Deng Xiaoping Castro (IV)


Cuando Deng Xiaoping trazó el rumbo de la China post-maoísta los resultados económicos se convirtieron en el criterio del nuevo modelo. Era la sentencia de muerte de la economía estatizada. Con el planteamiento de que no importaba el color del gato si este cazaba ratones Deng abrió las puertas a la empresa privada. El mundo capitalista correspondió con un impresionante nivel de inversión y transferencia tecnológica.


También Cuba tiene que hacer un gran esfuerzo para salir del atraso inducido por medio siglo de totalitarismo. En este sentido el fracaso de Raúl Castro es evidente. Ni aun sus socios políticos han estado dispuestos a financiarlo. No parecen confiar en su capacidad para la tarea.


El gobierno en Cuba no puede contar ni con China ni con Rusia para ese proyecto. El Brasil de Lula ha sido igualmente cuidadoso. Chávez, que sí es lo suficientemente ignorante para apoyarlo, está empantanado en su propia crisis. La Unión Europea condiciona un acercamiento político y comercial a una transición democrática en Cuba.

Ante esa situación Raúl piensa que la alternativa es convertir al gobierno de Obama en una especie de aliado. La eliminación de las restricciones para que los ciudadanos estadounidenses puedan viajar a Cuba sería el primer paso al que aspiran, el segundo es el levantamiento del embargo.


Raúl Castro cree que, con la cooperación de la izquierda procastrista de EU y cabildeando a empresas de ese país, puede convencer al gobierno demócrata de que levante el embargo sin negociar una transición democrática en Cuba. El truco, aunque posible, no deja de ser descabellado.


El hermano menor de Fidel parece haber interpretado a su beneficio las señales del gobierno de Obama que, en su interés por llegar a un acuerdo con el gobierno en Cuba, parecía estar dispuesto a una solución rápida. Hasta ahora no ha sido así. (Ver los cinco capítulos de “Cuba en el limbo y el error de Obama.”)


El resultado es que en lugar de un sincero intercambio, como quería los Estados Unidos, la política raulista hacia Washington se convirtió en una estrategia de ardides, propios de la Guerra Fría cuando gracias a la subvención soviética existían otras condiciones económicas en Cuba.

Así, en lugar de reformas reales e integrales como las que se llevaron a cabo en China, en Cuba se anuncian cambios en términos confusos y los empeoran con una ejecución contradictoria y disparatada.


Al legalizar las pequeñas actividades privadas de ciudadanos cubanos, el régimen está aceptando un hecho consumado. Imponiéndoles impuestos completamente desproporcionados, el Estado convierte a los pequeños empresarios en esclavos por cuenta propia. Antes tenían que pagar prebendas a la policía por la ilegalidad de sus actividades, ahora tendrán que hacer lo mismo por evadir el pago de impuestos.


De los casi cinco millones de empleados que “trabajan” para el Estado –más del 80% de la población laboral del país - la decisión ha sido despedir en forma inmediata a medio millón del millón que dicen tienen en exceso. La otra mitad sigue detrás. Si pasan hambre o no, a este estado “socialista” no le importa.

En el campo político la acción ha sido poco inteligente. Arrestan a un ciudadano estadounidense en Cuba –Alan Gross– y lo usan como rehén. A la deportación de presos políticos le llaman liberación negociada con la Iglesia Católica. En resumen, no hay una verdadera voluntad de rectificación.

En esta serie de cuatro breves artículos hemos demostrado que Raúl Castro no ha tenido la competencia para manejar su sucesión como mucha gente esperaba. Achacar su fracaso a las interferencias de Fidel es una excusa en lugar de una explicación plausible.


Deng Xiaoping aprovechó su liderazgo para hacer cambios que han transformando a China y a la geopolítica del planeta. Pudo lograrlo en un país mucho más complejo que Cuba gracias a su visión, a sus condiciones personales y a su credibilidad entre los miembros de la nomenclatura y entre sus compatriotas.


Raúl Castro en lugar de facilitador es un obstáculo para la construcción de la Nueva República. Nadie cree en él y no tiene capacidad para un reto al que teme. Raúl es parte del pasado, no del futuro de Cuba.

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EL PASTEL DEL ODIO


Juan González Febles

Periodista independiente. juanchogonzal@gmail.com


Lawton, La Habana, 28 de octubre de 2010, (PD) Uno de los episodios más terribles de la más reciente historia cubana ha sido sin dudas el fusilamiento sumario, en 2003, de tres jóvenes negros habaneros que intentaron secuestrar una lancha costera de transporte de pasajeros para llegar a los Estados Unidos de Norteamérica.


Profesionalmente, fue uno de los casos que más me conmovió y ciertamente, aún me mantiene enganchado desde el punto de vista emocional.


Conocí a familiares de los fusilados y entre las vivencias más desgarradoras que conservo, está la visita que hice en 2003 a la familia de Bárbaro Leodán Sevilla, el más joven de los supliciados, que contaba al morir con sólo 22 años.


De aquel momento, la imagen que aún tengo grabada es la de un viejo y despintado armario cuadrado y estrecho. Quizás en otros momentos fue el archivo de tres gavetas en alguna empresa. Cuando lo vi, tenía en su parte superior un par de zapatos deportivos, marca Adidas o quizás Nike. Al fondo en la pared, una de esas fotografías enmarcadas para congelar buenos momentos. El cuadro tenía en su base un crespón de luto hecho artesanalmente con tela negra. Mostraba a un joven mestizo que sonreía. Lo hacía como si quisiera compartir con el mundo entero aquel momento congelado en que fue tan feliz.


El joven era Bárbaro Leodán Sevilla. Estaba muerto por mandato del jefe de estado de mi país. En aquel momento sentí que todos, por puros pendejos, éramos un poco culpables por esa muerte. Tanto la madre de Sevilla, a quien fui a entrevistar, como el resto de la familia, estaban embargados por el dolor. Aquella pobre mujer conseguía llenar la humilde vivienda con el sentimiento de pena y de pérdida más arrasador que recuerdo. Era un sentimiento desbordado que se percibía en cada centímetro y en cada rincón de esa casa. Más allá, se percibía en el barrio, entre los vecinos y entre los transeúntes. Entre gente que como yo vino a registrar la noticia y hasta entre los perpetradores de siempre, esos que por mandato de la policía de Seguridad del Estado, contribuyen a que la crueldad cumpla su propósito y a que el terror reine entre los hombres.


Cuentan familiares y encartados en el suceso que poco después de haber sido reducidos y apresados los secuestradores de la lancha, Fidel Castro se reunió con ellos y les dijo que cada uno recibiría su porción de un cake que repartiría en breve. El cake del Comandante, dentro de los límites de su humor incierto, fueron tres penas de muerte y una relación odiosa de largas penas de prisión y condenas a perpetuidad… ¡Patria o Cake!


Cuentan que a raíz de los sucesos de la lancha “Baragua”, Fidel Castro estaba aterrorizado porque temía que el afán del presidente norteamericano de aquel entonces, George W. Bush, diera al traste con su dictadura. Una estampida que desembocara en otro éxodo masivo, sería interpretada por los yanquis como un acto de guerra y Fidel Castro tradicionalmente teme las reacciones de los presidentes estadounidenses provenientes del Partido Republicano, como fue el caso en aquel momento.


El fusilamiento de los tres jóvenes negros habaneros y las largas condenas a prisión que impuso el régimen cubano a personas que no lastimaron a nadie, constituye la prueba del carácter incivil y el desafuero que prevalecen en el ambiente político creado por el régimen cubano.


Siete años después, recibo en mi casa a la Sra. Julia Estrella Aramburu Taboa, madre de Harold Alcalá y tía de Maykel Delgado. Estos son dos de los jóvenes secuestradores de la lancha “Baraguá”, en 2003. Ambos recibieron condenas a perpetuidad en las cárceles cubanas.


LOS PRESOS DE LA LANCHA BARAGUÁ


“(Radio Martí, 11/08/10) - Los cinco cubanos detenidos en el 2003 después de secuestrar la lancha Baraguá en la isla para salir del país, siguen encarcelados. Sus madres, representadas por Julia Estrella Aramburu, entregaron una carta este miércoles a la Asamblea Nacional del Poder Popular, para pedir mejores condiciones carcelarias para sus hijos. Los cinco, condenados a cadena perpetua tras la detención en abril del 2003, se encuentran en celdas de castigo y si bien no han sido torturados físicamente, sí lo han sido psicológicamente, afirma el texto de la misiva.
Aramburu dijo que ni su hijo ni sus compañeros de presidio tienen sus manos manchadas de sangre, cosa que si ocurre, según ella, con el espía castrista preso en Estados Unidos, Gerardo Hernández.

Por los sucesos de la lancha Baraguá los cinco jóvenes fueron condenados a cadena perpetua en un juicio sumarísimo, mientras que otros tres jóvenes fueron fusilados.”


Tal y como lo establece el despacho de Radio Martí citado, la Señora Julia Estrella Aramburu, está comprometida en una lucha desigual contra el estado cubano. Se trata de otra madre que reclama condiciones carcelarias humanas, tanto para su hijo y para su sobrino como para el resto de los jóvenes involucrados y condenados por aquellos sucesos.


Por mandato del jefe de estado, las prisiones cubanas son antros de tortura y corrupción. La negativa contumaz por parte del régimen a permitir la presencia de observadores internacionales en cárceles, centros de detención e instalaciones de ese corte, posibilita que la tortura y los maltratos mantengan sentados sus reales en las prisiones cubanas.


Lo que Julia Estrella Aramburu reclama no es tan complicado o quizás lo sea. Se trata de que su hijo y el resto de los encarcelados por los sucesos de la lancha ‘Baraguá’ en 2003, reciban un trato carcelario humano de acuerdo con lo establecido por convenciones internacionales en este sentido.


La dificultad estriba en que el caso fue manejado por Fidel Castro personalmente. Los prisioneros bajo la atención directa del compañero Fidel, reciben un trato muy bueno o muy malo y a los muchachos de los sucesos de ‘Baraguá’ en 2003, les ha tocado la peor parte. Le queda aún mucha panetela a la tarta cruel del compañero Fidel.


Primavera Digital
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Alan Gross: víctima de la ingenuidad y la maldad


Alan Gross es un judío estadounidense, consultor independiente que le estaba trabajando a la empresa “Development Alternatives Inc” que a su vez tenía un contrato de 8.6 millones de dólares con “United States Agency for International Development”. Esto es parte de los recursos dispuestos por el gobierno de los Estados Unidos para ayudar a fomentar la democracia en Cuba.

Gross fue arrestado en Cuba en diciembre del 2009 cuando tomaba el avión para salir del país. Había visitado la isla varias veces. El gobierno cubano dice que Gross hacía labores de espionaje. Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ha declarado que Gross trabajaba para los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, conformado por espías, torturadores y agentes.

El gobierno estadounidense rechaza que Gross estuviera en una misión de espionaje. Gross es especialista en llevar Internet a lugares remotos. Funcionarios estadounidenses alegan que le facilitó equipo de comunicación a la pequeña comunidad judía que existe en Cuba. Otras fuentes señalan que también distribuyó teléfonos y computadores a activistas de la oposición democrática en la isla.

Si ese fuera el escenario, el viaje de Gross a Cuba fue en el mejor de los casos un plan ingenuo y en el peor algo planeado con mala intención para que lo arrestaran. Esto es una muestra de la candidez con que a niveles importantes de vez en cuando se manejan los asuntos relacionados con Cuba. Las consecuencias las pagamos los cubanos de la oposición democrática.

No había necesidad de mandar a un ciudadano estadounidense a la isla para esto. Era una oportunidad demasiado apetitosa para que la dictadura la dejara pasar. Se expuso a una persona muy vulnerable enviándola a un país gobernado por terroristas. Desde diciembre de 2009 Alan Gross es un rehén y por él se pide rescate. La dictadura quiere la libertad de cinco espías castristas condenados en los Estados Unidos con pruebas irrefutables. La esposa de Gross presiona por la liberación de estos espías.

Parece extraño que el régimen cubano no haya encausado a Gross formalmente por tan grave delito. No ha presentado las pruebas del acto de espionaje, ni hay cómplices detenidos. El espionaje es un asunto serio para una dictadura que “combate” al enemigo imperialista desde hace más de medio siglo. Este delito podría acarrear en Cuba la pena de muerte o una larga condena de prisión.

¿Por qué no lo han acusado?

Es muy probable que no tengan pruebas de ningún espionaje, sino evidencia de que Gross participó en un esfuerzo en el ámbito civil para por ayudar a los cubanos de la oposición a burlar la censura y vigilancia de las comunicaciones impuestas por el régimen. Pero aun si tuvieran evidencias de espionaje, Alan Gross es más útil como rehén que como espía convicto.

La médula del asunto es que se supone que los Estados Unidos tienen como política no negociar con los terroristas. El castrismo es un régimen en la lista de gobiernos terroristas. Entonces ¿por qué conversan de este tema representantes del gobierno de Obama con ese gobierno? Ya son varios los encuentros.

El último se acaba efectuar en Nueva York, entre el Ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura Bruno Rodríguez y Arturo Valenzuela, el Subsecretario de Estado para América Latina del gobierno de los Estados Unidos.

Nadie le cuestiona a al gobierno de los Estados Unidos el derecho a que sus diplomáticos se reúnan a discutir con los de otros gobiernos, sean o no regímenes terroristas. Lo que nos parece fuera de lugar es que el caso Gross siga subiendo de nivel en el gobierno de Obama y que no se aclaren los hechos ni la exigencia de quienes lo tienen literalmente secuestrado.

Alan Gross está en un limbo legal y diplomático. Fidel Castro, en otra imprudencia mental, ha dicho que los cinco espías cubanos condenados en Estados Unidos estarán en su casa, en Cuba, este diciembre. ¿Habrá accedido los Estados Unidos al chantaje? El gobierno estadounidense no debe exponerse a parecer que conduce su política con timidez ante unos matones fracasados y debe evitar seguir alimentado sospechas que estimulan a los terroristas en Cuba y en el mundo.
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Deng Xiaoping Castro (III)


En la década de los sesenta - cuando en Cuba el castrismo iniciaba la colectivización de la agricultura - en China el fracaso de esa misma política había provocado el colapso de la producción agrícola. Lo que Mao bautizó como el “Gran Salto Adelante” fue un salto al cementerio para 40 millones de chinos que murieron de hambre.

Durante los primeros treinta años, el desastre de la agricultura estatizada en Cuba fue atenuado por el subsidio soviético, luego por el venezolano; pero el fracaso era inevitable y hasta ahora ha sido irreversible.

Volvamos a China: ante la tragedia provocada por la hambruna, Deng Xiaoping recomendó en 1962…“adoptar cualquier método que fuera más apropiado por zona para la recuperación rápida y el desarrollo de la producción agrícola; cualquiera que sea el método que las masas quieran adoptar, entonces ese es el método que hay que adoptar, y si no está en línea con las regulaciones, entonces hay que cambiar las leyes.” (Sun and Li)

Años después, bajo la guía de Deng, el Comité Central en su tercera reunión plenaria sentó las bases para una verdadera transformación agrícola. Esta consistía de tres etapas; la primera fase, de 1979 a 1984 logró éxitos inmediatos.

El fracaso agrícola cubano no ha llegado al extremo del de los camaradas chinos porque, soviéticos, venezolanos y las remesas del exilio cubano lo han evitado, pero se evidencia por el hecho de que Cuba, un país con cuatro millones de hectáreas cultivables tiene que importar el 85% de los alimentos que consume la población.

Ante esta crisis, Raúl Castro viene hablando y tratando de poner en práctica soluciones desde hace tres años. Hasta ahora lo único que ha logrado es una disminución en la producción de alimentos.

Una política de producción de alimentos, como la propuesta por Raul, orientada al mercado interno limita a los agricultores cubanos a la demanda de una población trabajadora con un ingreso promedio de menos de 66 centavos de dólar por persona al día para cubrir todas sus necesidades y obligaciones. En otras palabras los trabajadores cubanos tienen una limitada capacidad de compra de aproximadamente 1000 millones de dólares al año.

Este serio problema se acentúa con las medidas anunciadas por el régimen de despedir un millón de trabajadores estatales, lo que resultará en un aumento de la pobreza y a la vez en una reducción de la demanda de productos agrícolas.

Los riesgos inherentes a la agricultura, los costos de producción y de transporte, para venderles a quienes ganan un salario equivalente a $17 mensuales pueden no valer la pena. Al agricultor le conviene producir nada más para aquellos que tienen un nivel de ingreso mucho mayor.

Estos son los cubanos que reciben remesas del exterior y aquellos que en la isla tienen ingresos por actividades independientes. Esta situación existe en Cuba desde hace mucho tiempo. Para la mayoría de la población la adquisición de alimentos es precaria, para otros es más fácil.

La aparente respuesta del régimen ha sido entregar tierras ociosas a cien mil nuevos agricultores, lo que equivale a duplicar el número de ellos en el país. Esta medida es contraproducente por tres razones:

Primero, la mayoría de estos nuevos agricultores no tienen experiencia ni tienen ayuda alguna para poder producir.

Segundo, ahora 200,000 agricultores tendrán que competir por los escasos recursos que antes de una u otra forma utilizaban los cien mil campesinos privados que ya tenían una productividad 3.5 superior a la producción estatal.

Tercero, los cien mil campesinos privados con experiencia pueden suplir las necesidades alimentarias de un poco más de once millones de habitantes si contaran con los medios necesarios. En Estados Unidos un 1% de la población alimenta al otro 99%.

Estas consideraciones exponen otro error de la presunta reforma agrícola castrista. La clave no es tratar de que un sector de la economía produzca más comida para alimentar a un pueblo que no tiene con qué comprarla, sino que aumenten los ingresos de la población para estimular la oferta de la producción agrícola. Esto solo puede hacerse en un plan de restructuración total que también implica un cambio de las leyes del país.

Además, en Cuba una reforma agrícola no puede tener como objetivo solamente la producción para consumo nacional. En la isla hay tierras y mano de obra suficiente para exportar alimentos, lo que representaría un ingreso importante y un estímulo indispensable para el despegue.

En un mundo globalizado esto exige, entre otras cosas, una verdadera apertura interna que permita a los productores cubanos competir en el mercado mundial.

La reforma agrícola ha sido la más importante propuesta de Raúl Castro y lo único que ha demostrado es un nivel de improvisación e incompetencia asombrosa. Además esa reforma parece ser otro mal orquestado engaño al pueblo cubano.

Continuará…
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Den Xiaoping Castro (II)


Cuando Raúl Castro se sintió heredero y comenzó a criticar el legado de su hermano Fidel, creó expectativas que no ha podido ni remotamente cumplir en cuatro años. La explicación que dan muchos de sus críticos y también quienes lo defienden es que fue el enfermo dictador quien lo frenó. Es una explicación sencilla y en consecuencia atractiva, pero no necesariamente correcta. Ha servido más para excusar a Raúl que para entender lo sucedido en todo este tiempo.


Un análisis de este período demuestra que, en su afán obsesivo por asegurarse el poder, Raúl pasó por alto la gravedad y complejidad de la crisis interna y supuso que se desarrollaría en un escenario internacional muy optimista. Por ambos errores está pagando un alto precio.


Comencemos por el principio. Inmediatamente después de la gravedad de Fidel Castro, Raúl comenzó a colocar a sus incondicionales donde pudo. Quería consolidarse y cobrarle algunas cuentas pendientes a la gente que no le hicieron caso cuando eran protegidos de Fidel. No se preocupó por la capacidad de sus adeptos; escogió individuos que no cuestionaran su sucesión.


Tuvo la ventaja de que un grupo de la nomenclatura, pequeño pero importante, necesitaba con urgencia un sucesor legítimo. Estaban temerosos ante la posible muerte de Fidel. Con un criterio equivalente al de las dinastías, para ellos el heredero tenía que ser un Castro; no les importaba que Raúl no fuera de su agrado y que no tuviera los atributos demagógicos de su predecesor. No podían correr riesgos. La frase del General Ramiro Valdés: “Raúl es el cancerbero de la revolución” lo decía todo. La revolución eran ellos y sus privilegios; necesitaban un perro guardián.


Temían la reacción del pueblo ante la desaparición de Fidel. El temor era lógico; nunca habían pensado con cabeza propia. Fidel lo decidía todo y aunque poco a poco algunos de ellos habían estado haciendo tienda aparte y enriqueciéndose, la estabilidad del régimen había sido la tarea de Fidel, maestro en represión. Sin su presencia o la de un sustituto “legítimo” todos corrían peligro.


Raúl pensó que una vez consolidado en el poder podía dirigir al país como a un ejército. Creyó que llamando a todos los abuelos incondicionales de su “Segundo Frente” en la Sierra Maestra, más a quienes por conveniencia se le habían plegado, podía manejar un país ingobernable. Una grave equivocación.


También subestimó y tergiversó las esperanzas de los viejos miembros del Partido Comunista que estaban convencidos de la urgente necesidad de un cambio de rumbo para evitar la crisis que ellos veían venir. Esperanzas compartidas por un sector de la población y de la nomenclatura.


Xiaoping Castro vio como un peligro los deseos de cambio de estos “reformistas”. Hizo todo lo contrario al auténtico Deng Xiaoping en China. En lugar de mantener en reserva o usar a estos dirigentes que eran quienes tenían alguna credibilidad entre los cubanos, Raúl los purgó y los castigó. Los percibió como competidores, aunque en realidad no lo eran, no porque no quisieran sino porque no tenían ningún poder real que los apoyara.


Raúl defenestró a Carlos Lage, a Felipe Pérez Roque y a docenas de individuos que representaban una esperanza para la burocracia frustrada, para los militantes del Partido Comunista y para la población. Lage y Pérez Roque Fueron acusados por comentarios negativos acerca de los hermanos Castro ante un funcionario del servicio de inteligencia español. Esto no era una conspiración sino una aspiración. Ellos esperaban ser nombrados para dirigir los cambios cuando Fidel muriera. Raúl seguiría controlando el aparato militar y represivo; en una dictadura ahí es donde reside el poder.


El miedo y la ignorancia de Raúl fueron determinantes. Desalentó esta forma a unos mandos medios que perdieron la fe, y desde entonces no le han respondido. Incluso decepcionó a posibles aliados en el exterior.


Continuará…


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EL MISMO PERRO CON EL MISMO COLLAR

El comatoso totalitarismo nacional ha llegado al momento avizorado por el poeta: después de haber despojado al individuo de piernas, manos, ojos y lengua: “le pidieron que, por favor, echase a andar, porque en tiempos difíciles, esta es, sin dudas, la prueba decisiva”.


Con su anuncio de cesantear a más de un millón de trabajadores, acaba de dinamitar uno de los pilares del acuerdo social que le sostenía, el igualitarismo, aunque este se definiese por la misma pobreza para casi todos.


LA CURITA

Para contener la alarma que cunde en la masa de no idóneos, han desempolvado el listado de “Actividades por cuenta propia que serán autorizadas”, la misma fórmula a la que apelaron en los 90, cuando el siniestro Periodo Especial se nos vino encima.


RECORDAR ES VOLVER A MORIR

Como entonces, el Estado se limitará a su bien cobrado autorizo, sin apoyar en lo más mínimo a los incipientes negocitos. Como empecinados lectores de Lenin, los reyecitos de capa verde olivo saben que se trata de semillitas de capitalismo. Entonces, desde el primer día comenzaron a asfixiarlos mediante reglamentaciones, exigencias impositivas e inspectores corruptos.


CINISMO MINISTERIAL

Dice el ministro Marino Murillo: “Lo óptimo es un mercado mayorista con precios diferentes para ellos. Pero eso no lo vamos a poder hacer en los próximos años. Ahora tenemos que lograr un mercado donde ellos puedan comprar lo necesario aunque sin diferenciar los precios minoristas”.


EL DOBLE PLAY SALVADOR

Así, el Estado se ahorrará los salarios y demás insumos gastados por el cesante, quien se convierte en contribuyente por partida doble y hasta triple: Pagará por la licencia, pagará el impuesto sobre el ingreso, pagará la seguridad social y, encima, pagará las probables multas. A cambio, no recibirá nada ¡Reconstruye el capitalismo cómo puedas! parece ser la consigna del momento.


SORPRESAS DEL LISTADO

Los burócratas del Estado Mayor han aprovechado para incluir algunas actividades que hasta el momento se realizaban sin necesidad de autorización, por ejemplo la número 52, gestor de viajeros, que se refiere al sujeto que en las cabeceras de los taxis les agrupa los pasajeros al botero para que este no pierda tiempo en eso. A cambio, el taxista le soltaba una tierrita en cada vuelta. No sé cómo se las arreglará la ONAT para calcularle a este gestor el ingreso mensual.


Otro caso parecido es el denominado “trabajador agropecuario eventual” (138), cuyo pago hasta ahora ha sido por ajuste directo entre el empleador y el interesado. Esto permite incrementar el control burocrático y aumenta el ingreso del pobrecito Estado, puesto que también le cobrarán lo suyo al contratista.


CARTOMÁNTICAS LEGALIZADAS TRAMPA 22

Afirma el diario Granma en un recuadro que los nuevos cuentapropistas “pueden ejercer más de una actividad, tanto en su municipio de procedencia como en cualquier lugar del país, siempre que cumplan las regulaciones establecidas por los Consejos de la Administración, las negritas son mías, pues ahí está la trampa: estos Consejos pueden prohibir a su placer lo que les parezca en sus dominios, así violen las Leyes. Los veteranos cuentapropistas conocen bien este subterfugio.


PARA COMERTE MEJOR

El Banco Central considera la posibilidad de concederle créditos a los valientes que decidan incorporarse al trabajo por cuenta propia. Si los intereses son tan leoninos como los otorgados para adquirir los efectos eléctricos, tendrán que condecorar a los sobrevivientes.


COLETILLA

En el mismo periódico (24-9-2010) bajo el título de Para Contribuir todos al Debate, un lector que se firma como E. Cordero Hernández, viene a sacar la cara por la lucidez de mis compatriotas: “Me resulta empero difícil de creer que este mercado podrá- además de mantener a quienes ya se dedican a él- absorber un millón y medio de trabajadores más.”


Eso, para que los reyecitos de verdeolivo y sus tracatranes, uniformados o no, vean que la gente en Cuba no se chupa el dedo.

Rogelio Fabio Urtado

Marianao, La Habana, 7 de octubre de 2010, (Primavera Digital)
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Deng Xiaoping Castro (I)


Raúl es alcohólico, padece de depresiones y tiene cáncer en la próstata. Pero esos no son exactamente sus errores. Los suyos son el producto de ser como es: astuto, intrigante y cobarde. En su caso aplica al pie de la letra lo que canta José José: “uno no es lo que quiere sino lo que puede ser.”

No es su culpa ser hermano de Fidel. Aunque responsabilidad propia es la de haberse dejado humillar siempre por él, que sepamos desde los tiempos desde la Sierra Maestra hasta nuestros días. Hoy Fidel es despreciado por la mayoría del pueblo cubano, Raúl nunca fue querido por nadie.

Dicen que Raúl es sentimental, casi llora cuando mandaron a fusilar al General Arnaldo Ochoa, pero lo fusilaron y él estuvo completamente de acuerdo. Era uno menos con quien competir la sucesión al trono.

No había acabado de morirse su hermano, cuando estaba serruchándole el piso y sacando de cuanto puesto pudo a todo aquel que era incondicional de Fidel. Dalia, la mujer de Fidel, tuvo que tratar de salvar a algunos protegidos de su marido, que eran parte del séquito de corrupción privada de la familia real.

La presencia de Dalia en el 50 aniversario de los Comités de Chivatos, donde de habló su marido, el 28 de septiembre pasado, no fue una cuestión de compañerismo sino para que se supiera que tiene autoridad para defender el cada vez más reducido poder familiar.

El primer error

Si tenemos que señalar un primer error de Raúl fue el no haber tenido ni precaución ni visión. Se precipitó criticando el sistema construido con la fracasada tesis marxista y las locuras de su hermano cuando todavía no podía hacerlo.

Esas críticas implicaban una voluntad de rectificación. Crearon expectativas en la población y en el exterior. En el pueblo porque estaba tan desesperado que cualquiera que le hablara de cambios habría despertado esperanza.

En el mundo hubo una reacción positiva a sus críticas hubo pero por diferentes razones. La prensa internacional y uno cuantos intelectuales – los de siempre - se desbocaron en optimismo. Para ellos había llegado al poder Deng Xiaoping Castro.


No quisieron medir la enorme distancia entre en el Xiaoping auténtico y la copia isleña. El primero fue un bastión del Ejército Rojo durante la revolución. Luego perdió su hijo mayor en un suicidio provocado por los excesos de la “Revolución Cultural” de Mao. Deng Xiaoping sufrió personalmente el totalitarismo que había ayudado a construir.

Por el contrario, Xiaoping Castro tuvo un rol muy pobre durante la guerra de guerrillas. Nunca entró en batalla. En el Segundo Frente, donde estableció su comandancia, lo que hizo fue crear una satrapía burocrática. Allí en lugar de combatir se dedicó a intrigar contra los que combatían.

Ninguno de sus hijos ha tenido que sufrir por nada. Viven como lo que son, privilegiados de un régimen del que se consideran herederos.

Muchos periodistas e intelectuales “demócratas” no quisieron ver esas cosas porque Raúl les daba la oportunidad de un exorcismo. Por décadas, algunos reporteros desde Cuba y otros expertos en el exterior, en sus centros de estudio y en universidades, callaron las verdades y se convirtieron en los propagandistas del fraude que llamaban los logros de la “revolución”.

Los cambios de Raúl los llevarían a la redención. Era más fácil apoyar a Raúl que reconocer públicamente que Fidel Castro había construido una gran mentira en la que ellos fueron también partícipes.

Así fue como la crítica prematura de Raúl al legado que aparentemente le había heredado su hermano se convirtió en su propia trampa. El fracaso de su gestión está a la vista.

Continuará…

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