martes, 22 de junio de 2010

CÓMO INTENTA SOBREVIVIR EL CASTRISMO (I)

¿Democratizar en la isla o consolidar a Hugo Chávez en Venezuela?

Hace casi un mes, el domingo 24 de mayo, durante una conversación telefónica, Laura Pollán me dijo: “Huber, no van a soltarlos a todos, porque los presos son monedas de cambio”. Los acontecimientos le han dado la razón a la valiente dirigente de las Damas de Blanco.

Cada vez más el anuncio y eventual liberación de los presos políticos se perfila como una maniobra que nada tiene que ver con un cambio democrático en Cuba – aunque el gobierno de España, algunos corresponsales de prensa extranjera en La Habana y uno que otro “experto académico” aseguren lo contrario.

España no pudo convencer al bloque de la Unión Europea de cambiar la Posición Común por una política favorable al castrismo. Una liberación de presos políticos, aunque fuese parcial, podría facilitarle a España el alegato de que el diálogo entre la Iglesia y el gobierno de Cuba es el camino a seguir.

España tendría que volver a intentar un cambio de la “Posición Común”, que exige un mejoramiento de los derechos humanos en Cuba como condición a un acercamiento entre el gobierno cubano y el bloque europeo. Eso estaría por verse, porque los países europeos no son novatos a la hora de tratar con regímenes totalitarios.

Al régimen le conviene que se especule que el “diálogo” con la Iglesia Católica puede ser el inicio de un nuevo rumbo. Siempre mantendrá bajo la manga la opción de no hacer nada o de dar luego dos pasos hacia atrás. Cualquiera que sea el camino eventual que tome la dictadura, tendrá como propósito afianzarse en el poder.

Cuando se analiza el panorama general, se descubre detrás de esta cortina de humo el objetivo prioritario de la tiranía castrista: consolidar a Hugo Chávez en el poder en Venezuela. Lo demás es entretenimiento para el público y un esfuerzo para evitar que aumente el deterioro que han sufrido ante la opinión pública internacional.

Para la dictadura la situación no es nada fácil. La oposición democrática dentro y fuera de Cuba encontró en la muerte de Zapata y en el desafío de las Damas de Blanco un motivo de orgullo que en pocas semanas creó una especie de frente común
(i) . En la isla, la población rechazó la forma en que el gobierno quiso justificar ambos atropellos. El reto de Guillermo Fariñas le complicó la situación.

Respondiendo a un llamado de Gloria Estefan, ciento cincuenta mil cubanos se manifestaron en Miami en apoyo a las Damas de Blanco. El artista Andy García organizaba otra marcha en California, y grupos de cubanos en muchas ciudades del mundo también expresaron su solidaridad.

La condena de la Unión Europea, como consecuencia de la muerte de Zapata y de los atropellos a las Damas de Blanco, y en sintonía con la decisión de rechazar la iniciativa española de eliminar la Posición Común, fue otro golpe contundente para el castrismo.

A esto se sumaron dirigentes y grupos socialistas en varios países, que hicieron declaraciones denunciando estos abusos. Algunos sectores de la izquierda parecen haber comenzado a tomar distancia del fracaso de la “revolución cubana”.

No todo comenzó con Zapata. El descontento del pueblo en la isla lleva décadas … ha pasado de la queja a la crítica y de la burla al desprecio hacia el grupo gobernante. Es cada vez mayor el número de cubanos que ya no achaca al “bloqueo” la precaria situación económica en que viven. La percepción colectiva es que la crisis es producto de la rigidez del sistema, la corrupción de los funcionarios y la incompetencia de Raúl Castro.

El hecho es que el pueblo no quiere trabajar. Cuba no tiene suficiente petróleo para satisfacer sus necesidades internas, la agricultura es un desastre sin solución a la vista, las industrias se van derrumbando una por una y el financiamiento externo es nulo o muy limitado.

La cúpula en el poder nunca había tenido que enfrentarse a una situación tan negativa, a la que hay que sumar el escepticismo de los mandos medios, convencidos de que la dirigencia no tiene la capacidad ni la voluntad para buscar una solución.



(i) –hoy debilitado por la polémica sobre los beneficios del turismo estadounidense en Cuba, según fue planteado por un grupo de disidentes y refutado por otro. Ver: Lanzándole un salvavidas a Raúl Castro y DEL PARTIDO CUBA INDEPENDIENTE Y DEMOCRATICA A LA OPINION PÚBLICA

Continuará…

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