto senatore John McCain paragonò la Russia a «una stazione di servizio travestita da paese».
Economia: una potenza gonfiata
In termini economici, la Russia non è una superpotenza. Il suo PIL si aggira intorno ai 2,1 trilioni di dollari, paragonabile a quello dell’Italia (≈2,3 trilioni) o del Brasile (≈2,2 trilioni), e molto al di sotto della Germania (≈4,5 trilioni), del Giappone (≈4,2 trilioni) o del Regno Unito (≈3,9 trilioni). Anche il Canada (≈2,01 trilioni nel 2021) e la Spagna (≈1,46 trilioni nel 2021) hanno una performance più diversificata. Ciò evidenzia l’arretratezza del suo modello produttivo e la dipendenza strutturale della sua economia dal gas e dal petrolio.
Potere militare: molto lontano dalla NATO
La differenza è ancora più evidente nel campo militare. La spesa per la difesa della Russia nel 2024 è stata di circa 109 miliardi di dollari, mentre i soli paesi europei della NATO hanno totalizzato oltre 380 miliardi nello stesso anno. Anche senza gli Stati Uniti, l’Europa investe più di tre volte quanto Mosca destina al proprio esercito, e lo fa con industrie tecnologicamente più avanzate e catene di approvvigionamento più resilienti.
Energia: il mondo può fare a meno della Russia
Nel 2023, la Russia ha rappresentato il 12,4 % della produzione mondiale di petrolio (greggio e condensati) ed è stato il secondo produttore di gas naturale, con circa il 17 % della produzione globale. Tuttavia, il mondo ha dimostrato di poter sostituire gran parte di quell’offerta.
-
Gli Stati Uniti sono il maggior produttore mondiale di petrolio e gas, con la capacità di aumentare ulteriormente la produzione grazie allo shale oil.
-
L’Arabia Saudita e gli Emirati Arabi Uniti dispongono di capacità in eccesso per aumentare l’estrazione.
-
L’Iraq e il Brasile continuano ad espandere la produzione.
-
Il Canada possiede vaste riserve nelle sabbie bituminose.
-
Il Qatar, leader nelle esportazioni di GNL, sta ampliando i suoi progetti.
-
La Norvegia ha sostituito gran parte del gas russo destinato all’Europa, e l’Australia può dirottare l’offerta verso mercati in deficit.
Questi paesi hanno già dimostrato dal 2022 di poter compensare il deficit russo senza provocare un collasso energetico globale. L’impatto iniziale può essere un aumento temporaneo dei prezzi, ma l’offerta mondiale è sufficientemente flessibile per sostituire il petrolio e il gas di Mosca senza conseguenze strategiche a lungo termine.
La Russia impoverisce il proprio popolo
Tra 29 e 36 milioni di russi (20–25 % della popolazione) vivono con meno di 4 dollari al giorno. A differenza di paesi europei come l’Italia, dove i più poveri hanno accesso alla sanità pubblica e a sussidi di base, in Russia il sostegno sociale è diseguale e spesso fittizio. La maggior parte dei poveri non riceve alcun reddito garantito e il sistema è segnato da corruzione, burocrazia e mancanza di risorse.
Studi diversi stimano che la Russia abbia speso oltre 200 miliardi di dollari per l’invasione dell’Ucraina e destini tra l’8 % e il 10 % del PIL alla propria macchina militare, compresa la propaganda e il sostegno a gruppi proxi all’estero. Mantiene riserve in oro e valute per oltre 500 miliardi di dollari e un fondo sovrano di altri 130 miliardi. Se tali risorse fossero state utilizzate in modo trasparente per risolvere i problemi sociali, la Russia avrebbe potuto ridurre drasticamente la povertà di milioni di suoi cittadini.
Il contrasto è ancora più scandaloso se consideriamo che Mosca ha destinato, negli ultimi 65 anni, oltre 160 miliardi di dollari per sostenere il castrismo a Cuba, un regime che tiene il suo popolo senza elettricità, cibo o medicine. Con quella cifra, la Russia avrebbe potuto garantire alimentazione, abitazioni e servizi di base ai suoi cittadini più poveri per decenni.
La guerra in Ucraina: uno specchio della sua debolezza
Dopo tre anni di guerra, la Russia è riuscita a occupare solo il 20 % del territorio ucraino, nonostante un’economia nove volte più grande e una popolazione più di tre volte superiore. Questo conferma che la sua capacità militare è molto limitata e che la sua fama si deve principalmente all’arsenale nucleare ereditato dall’URSS.
Conclusione: il vero volto della “Tigre di Carta”
La Russia non è la superpotenza che pretende di essere. È un paese con un’economia paragonabile a quella dell’Italia, con una parte importante della popolazione che vive nella povertà e una macchina militare meno efficace di quanto suggerisca la sua propaganda. Il suo dittatore è un criminale di guerra, responsabile di omicidi, del rapimento di 20 000 bambini ucraini e della promozione del terrorismo nel mondo.
La realtà è che la Russia è una tigre di carta, che mantiene la propria influenza attraverso la paura nucleare e la repressione interna, ma che è sempre più isolata sulla scena internazionale. Se l’Occidente mantiene la propria unità, la macchina di Putin può esaurirsi. Un futuro senza imperialismo russo permetterebbe di reindirizzare le risorse del paese alla risoluzione dei propri problemi sociali, all’apertura verso il mondo e alla fine del sostegno a regimi dittatoriali come quello cubano.
0 comentarios:
Publicar un comentario