viernes, 26 de septiembre de 2025

PUTIN Y SU BOOMERANG ESTRATÉGICO


Por Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica

La presencia de drones y aviones rusos sobre países que no están en guerra directa con Rusia parecen una demostración de fuerza, pero en realidad revelan algo mucho más profundo: la debilidad estratégica del Kremlin y su desesperación por cambiar la narrativa del conflicto. Rusia, incapaz de lograr avances decisivos en el frente ucraniano, recurre a provocaciones que no modifican el equilibrio militar. Cada agravio ruso fuera de Ucrania es más un acto de propaganda que una operación con impacto estratégico real.


Lejos de doblegar a las poblaciones afectadas, estas acciones generan el efecto contrario:

- Refuerzan la determinación de los gobiernos europeos de proteger a sus ciudadanos “cueste lo que cueste”.

- Aceleran la instalación de defensas aéreas y el fortalecimiento de alianzas dentro de la OTAN.

- Sirven como justificación política para enviar más armamento, municiones y asistencia técnica a Ucrania.

LA NARRATIVA INTERNA DE PUTIN

El Kremlin utiliza estas acciones para alimentar su relato de “guerra contra Occidente”, presentando la invasión a Ucrania como una defensa de Rusia contra la OTAN. Así busca mantener cohesionada a una población sometida a sacrificios, justificar nuevas olas de reclutamiento y desviar la atención de los fracasos militares en el frente.

EL TIGRE DE PAPEL

La posibilidad real de que Putin lance un ataque contra alguno de los países de la OTAN está siendo exagerada. Con todo el esfuerzo de su ejército y el apoyo de China y Corea del Norte, apenas ha logrado estancarse en un solo frente: Ucrania. Después de tres años de guerra, y tras arrebatarle entre del 18 al 20 % de su territorio, Rusia ha sufrido más de un millón de bajas entre muertos y heridos, sin lograr una victoria decisiva.

Si esta es la realidad luchando en un único frente, resulta claro que combatir en otros cuatro escenarios contra Europa sería un suicidio estratégico. Incluso el presidente Donald Trump ha ridiculizado la actual situación, calificando a Rusia de “tigre de papel”, un gigante que parece temible pero cuya fuerza real se desmorona ante un conflicto prolongado.

PODER MILITAR DE LA COALICIÓN EUROPEA

La OTAN europea (sin EE. UU.) cuenta con más de 1,5 millones de militares activos, tecnología de punta y sistemas integrados de defensa aérea. Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Polonia concentran gran parte del poder terrestre y aéreo, con capacidad de movilizar tanques Leopard, Rafales, Typhoons, F-35 y sistemas Patriot. Además, países como Finlandia, Suecia, Noruega, Rumanía y los Estados bálticos añaden capas de defensa, artillería y drones que obligarían a Rusia a dividir sus fuerzas.

FRENTES SIMULTÁNEOS PARA RUSIA

Ni con la ayuda de China y Corea del Norte Putin puede enfrentarse en cinco frentes de guerra:


1. Ártico y Escandinavia (Finlandia y Noruega),
2. Bálticos (Estonia y Letonia),
3. Corredor de Suwałki (Lituania y Polonia),
4. Este y sur de Ucrania, y
5. Mar Negro (Rumanía, Bulgaria y Turquía).

Sostener una ofensiva simultánea en todos ellos sería una carga logística y militar insostenible que precipitaría su derrota.

LA BALANZA DEL PODER

Si miramos la economía y el poder militar, la desventaja de Putin es aún más evidente. El conjunto de los países europeos que apoyan a Ucrania tiene un PIB combinado superior a 20 billones de dólares, casi 15 veces el tamaño de la economía rusa, lo que les permite sostener el esfuerzo bélico necesario para derrotar a Rusia.

Sus industrias son altamente tecnológicas, con acceso a producción avanzada de chips, drones, radares y armamento de precisión, algo que Rusia depende en gran parte de importar clandestinamente. Europa cuenta con más de 1,5 millones de soldados profesionales entrenados, mientras que Rusia ha tenido que recurrir a cientos de miles de reclutas sin experiencia para reemplazar a las tropas de élite que ha perdido en estos tres años de guerra.

Abrir simultáneamente otros cuatro frentes exigiría a Moscú una movilización masiva y sostenida. Rusia necesita aproximadamente tres soldados por cada defensor, si Europa puede colocar 500 000 efectivos en un sector, Rusia tendría que desplegar cerca de 1,5 millones solo para equilibrar la batalla y aspirar a avanzar. Esto es simplemente imposible: ese contingente no existe en reservas experimentadas, y las unidades rusas están ya comprometidas o degradadas en Ucrania. Sustituir calidad por cantidad con reclutas sin experiencia y equipos obsoletos sería insuficiente.

La logística, la producción industrial y la formación necesaria para desplegar material moderno tampoco se consiguen de la noche a la mañana. Por eso, otra agresión abierta contra Europa o uno de sus países, sería en la práctica un absurdo que difícilmente estaría dispuesto a considerar. Putin no es Espartaco, que sabiendo una causa perdida su rebelión de esclavos, se lanzó a morir en batalla luchando contra Marco Licinio Craso y las ocho legiones romanas que lo cercaron en el sur de Italia.

 

 

🇬🇧 English Translation

PUTIN AND HIS STRATEGIC BOOMERANG
By Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Blog: Patria Pueblo y Libertad

The presence of Russian drones and aircraft over countries not at war with Russia may seem like a show of force, but in reality, they reveal something much deeper: the Kremlin’s strategic weakness and its desperation to change the narrative of the conflict. Unable to achieve decisive advances on the Ukrainian front, Russia resorts to provocations that do not alter the military balance. Every Russian act of aggression outside Ukraine is more propaganda than a truly strategic operation.

Far from subduing the affected populations, these actions have the opposite effect:

  • They strengthen the determination of European governments to protect their citizens “at any cost.”

  • They accelerate the deployment of air defenses and the strengthening of NATO alliances.

  • They serve as political justification for sending more weapons, ammunition, and technical assistance to Ukraine.

PUTIN’S INTERNAL NARRATIVE

The Kremlin uses these actions to fuel its “war against the West” narrative, presenting the invasion of Ukraine as a defense of Russia against NATO. This keeps the population united under sacrifices, justifies new waves of conscription, and diverts attention from military failures at the front.

THE PAPER TIGER

The real possibility that Putin might attack a NATO country is being exaggerated. Despite all the effort of his army and the support of China and North Korea, he has barely managed to hold ground on a single front: Ukraine. After three years of war, having seized 18 to 20% of Ukrainian territory, Russia has suffered over a million casualties, dead and wounded, without achieving a decisive victory.

If this is the result while fighting on a single front, it is clear that fighting on four more fronts against Europe would be a strategic suicide. Even President Donald Trump has mocked the current situation, calling Russia a “paper tiger,” a giant that looks fearsome but whose real power collapses under prolonged conflict.

EUROPEAN COALITION MILITARY POWER

European NATO (without the U.S.) has more than 1.5 million active troops, state-of-the-art technology, and integrated air defense systems. France, Germany, the UK, Italy, and Poland hold most of the land and air power, capable of mobilizing Leopard tanks, Rafales, Typhoons, F-35s, and Patriot systems. Additionally, Finland, Sweden, Norway, Romania, and the Baltic states add layers of defense, artillery, and drones that would force Russia to divide its forces.

MULTIPLE FRONTS FOR RUSSIA

Even with help from China and North Korea, Putin cannot fight five simultaneous fronts:

  1. Arctic and Scandinavia (Finland and Norway),

  2. Baltics (Estonia and Latvia),

  3. Suwałki Corridor (Lithuania and Poland),

  4. Eastern and Southern Ukraine, and

  5. Black Sea (Romania, Bulgaria, and Turkey).

Sustaining an offensive on all these fronts would be a logistical and military burden that would accelerate Russia’s defeat.

BALANCE OF POWER

Looking at the economy and military power, Putin’s disadvantage is even clearer. The European countries supporting Ukraine have a combined GDP exceeding $20 trillion, nearly 15 times the size of Russia’s economy, allowing them to sustain the war effort needed to defeat Russia.

Their industries are highly technological, with access to advanced production of chips, drones, radars, and precision weapons—resources Russia largely depends on smuggling. Europe has over 1.5 million professional trained soldiers, while Russia has had to resort to hundreds of thousands of inexperienced conscripts to replace the elite troops lost over three years of war.

Opening four additional fronts would require Moscow to mobilize massive forces. Russia needs approximately three soldiers for every defender: if Europe can deploy 500,000 troops in a sector, Russia would need 1.5 million just to match and hope to advance. This is simply impossible: such a force does not exist in trained reserves, and most Russian units are already engaged or degraded in Ukraine. Replacing quality with quantity by sending raw recruits and outdated equipment would not be enough.

Logistics, industrial production, and the training needed to deploy modern equipment cannot be achieved overnight. This is why an open aggression against Europe or one of its countries would be practically absurd and one that Putin is unlikely to consider. Putin is not Spartacus, who, knowing his slave rebellion was doomed, threw himself into battle to die fighting Marcus Licinius Crassus and the eight Roman legions that surrounded him in southern Italy.


🇫🇷 Traduction en Français

POUTINE ET SON BOOMERANG STRATÉGIQUE
Par Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Blog : Patria Pueblo y Libertad

La présence de drones et d’avions russes au-dessus de pays qui ne sont pas en guerre avec la Russie peut sembler une démonstration de force, mais en réalité, elle révèle quelque chose de bien plus profond : la faiblesse stratégique du Kremlin et son désespoir de changer le récit du conflit. Incapable d’obtenir des avancées décisives sur le front ukrainien, la Russie recourt à des provocations qui ne modifient pas l’équilibre militaire. Chaque agression russe hors d’Ukraine est davantage un acte de propagande qu’une opération stratégique réelle.

Loin de plier les populations affectées, ces actions produisent l’effet inverse :

  • Elles renforcent la détermination des gouvernements européens à protéger leurs citoyens « coûte que coûte ».

  • Elles accélèrent l’installation de défenses aériennes et le renforcement des alliances au sein de l’OTAN.

  • Elles servent de justification politique pour envoyer plus d’armes, de munitions et d’assistance technique à l’Ukraine.

LA NARRATION INTERNE DE POUTINE

Le Kremlin utilise ces actions pour nourrir son récit de « guerre contre l’Occident », présentant l’invasion de l’Ukraine comme une défense de la Russie contre l’OTAN. Cela permet de maintenir la population unie dans les sacrifices, de justifier de nouvelles vagues de conscription et de détourner l’attention des échecs militaires sur le front.

LE TIGRE DE PAPIER

La possibilité réelle que Poutine attaque un pays de l’OTAN est largement exagérée. Malgré tous les efforts de son armée et le soutien de la Chine et de la Corée du Nord, il n’a réussi qu’à se maintenir sur un seul front : l’Ukraine. Après trois ans de guerre et avoir conquis 18 à 20 % du territoire ukrainien, la Russie a subi plus d’un million de pertes (morts et blessés) sans obtenir de victoire décisive.

Si tel est le résultat sur un seul front, il est clair qu’ouvrir quatre autres fronts contre l’Europe serait un suicide stratégique. Même le président Donald Trump a ridiculisé la situation actuelle, qualifiant la Russie de « tigre de papier », un géant qui semble redoutable mais dont la puissance réelle s’effondre face à un conflit prolongé.

LA PUISSANCE MILITAIRE DE LA COALITION EUROPÉENNE

L’OTAN européenne (sans les États-Unis) compte plus de 1,5 million de militaires actifs, des technologies de pointe et des systèmes de défense aérienne intégrés. La France, l’Allemagne, le Royaume-Uni, l’Italie et la Pologne concentrent la majorité de la puissance terrestre et aérienne, capables de mobiliser des chars Leopard, des Rafale, des Typhoon, des F-35 et des systèmes Patriot. De plus, la Finlande, la Suède, la Norvège, la Roumanie et les pays baltes ajoutent des couches de défense, d’artillerie et de drones qui obligeraient la Russie à diviser ses forces.

DES FRONTS MULTIPLES POUR LA RUSSIE

Même avec l’aide de la Chine et de la Corée du Nord, Poutine ne peut affronter cinq fronts simultanés :

  1. Arctique et Scandinavie (Finlande et Norvège),

  2. Pays baltes (Estonie et Lettonie),

  3. Corridor de Suwałki (Lituanie et Pologne),

  4. Est et sud de l’Ukraine,

  5. Mer Noire (Roumanie, Bulgarie et Turquie).

Soutenir une offensive sur tous ces fronts représenterait un fardeau logistique et militaire insoutenable qui précipiterait sa défaite.

L’ÉQUILIBRE DES FORCES

Si l’on considère l’économie et la puissance militaire, le désavantage de Poutine est encore plus évident. Les pays européens qui soutiennent l’Ukraine ont un PIB combiné supérieur à 20 000 milliards de dollars, soit presque 15 fois la taille de l’économie russe, ce qui leur permet de soutenir l’effort de guerre nécessaire pour vaincre la Russie.

Leurs industries sont hautement technologiques, avec accès à la production avancée de puces, de drones, de radars et d’armes de précision – ressources dont la Russie dépend largement par la contrebande. L’Europe dispose de plus de 1,5 million de soldats professionnels, tandis que la Russie a dû recourir à des centaines de milliers de conscrits inexpérimentés pour remplacer les troupes d’élite perdues en trois ans de guerre.

Ouvrir quatre autres fronts exigerait de Moscou une mobilisation massive. La Russie a besoin d’environ trois soldats pour chaque défenseur : si l’Europe peut déployer 500 000 soldats sur un secteur, la Russie aurait besoin d’en mobiliser 1,5 million pour espérer avancer. Cela est tout simplement impossible : ces forces n’existent pas en réserves expérimentées, et les unités russes sont déjà engagées ou affaiblies en Ukraine. Remplacer la qualité par la quantité avec des conscrits sans expérience et du matériel obsolète ne suffirait pas.

La logistique, la production industrielle et la formation nécessaires au déploiement de matériel moderne ne se mettent pas en place du jour au lendemain. C’est pourquoi une agression ouverte contre l’Europe ou un de ses pays serait pratiquement absurde, et Poutine est peu susceptible d’y recourir. Poutine n’est pas Spartacus, qui, sachant sa rébellion d’esclaves perdue, se lança dans la bataille pour mourir en combattant Marcus Licinius Crassus et les huit légions romaines qui l’encerclaient dans le sud de l’Italie.


🇮🇹 Traduzione in Italiano

PUTIN E IL SUO BOOMERANG STRATEGICO
Di Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Blog: Patria Pueblo y Libertad

La presenza di droni e aerei russi sopra paesi che non sono in guerra con la Russia può sembrare una dimostrazione di forza, ma in realtà rivela qualcosa di molto più profondo: la debolezza strategica del Cremlino e la sua disperazione di cambiare la narrativa del conflitto. Incapace di ottenere progressi decisivi sul fronte ucraino, la Russia ricorre a provocazioni che non modificano l’equilibrio militare. Ogni atto di aggressione russa fuori dall’Ucraina è più propaganda che operazione strategica reale.

Lungi dal piegare le popolazioni colpite, queste azioni producono l’effetto opposto:

  • Rafforzano la determinazione dei governi europei a proteggere i loro cittadini “a qualsiasi costo”.

  • Accelerano l’installazione di difese aeree e il rafforzamento delle alleanze all’interno della NATO.

  • Servono da giustificazione politica per inviare più armi, munizioni e assistenza tecnica all’Ucraina.

LA NARRATIVA INTERNA DI PUTIN

Il Cremlino utilizza queste azioni per alimentare il suo racconto di “guerra contro l’Occidente”, presentando l’invasione dell’Ucraina come una difesa della Russia contro la NATO. In questo modo mantiene la popolazione unita nei sacrifici, giustifica nuove ondate di reclutamento e distoglie l’attenzione dai fallimenti militari al fronte.

LA TIGRE DI CARTA

La reale possibilità che Putin attacchi un paese della NATO è ampiamente esagerata. Nonostante tutti gli sforzi del suo esercito e il sostegno di Cina e Corea del Nord, è riuscito a malapena a mantenere la posizione su un solo fronte: l’Ucraina. Dopo tre anni di guerra, avendo conquistato tra il 18 e il 20% del territorio ucraino, la Russia ha subito oltre un milione di perdite, tra morti e feriti, senza ottenere una vittoria decisiva.

Se questo è il risultato su un solo fronte, è chiaro che aprirne altri quattro contro l’Europa sarebbe un suicidio strategico. Perfino il presidente Donald Trump ha ridicolizzato la situazione attuale, definendo la Russia una “tigre di carta”, un gigante che appare temibile ma la cui forza reale crolla di fronte a un conflitto prolungato.

LA POTENZA MILITARE DELLA COALIZIONE EUROPEA

La NATO europea (senza gli Stati Uniti) conta più di 1,5 milioni di militari attivi, tecnologia all’avanguardia e sistemi di difesa aerea integrati. Francia, Germania, Regno Unito, Italia e Polonia concentrano gran parte della potenza terrestre e aerea, potendo mobilitare carri Leopard, Rafale, Typhoon, F-35 e sistemi Patriot. Inoltre, Finlandia, Svezia, Norvegia, Romania e i Paesi baltici aggiungono strati di difesa, artiglieria e droni che costringerebbero la Russia a dividere le proprie forze.

FRONTI MULTIPLI PER LA RUSSIA

Anche con l’aiuto di Cina e Corea del Nord, Putin non può affrontare cinque fronti simultanei:

  1. Artico e Scandinavia (Finlandia e Norvegia),

  2. Paesi baltici (Estonia e Lettonia),

  3. Corridoio di Suwałki (Lituania e Polonia),

  4. Est e sud dell’Ucraina,

  5. Mar Nero (Romania, Bulgaria e Turchia).

Sostenere un’offensiva su tutti questi fronti sarebbe un peso logistico e militare insostenibile che accelererebbe la sconfitta russa.

L’EQUILIBRIO DI POTERE

Guardando all’economia e alla potenza militare, lo svantaggio di Putin è ancora più evidente. I paesi europei che sostengono l’Ucraina hanno un PIL combinato superiore a 20 trilioni di dollari, quasi 15 volte la dimensione dell’economia russa, il che consente loro di sostenere lo sforzo bellico necessario per sconfiggere la Russia.

Le loro industrie sono altamente tecnologiche, con accesso alla produzione avanzata di chip, droni, radar e armi di precisione – risorse di cui la Russia dipende in gran parte per importazione clandestina. L’Europa dispone di oltre 1,5 milioni di soldati professionisti, mentre la Russia ha dovuto ricorrere a centinaia di migliaia di reclute inesperte per rimpiazzare le truppe d’élite perse in tre anni di guerra.

Aprire altri quattro fronti richiederebbe a Mosca una mobilitazione massiccia. La Russia ha bisogno di circa tre soldati per ogni difensore: se l’Europa può schierare 500.000 soldati in un settore, la Russia ne dovrebbe mobilitare 1,5 milioni solo per bilanciare la battaglia e sperare di avanzare. Ciò è semplicemente impossibile: queste forze non esistono nelle riserve addestrate, e le unità russe sono già impegnate o logorate in Ucraina. Sostituire la qualità con la quantità tramite reclute inesperte ed equipaggiamento obsoleto non sarebbe sufficiente.

La logistica, la produzione industriale e l’addestramento necessari per schierare materiale moderno non si ottengono dall’oggi al domani. Per questo motivo, un’aggressione aperta contro l’Europa o uno dei suoi paesi sarebbe praticamente assurda, ed è improbabile che Putin la consideri. Putin non è Spartaco, che, sapendo persa la sua rivolta di schiavi, si gettò nella battaglia per morire combattendo Marco Licinio Crasso e le otto legioni romane che lo avevano circondato nel sud dell’Italia.

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